sábado, 11 de julio de 2009

¿COMO INTERVENIR CUANDO EXISTE EL A.S.I?


Las Primeras Intervenciones

"Ayudar al débil es caridad; pretender ayudar al poderoso es orgullo." -San Gregorio Magno.

Las primeras intervenciones en casos de abuso sexual pueden darse en dos niveles: individual y con el grupo familiar, ambos padres, uno de ellos, familiares o encargados.

La duración de esta ayuda es muy variable, puede ir de una a dos sesiones, hasta varias entrevistas por un período de tiempo, dependiendo de las circunstancias.

A continuación detallaremos algunas consideraciones que deben tenerse en cuenta para la intervención en estos niveles. Dichas consideraciones están basadas en el material "Intervenciones en casos de abuso sexual en estado de crisis", de la Asociación Colombiana para la Defensa del Menor Maltratado (1996).

A nivel individual (con el niño, niña o adolescente)

Objetivos
• Se debe garantizar la seguridad del niño(a) tomando las precauciones necesarias. Esto dependerá de cada caso y de los recursos con los que se cuenta. En todos los casos se debería separar a la víctima del abusador, lamentablemente, la mayoría de las veces es a la niña a la que debemos sacar de la casa. Cuando esto ocurra, habrá que buscar primeramente a miembros de la familia ampliada, para que le brinde apoyo y en última instancia pensar en la posibilidad de la internación en un hogar sustituto, siempre que sea en forma transitoria.
• Preparar e informar a la víctima con relación al proceso que debe seguir, explicando claramente estos procedimientos según la posibilidad de entendimiento de la víctima, para reducir su nivel de angustia, por ejemplo exámenes médicos, procedimientos legales, entrevistas con la psicóloga, etc.
• Brindar a la víctima la posibilidad e hablar de lo sucedido y de sus sentimientos con respecto al mismo.
• Ofrecer un ambiente adecuado de escucha, comprensión, confiabilidad y apoyo.
• Brindar confianza, tranquilizar para disminuir el miedo, pero no crear falsas expectativas, ampliar la información que sea necesaria.
• Afirmar a la víctima que no fue responsable de lo sucedido y ayudarle a manejar la culpa. Enseñar alternativas para evitar abusos posteriores (tiene derecho sobre su cuerpo, derecho a decir no, etc.).

El proceso de intervención en casos de abuso sexual puede ser bastante difícil, teniendo en cuenta que la mayoría de las víctimas son niños(as) pequeños(as) o que muchas veces no están en condiciones de identificar y explicar sus necesidades y sentimientos. la intervención, en estos casos, deberá dirigirse a su familia, y en el momento adecuado remitir a la víctima a profesionales entrenados para tal efecto.
En un primera etapa durante la intervención en casos de abuso sexual , con los niños(as) víctimas, es necesario crear un ambiente de confianza y calidez, que permita a los mismos expresar en formar tranquila su situación problemática.
Es muy importante creer en lo que está relatando, decirle que hizo bien en informar, que de ninguna manera tiene la culpa de los sucedido, que usted está ahí para ayudarle y para tratar de evitar que le vuelva a suceder.

Hay que tener presente cuál es la dinámica del abuso sexual, y que uno de los mayores temores de la niña(o) es que no le crean cuando lo cuenta, que se le responsabilice del hecho y que no se le proteja. Hay que tratar de manejar de la mejor manera posible el disgusto, la rabia, el enojo, ya sea hacia el abusador o hacia otras personas del entorno.

Estos primeros contactos con el(la) niño(a) abusado(a), son realmente muy importantes, y de ellos dependerá en gran medida, que los mismos se sientan apoyados.
Hay que realizar un encuadre muy claro, definir el rol de cada uno dentro del proceso de intervención, y establecer los límites de la relación y de la intervención, no se deben crear falsas expectativas.

Los niños(as) abusados(as) necesitan claridad y orden, pues la situación abusiva de la que son víctimas los hace sentirse sumamente confunidados y desconfiados. Por lo tanto, es necesario informar tanto a la víctima como a su familia con relación a:

• Por qué se encuentra ahí
• Qué va a suceder y qué sigue
• Si va a ser derivado a otros servicios y por qué
Luego en un segunda etapa, una vez que se haya establecido un clima de confianza, se debe empezar a determinar la situación que condujo al niño a buscar ayuda.

En esta etapa se busca que la víctima hable del incidente, utilizando preguntas abiertas y libres de prejuicios.

Hay que tener presente que si el agente que está realizando la intervención no habla del tema o lo posterga, el niño puede pensar que lo sucedido es tan grave que ni el profesional puede aceptarlo. De la misma manera se debe respetar la forma y el tiempo de la víctima para expresarse. Hablar de lo sucedido le da a la víctima cierto control y sentido de poder.

Los datos que el agente debe recabar en esta etapa para obtener mayor información pueden responder a estas cuestiones:


• ¿Quién?
• ¿Cuándo?
• ¿Dónde?
• ¿Qué tan violento?
• Si se utilizaron métodos coercitivos o amenazas, ¿cuáles?
• Si había alguien más presente.
• ¿Dónde estaban los otros miembros de la familia cuando ocurrió el abuso?
• Si ocurrió una o varias veces.
• ¿Por cuánto tiempo?
• ¿Cómo se sintió?
• ¿Cómo reaccionó?
• ¿A qué le teme en este momento?
• ¿Qué alternativas de solución ha utilizado anteriormente?
• ¿En cuáles instituciones? ¿Con qué profesionales?
• Razones por las cuales abandonó estas alternativas o no funcionaron.

Estas formulaciones, en ningún caso deben convertirse en un interrogatorio que cause mayor daño.
En esta etapa es importante preparar al niño para afrontar los procedimientos médicos y legales, explicarle que aunque sean dificultosos es muy importante su participación y colaboración.

En caso de que el niño deba ser remitido a un hogar de tránsito, o a la casa de algún familiar, se le deben explicar muy bien las razones que motivan esa medida, indicándole que es necesario para garantizar su seguridad. Cuando esto sucede hay que hacer lo posible para mantener la comunicación entre la víctima y la familia.
En la última etapa de la intervención, el niño debe estar más tranquilo con relación a su cuerpo, más aliviado de sus sentimientos de culpa y preparado para enfrentar los procedimientos (sean médicos, legales) que pueden sucederse.

Recomendaciones
La intervención debe hacerse en el momento en que se solicita.
No debería posponerse, pues podría implicar una retractación de la víctima y su familia, que no vuelvan a solicitar la ayuda, y lo más grave, favorecer que se repita el abuso.
Cuando el abuso sexual es intrafamiliar, se recomienda que los niños y cada uno de los padres sean entrevistados en forma separada.
Cuando el abuso es extrafamiliar, en la entrevista del niño se puede incluir la presencia de sus padres. En la medida de lo posible hay que tratar de proteer al niño de interrogatorios innecesarios.

A nivel familiar

Objetivos relacionados con la familia

• Ofrecer apoyo psicológico y social al grupo familiar o a los allegados, para que los mismos a su vez puedan brindar atención.
• Establecer con los miembros de la familia un adecuado nivel de empatía, para ayudarles a comprender lo sucedido, y encontrar alternativas positivas para enfrentarlo.
• Unificar criterios sobre el manejo del problema.
• Preparar a la familia con respecto al proceso que hay que seguir, exámenes médicos, psicológicos, procedimientos legales, cambios de residencia, etc.
• Ser muy claros con relación a la remisión de otros servicios.
• En casos de abuso sexual intrafamiliar, toda la familia debe ser percibida como objeto de intervención. Es conveniente utilizar una comunicación directa y abierta, pero nunca una actitud agresiva ni acusativa.
• Es importante en esta primera etapa, crear un ambiente de confianza y calidez que impulse al miembro o a los miembros de la familia a expresar en forma tranquila la problemática por la que están atravesando.
• Entre otros aspectos, es necesario establecer las reglas que se van a utilizar durante la intervención, aclarando los objetivos, por qué fueron citados, qué se espera de ellos como grupo familiar, qué va a pasar, etc.
• En una segunda etapa es importante conversar con la familia, padre o familiares encargados acerca de cómo sucedieron los hechos, qué piensan con respecto a lo sucedido, qué siente con relación al niño víctima, cuáles son sus sentimientos (culpa rabia, rechazo, negación, enojo, etc.).

Se debe brindar a los padre o familiares la posibilidad de expresar todas sus preocupaciones, rechazo de los otros miembros de la familia, las secuelas, las consecuencias y los mitos que giran alrededor del abuso sexual y de las víctimas.
En lo referente a los sentimientos de culpa, es importante aclararles que culparse por no haber evitado el abuso no aporta ninguna solución, al contrario, esa actitud sirve para acumular en la familia un sentimiento de culpabilidad que pueda paralizar otros intentos positivos de apoyo para la víctima; se trata de proteger y apoyar a la víctima para que el abuso no se siga produciendo, y de reorganizar la vida familiar.

Es fundamental evaluar si el peligro ya ha sido superado, y sugerir todos los cambios y precauciones que se deben tomar para garantizar la protección del niño. Hay que evitar al máximo que sea el niño quien tenga que dejar su ambiente familiar. Esa debería ser la salida, únicamente cuando la familia no ofrezca las garantías de protección requeridas.

Luego de haber tomado las precauciones para asegurar la protección del niño, hay que preparar a la familia para la evaluación física y emocional de la víctima, explicándoles que es un paso muy importante para conocer la dimensión del daño. Además hay que conversar con la familia sobre la necesidad de denunciar el caso ante las autoridades correspondientes, y de esa manera evitar que haya otras víctimas.
Cuando el abuso es intrafamiliar (padre, madre, tío, abuelo) es muy probable que la familia no quiera denunciar el hecho en las instancias judiciales y/o policiales, esto puede deberse a diversos motivos, como: dependencia económica, lealtad hacia el agresor y al grupo familiar, miedo a las consecuencias, vergüenza, entre otros. En este caso el agente de intervención debe ir conversando sobre estos puntos, y tratar de clarificar cada uno de ellos, para ayudarles a encontrar una salida favorable, siempre y cuando quede garantizada la seguridad del niño.

Otro aspecto imporante que debe tratarse con la familia es la reacción de la misma al enterarse del abuso. La familia debe saber que la niña necesita mucho afecto, apoyo y comprensión. Hay que enfantizar que la víctima no es culpable de los sucedido y es necesario que se lo hagan saber, que lo expresen verbalmente.

Hay que hablar con la familia acerca de los posibles cambios en el comportamiento del niño, que puede llegar a preocuparles, por lo que es muy importante que continúen recibiendo ayuda, y si es posible continuar luego con un tratamiento terapéutico más profundo. Hay que tener muy presente que la situación de abuso no sólo afecta a la víctima, sino también a los otros familiares del entorno, por lo que es importante indagar cuáles son las reacciones ante el descubrimiento del abuso; esto permitirá conocer cómo se encuentra la familia, y el apoyo que el niño pueda recibir de la misma.

El logro de esta etapa de intervención consiste en establecer estrategias para enfrentar la situación a corto plazo. Además, un proceso de atención adecuado será aquel en el cual se logre comprometer al niño y a su familia para continuar un tratamiento más prolongado.

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