viernes, 6 de agosto de 2010

Rompiendo el silencio

La influencia de la pornografía ha inyectado actitudes anormales y aberrantes en la mente de muchas personas que se han convertido en “enfermos mentales”. Este alto índice de deterioro moral ha disparado un fenómeno que siempre ha existido, pero que ahora cobra más relevancia, como es el abuso sexual de niños por parte de adultos, los cuales en su enfermedad sexual, buscar a estas víctimas, las cuales, ya sea por su inocencia, chantaje o necesidad, se dejan llevar por estos enfermos para consumar actos sexuales que son abusivos, y los cuales dejan heridas que no se pueden sanar fácilmente.

Muchos homosexuales y prostitutas adultos llegaron a esta condición como consecuencia de estos abusos en su etapa infantil.
Muchos jóvenes que cayeron en actos delictivos, llevan dentro de sí las huellas de muchos abusos, tanto físicos, como sexuales que truncaron su futuro, cayendo por ello en el mundo de las drogas o de actitudes antisociales. Hoy se inicia una etapa bajo el patrocinio de la UNICEF que consiste en una campaña para denunciar y desenmascarar a los abusadores sexuales de menores, o de aquellos que practican la explotación y maltrato infantil. Esta acción, que debería haber comenzado hace más de 20 años para evitar muchos males actuales, aparece en un momento en que el tráfico y trata de menores ha cobrado fuerza gracias a la denuncia hecha en los medios de comunicación. Es escalofriante el leer en la prensa el insoluto caso de padres que abusan de sus hijas, e incluso tienen hijos de ellas. Sabemos que los casos que trascienden a los medios de comunicación sobre incesto, pederastia y maltrato de menores son apenas el 3 ó 5% del total de los casos existentes en la sociedad.

Estamos ante un panorama sombrío respecto al abuso sexual de menores. Considero un crimen el hecho de que niñas y niños sean abusados por adultos, y lo más frustrante es que las leyes no aplican penas severas a tales acciones. Sabemos que los abusadores de menores y violadores que van a una cárcel son aborrecidos por los demás reos,  La conducta de los que tales acciones cometen es un problema que nos debe llevar a un análisis profundo, porque además de cometer un acto inmoral y violatorio de las leyes que protegen al menor, el abusador sexual que adopta tal conducta evidencia que es un enfermo mental, y aunque cumpla una sentencia, al salir libre, posiblemente siga cometiendo tales acciones.  La cárcel lo retirará de circulación, pero su problema mental seguirá, y al salir libre, repetirá sus acciones.


Espero que esta campaña “ROMPA EL SILENCIO” penetre en la sociedad y que el sistema judicial sea severo.