miércoles, 7 de abril de 2010

Resulta dañino revelar el abuso sexual después de cierto tiempo

La mitad de los sobrevivientes de abuso sexual esperan hasta cinco años antes de revelar que fueron víctimas, según un estudio en colaboración de la Université de Montréal, la Université du Québec à Montréal y la Université de Sherbrooke publicado en The Canadian Journal of Psychiatry.

"El número de víctimas que nunca revelan sus secretos o que esperar muchos años para hacerlo es muy alto", dice la co-autora Mireille Cyr, profesora de psicología de la Universidad de Montreal.

"Esto es lamentable, porque cuanto más tiempo se espere para revelar el abuso, el más duro y más duraderas serán las consecuencias.

" El equipo de investigación encuestó a 800 hombres y mujeres de Quebec y encontró que un 25 por ciento de los encuestados nunca divulgó haber sufrido abusos sexuales siendo niños.

Los científicos también encontraron un fuerte contraste entre los sexos: el 16 por ciento de las mujeres permanecen en silencio sobre los abusos, aunque el 34 por ciento de los hombres nunca comparten sus secretos.
La investigación encontró que el 22 por ciento de las mujeres y el 10 por ciento de los hombres declararon ser los sobrevivientes de abuso, que van desde abuso sexual hasta la violación, que es comparable a los resultados de estudios anteriores sobre el tema.

La angustia psicológica de las víctimas incluye ansiedad, depresión, problemas de concentración e irritabilidad.

Algunas víctimas sufren de trastorno de estrés post-traumático, algunas reviven el abuso psicológico mientras que otros han embotado emociones o se convierten en hiper-vigilantes.

Los datos sugieren que las víctimas son más propensas a denunciar a su agresor cuando él o ella es un extraño.

Lamentablemente, en la mayoría de los casos, los abusos graves, como la violación es cometida por amigos o familiares.

Esto es cierto en el 85 por ciento de los casos de las mujeres víctimas y el 89 por ciento de las víctimas masculinas.

La Profesora Isabelle Daigneault, del Departamento de Psicología de la Universidad de Montreal, realizó un estudio por separado encontrando correlación de la probabilidad de que las víctimas jóvenes se conviertan en las víctimas adultas de abuso sexual o físico.

Publicado en The International Journal of Child Abuse & Neglect, su muestra examina 9.170 mujeres y 7.823 hombres en todo Canadá.

Sus conclusiones son sorprendentes: las mujeres sobrevivientes de abuso sexual infantil son entre tres y cuatro veces más probables de ser víctimas de abuso físico o sexual cuando adultos.

"Es la primera vez que se combinan los datos sobre el abuso sexual durante la infancia y los problemas de relación posibles", dice Daigneault.

Los hombres sobrevivientes de abuso sexual infantil son tres veces más probables de ser víctimas de abuso físico siendo adultos.

Sin embargo, pocos hombres reportaron abusos sexuales siendo adultos, como para establecer una correlación estadísticamente significativa.

CUANDO LA LEY HACE VÍCTIMAS A LOS MENORES POR PARTIDA DOBLE





La historia de Miguel Adame es la de un ciudadano que, desesperado ante la impunidad del abuso sexual contra su hija, emprendió una lucha por castigar al responsable. Pero se topó con una pared: descubrió que la ley es una pesadilla
para los menores agredidos.
No se quedó cruzado de brazos. Decidió intentar lo que fuera para acabar con ese abuso de la ley y evitar que los menores fueran víctimas por partida doble. Sus amigos le decían que estaba loco, que nada conseguiría, pero no desistió. Después de casi cuatro años, logró que en la Cámara de Diputados se presentara una iniciativa de reforma para que los niños no sean obligados a carearse con su agresor y para que les permita denunciar el delito una vez que hayan cumplido la mayoría de edad. La idea es acabar con la violencia institucional que los hace víctimas por segunda ocasión.


... Un día de diciembre de 2006, el hombre se acercó a su nietade seis años y la acarició de una forma que la hizo sentir incomoda,En ese momento la familia explotó como un meteorito.
Miguel Adame, padre de la niña, sentía ganas de tomar al abuelo materno de su hija y hacerlo pedazos. Pensó en hacerse justicia por mano propia. Se detuvo a tiempo, prefirió
recurrir a la ley para castigar al abusador. Entonces conoció el otro abuso: el de la ley.
El padre de la menor, un hombre de clase media que trabaja en una firma financiera, tomó su auto y manejó hasta llegar al búnker de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, donde lo atendió una mujer, a quien le explicó lo sucedido.
–¿Hubo violación? –le preguntó. –No –contestó.–Si no hubo violación, entonces no le pasó nada –dijo la empleada y siguió; su voz parecía un taladro ante los oídos de Miguel Adame.
–Mire, si quiere denunciar tiene que venir con la niña y no se lo recomiendo porque va a tener que pasar a un peritaje médico, que es una exploración vaginal y anal, y lo pueden hacen médicos hombres. Va a tener que pasar con la policía judicial y regresar con el ministerio público varias veces.
Miguel Adame salió del edificio como si cargara en hombros las toneladas de cemento que pesa el búnker de la policía. Y empezó a buscar ayuda profesional para su hija. “No fue sencillo encontrar un psicólogo para niños, no supe a dónde acudir para ver qué tanto había sido afectada.
Me metí a internet a buscar ayuda y no encontré nada. Me dieron la dirección de una clínica de atención que está en la calle de Pestalozzi, en la Colonia Del Valle, pero me daban
la cita hasta dos meses después”. Cuando por fin encontró auxilio profesional, la psicóloga
le aconsejó no llevar a su hija a declarar ante las autoridades porque podría ser un evento más traumático que lo que ya había vivido.
“No he podido meterlo a la cárcel porque no hay condiciones y no lo quiero hacer a costa de la estabilidad emocional de mi hija. No vale la pena”, dice el padre de la niña, que ahora tiene 10 años....

Han pasado cuatro años desde que ocurrió el abuso. La familia se alejó del abuelo, pero Miguel Adame está dispuesto a llevar su caso hasta que se haga justicia. Un día comentó a sus amigos que para poder conseguirlo sin que eso implicara revictimizar a los niños, había que cambiar las leyes.
–Estás loco –le contestaron–. Es tarea de los diputados y los senadores. No vas a poder hacer nada, eso es como querer cambiar el mundo. Mejor no te desgastes. No lo convencieron. “Yo no debería estar haciendo esto, pero ante el vacío de la ley alguien lo tiene que hacer. Pensé que se podía y empecé a tocar las puertas de las organizaciones de defensa de los derechos de los niños. Es muy triste ver que las que en realidad sirven se pueden contar con los dedos de las manos, porque las organizaciones civiles tienen muchos compromisos con sus patrocinadores, por ejemplo, los gobiernos locales. Hay organizaciones que dicen que las políticas públicas no les importan porque son difíciles de cambiar. Aunque hay gente muy valiosa, como Margarita Griesbach, de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia, que para mí es la número uno en este tema”.


Miguel Adame estuvo un año enfrascado en una lucha en el ciberespacio, enviando correos electrónicos a la Presidencia de la República, a los partidos políticos y a cerca de 500 organizaciones no gubernamentales. Logró acercarse a Raquel Pastor, de Infancia Común. Ella lo contactó con el legislador panista Agustín Castilla Marroquín. “Al diputado Castilla lo conocí un año después del abuso sexual. Me dijo que sabía lo sucedido a mi hija y que estaba interesado en ayudarme”. Así nació la primera iniciativa para intentar modificar la ley local desde la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. “Cuando se presentó, pensé que se aprobaría fácilmente, pero no fue así. El cabildeo de la iniciativa sólo lo hicimos el diputado Castilla y yo”. Busqué, dice Adame, el apoyo de las organizaciones civiles. Raquel Pastor me llevó a una reunión y no quisieron respaldar la iniciativa. “Decían que se iban a empanizar. Nunca hicieron nada. Sentían que si la apoyaban, estaban ayudando al PAN. Y el PRD dijo que había algunos puntos anticonstitucionales.


Y sí, mandé las observaciones, se hicieron algunas correcciones, pero al final no hubo voluntad política para que pasara la iniciativa”, dice el creador de la página de facebook “Así nunca más”, donde se debate y se proporciona información sobre el abuso sexual infantil.En noviembre de 2009, ya como legislador federal, el diputado Castilla presentó en la Cámara de Diputados la iniciativa para modificar el Código Penal Federal, de modo que los niños no tengan que carearse con los abusadores; que identifiquen a sus agresores desde recintos separados, ayudados por medios electrónicos; que toda persona pueda denunciar un abuso sexual contra menores. Además, se busca que al momento de rendir declaración los niños cuenten con apoyo psicológico y de personal especializado.


Lo mismo cuando se les practiquen exámenes físicos. Uno de los aspectos centrales de la
propuesta de reforma es que pretende que sólo hasta que el menor víctima de la violencia sexual cumpla la mayoría de edad empiecen a correr los plazos legales para la prescripción
del delito.


En la iniciativa se ejemplifica: actualmente, si una adolescente de 13 años es víctima de abuso sexual sin que concurra violencia (si hay violencia se persigue de oficio), la joven tiene un año para querellarse. Si no lo hace en ese plazo, prescribe el delito. Con la reforma se plantea que el plazo de un año comience a correr a partir de que la joven cumpla 18 años, por lo que puede querellarse incluso a la edad de 19 años y no máximo a los 14 años, como actualmente está obligada.


Esto permitiría que las víctimas puedan ejercer la acción legal por sus propios medios, pues se estima que hasta 80 por ciento de los abusos son cometidos por familiares en línea directa o personas con autoridad sobre el menor de edad, lo que evita la denuncia. “Todos los partidos se sumaron a la iniciativa. Con el escándalo de los abusos del padre Maciel y Jean Succar Kuri, hemos logrado que haya un compromiso de todos los grupos de que este tema debe ser prioridad”, dice Castilla en su oficina del Palacio Legislativo.


Aunque el mismo diputado reconoce que la confrontación  entre el PRI y el PAN por la revelación del acuerdo entre ambos partidos para aprobar el paquete fiscal del presidente Felipe Calderón a cambio de no hacer alianzas electorales en el Estado de México aleja la posibilidad de que se vote pronto el dictamen.
El diputado Castilla enfatiza: aunque es un problema bastante serio, no existen estadísticas sólidas sobre este tema en México. “El DIF nacional estima que entre 30 mil y 60 mil niños son víctimas de abuso sexual cada año, mientras que la Secretaría de Seguridad Pública federal señala que en México existen unos 100 mil sitios de pornografía infantil. El DIF-DF recibe en promedio dos denuncias de estos casos al día”, explica el diputado federal.


Y eso no es todo. El legislador comenta que 80 por ciento de los delitos sexuales contra los niños se realizan en el entorno familiar. “En el Distrito Federal los delitos sexuales ocupan el cuarto lugar de incidencia y, en su mayoría, son cometidos por familiares o conocidos de la víctima”.


En la Ciudad de México, dice Castilla, aproximadamente 10 mil niños de la calle han sido víctimas de abusos sexuales, y muchos de ellos son explotados por pedófilos, según datos de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. “En 2009 se integraron mil 249 averiguaciones previas. Y la Secretaría de Educación Pública ha investigado 204 casos relacionados con abuso sexual en el DF en los últimos seis años, de los cuales 173 fueron denuncias contra maestros, dos contra directores y el resto implica a otro tipo de personal de los centros educativos”.


la iniciativa, pero está consciente de que falta apoyo. “Hay muchos activistas de los derechos de los niños, como Lydia Cacho o José Bonilla (director del bufete que representaba a los hijos mexicanos de Marcial Maciel Degollado), pero falta que nos unamos en un frente común. Cada quien jala agua para su molino”. Y sigue: “Sé que no me va a alcanzar la vida para cambiar las cosas, pero sé que sí se puede allanar el camino para otros niños”.
En estos años, ha conseguido tejer una red social de apoyo solidario a las víctimas a través de un blog (www.migueladame.blogspot.com) que ha ayudado a personas en México, Argentina y Chile. “Mi meta es que el blog sea el más competo en información sobre abuso infantil y que la gente pueda encontrar orientación y apoyo”. 


Ahora, cada tanto Adame manda al diputado Castilla correos electrónicos con los casos de otros niños que fueron abusados o violados. “Me llama y me dice que es para que no se me olvide y siga impulsando la iniciativa hasta que se apruebe”, cuenta el diputado, integrante de la Comisión de Gobernación. Miguel Adame demanda a los legisladores que, en medio de su apretada agenda, encuentren la sensibilidad para voltear a ver a los niños que han sido víctimas. Mientras ese día llega, sigue trabajando de lunes a viernes en la casa de bolsa y alimentando el blog en su tiempo libre. Justicia, eso espera. Y está dispuesto a esperar con tal de que llegue.




VANESSA JOB