jueves, 25 de febrero de 2010

DEPREDADORES EN LA RED

El otro día pasé por un grupo de facebook al que se tiene que ser invitado pero, abierto, al que se puede acceder a información sin estarlo. El grupo incluye fotos actuales de niños, algunos etiquetados con nombre y apellidos, un grupo de actividad cultural.

La mayoría de componentes del grupo son adultos, padres. Y entre los padres, los jóvenes y los niños hay invitados que no pertenecen directamente a la entidad cultural. En esa fiesta de perfiles sonrientes y buen rollito, me encontré con un usuario cuyos ojos, a pesar del paso del tiempo, me sonaban tanto como el nombre. Estuve dos días intentando recordar, inquieta, a qué me venía aquella proximidad con ese desconocido y tras mucho rebuscar en mi memoria infalible fui a parar a 2007, cuando tuve en mis manos el CV y la foto de un trabajador despedido por varias acusaciones de pederastia en una empresa turística, para más inri, en la sección lúdica infantil. No lo conocí y no seré quien juzgue los hechos ni la capacidad de rehabilitación de semejantes tipos. Dicen los expertos que la mayoría irrecuperables. Lo cierto es que ante la duda y aunque el problema me era ajeno, ya puesta en la piel de un padre se me ponían los pelos de punta, llamé a las personas de aquella etapa para preguntar que se sabía de tal persona y me confirmaron de todo, nada bueno y en carrera ascendente. Informada la persona al cargo de la entidad cultural, me comentó que era un compañero de hace unos años de un ”esplai” de otra ciudad y que actualmente el tipo se mueve en el ámbito educativo. Cerca de las presas. A pesar de que creemos conocer a los colegas, a las personas…. parece que queda un resquicio por donde se pueden colar la confianza, la amistad….el tiempo, las circunstancias y la seguridad de las personas. Efectivamente depredadores en la red hay cientos pero todo nos parece “peliculero”, lejano, propio de un telediario que no nos va, hasta que nos encontramos cara a cara con uno. Asusta saber lo vulnerables que somos a esos ojos anónimos y manos sucias. Me cuestiono realmente si el Angel de la Guarda está al tanto de todas estas fechorías virtuales y si se ha puesto las pilas porque nosotros los del mundo real no somos capaces de pararlo. Pederastia, robo y crimen, “un hipermercado de perfiles” al abasto de la glotonería de los depredadores en la red.
 
Carolina Figueras Pijuán

Testimonio abuso sexual - Ander

Era un niño solitario, introvertido, que siempre jugaba solo. No hablaba ni me quejaba, a no ser que quisieran meterme en la ducha. Pasaba las horas tirado en el suelo de mi cuarto, jugando con mis coches.

Mi hermano fue quien destruyó mis días poco a poco sin apenas darme cuenta. Me incomodaba, eso seguro, aunque era demasiado pequeño para ser consciente de mucho más. Era una sensación que ya conocía. No puedo recordar el día que comenzó aquello; sólo soy capaz de recordar esa sensación, la sensación de que ya has vivido lo que te está pasando, y desde luego que era un "juego" que no me gustaba.

No puedo recordar sus palabras, de qué manera accedía, ni como lograba que yo jugara a sus "juegos", pero lo cierto es que lo conseguía, y entre tanto yo callaba y me sentía culpable, sucio y asqueado. Además veía como mi padre siempre estaba por él; era su hijo favorito. Yo tenía más el aspecto de un niño enfermo. Digamos que no daba el perfil para ser el hijo predilecto de "papa" y de "mama". Ella siempre consintió, tanto aquel favoritismo, como lo que mi hermano hacía conmigo.

Recuerdo perfectamente, siendo aún pequeño, que una vez entró ella en la habitación donde mi hermano, justo en ese momento, empezaba a "jugar" conmigo. Pero mi madre, muy lejos de involucrarse, parar aquello y quitarme muchos años de sufrimiento... se limitó a cerrar la puerta para dejarme allí en la oscuridad. Ya nunca volvió, nunca abrió esa puerta. Hasta hace poco aún esperaba, con ojos implorantes, verla abrir aquella puerta. Hoy ya no espero nada.

El agresor campa a sus anchas, se desenvuelve con absoluta naturalidad entre los demás miembros de la familia, y todos le bailan el agua, sin embargo yo soy un "autista", el raro, el que se encierra entre las cuatro paredes de su habitación, siempre solo...

Siempre solo, al igual que en los patios del colegio. Siempre estuve solo, hasta que me acostumbré a tenerme tan sólo a mí. Y mientras tanto él siguió haciendo conmigo lo que quiso, con total impunidad. Me sodomizaba, me obligaba a practicarle felaciones, me humillaba delante de todo el mundo, me insultaba, se burlaba de mí, tanto a solas como delante de sus amigos... y yo... yo bajaba la mirada, callaba, me giraba y volvía a casa, a esconderme en mi guarida.

Puede que para mis padres haya sido tan solo un número, el cuarto, el último de todos. Creo que no esperaban tenerme, fue un error. Pero una vez nacido al menos podrían haber disimulado un poco. Nunca tuvieron la reacción que esperaba. Debo suponer que tratar a un hijo "autista" y "anti-social" era demasiado complicado para ellos, o quizás lo difícil era prestar atención a lo evidente y buscar ayuda.

Mi historia fue así y no puedo modificarla por más que lo desee. Estuve viviendo muchos años entre la desesperación, los abusos, el miedo nocturno, las humillaciones, el continuo disimular y el intento por ser un buen hijo a los ojos de unos padres que nunca vieron en mí a ese hijo que querían; nada era suficiente, y por el contrario, todo lo que venía de mi agresor era bien recibido.

De nada ha servido, familiarmente hablando, relatar lo que me ocurrió. Incluso creo que lo cuestionan, pero para mí ya no hay nada que cuestionar. Es imposible inventar tantas cosas, tantos detalles... ¿Es que no se dan cuenta? ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Por celos, quizás? En absoluto; él fue quien siempre sintió celos de mí.

Es tan contradictorio ser abusado, humillado, insultado, y a un mismo tiempo ser también deseado, ser el centro de sus celos. No tiene sentido.

Me condenó a una tristeza y una depresión profunda de la que sigo sin poder escapar del todo. Siempre sintiéndome solo, siempre estando solo. No tenía amigos ni tampoco los buscaba. Creo que lo que yo buscaba no podía ofrecérmelo nadie... tan sólo compartía algo de mí con aquellos cuadernos que llené de escritos donde daba rienda suelta a un odio ilimitado hacia mí mismo. Deseaba la muerte, porque él ya me había matado en vida. Sentía que todos los demás le apoyaron y nunca objetaron nada ante aquella mutilación. Nunca cesaron los abusos, ni siquiera sus insultos.

Revisando años después algunos de mis escritos, descubro que hoy tienen sentidos diferentes a los que le daba en su día. Hoy he abierto los ojos, de alguna manera he madurado, ahondo más en ese dolor, y empiezo a entender mejor lo poco que merecen la pena aquellos seres que decían quererme, que se criaron conmigo, que me dieron la vida, aunque yo hubiera deseado no nacer.

He sido durante muchos años una persona oscura, y creo que siempre quedará una parte de mí que no alcanzará a ver la luz, pero no teñiré todo de negro nunca más, no quiero que me controlen, no pueden, no soy su marioneta, ya no. Lo he sido durante demasiado tiempo.

Ahora, cada vez que el pasado vuelva a mí, intentaré que sea de otra manera, teniendo claro que quienes decían quererme no me quieren, sabiendo que hay personas fuera de aquella familia que realmente me quieren. Es por ellas por quien doy la vida.

Me tendréis por siempre; no me habéis parido, más os debo la vida, sin vosotras hoy no estaría vivo. Si no os hubiera tenido la noche más fatídica de mi vida, todo habría acabado. Pero ellas estuvieron ahí, al otro lado del teléfono, calmándome, reteniendo mis impulsos hacia el suicidio.
Os amaré siempre.

Publicado por Joan Montane jueves 25 de febrero de 2010