martes, 23 de marzo de 2010

el silencio agrava las secuelas

Cincuenta años de trabajo terapéutico han sido insuficientes para que Pilar recupere la “esperanza expropiada” por un abuso sexual cuando tenía siete años. Cientos de libros de temas religiosos fueron los únicos testigos de la “perversidad” de un diácono que la arrinconó entre los estantes, se masturbó en su presencia a cambio de una caja de lápices de colores.


“Hay daños que no cura ninguna terapia”, lamenta Pilar, quien ahora se dedica a dar apoyo a hombres y mujeres que fueron víctimas de abuso sexual y violación durante su infancia.

Ella relata que, por esos días, iba a hacer su primera comunión y tuvo que confesarse ante el sacerdote de la escuela de monjas a la que asistía. “Desde que salí de la biblioteca me sentí sucia. Sabía que había cometido un pecado y se lo dije al padre”. La respuesta que recibió del religioso marcó por años su relación consigo misma.

El enemigo del alma

“Me dijo muy serio y enojado: ‘¿tú qué habrás hecho?’”. Esa acusación la señaló como la culpable. Desde entonces, recuerda que se distanció de su cuerpo. De día y de noche se reprochaba haber acudido a la biblioteca sin saco. Pensaba que su uniforme era provocador. “Me culpé porque mi cuerpo de mujer había ‘invitado’ al diácono al pecado”.

Su postura fue tan radical que llegó a considerar al cuerpo como el enemigo del alma. El único camino que encontró para flagelarlo, darle penitencia y negarle sus derechos, fue la vida religiosa. El dolor no se curó con años en el convento y claudicó. “Enfoqué mi vida en el servicio a los demás, pero con una visión más democrática”.

En mi experiencia -revela- te puedo decir que nunca se repara el daño. A mí me expropiaron la esperanza y la credibilidad en el ser humano.

Hace cinco años una adolescente al borde del suicidio llegó a la Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir, en la que milita Pilar Sánchez. La joven solicitó asesoría porque esperaba un hijo del sacerdote de la comunidad.

A sus 13 años y con un embarazo no deseado que le impedía desarrollarse como sus amigas, la menor de edad, se sentía culpable por haber “seducido” al hombre de 70 años, “emisario de Dios” y enfrentaba el rechazo de su familia y sus vecinos.

De la frustración al suicidio

Desesperada, intentó quitarse la vida, pero su hermana, apenas unos años mayor, la detuvo. Faltaban unos días para el alumbramiento cuando acudieron en busca de ayuda.

La adolescente repudió a su hijo el primer año. Lo señalaba como el culpable del rechazo de la gente. Lo despreciaba porque tuvo que recluirse en su casa y abandonar la escuela, la diversión y sus planes de una “hermosa fiesta de 15 años”.

Pilar recuerda que un grupo de terapeutas asesoró a la menor de edad y a su familia cuando se supo en la colonia que el sacerdote de la comunidad era el padre del niño.

Los hechos ocurrieron en una zona de alta marginalidad en el Distrito Federal. El párroco impidió que la familia de la adolescente asistiera a la iglesia y por eso buscaron ayuda para que el sacerdote se hiciera responsable y los apoyara con una pensión alimenticia.

Actualmente, ella tiene 17 años, continúa en terapia y todavía no recupera la confianza de salir a la calle sin pensar que será rechazada por la comunidad. La escuela y los proyectos personales se cancelaron porque tiene que hacerse cargo del hijo que no planeó.

Los cambios rumbo a la sanación

Especialistas de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (Adivac) aseguran que cualquier tipo de abuso sexual puede sanar.

Explican que las secuelas psicológicas en menores pueden generalizarse, pero adoptarán rasgos característicos dependiendo de si el abuso provino de una figura de autoridad como un padre o de un sacerdote.

“En los niños de tres a cuatro años se presenta el rechazo a las personas que los agredieron, miedo, soledad, reproducción de escenas con contenido sexual no propias de su edad, la no regulación de esfínteres y ansiedad”, explica Verenice Díaz, coordinadora de atención psicológica a la infancia y adolescencia de Adivac.

En los menores de seis a ocho años se presenta un aislamiento, baja escolar, incluso pérdida de cabello y cambios en la alimentación, pues suben de peso en exceso o adelgazan para que sus cuerpos no resulten atractivos.

Si el abusador fue una figura de autoridad, un sentimiento ambivalente de odio y amor se presentará. “Cuando un menor es abusado por un cura, existe de manera marcada la culpabilidad en el niño, pues la figura de bondad y cercanía con Dios proyecta a un ser bueno que es tentado. La carga es mayor porque la vida sexual en el contexto religioso tiene una connotación pecaminosa”, dice la especialista.

Seducción en redes sociales

Las alteraciones psicológicas y emocionales son particulares si un menor es “abusado sexualmente por alguien a quien conoció en Internet, pues habitualmente el agresor crea un vínculo de aparente amistad con la víctima.Cuando ellos se conocen en persona y el menor es abusado sexualmente y en el mejor de los casos la víctima pudo escapar de una situación de cautiverio, los niños se sienten traicionados por los adultos, pierden la confianza, pero también experimentan una gran culpa debido a que ellos accedieron a ser amigos e incluso conocerse de manera directa”, dice Verenice.

Si, por el contrario, la víctima de cualquier edad padeció secuestro y tortura, puede desarrollarse un Síndrome de Estrés Postraumático, un trastorno de ansiedad a consecuencia de la exposición a un evento traumático con un daño físico.

En ese síndrome se revive el evento; eso perturba las actividades diarias. Existen sentimientos de despreocupación e indiferencia, dificultad para concentrarse, respuesta exagerada a las cosas que causan sobresalto, irritabilidad o ataques de ira y dificultad para dormir, fiebre y dolor de cabeza.

Afirma que si un niño se trata inmediatamente, es posible sanar y volver a una vida sin alteraciones mayores.

“Si la persona fue abusada a los seis años y la atención terapéutica llega cuando es adulta, la carga de problemas a resolver es mayor”, dice Virginia Archundia, coordinadora de atención psicológica al adulto de Adivac.

Es el caso de Gloria Martínez, una mujer que recuerda que a sus seis años fue tocada por su papá de una manera diferente a las expresiones de amor que conocía de padres a hijos. Él la llevó a un baño público y se bañaron juntos. En vez de sentarla en sus rodillas para enjabonarla, la colocó de espaldas a él, muy cerca de su cuerpo.

“De inmediato sentí el bulto de sus genitales contra los míos; fue muy significativo a pesar de que mi padre nos educó sin culpa por el desnudo. Él caminaba sin ropa por la casa y decía que era natural, que la sexualidad no debía ser morbosa”, recuerda.

El acoso creció cuando ella llegó a la adolescencia. Entraba por las noches a su cuarto para acariciarla. Ella decidió acusarlo ante su madre cuando tenía 15 años. “Mi mamá lo único que hizo fue preguntar si era cierto; mi papá respondió que sí, que lo sentía mucho, que no volvería a hacerlo”.

Durante ese periodo del abuso, Gloria se volvió introvertida para huir de su realidad. Experimentó tristeza y olvidaba palabras. Con mucho trabajo pudo terminar la secundaria.

Luego de la acusación, su padre la dejó de tocar, pero optó por espiarla cuando se bañaba. “Me sentía perseguida, fue así como a los 20 años me salí de casa por la puerta falsa del matrimonio. Al año, mi padre murió, bendito sea Dios, que lo tiene a fuego lento. Y que en paz descanse”, dice.

Nunca es tarde

Virginia Archundia explica que, habitualmente, los niños que son abusados en la infancia presentan conflictos para relacionarse en la adultez y que, frecuentemente, en las relaciones sexuales con sus parejas presentan crisis debido al recuerdo del abuso.

En el caso de Gloria no fue así debido al manejo no pecaminoso de la sexualidad que el padre les enseñó. Su matrimonio duró 15 años y tuvo dos hijos. Hoy tiene 41 años y hace dos que asiste a Adivac para sanar. Ahí ha entendido que, más que perdonar a su padre, tiene que comprender las situaciones que a él le tocaron vivir para cometer incesto. Además de haber establecido una relación afectiva importante, Gloria vive feliz y en paz.

“Tengo una mujer que llegó a los 84 años y preguntó si aún era tiempo para la recuperación. La edad no importa, las cargas se pueden aligerar; llegas con una herida grande que limpiaremos hasta que quede una cicatriz; no olvidas, pero resignificas tu vida a partir de lo que haces para enfrentar el abuso”, explica Virginia Archundia.
 
Evangelina Hernández y Natalia Gómez

El Universal.

CARTA DE FRANCISCO

Después de contarlo deje de sentirme avergonzado. Quería que más personas supieran las razones y el origen de todo mi mal. Salió algo de mi que llevé durante tiempo y que solía dirigir contra personas que de algún modo me dañaban. Lo peor de todo es que esto me destruía por dentro. Es el odio, no estoy seguro, pero esto en gran parte te lo debo a ti. Así que dirigí todo el odio y la rabia acumulada durante años sobre ti. Hablé y hablé; era una forma de vengarme de ti. A la vez empecé a maldecirte. El momento más crítico fue saber que no fui el único. Esto me lleno de más furia que dirigí sobre mi padre por culparle de muchas de las cosas que me ocurrieron, incluida su manera de educarme. Si supe de esto fue por contar algo que me ocurrió el día de mi cumpleaños, cuando recibí algunos golpes, uno de ellos muy fuerte en el estomago. Parece una locura contar esto pero fue como el presagio de tu final. 138 días duró desde que empezó todo hasta que dejaste de existir. Mientras yo hablaba, tu agonizabas de un mal que tenías donde yo recibí el golpe.

Me sentía poderoso y a la vez creía estar volviéndome loco. Cuando supe que dejaste de respirar, sentí algo que no entiendo, supongo que me alegraba. Llegué a creer que fui yo quien te llevó hasta tu final. Pero esto me llevó a la locura. Creía que no podías tener alma pero al mismo tiempo temía que si y que vendrías a buscarme. Todas las crisis que tuve entonces tenían que ver con esto. Pensé que te apoderarías de mí, pero había algo mas fuerte que no dejaría que ocurriera, no estaba solo, luche y esta vez te gane.

Con el tiempo empecé a pensar que la venganza mas positiva seria que llegara a superar todos los estragos que me causantes, que fuera feliz. Muchas veces creía que mi mayor triunfo sobre ti seria borrarte de mi mente, cosa inútil. Mi hundía para volver a levantarme. Si algo he ganado durante este tiempo es tener personas que han estado a mi lado, que me han apoyado y ayudado. Me han dado fuerza para seguir, y una muy especial me animó aunque en mi mente anidaban muchas dudas. La idea era enfrentarme con el lugar, ir hasta allí. Estar frente a tu puerta. No me sentía solo, creía tener detrás de mi un ejercito de personas dignas que clamaban justicia. No se explicar que pensamientos pasaron por mi cabeza. Llegué a tener un miedo injustificado, al principio, cuando los niños que vivían en mi antigua casa se acercaron a tu puerta. Lo bueno es que me hicieron recordar cuando yo jugaba en mi casa. Me he llegado a odiar a mi mismo por no contarlo antes creyendo que podías hacer daño a otros niños. Me quedé muy tranquilo sabiendo que nunca más te acercaras ni a estos ni a ningún niño más.

Después de aquel momento me tocaba enfrentarme solo a mis miedos. Volví aquel lugar que me llevaste, a la playa, ¿te acuerdas? Aquel lugar tranquilo y solitario alejado de la ciudad. Volví allí, no había tranquilidad, el mar estaba enfurecido y el sol salía tímido entre las nubes. Cuantas veces he pensado en este lugar y como con el tiempo intentaba evitar ir a la playa sin saber muy bien a que se debía. Y por la noche volví, llovía y el miedo me atrapó, me agarraba al paraguas y escondía mi cara. No entiendo que me pasó, pero recordé más adelante que era algo que me pasaba de niño cuando salía del colegio y volvía a mi casa. Pase por el portal y cuando me alejé, junto aquel lugar debajo de la platanera, me agache y cogí una de las hojas que estaba en la acera. Lo hice sin pensarlo, supongo que para intentar borrar aquel recuerdo, justo donde me obligaste a callar y a guardar el secreto.

Después de todos esos momentos que viví, de aquellas palabras que tu vecino pronunció: “el ya no esta” que se me quedaron grabadas, llegaron los pensamientos y los sueños. No me he enfrentado a ti pero mis sueños se encargaron de hacerlo. Algunos eran horribles, otros que no entiendo y pensamientos y miedos de ser como tu. Pero con la diferencia que todas las dudas las resuelvo. Y saber que mi mundo se llena de cosas que tú jamás disfrutaste, porque una persona sin alma es incapaz de ver ni sentir. Mi última batalla la he ganado, y que casualidad que has desaparecido de mis sueños, esos en los que conseguías que la cadena siguiera. ¡Malditas cadenas! El mundo esta llenas de ellas y hay que romperlas.
Publicado por Joan Montane martes 23 de marzo de 2010

lunes, 22 de marzo de 2010

impunidad en materia de delitos sexuales contra menores.

Desafortunadamente es un tema que como se empieza a visibilizar nos damos cuenta de su magnitud, si bien las cifras oficiales sabemos que más del 90 por ciento quizá de los casos de abuso sexual infantil se provocan o se generan en el entorno familiar, en este sentido, en la mayoría de casos que no se denuncia y es por ello que no podemos dar datos duros.
Algunos aproximados, nos dice por ejemplo el DIF nacional que se calcula entre 30 y 60 mil casos de abuso en un año, pero insisto son cifras estimadas, la cifra negra tiene que ser mucho mayor, esto en cuanto a lo que respecta al abuso sexual infantil.
Si nos vamos a la explotación sexual con fines comerciales, esto es prostitución infantil, pornografía, trata o turismo sexual nos damos cuenta que ha venido creciendo porque e incluso se ha convertido en uno de los negocios más … para el crimen organizado, se ubica más o menos en el tercer lugar después del narcotráfico del tráfico de armas, es decir, a lo menores de edad desafortunadamente se les está considerando como una mercancía sumamente lucrativa y en ese sentido tenemos que atacarlos desde diversos francos, la prevención desde luego, la persecución del delito y la atención a las víctimas.
A nivel federal y en algunas entidades el marco normativo se ha venido mejorando desde luego, un caso es el del Distrito Federal que ya cuenta con una ley para prevenir y radicar el abuso sexual infantil, la trata y la explotación con fines comerciales, pero en Quintana Roo, por ejemplo, no está tipificado como delito o en otros casos como en Veracruz.

El almacenamiento de pornografía infantil no es perseguido, es decir, tenemos que revisar los tipos penales, la forma que está regulada la conducta en los diversos estados de la República porque hay mucha disparidad, pero no solamente basta con tener buenas leyes, pero también es muy importante que vigilemos la aplicación y que otorguemos los recursos a los gobiernos respectivos, a las autoridades.

También tenemos un rezago muy importante en cuanto a la capacitación, hay ministerios público e incluso jueces que no consideran que sea muy grave que un adulto tenga en su computadora imágenes con pornografía infantil, cunado ha habido casos como el de la famosa banda del “lobo Siberiano” que recientemente fue capturada por la Procuraduría del Distrito Federal en donde se encontraron más de 100 mil imágenes entre las que habían, había casos de bebes de seis meses aproximadamente, es decir, esto es verdaderamente delicado.

Sin embargo, algunas autoridades siguen con una concesión retrograda sobre estos temas, al menor lo siguen considerando como sujeto de tutela no como sujeto de derechos, sigue permeado esta lógica en muchos papás que dicen con mi hijo hago lo que quiera porque yo soy el padre.

Es un asunto cultural desde luego, es un asunto de capacitación de marco jurídico también, pero no hay que olvidar que la sociedad tiene mucho que ver en esto, somos una sociedad que se ha acostumbrado al silencio y yo siempre he dicho que eso nos convierte en cómplices y el caso del padre Maciel, por ejemplo es muy emblemático.

Desde los años 50´s se tuvieron los primeros indicios de abusos sexuales en esta orden religiosa que son los Legionarios de Cristo, había señalamientos concretos en contra del fundador y sin embargo, la iglesia católica oculto los hechos, guardó silencio y la sociedad también hizo lo mismo y esto desafortunadamente qué provocó, que la paso de los años estos casos siguieran presentándose, es decir, si bien es una responsabilidad del estado el proteger a los menores de edad también hay una corresponsabilidad en la sociedad.

En materia de pornografía infantil efectivamente algunos especialistas consideran a México como el segundo país productor a nivel mundial tan sólo después de Tailandia que es el paraíso de los pederastas y esto es verdaderamente preocupante.

Las cifras de la Secretaría de Seguridad Pública Federal indica que hay aproximadamente 100 mil sitios de pornografía infantil en México, esto es algo verdaderamente alarmante y es algo que apenas quizá la sociedad está tomando consciencia de la gravedad del asunto.

Tenemos que informa y concientizar a la sociedad que hay un riesgo latente, porque muchas veces pensamos de manera equivocada, que el riesgo está para aquellos niños que viven en situación de calle, que forman parte de una familia con un lato grado de desintegración en donde la mamá tiene que ausentarse todo el día para ir a trabajar, el papá tiene problemas de alcoholismo, cuando no es así, el riesgo puede estar en todos casos, ya lo decía yo, aproximadamente el 90 por ciento de los casos se dan en el círculo familiar y en un segundo término quizá en los centros educativos.

Si los padres de familia no están concientes del riesgo que corren sus hijos, no están concientes de la necesidad de tener una comunicación constante con ellos de creerles porque muchas veces no se denuncian los casos de abuso o porque el menor no sabe expresar lo que le paso o porque los papás no le creen, máxime cuando el responsable es una persona cercana a la familia, entonces debe de haber una comunicación muy estrecha, se le debe creer al menor que los especialistas indican que los niños no inventan lejos de lo que se pudiera pensar, sobre todo cunado describen conductas sexuales que salen desde su nivel de comprensión y de vivencia y adicionalmente a ellos tienen que ser muy cuidadosos con quiénes los encargan.

En una etapa de nuestro país en donde cada vez más mujeres tiene que salir a trabajar, en donde las guarderías son insuficientes, en muchas ocasiones dejan a los pequeños encargados con una vecina o con un familiar y pueden son los victimarios, es decir, la actuación de los padres es fundamental, le voy poner un ejemplo, hace algunos años se decía que se robaban a los niños en los supermercados, evidentemente, es una señal de alarma importante y además de algunas medidas de seguridad que adoptaron los propios supermercados como cerrar las puertas en el momento que se daba la señal de alerta de que había un niño que no aparecía, que se le había perdido a la mamá quizá, los propios padres ya no les quitaban la vista de encima, es decir, ya no pasaba que el niño andaba corriendo tres pasillos por allá en lo que la mamá hacia la compras en la medida en que se cobró consciencia de esa situación desminuyeron los casos, si es que no desaparecieron.

Por otro lado también es muy importante que las niñas y niños sepan que son sujetos de derechos, que nadie los puede obligar a hacer algo que no quieren, que nadie puede tocar sus partes íntimas en fin y esto por ejemplo hubo un esfuerzo particular privado hace algunos años por una empresa televisiva la campaña de “Mucho Ojo” que creo que tuvo un impacto positivo.

Sin embargo, es el estado el que debe encabezar los esfuerzos, no podemos depender de una iniciativa de un particular porque dure el tiempo que ellos consideran necesario o rentable económicamente también y el sentido es el Estado el que debe encabezar los esfuerzos, esto desde el punto de vista de la prevención y por eso presentamos una iniciativa de reforma a la Ley General de la Educación para hacer obligatorio en todas las escuelas públicas y privadas que se den platicas, que haya mecanismos de orientación tanto a padres de familia como a los pequeños en un lenguaje apropiado, el riesgo tanto del abuso sexual infantil, como del uso adecuado del Internet que sea una herramienta útil y que no se convierta en un peligro, eso es del punto de vista de la prevención.

Por otro lado, debemos revisar los tiempos penales, si son adecuados, en muchas ocasiones los jueces, insisto, también por falta de capacitación, pero también por corrupción porque hay redes de pederastas y cuentan con un poder económico y político y muy importante y el caso de Succar Kuri es una reflejo clarísimo de ello.

Y en ese sentido, además de vigilar la actuación de ministerios públicos y jueces y de capacitarlos, desde luego si requieren deben dar las herramientas para que puedan cumplir efectivamente con su responsabilidad, sobre todo impulsando la cultura de cero tolerancia en los pederastas que es una de las premisas del Grupo Parlamentario de Acción Nacional en esta legislatura.

Revisar los tiempos penales para que no haya esos resquicios por donde se pueda escapar el pederasta y pongo un ejemplo que es una iniciativa que también se presentó ya en esta Legislatura, que es tipificar como delito de manera clara y expresa el consumo de prostitución infantil, actualmente el delito está como corrupción de menores, aquí el que promueva, que obligue, que fomenté, que una niña o un niño fomentan entre otras conductas el prostituirse.

Sin embargo, los pederasta argumentan que ellos no promovieron ni obligaron a que la niña o el niño se prostituyera, que ellos ya lo hacían desde antes y que se les llegaron a ofrecer, entonces como no encuadraban exactamente en el tipo penales, eso es motivo suficiente para que un juez los deje en libertad, es un ejemplo muy claro por el que debemos ser muy cuidadosos en cómo tipificamos cada uno de los delitos.

Pero adicionalmente a ello debemos también efectiva la aplicación de la ley de trata, la Ley Federal de Trata, por qué, te doy un ejemplo, hay una comisión interinstitucional que ordena la ley que está encabezada por el Secretario de Gobernación, esta comisión creo que ha sesionado una o dos veces y la verdad no ha tenido ningún resultado.

También en ocasiones falta voluntad de parte de las autoridades de los diferentes niveles de gobierno porque este es un tema transversal que abarca todos los niveles de gobierno, porque este es un tema transversal que abarca todos los niveles sociales, pero también los diferentes niveles de gobierno y los tres poderes, en ese sentido debemos inculcar una cultura de protección a los menores, también a las propias autoridades.

Por otro lado, también debemos atender a las víctimas y en ese sentido es muy importante que se modifique todo el proceso penal porque hoy día una de las razones principales por la que no se denuncia un caso de abuso es porque puede ser contraproducente, puede ser más dañino para el menor y por eso los papás optan por no denunciar.

Cuando se denuncia a la víctima le hacen repetir una y 10 veces, el policía judicial, el Ministerio Público, la psicóloga, el trabajador social y luego el juez, etcétera, etcétera. Cada vez que repite la historia la está reviviendo sobre todo porque es interrogado lo hace personal que no está especializado en menores, la exploración médica también puede ser un tema de afectación para menor.

El hecho de confrontarse con el posible agresor que en ocasiones es el abuelo, el tío o el amigo de la familia, cuando el menor no es conciente muchas veces de lo que está sucediendo todo esto lo revictimiza.

Primero es víctima de un pederasta y luego es víctima de las propias instituciones por eso también hay una iniciativa para reformar el Código de Procedimientos Penales que debe decir, que todas estas propuestas no son iniciativa propia en realidad se basan en el trabajo que han hecho durante muchos años especialistas, organizaciones sociales e incluso también se han inspirado en algunos casos concretos, en algunos ejemplos reales.

Tenemos que establecer el ordenamiento legal para que posteriormente sean los especialistas los que nos digan cuál es la mejor forma, cuáles son los textos adecuados con los que podemos influir en los menores, inculcar esta cultura de prevención y de respeto a sus derechos y a su intimidad.

Es la capacitación sin duda, pero adicionalmente a ello se requieren, por ejemplo, recursos técnicos y voy a poner el ejemplo de la pornografía infantil o del abuso y explotación con fines comerciales a través de Internet sólo ocho entidades de la república cuentan con policías cibernéticas y la Secretaría de Seguridad Pública a nivel federal también cuenta con una, pero todas son insuficientes para monitorear todo la red porque no solamente investigan casos de pederastia, investigan también fraudes cibernéticos, etcétera.

En el caso del Distrito Federal que debe decir que la policía cibernética ha hecho una muy buena labor, solamente cuentan con diez elementos y con cinco computadoras, esto es insuficiente hay que invertir, desde luego en tecnología, hay que incrementar el número de personal especializado dedicado a la investigación y la persecución de este tipo de delitos, eso es fundamental.

No hay grupos especializados en la mayoría de las entidades para atender los temas de trata por ejemplo, que son temas muy delicados porque estamos hablando también de explotación laboral infantil o de mujeres por ejemplo y se necesita personal especializado para que pueda seguir toda la red de delincuencia.

Y en este sentido, son temas que solamente cobran importancia cuando surge un escándalo, no han sido prioritarios en la agenda gubernamental ni en las agendas de los partidos políticos, por eso muy importante que impulsemos este tema, porque una sociedad que no es capaz de proteger a sus menores es una sociedad, desde mi punto de vista, condenada al fracaso.

Hace algunos años, pocos años yo era diputado local en la Asamblea Legislativa y había presentado iniciativas sobre estos temas e incluso la actual ley vigente es una propuesta que hice con un equipo de trabajo y en aquella ocasión denunciamos la prostitución infantil en la Merced, pasar por Manzanares, por Santo Tomás, por Circunvalación son motivos suficientes para darse cuenta que hay pequeñitas que están ofreciendo servicios sexuales y que éstas son obligadas a ello y en ese sentido uno solamente se explica que estén a la vista de todo el mundo salvo al parecer de las autoridades porque hay corrupción e incluso en alguna ocasión que me reuní con alguna dirigente social de la zona, me decía que todos los días pasaba policías de diferentes corporaciones a pedir dinero.

Pero si nos vamos a otros niveles como es el caso ya de Succar Kuri nos damos cuenta que puede haber, incluso, gobernadores involucrados en la protección de pederastas o el de Casitas del Sur que es un tema adicional, 22 menores desaparecidos en tres albergues de diferentes ciudades de la República todos ellos administrados por una secta religiosa e incluso un registro como asociación religiosa, la iglesia cristiana restaurada que además tienen diferentes organizaciones pantalla y que a media cancha las bautizo, más bien las identificó como la secta de los perfectos, así se autodenomina, que …alberges en diversos estados de la República, pero también en países como Tailandia, Ruanda, República del Salvador, Santo Domingo, Guatemala y Colombia por poner algunos casos, simple y sencillamente no pasa nada.

Solamente a partir de que entró la PGR debo decir se consignaron a cinco de los integrantes de esta organización. Los líderes están prófugos y sin embargo se sabe que hay personajes con un amplio poder económico que los han protegido y probablemente también personajes del ámbito político.

Esto nos explica que han hecho con estos pequeños. Son los casos que sabemos, que tenemos identificados, deben ser muchos más. No sabemos si han sido víctimas de adopción ilegal, de prostitución infantil, de abusos o de tráfico de órganos.

Son organizaciones delincuenciales y que llama la atención que el primer caso de desapariciones de menores en Cancún en 2005 y el último se da en 2008 en el Distrito Federal. A estas fechas han pasado cerca de cinco años y que no pase nada, sólo se explica por una gran corrupción, además de la ineficiencia de algunas autoridades.

Hay rumores nada más. No hay elementos probatorios hasta este momento y desde luego hay que ser muy prudentes porque SIEDO, la Subprocuraduría de Investigaciones Especializada en Delincuencia Organizada, de la PGR, es quien tiene el caso en estos momentos. Pero desde luego sí he escuchado algunas versiones que involucran a personajes del ámbito público.

 De hecho en esta legislatura ya se creó una comisión especial para temas de trata que involucra desde luego la explotación sexual comercial infantil, queda a lo mejor un poco volando el tema de abuso y ya hubo un foro en materia de trata.

¿Qué es lo que tenemos que hacer? Revisar todas las leyes enfocadas a proteger a los menores para armonizar la legislación, por un lado, pero, por otro lado, estamos reuniéndonos ya con especialistas para revisar las leyes vigentes en materia de trata, las leyes penales.

Esto sin duda es fundamental, pero creo que la aportación más importante que podemos hacer en esta legislatura es lo que ya señalaba: Una campaña permanente de cero tolerancia a los pederastas.

Hace unos días en la Máxima Tribuna de la Nación representantes de todos los grupos parlamentarios hicimos un compromiso muy claro de darle prioridad a todas las propuestas legales y a todo el trabajo que podamos realizar para proteger a los menores y perseguir a los pederastas. Creo que ese ya es un paso importante.

De lo que se trata es de que se traduzca en hechos concretos y si logramos colocar este tema como un tema prioritario en la agenda legislativa, estoy seguro que esta LXI Legislatura va a poder sentar precedentes en estos temas.

Desafortunadamente la legislación es muy dispersa, está la Ley para la Protección de las Niñas y los Niños, en algunos casos está en la Ley de Desarrollo Social, en fin, en la Ley de Asistencia Pública y Privada, pero es una legislación muy dispersa y cuando la legislación o las normas son dispersas se diluye la responsabilidad de las autoridades y voy a poner también un ejemplo.

La regulación de los albergues de nuestro país. Parte de la responsabilidad recae en el DIF nacional, y en los DIF estatales, otra parte en la Secretaría de Salud, otra parte en la Secretaría de Desarrollo Social, en la Junta de Asistencia Privada y en ese sentido todos se echan la bolita.

Debo decir que hay un directorio nacional de instituciones de asistencia pública y privada y se supone que ese directorio tiene que ser actualizado para conocer cuántas niñas y cuántos niños están albergados en nuestro país. Ese directorio a la fecha reporta aproximadamente 10 mil menores, pero 17 estados de la República no reportan información alguna y hay otros como Chiapas que nos dicen que en Chiapas solamente hay 46 pequeños, lo cual a todas luces es increíble, está muy alejado de la realidad.

Si no sabemos cuántos albergues, si no sabemos cuántas niñas y niños están albergados, si no sabemos qué tipo de educación, de atención médica, sicológica, de alimentación, etcétera, etcétera, están recibiendo, si no sabemos siquiera si efectivamente están en esos lugares, el espacio de vulnerabilidad es amplísimo. Muchos de esas niñas y niños que llegaron a un albergue de los cuales no hay registro, como pasó con Casitas del Sur, hoy pueden estar siendo obligados a prostituirse, así de sencillo.

La impresión que me da es que es un tema doloroso, es un tema incómodo y en ese sentido hemos optado por desviar la mirada a otra parte. Solamente así me lo explico. Cuando uno pronuncia un discurso, todo mundo, cuando menos, da alguna muestra o finge sensibilizarse al mismo y, sin embargo, si no hacemos una gran alianza de diputadas y diputados que estamos comprometidos con el tema, lo más probable es que termine la legislatura y las iniciativas se queden en la congeladora, sin que haya argumentos para desecharla o para aprobarla para modificarla, simple y sencillamente porque se considera que hay otros temas más importantes.

Hay algunos activistas sociales que dicen que los niños no son prioridad porque no votan.

En muchas ocasiones así es, todas las acciones, todas las propuestas, todas las decisiones se basan en muchas ocasiones en un criterio de rentabilidad electoral, no en un criterio de responsabilidad social, de responsabilidad con la nación.
Sin duda y además estos temas tienen mucho que ver con la restauración del tejido social, el caso de Ciudad Juárez donde los pequeñitos de 10 años son reclutados como sicarios es verdaderamente reprobable e increíble y, sin embargo, muchos de ellos que no tienen nada por qué luchar quizá, empiezan a ver a los delincuentes como ídolos y empieza a ser un asunto aspiracional. Finalmente, no hay un soporte social que les permita aspirar a una vida distinta.

Dependiendo el tipo de delito, son delitos distintos y además son delitos que se pueden perseguir desde el ámbito local o en el ámbito federal si se comprueba que está operando una red de delincuencia organizada, los delitos pueden alcanzar 20 ó 30 años, dependiendo las agravantes, etcétera, etcétera, porque cuando quien comete el delito, por ejemplo de abuso, es un familiar cercano, es el papá, o es un sacerdote, o es un profesor, alguien que tiene ascendencia sobre el niño, alguna responsabilidad sobre el cuidado del menor las penas se duplican, en fin, habría que analizar cada caso.

Las penas son severas, el problema es que al día de hoy son contados con los dedos de una mano los casos de delincuentes vinculados a la trata de personas o a la explotación o al abuso de la explotación sexual comercial infantil que han sido consignados, el número es muy reducido.

A nivel federal y en algunos estados hemos avanzado de manera adecuada en materia legislativa, por ello hemos hecho también un exhorto a todos los congresos locales para que revisen sus leyes, pero no basta con una buena ley si ésta no es aplicada y si a ésta no se le dan recursos, se puede tener la mejor ley.

Pongo el caso del Distrito Federal, nuevamente, la Ley para Prevenir y Erradicar el Abuso y la Explotación Sexual Comercial Infantil, la trata, ordenaba instalar una comisión interinstitucional, igual que a nivel federal, habían pasado más de seis meses y esta comisión no se había instalado y cuál era la consecuencia de ello: La comisión interinstitucional era la encargada de elaborar el programa general de prevención en donde iban a participar todos los sectores de la sociedad. Si no existía comisión, mucho menos programa.

Y en ese sentido una de las bondades, desde mi punto de vista, de la ley que era enfocar acciones concretas a la prevención pues simple y sencillamente no se estaba llevando a la práctica.

Ese es uno de los temas que está a discusión ahorita, si todos los temas vinculados con la explotación sexual comercial infantil, insisto, no es lo mismo que el abuso, porque el abuso no tiene una finalidad de explotación permanente, es para satisfacer un deseo personal, pero totalmente reprobable y monstruoso, pero un deseo personal, ya la explotación sexual con fines comerciales busca precisamente obtener un lucro económico.

Y en este sentido se ha discutido sobre la posibilidad de federalizar el delito, que solamente la federación lo pueda perseguir, pero entramos a un debate si el número de elementos de la policía ministerial, por ejemplo, de la Policía Federal, de la Secretaría de Seguridad Pública, son suficientes y probablemente no lo sería, en todo caso, podríamos buscar una solución intermedia, que fuera un delito concurrente, es decir, que lo pudiera perseguir tanto la federación como los estados.

Hay estados en donde, insisto, hay un atraso cultural muy importante y en donde no se consideran graves estos delitos no solamente en la legislación sino en el ánimo de la propia sociedad, eso es cierto y en ese sentido tenemos que alzar la voz, tenemos que exigir que se homologuen efectivamente las leyes, los criterios y tenemos que exigirle a la sociedad y a sus estados que también formen parte de una gran cruzada nacional, pero más allá.

Incluso en algunos países del mundo hay partidos políticos que están pugnando porque el acto sexual con un menor de edad no sea penado, siempre y cuando éste sea consentido, es decir, que no haya violación, que no haya abuso, que no se le obligue al menor, cuando sabemos que en muchas ocasiones los menores son muy vulnerables y basta con algunos apapachos, con alguna relación de confianza y de complicidad para que el niño, que a veces es desatendido en sus propios hogares, pueda caer en las redes de un pederasta sin que necesariamente haya violencia física, simple y sencillamente hay manipulación.

Y en ese sentido hay partido en Holanda, por ejemplo, que están pugnando porque se permita el amor, como ellos le llaman con niñas y niños, y hay un día el 27 de junio, si mal no recuerdo, es el Día Mundial por el Amor a los Niños y prenden velas azules y tienen incluso códigos para comunicarse entre ellos. Esto es verdaderamente reprobable, preocupante, indignante y desde luego es un momento, un día, en donde debemos salir en nuestro país a condenar con toda claridad a este tipo de movimientos.

Algunos médicos del Instituto Nacional de Pediatría reciben a niñas con lesiones sumamente severas, desgarres, etcétera, porque son obligadas a prostituirse o son violadas, cualquiera de las dos, o las dos.

Ellos las atienden, en fin y, sin embargo, saben que una vez que las dan de alta probablemente regresen al mismo lugar a seguir siendo explotadas porque ellos no tienen legitimación jurídica para denunciar, por ejemplo y al final del día ellos cumplen con su responsabilidad de curarlas, pero en su fuero interno saben que muy probablemente, porque no hay una capacidad suficiente del Estado para hacerse cargo de estas pequeñas, de estos pequeños, muy probablemente regresen al mismo sitio porque no tienen otro lugar a donde ir.
No en cuanto a las sanciones, no importa si triplicas el número de años de cárcel para un pederasta, para alguien que obliga a una niña o a un niño o que los explota sexualmente, no importa el número de años, lo verdaderamente grave es el nivel de impunidad que hay en nuestro país.

Un pederasta que es una persona enferma y que sabe que muy probablemente no lo van a denunciar porque quién denuncia ¿el niño o la niña explotados? ¿el padrote que los explota? ¿o el cliente que paga por sus servicios? Ninguno de los tres, además de que hay corrupción en las policías, como ya lo señalé.

Entonces, si sabe que muy probablemente no se denuncie y que si se llegara a denunciar lo más probable es que ni siquiera lo detengan, poco le preocupa si la pena es de 500 años de prisión. Aquí el verdadero problema es la impunidad.

En primer lugar lograr que las tres iniciativas que ya se han presentado para evitar la re victimización de las niñas y niños que han sido víctimas de algún delito sexual, para tipificar como delito al consumidor de prostitución infantil y hago mucho énfasis en ello, existe toda una red que engancha, traslada, resguarda, obliga, etcétera a un niño o niña a prostituirse porque hay una persona que paga por sus servicios, entonces hay que irnos contra él también.

Hay una gran oferta porque hay una gran demanda, entonces, es importante que se tipifique como delito y desde luego también lograr que se apruebe la reforma a la Ley General de Educación para poder informar y concientizar tanto a los papás como a los niños sobre riesgo que hay y cómo pueden prevenirlo.

Este es el primer reto, hay algunos puntos de acuerdo que se están presentando en materia de Internet, de pornografía infantil; en materia también que por cierto ahí doy otro dato, dice la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal que a un pederasta le puede tomar más o menos 15 días para contactar a un menor, ganarse su confianza y convencerlo de sostener relaciones sexuales, lo que se llama el “grooming”, los pederastas son muy hábiles, son grandes seductores, 15 días nada más.

También hay un gran riesgo no solamente en materia de pornografía infantil de que obtengan imágenes de pequeños, sino también de que ahí los recluten. Entonces, en ese sentido es muy importante que también se apruebe esta reforma a la Ley General de Educación.

Insisto, tenemos puntos de acuerdo en materia de seguridad en Internet, para que se homologuen los criterios, para que en cada entidad haya una policía cibernética, etcétera y se incrementen los recursos tecnológicos, hay otro en materia de albergues para que se actualice la Norma Oficial Mexicana en materia de albergues, tiene 13 años que no se ha actualizado y exigirle a las autoridades correspondientes que tengan un registro actualizado de cada uno de los pequeños y haya operativos permanentes para supervisar las condiciones de los mismos.

Es decir, son temas que tienen muchas aristas. Próximamente presentaremos también algún diagnóstico sobre la explotación laboral infantil y en ese sentido si bien tengo otras responsabilidades como consejero del Poder Legislativo en el IFE y tengo también algunos otros temas también de importancia para mí, el principal desde luego porque para mí, más que un tema legislativo, una responsabilidad, una obligación en mi calidad de diputado, es una causa, es una bandera.

Y en ese sentido, a lo largo de toda la legislatura seguiré impulsando estos temas sin duda.

Agustín Castilla Marroquin.
Diputado Federal.

Pérdida de una infancia inocente

Cada día son más los niños a los que no se les deja vivir una infancia inocente. En una época en la que tanto se habla de derechos, parece un contrasentido, pero así es, que la infancia siga siendo una presa fácil por parte de los adultos para la explotación sexual.

El comportamiento más animal a veces lo sobrepasan los propios seres humanos. Las víctimas siempre son los más frágiles. Niños que no tienen una familia donde aprender a vivir lo que es una relación natural entre madre, padre e hijo, que se mueven por si mismos en una sociedad depravada y depredadora, sin moral alguna. La combinación de sexo y violencia en los medios de comunicación y en los espectáculos, así como la normalización de la experimentación sexual cuanto antes, desembocan fácilmente en perversiones como viene sucediendo.

 No hay excusas para el abuso a menores por parte de nadie.

Los niños deberían ser el centro de atención en todos los países del mundo. Digo deberían, porque hoy no lo son, en absoluto. Lo serían si la disminución y la eliminación de esa violencia fuese realidad. De poco sirve hablar en todos los foros de una cultura de paz, sino se predica con el ejemplo. A ninguna asociación del mundo puede permitírsele la liberación de la pornografía infantil y las relaciones sexuales entre adultos y niños.

Lo peor que le puede pasar a una generación es que deje perder la inocente infancia y permita el sufrimiento de los niños, que serán los hombres del mañana.

domingo, 21 de marzo de 2010

Herida por el incesto




Lo daría absolutamente todo para que cesara esta pesadilla. Esas noches inacabables son una agonía. Son una muerte. Y al día siguiente empieza de nuevo. Podría echárselo en cara a ese desgraciado que se abrocha los pantalones, pero no digo nada. Callo porque soy una niña y porque Renaud, ese hombre que me viola todas las noches y que me presta a todo aquel que me desee, es mi padre”. Quien esto cuenta es Isabelle Aubry, entonces una niña, hoy una adulta de 45 años que nos recibe en la sede de su asociación, AIVI, situada en Maisons Alfort, al sureste de París, y cuyas siglas significan Asociación Internacional de las Víctimas de Incesto. Así que sí, si leen otra vez el primer párrafo, ya lo habrán entendido. La vida de Isabelle está marcada por ese abuso que es mucho más que sexual, marca más, pues destruye desde los cimientos.

“El incesto es que tu papá querido te viola un día y al otro te hace una carantoña”
“No tengo raíces, ni familia, porque los he arrancado de mi vida para protegerme”

Un padre está para protegerte, no para follarte”. Esto es lo que viene a decir esta mujer de pelo oscuro, dicharachera, con rabia contenida aún hoy, tres décadas después de aquel infierno en el seno familiar. “A los nueve años hago por ignorar sus caricias inmundas. Ahora sé que ese escamoteo que hace conmigo mi memoria tiene un nombre: negación de la realidad. El incesto es lo increíble, lo inconcebible, lo imposible convertido en realidad. Es ni más ni menos que vuestro papá querido os viola una noche y al día siguiente os hace una carantoña. No queda más remedio que suicidarse u olvidar”.

Ella eligió otro camino: optó por contar. Ha publicado un libro autobiográfico titulado La primera vez tenía seis años… Se editó en Francia en 2008 y causó impacto en las ventas, 50.000 ejemplares en un año, y en la ley francesa, que se endureció incluyendo el incesto como tal en el Códido Penal. Ahora aparece en España, en Roca Editorial. Todo lo vivido desde sus seis años de mocosa preciosa hasta hoy, con su larga travesía, sus trastornos de víctima, sus preguntas sin respuesta (¿qué hace a un padre incestuoso, por qué el mío lo era?), su empeño en romper la ley del silencio y rehacer su vida, el nacimiento de su hijo o su matrimonio feliz actual, se narra en este libro escrito con poderío por la periodista Véronique Mougin. “Me reuní tres semanas con ella, y fue tremendo, lo pasé fatal”, cuenta. “Tuve que rememorar otra vez aquello. Le mostré fotos, mis diarios, hicimos entrevistas telefónicas… Ella transcribió lo hablado y lo contrastó luego con personas de mi entorno, mi abogado, mi vecina Françoise Abeille, que fue la que desveló todo al enterarse de lo que me sucedía y provocó la denuncia a mi padre”.

Y ahí están los detalles y las etapas de su vida expulsados como un vómito en cada página: “Siguiendo sus órdenes, aprendo a dar variedad a sus placeres. Lo primero, a chuparle el sexo. El asco me provoca arcadas…”. “A los 14 años soy una adolescente dividida en dos mitades, una está muerta y la otra sólo sueña en vivir a fondo”. “Al volver a casa de madrugada, tras las orgías, está cansado y nuestras relaciones son menos frecuentes. Soy yo, pues, quien lo empuja a ellas cuando no ocurren por iniciativa suya… La peor pesadilla es acostarme con mi padre… antes diez tíos que él”. Y así.

Y no es sólo lo que Isabelle sufre, sino lo que los demás no aprecian, no quieren ver u oír. “¿Mi madre? Ah, mientras escribía el libro, Véronique me pedía: ‘Por favor, dime algo para dotar de vida a tu madre, darle sentido’. Y yo no tenía nada, ni detalle ni gesto. Ella es el fantasma de mi primera infancia”. Tan rico, intenso y directo es su relato, que a través de él, de su historia, se podría dibujar una suerte de apuntes-retrato robot del incesto.

Uno. La víctima no suele hablar. Y eso hizo ella durante años, callar. Hasta los 14, cuando ya lo sabía todo sobre sexo, había pasado por manos de cientos de hombres y participado en mucha orgía en cama ajena. Hasta que Françoise, que sospechaba, le preguntó un día: “Isabelle, ¿tu padre hace cosas contigo?”. “Sí”, contestó ella. “Ya lo he dicho. Y el mundo no se ha hundido. Y no me he quedado muerta de repente. Pero no tardaré en morir. Cuando mi padre se entere de que he revelado nuestro secreto me matará con sus propias manos”, escribe.

Dos. El agresor es padre, tío, madre… Si ellos te quieren, será así, se vienen a decir las víctimas. “Así que me quiere mi padre, o eso creo yo. Se masturba sobre mí y me roba la infancia, pero si lo hace es porque me quiere. Así me lo dice y estoy convencida de ello”.

Tres. Incesto es una palabra oculta la mayoría de las veces y/o sustituida bajo la expresión de “abusos sexuales a menores”. Descubrir el incesto es difícil no sólo porque muchas veces no hay daño físico visible ni síntomas psicológicos diferenciados, sino porque se presenta bien enhebrado al tabú del sexo, al escándalo social, a la implicación emocional, al silencio del agresor, la victima, los familiares… Ocultación. Aislamiento. “Algo que no sucede con los abusos por parte de alguien externo; si es así, los tuyos se volcarán en protegerte…, pero si el agresor es tu pariente, entonces la víctima está completamente sola”, subraya Aubry.
Además, sobre abusos hay estadísticas. Sobre el incesto puro y duro, apenas. Se sabe que el perfil occidental de la víctima de abusos es, en el 80%, el de una niña de 6 a 15 años; el agresor, un varón (86%); se trata del padre (39%) u otro familiar (30%, ver ICEV. Revista d’Estudis de la Violència, 2008). Y que entre un 20%-25% de mujeres y un 10%-15% de hombres españoles confesaron en diversos estudios haber sufrido abusos sexuales en la infancia. “Hablamos de un problema más extendido en la sociedad de lo previamente considerado”, escribía la psicóloga Noemí Pereda, de la Universidad de Barcelona, en 2009. Aubry lo comparte. Y según la fundación canadiense Marie-Vincent, “el 90% de los incestos son ignorados”.

En el pequeño espacio para las visitas del local de AIVI tomamos café y comemos pizza, e Isabelle cuenta cómo su progenitor ejerció con ella (ejecutó, cabría decir) los tres niveles del incesto: “El primero, me usó para sí como objeto sexual; segundo, me utilizó como objeto para tener acceso a otros, para conseguir a otras mujeres, ofreciéndome a mí a cambio a sus maridos, y tercero, además me convirtió en lucrativa, me vendió directamente a otros por dinero como mercancía”.

Cuatro. Del padre protector, al padre como amenaza. Y cita, al hilo, un caso actual pendiente de la justicia con 66 inculpados: “Cambiaban a los niños y los vendían por ruedas o radios; eran moneda de cambio, es decir, que el agresor no ve al niño como su niño, sino como objeto… Yo me sentía en ese lado, y estar ahí es abominable. La percepción del otro se reduce a eso. Como algunos hombres con sus mujeres, que las creen su propiedad. Es un problema de poder, claro, un abuso de poder siempre. Como el caso Fritz, en Austria, que encerró a su hija 24 años y le hizo siete hijos…”.

Cinco. La víctima de incesto se siente culpable de lo que le sucede. “Como soy una niña encantadora, una niña tan guapa, su hija querida, soy culpable de que él me ame demasiado, de que me ame tan mal. Mi gran error es vivir”, sigue el libro. Y ahí quedan descritos los hechos, terribles; la denuncia, tan costosa; el juicio, inenarrable; las charlas con expertos, frustrantes; las relaciones familiares, rotas; las amorosas, dañadas; el psicoterapeuta que le enseñó a respetarse; su vida abocada a la prostitución en París…

Seis. Los agresores no tienen perfil psicológico común. A la pregunta: “¿Cómo pudo suceder?”, ella responde: “Mi padre era un perverso”. A la de dónde se produce el fallo, ¿en la educación, la moral…?, Isabelle dice: “Conocí bien a mis abuelos, normales, trabajadores, atentos…”. Y advierte de los mitos sobre el incestuoso. Como que es un enfermo. “La psicóloga Marie-Pierre Milcent, en Canadá, investigó este factor en agresores y concluyó que son padres igual que los demás, buenos padres, responsables, cariñosos”. Y sigue: el incestuoso no sufre de pulsiones irresistibles, no pierde el control de sí, pues el incesto se ejecuta gradualmente; no es accidental, sino planeado; y no distingue de clases sociales. “Puedo asegurarte, con las víctimas que he visto, que ocurre en todo nivel. Incluso muy alto, en políticos, y ésa es gente muy herida”. Pero, sobre todo, afirma, es inadmisible la idea del niño como provocador o consentidor, ese típico ‘algo habrá hecho’ envenenado. “No es lo mismo violación, agresión o abuso sexual que incesto porque, por la relación afectiva, el menor no se resistirá al adulto, no tiene capacidad de hacerlo y tampoco de detectar el bien o el mal en lo que le pasa, al menos hasta que crezca y sepa, si es que no lo ha borrado de su memoria por negación”.
Isabelle fue violentada por su progenitor durante dos etapas, de los 6 a los 10, y luego, en la adolescencia. Con momentos como éste, a los 12 años, cuando él decidió que era hora de desvirgarla. “…Se coloca sobre mí. Negrura infinita… No recuerdo si sentí dolor, no recuerdo si lloré. Sé que no me resistí. Igual que si me hubieran partido en dos; mi cuerpo a un lado, mi cabeza al otro. Así dejé que Renaud Aubry me asesinase en su gran lecho azul. Le obedecí porque yo era su hija y él mi padre… Y durante dos años y dos meses mi padre no se detendría”. Un sufrimiento inmenso que puede durar años sin que nadie lo aprecie o intervenga y actúa como una red de arrastre, todo lo arrasa. “Únicamente un 20% o un 30% de las víctimas de abuso sexual infantil permanecerían estables emocionalmente tras esta experiencia”, concluía la psicóloga Pereda.

Siete. Es imprescindible romper con la familia tóxica para salir adelante. Sí, otro dolor más. La relación de Isabelle con los suyos hoy es nula. “A menudo estoy muy mal. No tengo raíces, ni familia, porque los he arrancado de mi vida para protegerme, pero el luto que llevo por mi madre es atroz... Cada día hago un esfuerzo para borrar este vínculo, este amor que siento por ella”, escribe. Y le ha quedado como herencia una gran inestabilidad emocional, un trastorno bipolar, etapas de manía y depresión que la llevan a tratamiento y psicoterapia continua. “Mi ansiedad, mis miedos rondan ahí…”. ¿Y su padre? Fue juzgado y condenado a seis años, pero apenas cumplió la mitad; luego se casó, rehízo su vida. “Nunca me pidió perdón”. Él día que murió, en 2004, ella descorchó una botella de champán y brindó.

“He necesitado mucho tiempo para limpiarme y aun así me siento sucia”. Quizá por eso al leer el manuscrito del libro la primera vez montó en cólera: “No podía dar crédito a la imagen que se daba de mí misma… Entré en shock y lloré”. Pero lo asumió. Y cambió cosas: “Corregí expresiones, no me gusta llamar puta a una mujer, aunque se prostituya, es degradante”. Isabelle renació hace 35 años cuando habló por vez primera con otras víctimas: “Fue una revelación”. Por eso creó AIVI. Para hablar. Para poner palabras justas al asunto concreto. “Concedámonos la palabra” es su lema. En AIVI orientan, redirigen a afectados a psicólogos, juristas, centros… Y sensibilizan, proponen campañas, medidas de prevención. “Todas ellas pasan por una: información. Los niños deben saber; los profesionales también, y estar formados para detectarlo. Sabemos más ahora sobre violencia doméstica y pedófilos, pero nada sobre el peligro que pueden llegar a representar algunas personas cercanas”.

Y proponen estudios, sondeos científicos, rastrean lo que hay fuera: “Prácticamente nada en Europa; algo en Canadá y EE UU. Queremos datos, porque sin datos, ¿cómo actuar?”. Isabelle hasta anduvo tras Sarkozy para darle detalles tipo: “Mire usted, que en EE UU publican las consecuencias crónicas del incesto en la salud… Y con esos datos se consigue financiación para prevención, porque míreme a mí, en terapia, improductiva, cuesto dinero público… Si hubiera sido atendida de pequeña y separada de mi familia, hoy no sería así...”. Sarkozy no la recibió, pero la nombró Mujer del Año 2007. “Seguiré tras él”, se ríe. Y enseña los folletos de los congresos de AIVI en 2008 y 2009, Atender a las víctimas o Ser padre después del incesto, donde trataron su repercusión en la vida conyugal, qué sucede al tener hijos –ese miedo de toda víctima a acabar convertida en agresor– o si existe transmisión generacional. Buenas preguntas para un terreno minado. Romper el silencio será el lema de este 2010.

Hoy la vida de Isabelle está, con altibajos, en orden. “Dentro de un orden”, matiza. “Tengo un marido y un hijo adorables, y no estoy mejor ni peor que hace una década, sino diferente. Digamos que soy optimista realista, y que tengo motivaciones egoístas, sí: la asociación y esta lucha me permiten seguir, y la fuerza me la dan esos niños que… Mira, imagina una clase de una escuela, cualquiera… Te aseguro que en ella hay menores que están sufriendo ahora mismo este problema. Muchos. Y muchos callarán”. Cuántos, nadie lo sabe a ciencia cierta.

LOLA HUETE MACHADO 21/03/2010 el país.

Internet, ideal para pederastas

Con el nick de Princesita, Beatriz construyó su imagen virtual en una red social de internet. A sus 14 años, no reparó en las consecuencias. En el renglón de perfiles colocó datos privados, no sólo de ella, también de sus familiares. Seleccionó sus mejores fotografías y las colocó en la página. Se describió como alegre, amiguera, “deseosa de popularidad”, con aptitudes artísticas y admiradora de la cantante canadiense Avril Lavigne.
Su página tuvo tal número de visitas que en una semana se colocó entre las más populares. Su imagen fue replicada cientos de veces, hasta que Carlos, de 35 años, la ubicó. Sin confesarle su verdadera edad, le envió un correo electrónico solicitándole que lo agregara a su lista de amigos virtuales.
Durante el primer mes intercambiaron música y videos de Avril Lavigne. En cada mensaje, Carlos insistía sobre las cosas que tenían en común. Se ganó la confianza de la adolescente y la convenció de que se videograbara cantando para que él opinara sobre su voz.
En el siguiente encuentro virtual le pidió que prendiera la cámara web de su computadora y le cantara en vivo. Se desvivió en halagos y la convenció que se mostrara más sexy. Le sugirió que se quitara la ropa para conocerla un poco más. La menor de edad accedió. Carlos grabó y almacenó en su disco duro cada movimiento de Beatriz.
Los 10 minutos frente a la cámara se convirtieron en meses de pesadilla. Su “amigo virtual” insistió. Quería que su amistad pasara al mundo real. Ante la negativa de la adolescente, Carlos amenazó a Beatriz con mostrar sus imágenes, donde aparecía semidesnuda, a sus padres. Ella accedió a reunirse con él en un lugar público.
La cita fue en la cafetería de un centro comercial. La recibió con una bolsa de regalos. Nadie sabía que Beatriz estaba en ese lugar. Carlos le había pedido que no lo comentara. Al terminar el café se ofreció a llevarla a su casa. Ella, confiada, se subió a la camioneta. Minutos después, el hombre la violó.
Beatriz logró escapar durante un descuido de su atacante. Días después, cuando abrió su correo electrónico encontró un mensaje amenazante de Carlos. La adolescente guardó silencio; su conducta cambió, se volvió retraída y dejó de alimentar su página en la red social.
El testimonio de Beatriz fue relatado por su terapeuta. La adolescente tiene una crisis depresiva que le impide continuar con sus estudios y su vida.

viernes, 19 de marzo de 2010

Aumenta el abuso sexual hacia los niños

El abuso sexual hacia los niños va en aumento ante la falta de una educación de prevención tanto en las escuelas como en los hogares, ya que todavía persiste el tabú en la población para hablar sobre el tema, que ignorarlo sólo genera mayor afectación en los menores que están indefensos por falta de información de lo que les puede ocurrir.

Los padres de familia y los maestros tienen que abrirse a una cultura de información para proporcionarle a los menores, especialmente los niños de preescolar y primaria, la información suficiente que se convierta en la herramienta que prevenga el abuso sexual.

Sin embargo "es lamentable que no se difunda la suficiente información de manera adecuada y dirigida directamente a los niños, de parte de padres como de maestros, porque tienen temor de dañar sus mentes, cuando la falta de conocimiento los hace vulnerables hacia pedófilos y pederastas",.

Asimismo, muchos padres de familia están dispuestos a que sus hijos conozcan esa información, pero a través de los maestros que deben darse los primeros pasos y consolidarse en los hogares.

Se necesitan profesionistas tenaces y valientes para desterrar los tabús que lesionan la vida de una sociedad, como en este caso el negarle la información a los niños para evitar ser abusados, lo cual "exige que como comunidad cambiemos esa mentalidad para proteger a los infantes".

Cabe indicar que los estudios realizados hablan que el 15 por ciento de los pedófilos buscan parejas con hijos para continuar con el abuso sexual infantil, práctica de siglos que todavía en pleno 2010 sigue siendo una costumbre "aceptada y callada" por las familias, especialmente de las víctimas que 5 de cada 10 denuncian lo sufrido.

Por lo que los niños de preescolar y primaria tienen que recibir información sobre la forma de cuidarse de quienes pretendan abusar sexualmente de ellos, ya que "educar en prevenir", puesto que en pleno 2010 todavía este delito sigue creciendo y causando secuelas de por vida en los adultos de hoy, al haber sido atacados cuando fueron menores.

La intención  es mostrar la necesidad de que los niños participen en un taller de información, que les enseñe cómo cuidar su cuerpo y saber cómo detectar acciones negativas en su contra, a través de "Aprendo a cuidarme", para prevenir el abuso sexual infantil.

Es difícil que los padres de familia acepten que a sus hijos se les hable de sexualidad, "pero en este caso no se les habla de sexo, sino de cómo detectar que pedófilos los lastimen", para lo cual se requiere de una mayor disposición de que el programa/taller se realice para ellos.

La mentalidad de muchos padres de familia es "a mí no me sucederá, mi hijo no estará en esa situación", cuando el desconocimiento, la ausencia de información y de las herramientas para detectar este riesgo antes de convertirse en un trauma de por vida, "puede sucederle a cualquiera".

La  Prevención sobre el Abuso Sexual (ASI) para niños y niñas, que es una herramienta valiosa que ayudará en gran medida a prevenir muchos casos, ya que no existe el perfil físico sobre un pedófilo, quien ataca a niños pobres como ricos.

martes, 16 de marzo de 2010

Tú me enseñaste a llorar.

Hace 40 años que vivo con un grito encofrado en la garganta, yo lo quería parir como las raspas del pescado que si se dejan se infectan y se hacen pus que arrastran toda tu sangre y por más que lo intentaba, sólo sabía mascullar contra mi saliva, la tuya, padre.

Hace tanto tiempo que olvidé qué es permitirle a la boca liberarse en un “papá”, que cuando quería hacerlo, aun en la más plena soledad, como un ensayo, sólo dejaba volar un resuello quiebro, que concienciándome de lo espeso de la distancia, de este hálito de bruma en que tú me dejaste, se transformaba en un “por qué” infinito como el cielo, siempre de ojos perdidos y flema.

Te he odiado “padre”, tú destapaste la caja de los mil demonios y fantasmas, cuando aún no tenía edad de pensar en esas cosas. Tú me negaste el perfume, que yo guardé sin querer, con el albornoz de su juventud con bigote, con las anginas y las sábanas, los “frigodedos” y las acuarelas y al que yo sin saber invocaba en las noches de pesadillas. Sin embargo me diste otros olores que ahora son nausea y que hoy en mi memoria pugnan por salir a flote.

Tú me enseñaste a llorar.

Te he odiado con la fiebre del sarampión sin regalos, y de la varicela sin abrazos y con el terror de mirarte a los ojos y saber que llegaría la noche y tú visita sería inevitable.

Te he odiado con la arrogancia de la adolescencia, con la ira del traslado forzoso y las notas en mi estuche. Tú me enseñaste a escribir a la pena cuando no sabía qué era pena y me robaste los dientes de leche y toda la alegría de volver a casa para verte, porque sabía que estarías esperando con el cinturón en una mano y el cigarrillo en la otra.

“Papá”, te odié hasta desearte la muerte y yo era un corazón precoz, pero sabía que aquello no estaba bien y conseguiste que la culpable fuese yo.

“Te he olvidado”.

Miento, nunca lo hice, nunca se olvida la sinrazón de mi desdicha, ni se evade la frialdad de este pasado que hemos perdido para siempre.

No puedo mirarte, padre. Ayer encontrarte era el temor del puño y la desidia, la taquicardia, el abismo, era el reencuentro con la única verdad, la que quise arrojar como un escupitajo al vacío y escupiendo hacia arriba, pero siempre me cayó en la frente.

¿Sabes? Un año entero, soñé tu muerte, noche tras noche, y lloraba el caudal de esta pena, que ya no es rencor, ni es venganza. Que ya no tenía ningún nombre…

“Te he visto, padre” y tú no lo supiste, hasta después, cuando creíste ser joven de nuevo y enamorarte otra vez de mi madre, mirándote en mí. Porque mi piel es como la de ella, y mis ojos son profundos como los suyos, pero te hablan de otra tristeza, por eso no puedo mirarte y ver, padre… Te dejé, las copitas de anís, los seises de Reyes Magos, hoy ya no puedo más… odiarte.

Te ví, sangre de mi sangre… frente arrugada, pelo cano y tu mirada aguileña aflojaba el paso de los años, el vencer de las noches, de no saber dónde ir… eres viejo, padre, y yo no puedo mirarte y descubrir, que nos hemos perdido, que esta vida nos ha partido de raíz, distante y vacío, doloroso como tú, como este dolor que me infligiste, quiero llamarte… no puedo, no sabes que sangra tu nombre en mi garganta, que mi garganta es muda a tu encuentro…

Pero necesito decirte que ya no te odio, que tampoco te quiero, que no te necesito...
 
http://forogam.blogspot.com/2010/03/carta-al-agresor-de-ali.html