jueves, 12 de septiembre de 2019

La obra Blackbird retrata la delgada línea entre el amor y el abuso infantil


Blackbird
Foto: Leo Pérez
A Uma un doloroso fantasma de su pasado la persigue y atormenta. Ella busca una catarsis, darle sentido a su pasado a través de una versión que jamás pudo escuchar, sentir, y procesar. En la obra Blackbird la historia narra la versión de Ray; un hombre que en plena madurez sostuvo una relación sentimental y sexual con ella; siendo solamente una niña de doce años.
La obra Blackbird es dirigida por la directora de cine y teatro Katina Medina Mora, protagonizada por Alejandro Calva y Cassandra Ciangherotti, en ella se aborda el abuso infantil: un tema incómodo de explorar. Platicamos con los tres y nos contaron porqué es necesaria una puesta en escena de este estilo.

Blackbird: la delgada línea entre el amor y el abuso

Blackbird
Foto: Leo Pérez
Para Katina, poner el tema del abuso sexual infantil sobre la mesa era urgente para hacer reflexionar y discutir a la gente. Buscando textos y novelas referentes al tema, fortuitamente encontró con Blackbird escrita por el dramaturgo David Harrower en 2005. “Cuando me llegó ví que era un texto de teatro, yo llevaba mucho tiempo buscando algo que fuera para dos o tres actores, que se basara mucho en la dirección que es lo que más me gusta y que además hablara del tema que yo estaba buscando, fue perfecto así fuimos tras los derechos para poder montarla en México”.
Cuando le preguntamos a la directora cuáles eran sus motivos personales para presentar esta obra, nos respondió: “me encantaría que hubiera una reflexión, siento que cuando una persona ha sufrido abusos y ve este tipo de obras o contenidos se genera una introspección incluso una gran empatía con la quienes han pasado por esto—comenta— Este es un tema personal y lo bonito de esta obra es que podemos hablar de cosas que hemos vivido en la que existen momentos duros porque la obra está hecha con el corazón y el estómago, esto ha sido muy catártico.
Directora de los largometrajes Sabrás qué hacer conmigo y LuTo, Katina cuenta que hacer teatro es un rollo totalmente distinto que hacer cine pero que disfruta de ambas. “Hay una parte increíble de todo el proceso del montaje, hay tiempo para el trabajo de mesa, y poder trabajar a profundidad con los actores durante un largo periodo. En el cine tienes un día para filmar y eso es lo que obtienes, mientras que en el teatro se siguen encontrando detalles a días del estreno. El teatro está vivo y cuando los actores salen a escena se la obra se convierte en un gran ejercicio de soltar y confiar que todo el trabajo previo está ahí.

Una verdad muy grande y casi invisible

Blackbird
Foto: Leo Pérez
En tanto, Cassandra Ciangherotti quien encarna a Uma aceptó trabajar con Katina porque era algo que ambas buscaban. “En muchos casos el director es quien tiene la última palabra, pero con Katina las cosas son distintas, aquí lo hemos llevado como un proceso colectivo que me resulta muy interesante. Katina ha sido una especie de directora de orquesta que da indicaciones pero a la vez nos da mucha libertad para desarrollar lo que va sucediendo en escena, si estamos con el corazón puesto y presentes en lo que hacemos, el trazo de lo que se va desarrollando va surgiendo con una verdad que nos envuelve a los tres en el proceso creativo y es una fortuna enorme el poder trabajar con directores así”, comenta.
Sobre su personaje, una joven que creció bajo una condena de culpas, preguntas sin respuesta y una enorme incapacidad de procesar el abuso sexual y psicológico al que fue sometida cuando niña, Casandra cuenta que ha sido muy fuerte interpretarlo. “El arquetipo de la víctima es un arquetipo que habita en cada ser humano, un arquetipo con el que todos sabemos relacionarnos. Pero creo que lo interesante de este personaje ha sido la conciencia de lo que es la emancipación de un niño con su sexualidad, porque eso me resulta lo más potente y trágico de la obra. Es un tema que retrata una verdad muy grande y casi invisible, desde que nacemos somos seres sexuales y por eso es urgente hablar del despertar sexual de los niños, cuidarlos y saber guiarlos”.
Al preguntarle cuál es el impacto que le gustaría tener en sus espectadores, respondió: “que la gente pueda darse cuenta que el abuso tiene consecuencias graves, no solamente hacia la persona afectada, sino a la familia entera donde se provoca que se forme una especie de satélite en el que todas las órbitas alrededor estén alejadas y dejen de existir lazos de apoyo. Por ejemplo cuando la prima no le quiere contar a su otra prima que su papá la abusó, evidentemente ya no puede haber una relación y las familias se van separando, no solamente rompes a una persona, rompes una sociedad, a un país, a un mundo entero a través de abuso”. Finaliza.

Necesitamos educar a más gente para que haya menos abusadores en el mundo

Para Alejandro Calva, no es la primera vez que encarna a un personaje deleznable, anteriormente había protagonizado a un pedófilo asesino y violador en la obra Congelados. En esta ocasión la decisión de interpretar a Ray, el abusador de Uma, radicaba en un motivo principal: “Uno tiene que estar en la vida buscando proyectos que lo trascienden, que lo muevan y lo alimenten del alma. Afortunadamente en la tele hay mucho trabajo pero no siempre te da la satisfacción que te puede dar un proceso teatral. Blackbird es una de esas perlas que te vas encontrando en este océano de posibilidades donde formamos un triángulo en el que compaginamos todos y hacemos que esta obra tan caótica tenga armonía”, mencionó refiriéndose a Katina y Cassandra.
Sin embargo la temática considera que es muy importante de llevar al teatro. “Necesitamos educar a más gente para que haya menos abusadores en el mundo, por eso es interesante traerlos al escenario. Yo, como hombre, soy la representación escénica de muchos hombres afuera en el mundo, y eso e lo que me interesa cuando hablo de estos personajes. Me apasiona conocerlos, saber cómo piensan sin juzgarlos; desentrañarlos, ir más adentro y conocer cuál es el motor que los lleva a hacer lo que hacen”.
En cuanto al impacto que le gustaría lograr en los espectadores, Alejandro piensa que “seguramente algunos se quedarán en shock y no les va a gustar porque ellos buscan divertirse y comer palomitas, la obra es muy fuerte y me gustaría que la gente que quiera generar una reflexión la comparta, y que se lleven el aprendizaje que quieran.
Calva le dedica la obra a su hermana así como Cassandra a su padre.

Abuso sexual infantil: “No hay que naturalizar que los hijos son de sus padres”


Ignacio Pellizzón
redaccion@miradorprovincial.com


El primer congreso de Educación Sexual se realizó el viernes 6 y sábado 7 de agosto en la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario y estuvo organizado por la Campaña por la Emergencia en Violencia contra las Mujeres. Las organizadoras destacaron que se trató de “una iniciativa inédita”, en el que se abordó la temática desde distintas perspectivas, y que contó con el aval institucional de casa de altos estudios.

El congreso tuvo como figura destacada a la expositora Graciela Tejero Coni, historiadora, directora del Museo de la Mujer Argentina y creadora del postítulo de Educación Sexual de Buenos Aires.

“Para nosotras es muy importante poder empezar a desarrollar herramientas para que profesionales y mujeres se formen en lo que el Estado muchas veces falla o no implementa en los circuitos educativos”, sostuvo Nazarena Galantini, coordinadora del movimiento por la emergencia.

“Desde la campaña realizamos las actividades que entendemos que pueden frenar la violencia contra las mujeres, por eso, además de la aplicación No estás sola, que sirve para las emergencias, llevamos adelante este congreso que sirve para poner blanco sobre negro en un tema tan tabú y que el Estado no termina de implementar en los lugares más necesarios”, agregó Laura del Monte, también de la campaña contra la violencia de las mujeres.

ASI: mucho más que una sigla
El panel sobre Abuso Sexual Infantil (ASI) fue muy interesante, donde se trató de deconstruir la mirada patriarcal que hay sobre la problemática. Las disertantes Julieta Serrano (psicóloga y psicóloga social) y Betina Calvi (psicóloga) fueron las voces protagonistas del debate que se centró en poder ampliar la mirada sobre cómo abordar los distintos abusos que sufren las y los niños.

Cada una intentó conceptualizar su mirada. “Debemos problematizar sobre el abuso; un nene se puede enamorar de un grande, pero el adulto no se puede abusar de ese enamoramiento, porque principalmente el abuso sexual es un abuso de poder y confianza”, analizó Serrano, la primera en disertar.

Otro punto en el que hizo hincapié fue en que “no hay que naturalizar que los hijos son de sus padres, hay que rever el vínculo que se gesta, porque no existe la propiedad en esos términos”, porque hay muchos padres que dicen “es mi hija y hago lo que quiero con ella”, cuando se está cometiendo un delito.

“La herramienta central de los niños es poder contarlo, porque el decir habilita la intervención y, por supuesto que siempre se cree en el relato del niño, es decir, siempre es veraz, porque no creerle es revictimizarlo”, apunto Julieta Serrano.

Luego, intentó dar una conclusión: “Hay que pensar en las tareas de crianza y no ya la maternidad o paternidad; también hay que entender que no hay niñas madres, hay niñas abusadas, porque tenemos que erradicar la mirada de la mujer como un objeto reproductor”.

La segunda expositora, Betina Calvi comenzó con una frase: “No hay que luchar contra la violencia, hay que deconstruirla”. “Debemos pensar cómo se construyen las violencias y entender que la mayoría de los abusadores son varones, porque hubo solamente dos casos de mujeres abusadoras que ni siquiera se judicializaron, con lo cual no se le puede otorgar entidad, es decir, es problemática de los varones por las altas tasas”.

Continuó señalando que “el abuso está dentro del maltrato infantojuvenil y que hay una perversión de los padres que abusan porque sabiendo que cometen un delito lo hacen igual y gozan de su ‘propiedad’”. Esto genera “un trauma en los niños”, que se “inscribe de forma singular” y es necesario “creerles siempre”.

Otro punto clave que tomó la psicóloga fue el tema de las denuncias. “Es fundamental que preparemos a los padres para que hagan las denuncias y para ellos tenemos que evitar los prejuicios morales del pensamiento y escuchar a las víctimas, porque muchas veces se descree porque los abusadores son familiares o personas de muchísima confianza”.

Finalmente, Calvi aseveró que “el síndrome de alienación parental (SAP) no existe, es mentira”. “El maltrato es inaceptable en todas sus formas y es imperioso que eduquemos hablando y no golpeando”, dijo y culminó: “Una sociedad que no puede defender a sus niños no merece seguir adelante”.

Las cifras de los abusos

Según los registros oficiales del Ministerio de Educación de la Provincia revelaron que, de marzo a julio de este año se denunciaron 75 casos de abuso sexual que tuvieron como víctimas a alumnos de escuelas de la Región VI, que abarca a Rosario, San Lorenzo y Villa Constitución. Es decir, unos tres por semana. Además, en la misma jurisdicción se abordaron 94 situaciones de violencia en el entorno familiar en lo que va del año. Esto refleja que la mayoría de los niños y adolescentes se animan a hablar y denunciar en las escuelas.

Las cifras oficiales son similares a las del año pasado. En el período que va de marzo a diciembre de 2018 se denunciaron 148 casos de abuso sexual y 202 casos de violencia en el entorno familiar. Si las cifras se mantienen, a fin de 2019 el número de casos será similar al de 2018.

Computando las situaciones en las escuelas de toda la provincia, de marzo a julio inclusive de 2019 se denunciaron 241 casos de abuso sexual y unas 255 situaciones de violencia en el entorno familiar.

En tanto, el año pasado de marzo a diciembre en el total de las escuelas santafesinas se reportaron 422 casos de abuso sexual y se atendieron 408 casos de violencia en el entorno familiar. De marzo hasta julio de 2019 se investigaron 241 casos de abuso sexual y unas 255 situaciones de violencia en el entorno familiar.

Ante cada denuncia, Educación acciona un protocolo de trabajo que activa la intervención de equipos socioeducativos que siguen cada caso en particular, incluso en comunicación con la Subsecretaría de Derechos de Niñez, Adolescencia y Familia y el Ministerio Público de la Acusación (MPA).