miércoles, 1 de septiembre de 2010

Necesitamos hablar para sanar

Elizeth J. Laguna Noguera*

En el libro “El Coraje de Sanar”, encontramos este párrafo: “por muy grande que sea el compromiso de sanar, es muy difícil curar sola de abuso sexual sufrido en la infancia. Gran parte del daño es consecuencia de la ocultación y el silencio que rodeó el abuso. Tratar de curar, a la vez que se perpetúa ese silencio en soledad, es prácticamente imposible.”

Cuando tenemos una herida física profunda debemos limpiarla para evitar infecciones y que cicatrice bien. Si la herida es emocional y han pasado muchos años - como es el caso de mujeres que han vivido abuso sexual en su niñez - cuando intentamos curarla, nos damos cuenta de que está infectada: se ha regado por muchos lugares y las raíces son muy profundas. Para dejar esta herida limpia y sana ten por seguro que va a doler.

Toda persona sobreviviente que desee sanar conscientemente para vivir bien, tiene que tener en cuenta que el proceso es un camino muy difícil y doloroso. Te lo digo con toda sinceridad: las crisis que se nos presentan nos hacen sufrir mucho, nos duele todo y quedamos exhaustas, pero vivas.

Para mí las primeras crisis que tuve hace más de cuatro años y que me permití sentir causaron un giro de 180º en mi mundo “ordenado”, todo por lo que luché por construir en veinte años se cayó, porque ese edificio (mi vida) estaba construido en un hoyo negro que lo absorbió todo y me dejó en medio de un vacío completo.

Todo ese dolor que sentimos es el eco vivo de aquel que nos negamos a sentir cuando se cometió el abuso sexual en nuestra infancia, agrandado por todos esos años de silencio. Por eso en el proceso de sanación se necesita tener métodos, estrategias y una red de apoyo para sobrellevar ese dolor y no callar. Se trata de romper el silencio y no de seguir sufriendo a escondidas.

Nuestra red de apoyo son aquellas personas de confianza que nos escuchan atentamente, que aunque no nos comprendan del todo se preocupan por nosotras y están dispuestas a acompañarnos en los momentos difíciles. Puede ser una amiga o amigo, tu terapeuta, tu familia, los miembros de tu iglesia, tu maestra, tu pareja. Nosotras decidimos en quién queremos confiar y que sea nuestro testigo empático.

Después de reconocerme sobreviviente por varios meses mi red de apoyo se redujo a mi terapeuta, lo cual me alejó mucho de las demás personas: no hablaba ni miraba a nadie, solo esperaba los lunes para poder hablar con alguien que sabía por lo que estaba pasando.

Luego se lo dije a mi mejor amiga. Me escuchó, aconsejó y al final me dijo lo mismo que he escuchado en otras ocasiones “ya pasó, seguí adelante, eso está perdiendo a la Eli que yo conocí”. Nunca volví a ser esa Eli, ahora siento que soy una Elizeth mucho mejor, aunque estoy consciente de que me falta mucho por andar. Mi terapeuta y mi amiga me ayudaron mucho y les estoy muy agradecida por todo lo que hicieron para que yo no estuviera completamente sola.

Algunos meses después llegué a Aguas Bravas, ahí todo cambio, por fin había personas que me comprendían y que sentían lo mismo que yo, no estaba sola. No eran mi terapeuta con sus tareas y ejercicios psicológicos, no era mi amiga que me insistía en que tenía que estar mejor y rápido. Son mujeres que han vivido lo mismo que yo, que han sentido el dolor que implica ser sobreviviente y que están en sus respectivos procesos de sanación.

En esos momentos de mi vida no sabía cómo aprovechar a estas mujeres tan maravillosas que aun después de varios años me siguen acompañando, aunque me salí del primer grupo en el que estuve.

Antes de empezar a echar desinfectante en la herida para limpiarla y que cicatrice, debemos buscar apoyo en otras personas. No te escondás más de lo que pasó, ni te avergoncés, una niña o niño nunca es culpable de que un adulto abuse de ella, vos merecés sanar. Si sentís que no podés compartir con alguien de tu familia, o con alguien de tu círculo de amistades, en Aguas Bravas están las puertas abiertas para vos.

No dudés de que saldrás de este camino siendo una persona completa y mejorada. Vos sos una persona fuerte, inteligente, con gran voluntad, motivación y ganas de vivir. Aunque estés pasando por una crisis o te sientas débil, no has llegado hasta donde estás sin tu propia gran fortaleza interior. Si sentís que no has hecho nada, pensá en el tiempo que vive la mariposa como oruga: está quieta y sin cambios aparentes para luego salir fuerte, victoriosa y con todas sus energías, dispuesta a volar y conseguir lo que quiera sin cargas extras.

*Soy Sobreviviente  elizjoan85@hotmail.es