viernes, 14 de junio de 2019

Violencia sexual hacia los niños

El abuso sexual de un niño/a o de un(a) adolescente es ante todo un gesto de violencia. Más allá que sea o no acompañado de violencia física, se agrega la existencia de una violencia psíquica, las dos caras de Jano siempre presentes. 

 Encuestas epidemiológicas realizadas en aproximadamente 24 países, muestran que el abuso sexual es un real peligro para 5 a 20% de todos los niños, las niñas teniendo entre 2 y 3 veces más riesgos que los varones. El abusador es un depredador que toma al otro como una presa. Niega la existencia del otro como persona y agrede su subjetividad, tanto física como psíquica, y más allá que el cuerpo pague un tributo, lo deja simultáneamente devastado en su psiquismo. No es evidente encontrar un perfil psicológico de un abusador, su modo de funcionamiento psíquico puede ser muy variado, y siempre exige considerarlo en su singularidad. Es impredecible quien puede ser un abusador. 

Quizá el común denominador sea la ausencia de compasión por la persona que somete desde un abuso de poder, persona que no es considerada como tal sino como una presa, como un fetiche al servicio de su satisfacción pulsional. Intenta ocupar un lugar de omnipotencia narcisística en el cual se sienta todopoderoso respecto al otro, que en realidad cosifica.
 En dos años, se atendieron más de cinco mil casos de abuso sexual, y el 65% de las víctimas eran menores Se acercan a niños en situación de vulnerabilidad  de manera aparentemente comprensiva y “afectuosa”, en realidad, extorsionadora. A la demanda de afecto del niño responde con la estafa de la erotización. La coerción hacia los menores puede ser ejercida por la fuerza, la amenaza, el chantaje, o la seducción (dimensión hipnótica). 


El menor, por su inmadurez física y psíquica no está en condiciones de dar su libre consentimiento. Este acto tiene por consecuencia generar una injuria psíquica cuyo efecto disruptivo puede manifestarse inmediatamente en forma de síntomas psicopatológicos (depresión, tentativas de suicidio, encopresis, anorexia, bulimia, etc) o alojarse en forma de quiste, en silencio, en el inconsciente y hacer eclosión muchos años más tarde, en la adultez, como una verdadera bomba de tiempo. Quizá cuando la persona ha retomado fuerzas para ponerle palabras a lo acontecido. En las vivencias de la persona abusada prevalecen los sentimientos de culpa, de vergüenza de su propio cuerpo, de desvalorización y de auto-agresión, que pueden llevarlo a producir todo tipo de síntomas, pero cuya expresión más grave es la auto-mutilación o el suicidio. En el abusador lo más frecuente es la negación y la ausencia de culpabilidad. Es importante que en el momento de la revelación por parte del niño/a o adolescente, el adulto que recibe su relato no juzgue ni opine, sino que desencadene los mecanismos necesarios para su protección. 

Los padres, las instituciones educativas y la sociedad más tarde exigen a menudo del niño, desde su más temprana infancia, que responda afirmativamente a las propuestas del adulto. El adulto espera un si por parte del niño, en función de los principios educativos que hemos heredado del siglo de las luces y de las religiones. Responde así a un ideal educativo que coloca al adulto en un lugar omnisciente. Son los resabios de la figura del pater familias heredado de la época romana: tenía poder arbitrario de vida o muerte sobre el niño, siendo el estatuto jurídico de éste último equivalente al del esclavo. 
 La línea contra el maltrato infantil ya recibió cerca de 3 mil llamadas La concepción del niño como sujeto de derecho es de aparición reciente en la historia de la humanidad. Es fundamental legitimar al niño en su derecho a decir no a un mayor cuando la propuesta sea vejatoria de su condición de persona. Requiere que el niño se sienta sostenido  por parte de los adultos en los cuales confía, que validen que su cuerpo es su cuerpo y que solo a él le pertenece. Que se lo considere como un sujeto capaz de un discurso válido para que la justicia valore su testimonio. No está de más insistir en que el abuso sexual no lo es sólo de su cuerpo, es ante todo un abuso de su persona, un ataque mayor a su propia subjetividad en devenir. Si bien es su cuerpo que paga inicialmente tributo, es toda su identidad que queda atrapada en la cartografía del lenguaje sexual del adulto abusador. Teniendo en cuenta que al momento de la violencia sexual la persona queda paralizada, tetanizada, existe desde hace treinta años en Francia y recientemente en Argentina, una ley que establece que dicho delito no prescribe en los plazos habituales sino con posterioridad al haber alcanzado la mayoría de edad. 
 Otra ley interesante a considerar por el poder legislativo de nuestro país y, que ya existe en Francia, consistiría en establecer que el delito sexual hacia menores cometido por cualquier ciudadano en territorio extranjero, cualquiera sea el país, será juzgado por las leyes en territorio de nacionalidad del ciudadano. Se combate las vejaciones cometidas por paidófilos en cualquier territorio promocionado por el mal llamado “turismo sexual”. La violencia sexual no es extraterritorial. No tiene el privilegio de un fuero propio. Ocurre en el territorio privado del cuerpo del niño devastado por el violador que arrasa con su subjetividad. Enseñar a un niño su legitimidad a rechazar ese tipo de propuestas, no puede sin embargo lograrse sino en un contexto social de libertad ciudadana y democracia. 
Disponer del cuerpo del otro ha sido siempre la manera de manifestarse de los sistemas totalitarios,  públicos, privados o corporativos. Por dicho motivo es crucial que los sistemas democráticos fomenten en los niños a través de la educación y de programas de prevención, la posibilidad de ejercer el derecho a decir no, condición no suficiente pero necesaria para proteger a la infancia y promover en los niños su propia capacidad de cuidado. Consecuentemente, requiere por parte de las instituciones que se ocupan de la infancia admitir que cuando algún adulto quiebra el contrato social de respeto a los niños es imprescindible que sean juzgados y no pretendan ampararse de manera inadecuada en una lógica corporativa. Está en juego la salud mental de los niños y de manera concomitante, la credibilidad de las instituciones sobre las cuales se basa la ley simbólica del contrato social. (Fuente www.perfil.com). 

Elizabeth Homberg: "En todas las partes donde hay niños hay gente que quiere abusar de ellos"


Según los números de la Comisión Europea del año 2010, uno de cada cinco menores iba a sufrir abusos antes de cumplir 18 años" - "Una mujer que atendimos se negó a denunciar a su padre por haber abusado de ella. Luego fueron sus hijas las que sufrieron abusos de su abuelo"

14.06.2019 | 02:45
Elizabeth Homberg: "En todas las partes donde hay niños hay gente que quiere abusar de ellos"

Uno de cada cinco menores sufrirá algún tipo de abuso sexual antes de cumplir los 18 años. Estas apabullantes cifras de la Comisión Europea se han convertido en el motor de la Red de Ayuda a Niños Abusados (RANA). Su alma mater y presidenta, Elizabeth Homberg (Charleston, Estados Unidos, 1967), trasladó a Balears su experiencia personal en su país natal. Ella misma fue víctima de abusos sexuales a manos del segundo marido de su madre. Elizabeth está convencida de que se puede superar esa traumática experiencia. Ella misma se pone de ejemplo. Hay que aprender a reconocer los abusos, a pedir ayuda y, si no te escuchan, a gritar.
P ¿Cómo se le ocurre a una mujer de Carolina del Sur venir a Mallorca para combatir los abusos sexuales a menores?
R Participé en un programa en Estados Unidos que tiene por objetivo prevenir el abuso sexual infantil. Cuando vine a Mallorca era un tema tabú. Nadie pensaba que pudiera ocurrir aquí. Quizás en Madrid o en Barcelona, pero no en Balears. Se negaba totalmente la existencia de los abusos, aunque claro que los había.
P ¿Cree que está más agudizada la negación de la existencia de abusos sexuales infantiles en Mallorca o en toda Balears que en otros sitios?
R Sí. Los de la Part Forana piensan que esas cosas solo ocurren en Palma. Los de Palma creen que pasan en los pueblos. Pasan en todas partes. En todos los niveles socioeconómicos, de educación, de experiencia y en todos los países.
P ¿Qué porcentaje de menores sufre abusos y cuántos se atreven a denunciarlos?
R Según los números de la Comisión Europea de 2010, uno de cada cinco niños va a sufrir abusos antes de cumplir los 18 años. Solo uno de cada diez va a denunciar lo que le está ocurriendo en el mismo momento en el que le pasa. En una clase de 25 personas, estadísticamente, hay cinco menores que van a sufrir algún tipo de abuso antes de ser adulto.
P ¿Hay algún tipo de abuso sexual a menores que predomine sobre los otros?
R Hay un abanico muy grande de abusos sexuales. Abarca desde exhibicionismo, tocamientos hasta un encuentro sexual completo forzado. Existe un rango. Enseñar pornografía a niños, convencerles para que comporten de manera sexualizada o tener sexo ante ellos. Aunque el adulto no los toque. Entre estos están incluidos los ciberdelitos. Es el gran peligro.
P ¿Cómo se detecta que un niño ha sufrido abusos sexuales?
R El abuso sexual infantil es el más difícil de detectar. No siempre hay signos. Ese es nuestro principal trabajo. Similar a lo que hacíamos en Estados Unidos con la organización From darkness to light [de la oscuridad a la luz, en inglés]. El concepto era formar e informar a profesores, profesionales y padres sobre cómo detectarlo y cómo lo podemos prevenir.
P ¿Cómo se previenen los abusos a los niños?
R En 2008 empezamos nuestro trabajo en Mallorca con los adultos. Desde entonces estamos en todas las islas. Después de un año, en 2009, tuvimos éxito en formar profesores y profesionales. Hemos encontrado un libro de niños que se llama Estela grita muy fuerte [de Isabel Olid e ilustrado por Martina Vanda]. Enseña que cuando alguien le hace daño hay que decir no. Si siguen hay que decir no otra vez. Y si no hacen caso hay que gritar muy fuerte. Van a escucharte y van a venir a ayudarte. Este programa lleva ya diez años en Balears con mucho éxito.
P ¿El abusador de un niño siempre está en el entorno más cercano?
R El 80% de los abusadores están en el entorno familiar. Padres, padrastros, tíos, abuelos... Pueden ser tanto mujeres como hombres, aunque la mayoría son hombres. El siguiente círculo son los profesores de gimnasia o natación. En todas las partes donde hay niños hay gente que intenta abusar de ellos. El abusador busca un trabajo con niños y los encuentra en la escuela o en la iglesia.
P ¿Existen algunas señales inequívocas que nos puedan indicar que nos encontramos ante un abuso sexual infantil?
R No siempre hay señales. Pero si un niño de cuatro o cinco años está haciendo dibujos inapropiados y, de repente, se le ve en el patio en posturas muy sexualizadas son indicadores de que puede estar sufriendo abusos. Hay otros indicadores. Si se hace pis, si de pronto no quiere ir a la escuela, no quiere hacer los deberes y las notas se desploman. Si un niño no quiere dar un beso a alguien, puede tener sus razones y nunca hay que forzarle. En el tramo de edad donde más ocurre es entre seis y once años. Aunque hay mayores y bebés.
P ¿Cuál es el ambiente más peligroso para un niño o dónde hay más riesgo de que pueda sufrir abusos?
R Puede ser en cualquier lugar. Ellen Degeneres ha reconocido que su padrastro había abusado de ella cuando era niña. Le pasó como a mí. Ella se lo dijo a su madre y yo se lo dije a la mía. Pero no hizo nada porque no le creyó.
P ¿Qué consecuencias generan los abusos a un pequeño?
R Las hay de todo tipo. Graves y leves. Problemas de relación, de comida, de alcoholismo, de drogas...Hasta la prostitución o el suicidio. Baja autoestima. Cuando han pedido ayuda y nadie se la presta, a veces, es peor que los abusos mismos. Si se les da la espalda, se sienten culpables.
P ¿Cómo se puede tratar a las víctimas de abusos para que no deriven en estas consecuencias?
R Hemos comenzado el programa de terapia individual y grupal para adultos que han sufrido en su infancia. Hay dos psicólogas que lo manejan. Tenemos a 350 víctimas en Balears. La mayoría en Mallorca y algunos en Eivissa. De estos 350, 99 sufrieron los abusos en el ámbito familiar más inmediato. La edad media es de 40 años.
P ¿Cuánto tiempo puede estar latente este abuso hasta que se manifiesta?
R No hay un número. Una paciente olvidó todo hasta que tenía 38 años. Cuando su hija llegó a la edad a la que ella fue objeto de abusos, afloró su caso. Viene gente con 40, 50 o 70 años. Una mujer había sufrido abusos de su padre y sus hijas también sufrieron abusos a manos del mismo hombre. Si ella hubiera roto el silencio, su padre no hubiera abusado de sus nietas. El abuso es un ciclo y hay que romperlo.

"Muchas gracias por elegirnos y ayudarnos a romper el silencio con este gran altavoz"

Elizabeth Homberg no oculta su gratitud a la hora de recibir el  Premi Diario de Mallorca de Acción Social por todo lo que considera que representa su contribución a combatir los abusos sexuales infantiles y a dar visibilidad a esta lacra. "Muchas gracias, en nombre de RANA, por elegirnos y recibir este premio. Una de las cosas principales para la prevención del abuso sexual infantil es romper el silencio. Los medios de comunicación nos ayudan mucho día a día. Se convierten en un gran altavoz para amplificar nuestro mensaje", destaca.
 
Su punto de arranque para combatir esta lacra comenzó en Estados Unidos y lo  trasladó a Balears cuando en las islas parecía impensable que también se pudieran padecer abusos a menores.  "Ahora nadie puede negar que existe aquí abuso sexual infantil", subraya. Uno de sus últimos experimentos sociológicos lo pusieron en marcha con 450 alumnos de la UIB. Un 12% había sufrido abusos sexuales en forma de tocamientos cuando eran aún menores de edad. Esta abultada cifra les llevó a colegir que los niños afectados con otras prácticas mucho menos explícitas podría ser mucho mayor.
 
Sin duda, un antes y un después en la trayectoria de RANA ha sido la denuncia presentada por una víctima del cura de Can Picafort Pere Barceló. Por primera vez derivó en la expulsión de la Iglesia de un sacerdote como consecuencia de haberse visto involucrado en abusos sexuales a menores. "Tuvimos tres víctimas de Pere Barceló. La mayoría de los actos habían prescrito", recuerda. Elizabeth también ensalza el papel del entonces obispo de Mallorca, Jesús Murgui, en este caso para depurar las responsabilidades. Pese a que muchos habían prescrito, su decisión al expulsarlo no tenía precedentes. "Le dijimos que estábamos allí porque era la voz de los niños en la iglesia de Mallorca. El todavía tenía acceso a ella. Queremos que haga algo", recuerda con emoción. La respuesta  de la máxima institución eclesial de la isla no se hizo esperar. En primer lugar escucharon los testimonios de las tres víctimas de los presuntos abusos sexuales de este sacerdote. Todos eran coincidentes en señalar al cura Pere Barceló como un presunto depredador sexual. A las afectadas solo les quedaba la vía civil para defender sus derechos. No obstante, la denuncia canalizada a través de RANA contribuyó a que este sacerdote fuera expulsado de la iglesia antes incluso de la resolución judicial.

Luego de 44 años denunció por abuso a un sacerdote

Este petitorio iniciado por Ricardo Raúl Benedetti, uno los denunciantes del cura platense Héctor Ricardo Giménez, reunió casi 4.000 firmas en sólo dos semanas y se suma a la campaña que tres meses atrás lanzó la actriz Thelma Fardin.

Benedetti, quien se reconoce como sobreviviente de abuso sexual eclesiástico, está peleando para reabrir una de las tres causas en las que Giménez fue denunciado.

Bajo el hashtag #PedofiliaSinPrescripción, Benedetti reclama "que el Congreso trate los proyectos de ley sobre imprescriptibilidad del abuso sexual infantil", entre los que destaca el de la diputada radical Lorena Matzen.

"Que se declare imprescriptible este tipo de delitos implicaría una sanación a la vez personal y como sociedad; pero además disponer de más herramientas para la prevención de estas acciones aberrantes", dijo Benedetti, quien tenía 8 años cuando fue abusado pero recién pudo "tomar conciencia" de esto y "recordar los detalles" más de 40 años después.

"La Justicia tiene que tomar nota del proceso que hace toda víctima hasta que recuerda los hechos y se anima a denunciar, un proceso que tiene un tiempo que es diferente y personal para cada uno", agregó al ser consultado por Télam.

El proyecto presentado el año pasado por Matzen establece "la imprescriptibilidad de las diferentes modalidades de abuso sexual infantil previstos en el Código Penal" descriptos en 14 diferentes artículos, entre ellos explotación sexual infantil, pornografía infantil, violación, corrupción de menores, exhibiciones obscenas y grooming.

"Cuando un niño o una niña sufren abuso de alguna manera se mata a ese niño o niña: es sumamente ultrajante y afecta a los derechos humanos. Suele transcurrir mucho tiempo hasta que pueden internalizar y exteriorizar el abuso, un tiempo que puede ser más largo que los plazos de la ley", dijo Matzen.

"Por eso vemos tantos adultos denunciando cosas que les pasaron en la infancia, pero resulta que los jueces dan por prescripta la causa y encima el agresor les hace una demanda por daños y perjuicios", precisó a Télam.

La prescripción del delito de abuso sexual infantil ya había sido modificada en 2011 -con la denominada "Ley Piazza"-, que fue reemplazada en 2015 por una nueva ley que prolongó los tiempos de la suspensión.

Mientras la Ley Piazza estableció que, en el caso de abuso infantil los tiempos de prescripción comenzaban a correr una vez que la víctima cumpliera 18 años, la ley 27.206 volvió a reformar el Código Penal para establecer que para este tipo de delitos el plazo empieza a correr a partir de la denuncia independientemente de la edad de la víctima.

"Estas reformas fueron un avance pero no contemplan casos como el mío, que son de larga data", agregó Benedetti.

Más allá del camino legislativo, la imprescriptibilidad de este tipo de delitos está comenzando a ser reconocida por vía judicial, como ocurrió con la causa del cura Justo Ilarraz, condenado a 25 años de prisión por abusos cometidos entre 1985 y 1993. De todos modos, la justicia de Salta resolvió este miércoles dictar el sobreseimiento del sacerdote José Carlos Aguilera por considerar que los delitos de abuso habían prescripto.

"El Congreso tiene una deuda con eso", afirmó Matzen.

No obstante, la legisladora destacó como "un avance" la reciente ley que estableció que el abuso sexual infantil es un delito de acción pública, ya que mientras fueron considerados del orden privado "se dificultaba mucho llegar a la justicia" a las víctimas, dado que solamente ellas o sus padres o tutores podían ser los denunciantes siendo que el "80 por ciento o más ocurren en el marco familiar".