jueves, 20 de junio de 2013

Uno, Dos, Tres por mí por todos mis compañeros.


1, 2, 3 por mí por todos mis compañeros.

1, 2, 3 por mí por todos mis compañeros que están escondidos en el ropero, tras la puerta, bajo la mesa, bajo la cama, tras un trabajo excesivo, bajo la influencia de sustancias prohibidas, tras la fachada de “el alma de la fiesta”, bajo una montaña de antidepresivos, dentro de una talla XXXL, bajo un pseudónimo, en un blog…


Ya somos un millón tocando base, un millón que gritamos “ya pueden salir”, “ya pueden alzar la voz”. Un millón de visitas al blog, un millón de miradas, un millón de voces que ya no callarán, un millón de voces que hablan por los millones que aún no pueden hablar. Un millón de voces que han decidido decir NUNCA MÁS GRITOS SIN VOZ.

Nos aislaron, nos unimos.
Nos callaron, gritamos.
Nos amenazaron, denunciamos.
Nos ultrajaron, nos ponemos de pie.
Nos lastimaron, sanamos.
Nos traicionaron, somos leales con nosotros mismos.
Nos abusaron, prevenimos.


Somos un millón que estamos haciendo frente a los perpetradores y a sus encubridores porque ya nos hartamos de guardar el secreto y porque ya nos hartamos de ver más inocencias fracturadas.

Hemos decidido acabar con este flagelo que destroza vidas que apenas comienzan, uniremos nuestras voces para hablar de abuso sexual infantil, para hablar de prevención, para pasar la voz, para observar la aplicación de las leyes y para exigir leyes que protejan a niños y niñas.


Tenemos noticias para los perpetradores, ya no somos vulnerables, ya crecimos. Ya no estamos solos, estamos unidos. Ya no guardamos silencio, escribimos blogs, tenemos páginas de Internet, tenemos grupos en redes sociales, nos reunimos en domicilios particulares, restaurantes y cafeterías para hablar de abuso sexual infantil y prevención.


1, 2, 3 por mí y por todos mis compañeros que juntos estamos luchando para que no haya más niñas y niños escondidos en un rincón llevando pesados secretos en sus corazones.

1,000,000 de voces están gritando abuso sexual, nunca más.   

Muchas gracias.

Cony Diaz.


Se le debe creer

Los pederastas y pedófilos son como camaleones monstruosos que se ocultan fácilmente en la sociedad. Los hay de traje y corbata, de jea-ns y zapatillas, con ojos claros u oscuros, rubios o morochos, altos o bajos, gordos o flacos, con o sin hijos, familiares o amigos, vecinos o amigos, conocidos o desconocidos, mujeres o varones, no hay formas de distinguirlos, es por eso que debemos estar atentos a nuestro alrededor y a las señales que dan los mas chiquitos.

“Es sumamente importante saber que un niño es incapaz de crear en su mente un abuso sexual porque a tan corta edad la sexualidad no esta instalada en su cabeza, por eso inmediatamente se le debe creer”, afirman las especialistas consultadas.

A los pedófilos, en el noventa por ciento de los casos, les interesa contactarse con niñas que buscan a través de Internet. Crean un perfil falso en las redes sociales y se hacen pasar por un par, de esa forma logran el contacto que esperaban, ya que lo único que les interesa es obtener imágenes de ellas. Por lo general después de hablar un tiempo, el pedófilo, termina contando su verdadera edad y es ahí cuando la víctima se asusta y quiere cortar el vínculo. Pero muy rara vez puede lograrlo, ya que la amenaza con mostrar las fotografías que previamente le mandó.

“Los pederastas llegan a sus víctimas a través de regalos, amenazas, por su “encanto” u otras cuestiones. Lo cierto es que una vez que se consumó el hecho es muy difícil que los delaten, lo que hace que el abuso perdure en el tiempo porque la persona que lo sufre suele pensar que van a culparlo por lo que le pasó y prefiere no contarlo.