viernes, 5 de octubre de 2012

Niñas o niños que abusan sexualmente


El abuso sexual contra los niños y las niñas, sea quien sea que lo cometa deja en los niños y las niñas, profundas y dolorosas secuelas. 

 Al interior de la familia nuestros niños y niñas corren enormes peligros y por razones de edad, son vulnerables y dependen de sus abusadores, quienes en su mayoría son hombres. Y aunque se conocen más víctimas niñas que niños, ambos están expuestos/as a ser abusados/as, por su gran vulnerabilidad. 

Las secuelas del abuso sexual pueden variar, dependiendo de la edad, características del abuso, edad de su inicio, vínculos con el abusador, la respuesta familiar y estatal, entre otras. Siempre es destructivo, deja secuelas a corto y largo plazo, las que intervienen en su sano desarrollo cognitivo, emocional y conductual. 


 En los últimos quince años, en América Latina, y la sociedad civil y más recientemente el Estado se ha dado a la tarea de hacer conciencia de que el abuso sexual existe, es dramáticamente frecuente, que contamos con pocas medidas de protección y prevención y escasas capacidades institucionales para proveer recuperación. La tarea no ha sido fácil, y cada país reacciona de distintas formas de acuerdo con su capacidad democrática, desarrollo en el área de salud, de educación y respeto a los derechos humanos de los/as niños/as. 

El problema 

Al empezar a conocer mejor el problema del abuso sexual infantil y por lo tanto generarse capacidad para hacer prevención y diagnóstico temprano, nos encontramos ante otra situación no menos dolorosa. Y es que muchos de estos/as niños y niñas que fueron abusados/as sexualmente y cuyo desarrollo armónico fue impactado en todas las áreas, incluyendo la sexual, pueden repetir en forma reactiva el abuso sufrido y abusan sexualmente a otros/as niños/as. 

El incremento en el conocimiento público sobre el abuso sexual infantil y sus secuelas tiene que ver con el dramático aumento en el número de casos reportados, el interés de los medios de publicidad, las organizaciones no gubernamentales, el activismo de sobrevivientes adultas y adultos, entre varios otros factores. Sin embargo, el abordaje de niños/as reactivos/as sigue siendo un enigma. 

Estos estudios sobre abuso sexual nos enseñaron otras lecciones. Hemos aprendido que los perpetradores del abuso sexual no son solo adultos o sólo hombres, sino también adolescentes, niños y niñas, que han perpetrado actos sexualmente abusivos contra otros/as niños/as.

Las secuelas 

Nuestra comprensión del trauma causado por la victimización en la infancia y sus efectos a corto y largo plazo está apenas investigándose en América Latina. Sin embargo, publicaciones relacionadas con los efectos del abuso sexual en la infancia, indican que las víctimas experimentan una compleja y variada respuesta (Batres, 1997). 

 Los/as niños/as reaccionan, procesan e integran su victimización según una gran cantidad de variables. Sus reacciones pueden ser obvias o estar ocultas, pero siempre se presentan. Algunas son transitorias y otras permanentes, y que sin intervención suelen durar toda la vida.  Por eso debemos ir a la cabeza con métodos nuevos para enfrentar los efectos posibles en los/as niños/as victimizados/as. (Ballester-Pierre, 1995). 

En la medida que hemos afinado nuestra capacidad para diagnosticar en edades tempranas el abuso sexual, al mismo tiempo que desarrollamos metodologías específicas para tratarlos, también nos fuimos encontrando con una realidad que históricamente habíamos negado y que no resulta menos preocupante: esta es la que niños y niñas que fueron abusados/as sexualmente pueden reproducir estos contactos abusivos en forma reactiva, cabe señalar, se convierten en abusadores/as de otros/as niños/as después de que han sido víctimas por parte de otros/as niños/as, adolescentes o adultos/as. 

 La revelación o la discusión del abuso sexual en niños y niñas, ha sido siempre un tema tabú; sin embargo, ocurre desde hace mucho tiempo y el no tratar el tema abiertamente no hace otra cosa más que aumentar las consecuencias negativas para quienes han sido víctimas como las que abordo en el manual de mi autoría. Es hasta hace muy poco que en Latinoamérica se ha incrementado la conciencia para denunciar el abuso sexual contra los las niños/as y se han apoyado dichas denuncias con estadísticas que revelan prevalencias alarmantes. 

Victima / victimario 

Sin embargo la confirmación de que niños y niñas cometen conductas abusivas sexualmente contra otros/as menores no es por supuesto un asunto fácil de comprender y mucho menos de tratar. El desafiar los paradigmas tradicionales y aceptar que niños y niñas también abusan, ha creado una situación compleja Si bien el objetivo de una pronta intervención es interrumpir la evolución y repetición de la ofensa sexual. Ya sea para fines jurídicos, diagnósticos o terapéuticos, el papel simultáneo de -victima y ofensor, nunca ha sido una situación sencilla de comprender y requiere una intervención por demás específica. Además, no es posible aplicar los mismos criterios de evaluación que se emplean para los/as adultos/as y adolescentes. 

Para efectos de este artículo: El abuso sexual reactivo se refiere a conductas sexuales abusivas hacía otros/as niños/as que han sido previamente abusados/as sexualmente.       

Se entenderá que el comportamiento sexual inadecuado en niños y niñas es aquel que está dirigido hacia otros/as niños/as, ya sean hermanos/as u otros/as niños/as que compartan una residencia, compañeros/as de escuela o algún grupo, u otros/as niños/as en situaciones que no son recíprocas o exploratorias y que implican una diferencia de edad y/o poder (Batres 2003, Ballester Pierre ,1995). 

La frase niños/as que abusan en forma reactiva fui acuñada por el personal del Instituto de los Niños, cuando iniciaron en 1985 en Estados Unidos, sus programas (Batres, 2003, Gil, 1993). La frase refleja el concepto que los/as niños/as que han sido abusados/as sexualmente, reaccionan al trauma temprano que produce el abuso sexual, en forma abusiva, y sexualmente inapropiada La hipótesis es que muchos niños y niñas que abusan fueron anteriormente víctimas. 

 Johnson en 1988, condujo una investigación con niños que abusan y encontró que el 49% fueron abusados previamente. Esto nos dice también que no todos los/as niños/as abusados/as sexualmente repiten la conducta.   En cambio el estudio de niñas que abusan, que es menor que la de los niños, en la experiencia clínica de Batres (2004) y Johnson  (1998) reportan que el 100% de las niñas estudiadas habían sido abusadas previamente.  

Algunos autores como (Ryan y Lane, l997, Batres 1999) también toman en cuenta el factor poder y consideran que hay abuso, aunque se dé entre niños/as de la misma edad, cuando alguno tiene menos poder y esta situación se utiliza para forzar el abuso. Por ejemplo, el poder puede darlo el tamaño físico, o la pertenencia a una pandilla, la preferencia o credibilidad por parte de algún/a adulto/a, la posesión de mayores recursos económicos, hacer uno o varios eventos para ridiculizar públicamente a la futura víctima y amenazarla con repetirlo, entre muchas otras acciones.