sábado, 6 de febrero de 2016

Tasa de abuso infantil


Tasa de abuso infantil

La infancia debiera ser, la realidad nos dice que no lo es, un colectivo a proteger que necesita medidas urgentes en todos los ámbitos sociales y familiares. El abuso de menores alcanza cifras escandalosas. No tanto en centros y organizaciones juveniles, que también, como en los entornos familiares donde las cifras se disparan. Esta es la tesis que se desprende de un estudio realizado por un profesor de la Universidad estadounidense de New Hampshire y que lleva por título "Tasa de abuso en organizaciones que ayudan a la juventud". La muestra arroja una cifra preocupante. De los 13.052 encuestados, 12.947 dijeron haber sufrido abusos. Solo 105 tuvieron la suerte de no haber pasado por ese trance ignominioso que deja marcadas de por vida a las víctimas, por pequeñas, en edad, que sean. 

Todo lo que cuenta el estudio elaborado en Estados Unidos es fácilmente extrapolable a España y a cualquier país del mundo, incluso los socialmente más avanzados. En España apenas hay organizaciones que dediquen tiempo y recursos a realizar este tipo de estudios. Si así se hiciera, descubriríamos horrorizados que, posiblemente, las cifras en nuestro país fueran más alarmantes todavía y por lo tanto más preocupantes. Lo lamentable es que los abusos a menores pocas veces trascienden. De hacerlo, nos desayunaríamos un día sí y otro también con noticias al respecto. 

La defensión de la infancia en España da que pensar y deja mucho que desear. Se nos llena la boca hablando de la infancia pero hay poca efectividad política, social y gubernamental a la hora de priorizar su protección y sus derechos que llevan implícita la observancia de los mismos. Hay que estar vigilantes en las organizaciones juveniles y por lo que sabemos también en los centros escolares, pero sobre todo en los hogares. La perversión de algunos familiares, tíos, primos, padres e incluso abuelos, habla a las claras de la depravación moral de personas que debieran estar entre rejas. El abanico de profesionales que tienen contacto diario o semanal con un niño es grande, muy grande, entrenadores, profesores, profesionales de guarderías, gente con doble personalidad, la social y la privada, que forman parte de la epidemiología del abuso. Mal el maltrato infantil y juvenil por parte de organizaciones y personas dedicadas a su cuidado, pero es mucho peor que esa situación se produzca en el seno del hogar. Los padres tienen el deber y la obligación de estar muy vigilantes ante cualquier cambio que se produzca en el comportamiento de sus hijos. 

El abuso verbal, la violencia sexual y el asalto sexual están a la orden del día. Y eso pasa no solo en Estados Unidos. En España, cada vez con más frecuencia, se denuncian casos que avergüenzan al más pintado.