domingo, 6 de noviembre de 2011

Difícil atender abuso infantil cuando ocurre en familia


El abuso sexual y el maltrato infantil son más difíciles de atender cuando los agresores son familiares y las víctimas no tienen más opción que vivir en esa familia, o cuando el agresor es otro niño, destacó la CDHDF.

La directora de Educación para la Paz de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Mónica Mendoza, indicó que en estos casos no sólo se trata de detectar y de castigar, sino de cuidar y de acompañar.
Destacó que el principio a seguir en estos casos es el máximo cuidado a la víctima y la protección a su integridad, así como el respeto a lo que quiere y a lo que no quiere.

La especialista recalcó que se trata de serios problemas que se deben atacar desde la educación y sensibilización que se hace con los adultos, pero de manera específica con el auto cuidado con las niñas y los niños.

Tras la representación de la obra teatral "La niña de Tecún" en el teatro El Granero y durante una mesa de análisis sobre comercio sexual infantil, Mendoza González abundó que este es un tema complejo pues implica una cadena de discriminación y una cadena de violencia que se tiene contra las niñas y los niños.

Desde hace dos años, recordó, la CDHDF impulsa una Red de Referencia y Contrarreferencia para la Atención de Casos de Violencia Sexual, la cual atiende, detecta, canaliza y hace acompañamiento para los casos de violencia sexual contra niñas, niños, adolescentes y jóvenes.

Dijo que si bien son numerosos los eventos que se detectan, son pocos a los que se da seguimiento por la premisa ética fundamental de cuidar a la víctima.
"Primero es el cuidado y la integridad del agraviado o agraviada, a quienes se les acompaña y se les apoya en lo que quieran", enfatizó la funcionaria del ógano garante de las garantías individuales.

Explicó que en el tema de la violencia se encuentra lo que se llama la alienación parental, que es cuando el menor quiere a su agresor, pues es el papá, la mamá, el tío, el abuelo, y señaló que en estos casos la intervención de la Red implica acompañar sin revictimizar.
Añadió que el trabajo de prevención tiene que ver con un empoderamiento, que se traduce en que ellos vivan como sujetos de derechos y entonces puedan decir "no", y deben decir "no" ante las prácticas que los puedan lastimar.