jueves, 30 de septiembre de 2010

El perfil del pedófilo: varón sin sentimiento de culpa

El perfil del pedófilo obedece al de un varón, de entre 30 y 50 años, que no tiene sentimiento de culpa y aunque aparenta normalidad es inseguro, inmaduro, con dificultades de comunicación y desajustes de personalidad, sobre todo en la esfera de las relaciones sociales.

Por su inseguridad personal, la relación con los menores les hace sentirse poderosos, dominantes y más seguros que en las relaciones con los adultos al tiempo que su falta de empatía les impide hacerse cargo del sufrimiento de la víctima.

Además, y de acuerdo con este psicólogo, no suelen usar la violencia y no tienen sentimientos de culpa y por ello no buscan tratamiento y consideran que sus conductas sexuales son apropiadas.

Los trastornos del vínculo afectivo con sus figuras paternas, las habilidades sociales inadecuadas y el escaso autocontrol son factores causales que les convierten en pedófilos.

Secuelas que quedan en los pequeños

En cuanto a las consecuencias del niño que ha sufrido este tipo de abusos, este especialista señaló que depende de las características del abuso, la frecuencia, la duración de la relación con el abusador y la edad del niño.
No obstante, dijo que a corto plazo suelen aparecer:

Problemas de sueño.
De control de esfínteres.
Retrasos en el desarrollo o regresiones.
Problemas de rendimiento escolar
Hiperactividad.

Conductas autolesivas.
Miedo, culpa y vergüenza.

También pueden presentar cuadros de depresión, ansiedad, baja autoestima.

Pueden rechazar su propio cuerpo, mostrar rencor y desconfianza hacia los adultos y/o tener conocimientos sexuales no adecuados a su edad.
Luengo agregó que los efectos tienden a disminuir con el tiempo si hay un tratamiento adecuado, con apoyo familiar, social y psicológico, y evitando por encima de todo la revictimización.

Trastornos de la alimentación, hipocondría, inhibición erótica y disfunciones sexuales, depresión, ansiedad, baja autoestima y retraimiento social son las consecuencias, a largo plazo, que pueden sufrir las víctimas de abusos sexuales que no han contado con un tratamiento adecuado.
 
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¿Cómo son los agresores sexuales?. Señales de un pedofílico

Es necesario dar la voz de alarma y formar a los profesionales que de un modo u otro tratan estos temas: psicologos, pediatras, medicos forenses, jueces, fiscales, abogados, educadores, asistentes sociales, criminólogos.

No podemos dejar estos temas en manos de personal NO CUALIFICADO. O nos encontraremos por desgracia con mas casos de indefensión, y victimización secundaria de esos niños y niñas que son FORZADOS, desde lapropia adminitración de justicia a mantener regimen de visitas. Todo ello obviemante respaldado por informes de psicologos y medicos forenses que proclaman el BORRADO DE MEMORIA, ante una situacion de este tipo.
¡TRAGICO! pero está sucediendo en nuestros juzgados.
¿Cómo son los agresores sexuales?
Los agresores sexuales no siempre son los "viejos verdes" que imaginamos.
Son personas consideradas "normales" desde casi todos los puntos de vista.

Muchas veces son personas respetadas, incluso aparentan firmes valores morales y religiosos. A veces, el agresor es un joven menor de edad.

Señales de un pedofílico
La pedofilia abarca un sector de abusadores sexuales que optan por fijarse en niños de cierta edad. No obedecen a un perfil psicológico determinado, pueden ser muy funcionales en algunos ámbitos y no son de personalidades extremas. Son personas inmaduras emocionalmente, con poca capacidad de contactarse con el otro, centradas en sus necesidades. Incluso son valoradas socialmente -aclaran.
A esto hay que sumarle la habilidad para lograr mantener sus agresiones en secreto.

En su mayoría los pedofílicos son hombres, menos agresivos que los violadores; muchos de ellos son alcohólicos o sicóticos de mente torpe o asociales, y su edad fluctúa entre los 30 y 40 años; generalmente, de fuertes convicciones religiosas. En general, son hombres débiles, inmaduros, solitarios y llenos de culpa

La personalidad del agresor de mediana o mayor edad es de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de estrés y frecuentemente abusa del alcohol y/o sustancias. Por lo general, no presenta trastorno psicopatológico. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían de situaciones estresantes

El pedofílico puede llegar a sentirse culpable, pero no es capaz de detenerse porque adictivamente empieza a necesitar otros niños cerca suyo.

Poco se sabe de las causas, pero se dice que una de ellas es el aprendizaje de actitudes negativas hacia el sexo, como experiencias de abuso sexual durante la niñez, sentimientos de inseguridad y autoestima baja, con dificultad en relaciones personales, etc.; lo que facilita la relación adulto-niño. En cuanto al condicionamiento, éste no se extingue por condiciones gratificantes
La mayoría de estos agresores niegan el abuso con vehemencia. Sólo bajo evidencias legales y presión, algunos aceptan la acusación parcialmente, pero afirman que:

"no fue nada grave, nada de importancia".
"no le hice daño".
"la culpa fue suya".

Cuando se ven descubiertas suelen afirmar que lo sienten muchísimo, que nunca lo volverán a hacer, que ocurrió porque estaban borrachos o drogados. Los agresores sexuales son muy convincentes, hasta tal punto que quizás nos hagan dudar seriamente del menor. Pero recordemos que las niñas y niños no mienten sobre una cuestión tan grave, ya que poco o nada sabían sobre el sexo y su lenguaje.

A pesar del remordimiento que puedan sentirlos agresores sexuales, sabemos que suelen reincidir y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene. Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial.

ASISTENCIA LEGAL Y PSICOLÓGICA
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miércoles, 29 de septiembre de 2010

REACCIÓN: HONRAR LO QUE SE HA HECHO PARA SOBREVIVIR

Muchas supervivientes se critican por la forma en que reaccionaron para arreglárselas. Es posible que una no quiera admitir algunas de las cosas que tuvo que hacer para sobrevivir. Pero estas reacciones no tienen por qué causar vergüenza. Se ha sobrevivido y es importante honrar y valorar la capacidad de encontrar recursos.

Si bien algunas de las maneras de reaccionar han devenido en positivas (éxito profesional, ser autosuficientes, tener sentido del humor, bienestar ante situaciones de crisis), otras se han convertido en hábitos contraproducentes (robar, abusar del alcohol o las drogas, comer compulsivamente). Muchas veces nuestro comportamiento contiene tanto aspectos sanos como destructivos. Para sanar es preciso distinguir entre ambos. Es entonces cuando se pueden valorar las fuerzas y cambiar los comportamientos que ya no sirven.

LAS BÁSICAS

• Restar importancia

Restar importancia es hacer como si lo que ocurrió no fue tan malo en realidad. Significa decir “Mi padre está algo enfadado” cuando en realidad ha hecho trizas el armario a golpes. Los niños que crecen rodeados de maltratos suelen creer que todo el mundo vive igual. ¿Acaso no todos los padres meten así a su hija en la cama?

• Racionalizar

Racionalizar es la manera como los niños explican el maltrato para disculparlo. “Ah, es que no pudo evitarlo. Estaba borracho”. Inventan razones para justificar al agresor. “Cuatro hijos eran demasiado para ella. No me extraña que no se haya ocupado de mí”. La racionalización centra la atención en el agresor.

• Negar

Negar es volver la cabeza hacia otro lado y hacer como que lo que está ocurriendo no lo está, o que lo que ha ocurrido no ocurrió. Es un comportamiento básico en las familias de alcohólicos. Por lo que se refiere al incesto, es universal. “Si me desentendía el tiempo suficiente, lo olvidaba”.

La negación puede ser también una manera de evitar decirle a alguien lo del abuso. Es más cómodo para una niña negar la realidad que encarar el hecho de que los adultos que la rodean no la van a proteger y que, de hecho, le hacen daño.

Algunas supervivientes reconocen que fueron víctimas de abusos, pero niegan que eso les causara algún efecto.

• Olvidar

Olvidar es una de las maneras más corrientes y eficaces con que los niños enfrentan los abusos sexuales. La mente humana tiene un enorme poder de represión. Muchas niñas son capaces de olvidar el abuso sexual “incluso mientras está sucediendo”.

Esta capacidad de olvidar explica por qué tantas supervivientes adultas no tienen conciencia de haber sufrido abusos sexuales. Algunas recuerdan el abuso, pero no recuerdan cómo se sintieron en el momento.



DESDOBLAMIENTO – ESCISIÓN

Aunque estas dos palabras describen estados o actitudes diferentes, las usamos indiferentemente para referirnos a los dos estados porque las supervivientes las usan así.

En un sentido clínico, “escisión” es la tendencia a considerar a las personas o acontecimientos totalmente buenos o totalmente malos. Es una manera de reaccionar que permite a la persona tener dos visiones contrarias, no integradas. La niña separa al padre de quien depende afectivamente y para su protección, del padre que abusa de ella o la maltrata. Esto le permite conservar la imagen del padre “bueno”, pero a un elevado precio. Ella entonces se considera la “mala” para que el abuso o maltrato tenga sentido.

“Desdoblamiento” describe también la sensación que tiene la superviviente cuando separa su conciencia de su cuerpo, se “ausenta” o “abandona” su cuerpo.

• Falta de integración

Una de las consecuencias de olvidar es una sensación de estar dividida en más de una persona. Está la niña que tiene una infancia feliz, pero en el fondo está la niña que tiene pesadillas y ve personas ocultas en el rincón de la habitación. Muchas supervivientes continúan así en la edad adulta. En su interior se sienten malas y perversas y saben que algo va muy mal, pero presentan al mundo una fachada diferente.

En los casos de maltratos muy extremos, este tipo de desdoblamiento escisión puede tener como consecuencia el desarrollo de personalidades múltiples.

• Abandonar el cuerpo

Los niños que son víctimas de abusos sexuales o malos tratos y golpes suelen insensibilizar el cuerpo para no sentir lo que se les hace. Otros realmente abandonan su cuerpo y observan el abuso como si estuvieran a una gran distancia.

• Control

El control es un hilo que atraviesa las vidas de muchas supervivientes. “Tengo una tremenda inclinación a que las cosas se hagan a mi manera”.

Cuando la sobreviviente se ha criado en un ambiente caótico. Suele hacer lo imposible por mantener el orden en su vida.

Ese control puede ser positivo. La buena organización es una ventaja cuando se es jefe, madre o empleada. El lado negativo pueden ser la falta de flexibilidad y la dificultad para negociar o transigir.

• Caos

A veces la superviviente mantiene el dominio generando caos. Si su comportamiento es descontrolado, obliga a los demás a atender a sus problemas. De esa manera consigue que le presenten atención (aunque negativa) y se convierte efectivamente en la persona que manda.

Igual que los hijos de alcohólicos, las supervivientes suelen ser buenas tanto para resolver problemas como para crearlos.

“Dicen que los seres humanos tienden a gravitar sobre lo que es cómodo, sobre lo que conocen. De ser cierto, explicaría porque frecuentemente se encuentra a las supervivientes en medio de un caos. No sólo están familiarizadas con el caos, sino que lo manejan maravillosamente”.

Si bien esta capacidad para manejar crisis puede servir para ciertos empleos, también puede ser una manera de evitar los sentimientos. Una persona así podría estar huyendo de sí misma.

• Despistes o ausencias

Las supervivientes tienen una extraordinaria capacidad para despistarse y ausentarse. Hay muchas maneras de hacerlo.

Siempre que algo le asusta, una superviviente encuentra un objeto en la habitación en que fijar su atención, igual hacía ante el acoso de un abuso sexual.

El problema de ese tipo de distanciamiento es que la persona se desconecta, no sólo del dolor sino también de la alegría de la vida y de los sentimientos humanos. Se evita el dolor pero, a cambio, se pierde todo lo demás.

• Alerta constante

Estar al tanto de cada detalle y matiz del entorno puede haber salvado a la niña de los abusos sexuales. Es posible que la mujer esté siempre totalmente consciente de su ubicación en una habitación; tal vez escoge un asiento en un lugar desde donde vigilar la puerta, cerciorándose de que nadie puede aparecer por detrás. Igualmente puede estar muy consciente de las personas que la rodean, anticipándose siempre a sus necesidades y estados de ánimo.

Esa atención y alerta excesiva puede ser una ventaja. Hay supervivientes que han llegado a ser excelentes terapeutas, médicos sensibles, periodistas o reporteras caza noticias, madres perceptivas, amigas comprensivas. Este estado de alerta constante puede ser muy agotador. Todos necesitamos relajarnos de vez en cuando.

• Humor

Un inalterable sentido del humor, un ingenio mordaz o un cierto cinismo pueden ayudar a pasar los momentos difíciles. Mientras se tenga a toda la gente riendo se puede mantener una distancia protectora. Mientras uno vive riéndose no necesita llorar.

El humor puede ser una ventaja. Los demás disfrutan con uno. Se puede evitar la depresión. Incluso se puede ser una buena actriz de comedia. El objetivo es utilizar el humor eficazmente, sin esconderse detrás de él.

• Ocupación constante

Mantenerse ocupada puede ser una manera de ausentarse del momento presente y evitar los sentimientos. Muchas supervivientes viven de acuerdo a la lista de cosas por hacer que escriben a primera hora de la mañana.

• Escape

A veces la niña o la adolescente puede haber hecho intentos de marcharse de casa. Si era más pasiva, escapaba durmiendo, leyendo o mirando la televisión [haciendo ejercicio excesivamente]. Muchas supervivientes adultas continúan leyendo con obsesión.

Si la niña no puede permitirse creer en el abuso que está ocurriendo realmente, puede imaginar que está pasando otra cosa. Algunas niñas se inventan fantasías que exploran su deseo de poder en una situación de impotencia. Muchas supervivientes continúan una intensa vida de fantasía cuando son adultas.

No obstante, las fantasías pueden ser la fuente de una rica vida creativa.



CUANDO EL DOLOR ES DEMASIADO GRANDE

• Enfermedad mental

Los problemas surgen cuando se diluye la línea divisoria entre la fantasía y la realidad. Para muchos supervivientes es de mucha utilidad “volverse loca”.

“Tenía que enfermarme para marcharme. Entonces me iba alejando y alejando cada vez más en mi mente para no tener nada que ver con la realidad”.

• Automutilación

Para las supervivientes la automutilación es una manera de controlar su experiencia del dolor. En lugar de ser el agresor quien les hace daño, ellas se hieren a sí mismas. Una mujer se azotaba fuertemente con un cinturón. Otra se hería la pierna con un cuchillo.

• Intentos de suicidio

A veces el suicidio parece ser la única opción que queda en una vida sobre la que se siente no tener control.

Los intentos de suicidio no siempre son físicos o evidentes. Una mujer se pasó toda la infancia recitando la oración “si muriese antes de despertar” con los dedos cruzados.



ADICCIÓN Y AISLAMIENTO

Las adicciones son maneras corrientes de hacer frente al dolor del abuso sexual. Suelen ser contraproducentes y autodestructivas. Puede haber adicción a las situaciones peligrosas, a las crisis o al sexo. Puede haber adicción a los fármacos, drogas, alcohol o la comida, para mantener a raya los recuerdos, para entumecer los sentimientos. Ha de ponerse fin a las adicciones si se quiere sanar.

El aislamiento suele ir parejo con las adicciones. Si no intimamos con nadie y no tenemos a nadie, ya nadie puede herirnos. Las supervivientes suelen cerrarse a los demás, creándose así una manera de vivir a su propia medida.

• Problemas en el comer

Muchas veces hay problemas con la comida a consecuencia del abuso sexual. Las adolescentes que fueron víctimas de abusos sexuales a veces enferman de anorexia o de bulimia. En un sistema familiar rígidamente controlado en el cual el abuso sexual se oculta y todas las apariencias son de normalidad, la anorexia y la bulimia pueden ser un grito de auxilio. Para las niñas que han sido forzadas a una relación sexual que no deseaban puede ser aterrador que su cuerpo se transforme en el de una mujer. La anorexia y la bulimia pueden ser un intento de decir no, de hacer valer su dominio sobre sus cambiantes cuerpos.

La compulsión a comer en exceso es otra manera de enfrentarse al problema. Las supervivientes pueden pensar que la gordura les va a evitar tener que vérselas con avances sexuales.

• Mentir

Cuando a la niña se le dice que no hable jamás con nadie acerca del abuso, o cuando la niña no quiere que la gente sepa lo que ocurre en realidad en su casa, puede convertirse en una experta mentirosa. A veces, este hábito de mentir para encubrir o proteger continúa en la vida adulta.

• Robar

Robar es una ocupación totalmente absorbente. Permite olvidarlo todo durante unos instantes, incluso el abuso. Es una manera de crearse distracción o emoción, de reproducir los sentimientos que se tuvieron cuando se sufrió el abuso: la culpa, terror, la acometida de la adrenalina. Robar es también una forma de desafiar a la autoridad, un intento de recuperar lo que fue robado, de desquitarse. Puede ser también una llamada de auxilio.

• Juego

Jugar es una forma de mantener la esperanza de que la vida puede cambiar mágicamente. Es una manera de representar el anhelo de que la suerte cambie, de que se haga justicia: si ganas un premio gordo recibirás finalmente lo que te mereces.

El juego es también una emoción, una manera de escapar a las dificultades y desafíos de la vida cotidiana entrando en otro mundo, un mundo totalmente absorbente en el cual los riesgos y las ganancias están bien definidos.

• Adicción al trabajo

Las supervivientes suelen ser una irresistible necesidad de triunfar para compensar la maldad que sienten escondida en su interior. Ser sobresaliente en el trabajo es algo que se puede controlar y aporta apoyo en nuestra cultura orientada hacia el éxito. Si bien trabajar en exceso puede ser la expresión de una fuerte motivación al éxito, también puede ser una manera de eludir la vida interior o el relacionarse con las personas que nos rodean.



SEGURIDAD A CUALQUIER PRECIO

Mientras algunas sobrevivientes se han sentido impelidas a lanzarse al mundo y superar todos los obstáculos, otras han elegido la seguridad. Estas son las hijas obedientes, las alumnas con matrícula de honor, las buenas esposas, las madres abnegadas. Corren pocos riesgos, sacrificando oportunidades a cambio de la protección. Optar por la seguridad puede ofrecer estabilidad pero también puede significar renunciar a las ambiciones y sueños.

La familia es una de las maneras más comunes en las mujeres de encontrar seguridad.

• Evitar la intimidad

Si la mujer no permite que nadie intime con ella, nadie puede dañarla. Una mujer comentó “No puedes estar en una relación abusiva si no entablas relación alguna”. Y otra añadió: “Yo me mantengo segura y sola”.

Las supervivientes hacen lo imposible para poner límites a la intimidad. Una mujer decía “soy capaz de dejar de ser amiga de alguien y no volver a pensar en el asunto”. Otra sólo tenía relaciones con hombres que vivían a gran distancia de ella: “Uno vivía a distancia de un vuelo en avión. El otro no tenía coche. Francamente fantástico”.

Algunas supervivientes evitan la intimidad de manera menos evidente, parecen extravertidas y amistosas por fuera, pero esconden sus verdaderos sentimientos en su interior. Una superviviente tenía una “Lista de secretos oficiales” de los que hablaba libremente.

• Religión

También se puede encontrar seguridad adhiriéndose a un sistema de creencias que tiene reglas y límites claramente definidos.

La religión más tradicional puede ser un ancla también. El atractivo del perdón divino puede ser un poderoso estímulo para la superviviente que aún cree que el abuso fue culpa suya.



BÚSQUEDA O EVITACIÓN COMPULSIVA DEL CONTACTO SEXUAL

Si el abuso fue la única manera de contacto físico que tuvo la niña, es posible que después continúe buscando la intimidad sólo de manera sexual.

Es posible que llegue a ser promiscua o que trate de satisfacer sus necesidades no sexuales mediante la relación sexual.

Si bien algunas sobrevivientes utilizan la actividad sexual como medio de escape o la experimentan como adicción, muchas hacen lo imposible por evitar la sexualidad.

Otras insensibilizan sus cuerpos de manera que ya no reaccionan a los estímulos sexuales.



ES POSIBLE CAMBIAR

Cuando eras niña no tenías muchas opciones. Ahora tienes más recursos. Puedes reconocer los comportamientos autodestructivos. Puedes elegir entre ellos comportamientos de defensa. Puedes desechar los que ya no te son útiles y conservar las habilidades positivas que has desarrollado.

No todo el mundo tiene las mismas oportunidades. Si una mujer reaccionó de tal manera que obtiene un reconocimiento positivo, como por ejemplo siendo muy cariñosa o tendiendo éxito en su trabajo, sus opciones son más amplias que si recurrió a las drogas para sobrevivir. Si está en la cárcel o en un hospital mental, ciertamente no tendrá el mismo poder para cambiar su vida. Si los trastornos en el comer han hecho estragos en su salud, tendrá que enfrentarse a verdaderas limitaciones. Y, lógicamente, la situación económica, la posición social, la raza y las preferencias sexuales van a influir en las oportunidades.

Sin embargo, el punto de partida para todas es contemplar la manera en que reaccionó para sobrevivir y perdonarse. No hay motivo alguno para avergonzarse. Hiciste lo mejor que pudiste cuando eras niña en circunstancias muy difíciles, terribles. Te has ganado el nombre de SOBREVIVIENTE. Ahora eres una mujer adulta que tiene el poder para cambiar. Desde una actitud de aceptación y amor puedes hacerlo.



EJERCICIO ESCRITO: LA REACCIÓN DE SUPERVIVENCIA

Acabas de leer acerca de las diferentes formas en que han reaccionado muchas personas para arreglárselas. Con algunas de esas formas te habrás identificado. Posiblemente hay otras que no se han mencionado y que han sido temas recurrentes en tu vida. Ahora tienes la oportunidad de escribir acerca de esa experiencia, sobre tu reacción para arreglártelas: cómo la recuerdas, cómo la continúas ahora, cómo ha afectado tu vida. Escribe con el máximo de detalles posible, siempre desde la perspectiva de honrar lo que hiciste.



Tomado de EL CORAJE DE SANAR de Ellen Bass y Laura Davis.
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sábado, 25 de septiembre de 2010

¿TENGO QUE AMAR TAMBIÉN?

Aunque muchas supervivientes tienen dificultades sexuales, el problema básico suele ser la confianza. Una de ellas lo explica así: "Es difícil hablar de la relación sexual sin hablar de intimidad. Ese es uno de los problemas".

"Siempre he separado lo físico de lo emocional, de modo que siempre puedo follar con hombres. Me gusta decirlo así porque me gusta llamar a las cosas por su nombre. Siempre sabía que no estaba haciendo el amor con ellos".

Si la persona que cometió el abuso era alguien a quien se amaba y en quien se confiaba, entonces la relación sexual, el amor, la confianza y la traición quedan ligados de una manera profunda. Muchas mujeres se han mostrado capaces de tener relaciones sexuales, con cierto grado de satisfacción, hasta que se enamoran profundamente. Entonces todo se viene abajo y se desboca el miedo. La relación sexual caminaba muy bien mientrasa no permitían que sus sentimientos se entremezclaran. Pero la relación sexual con sentimientos profundos traía el recuerdo del antiguo dolor. Era demasiado parecido al abuso que sufrieron.

Algunas mujeres ni siquiera han recordado el abuso hasta que han encontrado una relación amorosa y de confianza. Necesitaban esa seguridad para permitirse los recuerdos.

Es esencial comprender estas reacciones porque podemos dejar de desmoronarnos tan pronto como una relación se hace importante. Ello posibilitará interpretar las dificultades como señales de que la relación es, sin duda alguna, un medio importante para sentir profundamente, y una oportunidad para recuperar la confianza y la seguridad interior.

Tomado de EL CORAJE DE SANAR. Ellen Bass y Laura Davis. Editorial Urano
 

LAS FASES DELPROCESO DE CURACIÓN

Tomado de EL CORAJE DE SANAR, Laura Davis y Ellen Bass

(Si es necesario, cambia los términos femeninos por masculinos y viceversa para el texto se adapte a tus circunstancias)

Si bien la mayoría de estas fases son necesarias para todas las supervivientes, algunas (la fase de crisis, recordar el abuso, confrontarse con la familia y el perdón) no son aplicables a todas las mujeres.

LA DECISIÓN DE CURAR. Una vez que se han reconocido los efectos del abuso sexual en la propia vida, es necesario comprometerse activamente a curar. La curación profunda sólo ocurre cuando la eliges y estás dispuesta a cambiar.

LA FASE DE CRISIS. Cuando se comienzan a enfrentar los recuerdos y sentimientos suprimidos se puede producir una enorme confusión en la vida. Recuerda que esta es solamente una fase. No durará para siempre.

RECORDAR. Muchas supervivientes suprimen todos los recuerdos de lo que sucedió cuando eran niñas. Aquellas que no olvidan los incidentes reales suelen olvidar lo que sintieron en esos momentos. Recordar es el proceso de recuperar el recuerdo y los sentimientos.

CREER QUE SUCEDIÓ. Las supervivientes suelen dudar de sus percepciones. Llegar a creer que el abuso realmente tuvo lugar y que realmente te hizo daño es una parte vital del proceso de curación.

ROMPER EL SILENCIO. La mayoría de las supervivientes guardaron en secreto el abuso cuando eran niñas. Contarle a otro ser humano lo que ocurrió es una potente fuerza curativa que puede disipar la vergüenza de ser una víctima.

COMPRENDER QUE NO TUVISTE LA CULPA. Las niñas suelen creer que ellas tienen la culpa del abuso sexual. Las supervivientes adultas deben poner la culpa donde corresponde, directamente en los hombres agresores.

COMUNICARSE CON LA NIÑA INTERIOR. Muchas supervivientes se desconectan de su vulnerabilidad. Ponerse en contacto con la niña interior puede servir para sentir compasión por ti misma, más rabia contra el agresor y mayor intimidad con las demás personas.

CONFIAR EN TI MISMA. La mejor guía para sanar es la propia voz interior. Aprender a confiar en las propias percepciones, sentimientos e intuiciones forma una nueva base para la actuación en el mundo.

SENTIR Y DESAHOGAR LA AFLICCIÓN. Mientras eran niñas víctimas de abusos y después adultas en lucha por sobrevivir, muchas supervivientes no han llorado sus pérdidas. Desahogar tu dolor es una manera de respetarlo y honrarlo, dejarlo marchar y avanzar hacia el presente.

LA RABIA, PIEDRA ANGULAR DE LA CURACIÓN. La rabia es una fuerza potente y liberadora. Ya sea que haga falta ponerse en contacto con ella o que siempre haya habido mucha y en exceso, dirigir la rabia directamente contra el agresor, y contra las personas que no te protegieron, es fundamental para sanar.

REVELACIONES Y CONFRONTACIONES. Confrontarse directamente con el agresor y/o a la familia no es posible para todas las supervivientes pero puede ser un instrumento de limpieza extraordinario.

¿PERDÓN? El perdón al agresor no es una parte esencial en el proceso de curación, aunque suele ser el que más se recomienda. El único perdón esencial es el perdón de ti misma.

ESPIRITUALIDAD. La percepción de que hay un poder superior a una misma puede ser una franca ventaja en el proceso de curación. La espiritualidad es una experiencia particularmente personal. La puedes encontrar en la religión tradicional, la meditación, la Naturaleza o el grupo de apoyo.

RESOLUCIÓN Y… A OTRA COSA. Pasando una y otra vez por estas fases llegarás a un punto de integración. Los pensamientos y perspectivas se estabilizan. Llegarás a una especie de acuerdo con el agresor y otros familiares. Aunque no se va a borrar el pasado, harás cambios profundos y duraderos en tu vida. Habiendo adquirido conciencia, conocimiento, comprensión y poder con la curación, tendrás la oportunidad de trabajar por un mundo mejor.

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lunes, 20 de septiembre de 2010

Atentado al Alma

*Consuelo Díaz Barriga S.

Abuso Sexual Infantil, un concepto que nadie quisiera escuchar nunca; una idea que la sociedad quisiera no conocer, no pensar en ello, algo que es mejor ignorar. Sin embargo, es el silencio el campo de cultivo perfecto para esta infamia. Mientras más neguemos que sucede, mientras más nos neguemos a hablar del Abuso Sexual Infantil más armas le estamos dando a los agresores para dañen a nuestros niños.

Hablemos abiertamente del Abuso Sexual Infantil. Existe, es una realidad. Escuchemos a los niños y niñas, creamos lo que nos dicen. Un niño o niña no inventa el abuso sexual, no fantasea con el abuso sexual porque ni siquiera sabe qué es eso a menos que lo viva en carne propia y, aún así, sólo sabe del dolor que le causa y nada más.

El ASI no es vampirismo, no se contagia, no se hereda. Sólo miremos las estadísticas: La mayoría de las víctimas son niñas, la mayoría de los agresores son hombres. Si se tratara de un acto que se repite, si las víctimas se erigieran en victimarios, sería básicamente un crimen de mujeres hacia mujeres pero no es así. La mayoría de los agresores son hombres y abusan principalmente de niñas, aunque también en gran medida abusan de niños. Mientras que las agresoras mujeres, que son menos en número, generalmente abusan de niños y, en un porcentaje menor, lo hacen contra niñas.

Un adulto que ha sufrido ASI sabe lo mucho que duele, conoce el inmenso daño que causa y por ello, es más probable que un sobreviviente se vuelva protector de los más vulnerables, antes que agresor. Es cierto que hay agresores que fueron abusados en la infancia, pero eso es colateral pues son tantos los niños y niñas que sufren abuso sexual que le puede ocurrir a cualquiera. De modo que al platicar con adultos de todas las condiciones encontramos que muchos de ellos han sido abusados alguna vez. Es común escuchar a alguien decir a mí nunca me pasó pero… y entonces dan cuenta de agresiones sexuales en la infancia que han tratado de minimizar pero jamás han olvidado.

El agresor no es un enfermo mental ni un desconocido. El agresor es alguien en quien el menor confía. Es alguien que se supone, ama al infante y que muchas veces es el responsable de su seguridad. El agresor sexual está cerca del niño o niña y busca la manera de estar cerca de niñas y niños y ganar su confianza para poder perpetrar su crimen.

En algunos casos el agresor tiene rasgos psicopáticos, particularmente cuando abusa de sus propios hijos; sin embargo, es alguien cuya salud mental se encuentra dentro de parámetros considerados normales. El agresor ejerce un acto de poder más que un acto sexual y asegura que tiene derecho sobre mujeres, niñas y niños.

El agresor no se cura ni se redime. El agresor, al ser una persona aparentemente normal, puede convencer fácilmente a los profesionales de la salud mental que ha cambiado, que está curado, a fin de que se le permita acercarse nuevamente a los infantes y siempre que tenga la ocasión, volverá a abusar de niños y niñas.

Nuestro papel, como sociedad, es abrir los ojos, hablar del ASI, creer a los niños y niñas, protegerlos y enseñarles a protegerse; no obstante, un niño o niña difícilmente pueden defenderse de un adulto y más si ese adulto es una figura de autoridad: el padre, el maestro, la niñera; alguien a quien el niño o niña debe respetar y obedecer. Muchas veces el infante no tiene a quién recurrir porque está inmerso en un círculo abusivo e incestuoso. La sociedad debe estar preparada para detectar y apoyar a estos pequeños para sobreponerse a los efectos del ASI.

Efectos que son muchos y muy profundos, que se reflejan en todos los aspectos de la vida de una persona, pero en la medida en que el niño o niña se sienta protegido, creído, apoyado, escuchado, validado, podrá sanar mejor y superar el dolor, la vergüenza, la culpa, el miedo y la desconfianza que genera la peor de las traiciones.

RELATO DE UN SOBREVIVIENTE

ANONIMO.

"Miro mi puño, mi mano es pequeñita y mis dedos son cortitos y regordetes. Veo tu mano. ¡Es enorme! Tus dedos son tan fuertes y grandes. Es una mano poderosa. Me siento segura cuando esas manos me envuelven. Me encanta que me levantes con esas manos y me lleves directo a tu pecho. Cuando me abrazas me siento protegida.

Algún día seré grande y ojalá fuera como tú. Fuerte, poderosa. Todo lo sabes y todo lo puedes.

Me encanta mirar al mundo desde acá arriba, cuando me cargas, todo se ve pequeño y distante. Nada me puede lastimar ni hacer daño. Aquel perro ladra y ladra pero no me puede alcanzar porque estoy en brazos de papá. Desde acá arriba también todas las cosas interesantes que me gustaría probar, tocar, tener. Cuando camino junto a ti no veo nada, todo me queda arriba pero cuando me cargas, veo todo lo que el mundo tiene para mí.

Cuando mi carita pequeña va a lado de tu cara me imagino que soy de tu tamaño y que soy fuerte como tú. Quiero crecer y ser como tú.

Hace tiempo que no me abrazas papá. Hace tiempo que llegas del trabajo y te plantas frente al televisor. Ya no me haces caso y cuando trato de llamar tu atención me dices que me calle. Te extraño tanto papá. Yo sé que ya no me cargas porque peso mucho, pero me encantaría que me dejaras sentar en tus piernas y que me platicaras de las cosas que no entiendo como hacías antes.

Hoy me pediste que me acercara. Mi corazón di un vuelco y corrí hacia ti. Me abrazaste como hace mucho que no hacías. Tus brazos me apretaron fuerte contra tu pecho y me sentí tu niña otra vez. Pero tus manos han empezado a tocarme de una manera distinta, no me gusta como me tocas, no me gusta lo que me estás diciendo ¿Por qué me tocas así? ¿Por qué me dices esas cosas papá?

Estoy en mi habitación y escucho tu respiración al otro lado de la puerta. Quisiera darme un baño pero no quiero salir. No quiero quitar el seguro de la puerta. No quiero existir. "

RELATO DE UN SOBREVIVIENTE ANONIMO

ANONIMO:
Esta es mi historia, la historia de como todo comenzó, la historia del dolor mas duro y profundo que jamas eh sentido...
todo comenzó como un día cualquiera, solo en mi casa como cualquier otro, lleno de inocencia, lleno de pureza, jamas me iba a imaginar lo que ese día pasaría, mi madre jamas pensó que la ausencia seria la culpable de lo que a partir de ese día me sucedería, de solo recordarlo las lágrimas brotan de mis ojos, era tan puro, tan ignorante, tan inocente, con solo 5 años de vida, tenia que cocinar-me y valerme de mi mismo, todo un hombre cito decía mi mama, tan chico y ha tenido que madurar tan rápido, solo fui víctima de las acciones de un mundo corrompido, mi soledad me hizo refugiarme en mis "amiguitos" vecinos de la cuadra, niños y adolescentes que valiéndose de que mi casa estaba sola siempre, aprovechaban para divertirse y que mas daba si me daban compañía y aparentaban quererme, me convertí en su "sirviente" el que les trae el agua y trae papas, pero ese día, nadie fue, solo unas sombras de soledad y maldad pidieron entrar, mi necesidad por compañía dejo pasar a esos monstruos con forma de adolescentes, aprovechando de la necesidad de cariño y afecto que en mi existía, me pidieron favores que pronto se convirtieron en peticiones, quítate la ropa decían, el pudor y la vergüenza surgían en mi, pero la insistencia de ellos y los chantajes por cariño me orillaron a hacerlo, aun recuerdo con pesar esas manos ensuciando mi cuerpecito, esa boca envenenando mi piel, esas palabras hirientes que me hacían sentir lo peor del mundo, ese sentimiento de inferioridad y dolor que no me dejaba hablar, ese miedo que no me permitía gritar y pedir auxilio, ese cuerpo sobre el mio aplastándome y no dejándome respirar, mientras lloraba e intentaba agarrar aire, solo podía sentir su respiración y las palabras que el me decía, al terminar su faena solo se vistió y se fue, dejándome ahí tirado, llorando implorando piedad, me sentía sucio, usado, sin valor, sin importancia, sin nada por lo que valiera la pena mi vida, los días pasaron y el seguía visitándome, a veces me hacia sentir especial, el decía que me haría "famoso nuestras películas cada vez salían mejores decía", y mi sentimiento de culpa y miedo, crecía, era como un títere al que le decían que hacer o a donde moverse, pensar en esto me hace recordar todas las noches en que le pedía a una estrella que lo hiciera desaparecer, que regresara el tiempo a cuando todavía estaba "completo", a esos momentos cuando me tocaban y le pedía a superman llegara a salvarme, a ese rato en el que le rogaba a dios un milagro!, pero saben ese milagro, deseo y salvamiento jamas llego, siempre estuve solo, el tiempo paso, los días seguían igual, las practicas aberrantes continuaban día con día, hasta que los gritos de dolor y sufrimiento mientras me sentía desgarrado por dentro lo hicieron detenerse, lo hicieron temer y dejarme solo, ese fue el ultimo día que me toco, pero los abusos verbales y físicos continuaban, las amenazas seguían, los golpes, las humillaciones, con el tiempo me aleje de los hombres, pues a todos les temía, sentía que todos me lastimarían, eso me hizo víctima de humillaciones y groserías, pues no es normal que un niño se rodee de puras niñas, pasaron dos años, el sentimiento de malestar y dolor seguía latente, la suciedad habitaba en mi y llego mi "tío" ese de toda confianza, el que me cuidaría para que no estuviera solo, el que me trataba con amor y cariño el que me hizo olvidarme de todos mis problemas y me amaba por sobre todo, el decía que sus amigos eran muy buenos, que me querían, que no me lastimarían, me comenzó a indicar que les hiciera caso en todo y se iba, me dejaba a su merced, los amigos de mi tío eran buenos, me decían cosas bonitas, me hacían sentir "especial" y de repente comenzaron a tocarme, a acariciarme a decirme que me amaban, y yo ahí con ese vació interior, esa necesidad de cariño, esa sensación de malestar, ese dolor al sentir cercanía, varios fueron los amigos de mi tío, que peleaban por estar conmigo y yo el objeto solo esperando por mi próxima humillación, esperando por mas dolor y sufrimiento, esperando por lo que venia, al final de nuevo amenazas, de nuevo dolor, de nuevo temor y sufrimiento, mi adorado tío, quería que guardara silencio, a cambio de regalos, de dulces a cambio de mi inocencia, este secreto hasta ahora sigue oculto, sigue solo en mi mente, sigue siendo solo mio, el dolor que me causa es indescriptible, el sentimiento de malestar y sufrimiento sigue tan latente como hace varios años, recuerdo todo como si hubiera sido ayer, el suicidio fue mi opción mas cercana, jamas lo logre, supongo soy demasiado cobarde para hacerlo, sigo vivo, pero muerto por dentro, como un caparazón hueco, sin esperanza para ser llenado, lo que me robaron fue lo que jamas se debería de perder, me robaron la inocencia, ese hueco sigue y quedara en mi, pero sigo sobreviviendo, sigo respirando, lo que indica que sigo estando vivo y mientras mi corazón no deje de latir, jamas dejare de luchar por que esto no vuelva a suceder, por eso digo no al ASÍ, gracias...
los días pasaron, la depresión seguía, cada día me encontraba mas sumido en una gran tristeza y desolación, hasta que decidí hacer algo por mi mismo y comencé a contar mi experiencia a la gente de mi mayor confianza, a mis mejores amigas, la verdad no fue la mejor idea, de esas 4solo me quede con 1 sola pero la verdad es la mejor amiga que pude pedir, su cariño, confianza, amistad, me ayudo enormemente a salir adelante, de ahí me uní al grupo de apoyo que me sacaría un poco mas del hoyo en el que me encontraba, ahí me ayudaron como jamas pensé que alguien lo haría y me consiguieron una terapia a la cual mi mejor amiga me acompaño, es tubo a mi lado en los momentos mas difícil y eso es algo que le agradezco infinita mente, los amigos que hice en el grupo de apoyo, han sido los mejores amigos, hermanos y apoyo que me pude encontrar, día a día despierto con monotonía y tristeza, pero conforme el día pasa, las cosas mejoran, sueño con el día en el que pueda despertar sin el recuerdo en mi mente, pero se que se puede así como eh mejorado se que puedo mejorar mas y si no lo olvidare, si aprenderé a vivir con ello y saldré adelante por que soy hombre, soy sobreviviente y merezco ser feliz.

El otro femicidio

Lorna Norori Gutiérrez

“Sé que estoy viva porque respiro, a veces hasta tengo problemas para respirar y siento que me ahogo; pero también siento que con todo lo que me quedó no tengo vida y tampoco tengo ganas de vivir…. antes no lo entendía, ahora sé que es porque el abusador no solo me abusó, si no que me quitó mi vida”.

Ésta es la expresión de una mujer que vivió abuso sexual en su niñez, en ella se deja ver su dificultad de vivir una vida digna y feliz. Regularmente, las mujeres que llegan a consulta hablan de la vida como algo que les ha sido arrebatado, sintiendo que lo que viven no es vida, que no vale la pena vivir o que no merecen vivir. Y no pocas han realizado intentos suicidas.
Efectivamente, el abuso sexual toca la vida de las personas; por eso, como parte de la secuela traumática sienten que no vale la pena vivir, que están muertas en vida, que el abuso sexual les robó la vida.

Cotidianamente veo estas situaciones en la consulta y ahora me decido a escribir sobre el tema, para llamar la atención sobre la forma en que viven las personas que han sufrido este horror, mientras por otro lado, hay una atención tan limitada y se mantiene una actitud displicente en las personas y las instituciones que deben atender esta problemática.

El femicidio es la muerte de las mujeres por la única causa de ser mujeres, en que se trata de hacer más evidente el poder de dominio del agresor, donde ellos muestran desprecio por la vida de las mujeres. Cuando las sobrevivientes comienzan a llegar a la consulta, siempre me preguntó ¿Acaso el abuso sexual no será una forma de femicidio? ¿Acaso el abusador sexual, en su propósito de ejercer poder de dominio sobre una niña o una adolescente, no está limitando la vida de una persona?

Los miedos, la autoculpabilización por no haber podido evitar el abuso, la confusión afectiva, el sentimiento de estar sucia, de ser diferente, de haber “nacido mal”, el obligado autocontrol para no hablar del abuso y que les lleva a guardar silencio por años, el sometimiento al abusador, la tristeza, el dolor psíquico, la afectación de su sexualidad que les lleva a vivir inhibición o excesos sexuales; la culpa que sienten por estos excesos, por ser “inválidas”, el rechazo de su propio cuerpo que les lleva muchas veces a autoagredirse, el enojo con la vida, la vulnerabilidad y el riesgo de vivir nuevas situaciones de violencia.

¿Cómo puede una persona vivir de esta forma y además asumir cotidianamente que todo “está bien” en ella? Frecuentemente se asume que el abuso es algo abominable, he escuchado que se refieren a niñas y niños como “pobrecita” o “pobrecito”, las expresiones están más orientadas a la vivencia del abuso y no a las secuelas traumáticas que éste genera.

Las secuelas que deja el abuso sexual merecen que el agresor purgue una pena de cárcel larga, para así aprender que ha destruido una vida. Pero la realidad es que muchas veces se deja en la impunidad al abusador, sobre todo si es alguien que tiene poder. ¿Es que la vida de una niña o adolescente vale poco o nada?

Igualmente, en las instituciones del Estado se asume que el problema se termina con algunas visitas a la psicóloga, no importa si ella tiene o no alguna preparación para atender personas que han vivido abuso sexual.

Cuánto puede afectar el abordaje de los medios de comunicación y limitar a niñas, niños y adolescentes para que denuncien el abuso sexual, cuando tienen tanto temor de verse expuestas/os, como lo hacen algunos medios de comunicación, de tal forma que continúan atrapados en el silencio impuesto por el abusador.

En esto hace falta valorar cuál es la afectación que genera el abusador con el abuso sexual, cómo limita la vida de una persona, cómo la marca desde su esfera cognitiva, desde su voluntad, sus emociones y sentimientos y desde su sexualidad. Es decir, desde toda su vida, hasta hacerla sentir que no vive o que es mejor estar muerta.

Pienso que es una responsabilidad de todas/os en esta sociedad, poder entender la trascendencia del abuso sexual en la vida de una niña ó adolescente; que luego se convertirá en joven, adulta, mujer de la tercera edad y que la carga del abuso sexual para ella continua. Entonces, es verdad que estamos ante otra forma de femicidio, y que la vida de las mujeres está siendo despreciada.

Todas y todos debemos juntar mejor los esfuerzos para apoyar a las personas que han vivido abuso sexual, para visibilizar de la gravedad del problema, para hacer más efectiva la prevención desde la casa, la escuela, la comunidad, las instituciones, las organizaciones y el Estado en su conjunto; para ofrecer una atención de mayor calidad y reconocer todo lo relacionado al abuso sexual como problema de salud pública de quienes han estado ante este femicidio.

Puedo asegurarles que esto es lo que esperan las sobrevivientes de abuso sexual, para poder sentir que vale la pena y es posible volver a vivir.

jueves, 16 de septiembre de 2010

LOS PADRES

La utilización de un niño/a como objeto sexual por un adulto o adolescente de confianza , que en su mayoría pertenece al grupo familiar o es cercano a él, no es un hecho de improbable ocurrencia , ni está limitado a grupos humanos marginales.

Este tipo de aprovechamiento del niño/a y de vulneración de su integridad está mucho más extendido de lo que los adultos están preparados a reconocer. Sucede en las “mejores familias”. También puede ocurrir en la nuestra.

Estar preparados mentalmente para prevenir estas situaciones de riesgo es también una de las tareas educativas y de supervisión de los padres.

Así cómo les enseñamos a cruzar la calle, tener comportamientos de seguridad personal cuando andan solos, a reconocer peligros eventuales o potenciales , también debemos preparar el alerta para sensibilizarlos frente a la conducta sexual, seductora y secreta de alguna persona de confianza que pueda querer pasar de la estrecha confianza y afecto , a la utilización de ese vínculo especial en detrimento de la seguridad infantil.

Tener presente que las conductas de agresión sexual en la vida de las personas previas a los 18 años son de alta probabilidad de ocurrencia , nos alerta para no negar los hechos en caso de que descubramos en nuestro núcleo íntimo de relaciones (amigos, familia ) algún niño o niña que devele situaciones de esta índole.

Tener una actitud abierta para escuchar sin rechazar y sin descreer como primera reacción frente a un relato de abuso sexual, es la puerta que el niño/a necesita para poder desenterrar secretos muy bien guardados y custodiados por la vergüenza, el miedo, la culpa .

La opinión tranquilizadora pero falsa, de que la fantasía de los niños es la responsable de la construcción de historias de este tipo , es el mejor aliado para que el abuso se perpetúe años en la vida de los niños/as y les sea cada vez más difícil encontrar a esa persona que los escuche e inicie acciones de protección de inmediato.

El niño sometido a este tipo de malos tratos, teme hablar y casi siempre calla . Acusar a un mayor o a otro niño o joven muy próximo al círculo familiar implica una erupción de conflictos de credibilidad en todo el entorno familiar . Si ese adulto o joven que abusa es el padre, el hermano, un tío , abuelo o amigo íntimo, con seguridad la familia se dividirá en dos bandos : los que creen en el abuso darán pasos para comprobarlo y remediarlo, y los que darán crédito a la negación del adulto y descrédito al relato infantil . El niño/a intuye que va a ser castigado, no creído , que va a ocasionar un problema familiar muy severo . Todos estos son factores que constituyen un freno a la confidencia que podría ahorrarle al niño , eventuales desastrosas consecuencias en su crecimiento afectivo , en su capacidad posterior de amar y de ser amado de forma gratificante, sana y alegre.

Muchas veces, el abuso de una persona adulta hacia un niño/a se instala de forma frecuente durante mucho tiempo. Esto tiene consecuencias en el comportamiento . Puede ser que el niño/a objeto de abuso no sea un “niño/a bueno” , puede ser que con el paso del tiempo y sin ayuda, se haya convertido en un “niño /a malo”: desobediente, callejero, rebelde, desordenado, mal estudiante. Todos esos atributos se le echarán en cara para no creerle, en el momento en que decida contar lo que está pasando.

Debemos estar muy alertas para no permitir que lo que es una consecuencia de un sufrimiento tolerado y al cuál se adapta , sea el estigma por el cual no creemos en que le pueda haber ocurrido lo que se animó a contar.
Debemos tener en cuenta que cuando se descubre un abuso sexual , casi siempre es un descubrimiento tardío . En general ya hace tiempo que está instalado.

Lo que el niño/a cuenta suele ser sólo una porción de lo que está ocurriendo. Quizás sea lo último que aconteció y lo angustió más que de costumbre . Pero nunca es sólo eso que cuenta . Siempre hay un proceso, una evolución entre el comienzo de la sexualización del vínculo por parte del adulto o adolescente y el momento del develamiento .

Detener este comportamiento no depende de la confrontación que se haga con la persona supuestamente responsable de la conducta. Por lo tanto , es muy importante cuidar al niño/a de confrontaciones con el adulto o de interrogarlo de manera tan insistente que provoque una rápida tendencia a retactarse de lo que dijo. El mínimo signo percibido por el niño/a de que lo que cuenta provoca enojo, resquemor, descreimiento o paralización en los adultos confiables , es suficiente para provocar una huída en el silencio y la negación .

Frente a una situación que plantee una sospecha razonable ( ya sea porque algún adulto observe conductas que le parezcan indicativas de situaciones abusivas o porque cuente con un relato infantil del suceso ) , lo primero que hay que tener en cuenta es que es un asunto muy delicado para cargarlo solo.

Se necesita de la orientación y evaluación de personas capacitadas específicamente en el tema , para poder dilucidar la sospecha y realizar un diagnóstico apropiado , además de orientar en los pasos a seguir en la interrupción y protección del niño/a .

Una actitud abierta , de rápida reacción en el resguardo , pero no de inflexible conclusión antes de consultar a los especialistas , es lo aconsejable .

Muchas veces, hay situaciones que están en el límite de las conductas apropiadas en la crianza (bañarse con el niño; juegos de manos y excesivo pegoteo físico , conductas de excesivo control y cuidado ) pero que no constituyen de por sí un abuso sexual .

La sobredimensión de estas conductas , conjuntamente con una errónea apreciación de los síntomas que el niño manifiesta lleva a una tergiversación de algunos dichos infantiles, que luego se cristalizan en la creencia férrea de que un abuso ha sido cometido .

La prematura denuncia de hechos sopechados pero no validados, no favorece la resolución del conflicto planteado y distorsiona el verdadero problema. Tanto la denuncia sin fundamento como la falta de reacción y protección legal y social son escollos que entorpecen el esclarecimiento y superación de la problemática.

Los organismos oficiales , las líneas de ayuda telefónica de violencia familiar , suelen ser los primeros recursos de orientación frente a la confusión , impotencia y desconocimiento que surge cuando se descubre una situación de este tipo . Saber que la solución escapa a los recursos intrafamiliares y que es necesario consultar con el afuera para poder llevar la situación a buen término es prioritario para salir de la situación de impotencia y dar los primeros pasos hacia la recuperación del niño/a y de la familia .

Resiliencia

La resiliencia es un concepto relativamente nuevo que poco va abriéndose camino en el campo de la psicología.

Podríamos decir que la resiliencia consiste en la capacidad que posee todo individuo para hacer frente a las situaciones y adversidades que se encuentra a lo largo de su vida. Se trata, entonces, de un concepto que tiene mucho que ver con quienes padecimos abusos sexuales en nuestra infancia. Pocas cosas son tan difíciles de superar como un abuso sexual. Sin embargo, la capacidad del ser humano es mucho mayor de lo que solemos creer.

El problema, muchas veces, tiene que ver con las secuelas asociadas al abuso sexual infantil, empezando por la baja autoestima, un aspecto que incide particularmente en nuestra autovaloración y, por ende, en la creencia de que dicho problema puede superarse.

La autonegación -no querer reconocer lo que sucedió- es otro factor que impide afrontar, ya desde la base, el abuso sexual.

Sin embargo, no hay más camino que el abordaje del pasado y confiar en nuestra capacidad y, en definitiva, en nuestra resiliencia.

Artículo relacionado:http://saludmental.suite101.net/article.cfm/la-resiliencia

miércoles, 8 de septiembre de 2010

“Se ignora que el abuso sexual infantil intrafamiliar supone el 85% de los casos”

Vicki Bernadet sufrió abusos sexuales desde los 9 a los 17 años. Tardó 20 años en decirlo en voz alta y, cuando lo hizo, comprobó que no había atención especializada y que los adultos eran invisibles, “nadie comprendía lo que yo estaba buscando, lo que estaba sufriendo por dentro”. Por eso creó en 1997 la Fundación Fada, para atender a las víctimas y, por eso, en 2006 amplió el horizonte de la Fundación más allá de Cataluña y pasó a llamarse Fundación Vicki Berdanet (Tef 93 318 97 69). Vicki tiene ahora 56 años y cree que queda mucho trabajo por hacer para erradicar los abusos sexuales a menores, sobre todo porque no somos conscientes de que el 85% de los casos se producen en el entorno familiar. La verdad asusta.



Es un reflejo de la situación a nivel social. A veces puede parecer que este tema está a la orden del día porque salen noticias sobre detección de abusos en internet, redes de pornografía infantil… pero, en realidad, solo está a la orden del día el abuso familiar “extrafamiliar”, pero el “intrafamiliar”, que representa el 85% de los casos, se ignora, no se quiere hablar de eso, se quiere hacer como que no pasa.

Tiene que ver con que la gente lo ve como algo posible externo a su familia. “Esto sucede porque hay personas psicópatas, enfermas, porque hay personas depravadas…” estas son las frases que más escucho. En cambio, el hecho de que un padre abuse de una hija o un abuelo de su nieto, eso ya es otra historia. A la familia le cuesta mucho admitir que pueda suceder.



No se puede porque nadie puede borrar nada que le haya pasado, no solamente el abuso, nuestras vivencias e historias determinan cómo somos. Eso sí, una persona que sufre una experiencia traumática puede tardar más o menos en su recuperación, pero sí es posible recuperarse si buscas ayuda a tiempo, si la ayuda es buena, si las personas que te atienden están bien preparadas… Sí es posible tener, entre comillas, una vida normal.

La mayoría la necesita, aunque hay personas que tienen una resilencia innata y que después de un proceso de duelo, de recuperación, pueden haber hecho un salto para conseguir una vida normalizada antes que otras personas. Hay personas que necesitan muchos años de terapia y otras que no lo habrán necesitado, aunque sí algo de ayuda. Imagínate (aunque sea casi una utopía) que una persona cuando lo habla recibe el apoyo y ayuda de toda la familia. Esa persona tienen muchas posibilidades de que no necesite ir a una terapia.



Si hiciéramos un estudio como el del 94, creo que las personas mayores de edad, desde el anonimato, se sentirían más libres que en los 90 para reconocer que han sufrido abuso. También ha habido un cambio en las personas que se dedican a la asistencia, a la salud, servicios sociales… ahora quieren saber más, quieren hacer las cosas mejor. A nivel social, hace falta muchísimo, cuando vas a una conferencia, las preguntas son las mismas que hace 5 o 10 años, la gente te pregunta lo mismo, eso es lo que más me asusta, hay un trabajo más lento de lo que uno cree.


Creo en la lucha de las personas que nos dedicamos a este tema para presionar. Espontáneamente es difícil que destapen una problemática de este tipo. El que haya una redada y detengan a una red de pornografía infantil da medallas, pero que en los colegios se haga prevención de abusos, eso no lo van a hacer. Si presionamos, al final surge. En Cataluña nos ha costado mucho, pero hemos firmado un acuerdo con la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia para trabajar en ello, con profesionales especializados.

domingo, 5 de septiembre de 2010

PIDE AYUDA.

En los ejercicios anteriores conseguiste las habilidades para crear un sistema de apoyo. Sin embargo, los sistemas de apoyo sólo son efectivos cuando los usas. Debemos aprender a pedir ayuda cuando la necesitamos y a aceptarla cuando se nos ofrece. Esto es más difícil de lo que parece. Aquellos de nosotros que crecimos en familias abusivas frecuentemente creímos que teníamos que hacer todo por nosotros mismos. Se esperaba que muchos de nosotros (particularmente las niñas) nos sacrificáramos y nos hiciéramos cargo de todos los demás. Otros (en su mayoría niños) fueron educados para ser autosuficientes, para no necesitar la ayuda de nadie. Como resultado, puedes sentir que no mereces ayuda ni apoyo, o que no puedes pedir ayuda a menos que te encuentres en una emergencia fatal. O podría ser que temas pedir ayuda porque eso significa entregar el control, depender de alguien más, admitir “debilidad” o arriesgarse a ser rechazado.

Completa las siguientes frases:
• Cuando considero pedir ayuda, yo siento…
• Si pido ayuda, estoy segura que…
• La única situación en la que consideraría pedir ayuda sería…

Una cosa que te puede impedir solicitar ayuda es la naturaleza de la herida que estás experimentando. Es muy duro pedir ayuda para heridas emocionales, particularmente las que provienen de viejas heridas. Tú podrías ser capaz de imaginarte pidiendo ayuda si fueras víctima de un desastre natural (como una inundación o un terremoto), ser avasallada por una enfermedad física (necesitas cirugía de emergencia), o en un accidente (tu mano se quedó prensada por una maquinaria). Es mucho más difícil imaginar pedir ayuda cuando estás luchando contra los efectos de haber sido violada a los 6 años.

Si no puedes imaginarte pidiendo ayuda, pregúntate si estarías dispuesta a proveer ayuda práctica a un amigo en tu situación. ¿Cuánto apoyo crees que podrías ofrecerle? Ahora, evalúa de nuevo si tú podrías pedir a alguien que haga lo mismo por ti.

Ahora regresa a tu lista de responsabilidades del ejercicio anterior. Coloca una estrella al lado de las cosas que alguien más podría hacer por ti. Junto a estrella, escribe el nombre de la persona que a la que le pedirías que te ayude con esto.

Una vez que identifiques las formas cómo otras personas te podrían ayudar, tienes que dar el gran paso y realmente solicitarles ayuda. Sin embargo, habrá ocasiones en las que tu solicitud será rechazada, la ayuda también podrá llegar de lugares inesperados. Con frecuencia, las personas en nuestras vidas están confundidas acerca de lo que estamos atravesando. Ellos perciben nuestro dolor. Ven nuestro sufrimiento. Se sienten impotentes y desearían que hubiera algo que ellos pudieran hacer para ayudar. Al pedir ayuda, no sólo nos ayudamos a nosotros mismos, sino también les damos la oportunidad a las personas que se preocupan por nosotros de poder hacer algo concreto.

Escribe 3 situaciones en las cuáles podrías pedir ayuda. Especifica a quién le vas a pedir ayuda y para qué y para cada una de ellas completa las siguientes frases:

• Le voy a pedir a… que haga… por mí.
• Si recibo la ayuda que pedí, yo…
• Si mi solicitud de ayuda es rechazada…

Una vez que hayas pedido ayuda, observa las reacciones. Podrás ser rechazada. Puedes conseguir el ofrecimiento de la ayuda que necesitas. Tu solicitud podrá ser tratada respetuosamente o podrá ser criticada. Sin juzgar, toma nota de las respuestas. Si consistentemente recibes respuestas negativas, posiblemente estés pidiéndole ayuda a la persona equivocada (a alguien a quien no le importa o no está interesado en ayudarte) o pidiendo de la manera incorrecta (no estás siendo directa y clara, no estás siendo suficientemente específica, estás pidiendo demasiado de una sola vez). Considera pedir retroalimentación de la persona a la que le estás pidiendo ayuda; esto te podría ayudar a mejor la forma cómo pides ayuda las siguientes veces.

Tómate unos minutos para escribir qué pasó cada vez que pediste ayuda.

• Cuando pedí ayuda…
• La siguiente vez que pida ayuda, yo…

Para reflexionar:
• ¿Mi experiencia de pedir ayuda cambio de la primera vez que lo intenté a la tercera? Si es así ¿cómo?
• Si mi requerimiento fue honrado, ¿cómo me afecta eso? Si fue rechazado ¿cómo me afecta eso?

Espera el siguiente ejercicio acerca de CREAR UNA LUZ AL FINAL DEL TUNEL.

LA ETAPA DE EMERGENCIA

Cuando recuerdas por primera vez el abuso o empiezas a ahondar en los sentimientos conectados con el abuso, a menudo experimentas un periodo de crisis. A este periodo lo llamamos Etapa de Emergencia. Estás obsesionada con el abuso sexual y te resulta imposible hablar o pensar en otra cosa. Sensaciones y emociones desconocidas te bombardean y te preguntas si realmente vale la pena vivir.

La etapa de emergencia es un momento crítico en el proceso de curación. A pesar de que con frecuencia es el momento más abrumador del proceso de curación, también puede ser fructífero, aunque muchos de los sobrevivientes no se dan cuenta de los logros que hemos hecho hasta mucho más tarde: te ves obligada a buscar ayuda. Tienes que reconocer que fuiste abusada sexualmente. Los recuerdos se liberan. Haces el compromiso de ver más allá del proceso de curación.

La etapa de emergencia aterradora y abrumadora, pero no dura por siempre. Con apoyo profesional, es posible avanzar a través de la crisis de la etapa de emergencia hasta un lugar más estable. Adicionalmente de las estrategias que tú desarrolles, necesitarás herramientas adicionales para lidiar con una crisis que dure por un largo periodo. Los siguientes ejercicios te enseñarán a modificar tus expectativas de ti misma, buscar a otras personas en busca de ayuda y encontrar inspiración y alivio para ayudarte a seguir adelante.

Ejercicio 4. SIMPLIFICA TU VIDA

Cuando entras a la etapa de emergencia, pierdes la habilidad de mantener tu vida como sabías hacerlo anteriormente. Tu vida en el día a día queda inmersa en la crisis. Te puedes encontrar a ti misma emocional y físicamente exhausta, consumida por pesadillas y recuerdos. Preocupada con la terapia y otras actividades curativas, tu atención es distraída de las tareas diarias. Como resultado, puedes sentirte incapaz de trabajar, hacerte cargo de las obligaciones familiares o funcionar de cualquier manera.

Si te encuentras en la etapa de emergencia, es importante reconocer que tu vida está temporalmente cambiada. Tú ya no eres tan competente o capaz como lo eras antes de empezar la recuperación. No esperes ser capaz de ocuparte de las cosas. No esperes continuar con tu agenda normal, tener la misma energía o ser tan productiva. No esperes poner la misma atención a tus relaciones íntimas. Cuando estás en la etapa de emergencia, estás corriendo en el vacío y, hasta que lo aceptes, estarás luchando contra ti misma.

Esto puede resultar particularmente difícil para los hombres, porque se espera que ellos sean fuertes, que sean una roca, que procuren a su familia. Para un hombre, fallar como proveedor o necesitar tiempo lejos del papel del proveedor puede ser devastante para su autoestima. Sin embargo, la expectativa de que los hombres siempre funcionen, sin importar qué, es injusta y opresiva. Si tú estás sanando de abuso sexual en la infancia necesitas y mereces, si es posible, compartir o renunciar a algunas tus responsabilidades. Mereces el espacio y el tiempo para sanar, no importa cuáles sean tus obligaciones.

Haz una lista de las cosas de las que eres responsable en tu vida. Incluye todo lo que puedas pensar, desglosa cada tema lo más posible. Si eres padre o madre, enlista todas las cosas de las que eres responsable como hacer el desayuno, llevar a los niños al colegio, cortar el cabello de Paco, contarle un cuento antes de dormir, ayudar a Paty con la terea de matemáticas. Si estás en una relación, enlista las cosas que necesitas hacer para mantener viva la relación: hablar con mi pareja, iniciar la comunicación. Si tienes que ganar dinero, ¿cuánto tienes que ganar?, ¿cuáles son tus responsabilidades en el trabajo?

Las cosas de las que soy responsable:
• Financieras:
• Trabajo:
• Administración del hogar:
• Paternidad / maternidad:
• Relaciones íntimas / pareja:
• Yo:
. Obligaciones familiares:
• Amigos:
• Comunidad:

Muchos niños abusados tienen un exagerado sentido de la responsabilidad, creen que ellos tienen que resolverlo todo o el mundo se desmoronará. Tomar responsabilidad de todo es una forma de ganar un sentido del control. Estar en control fue un forma importante de enfrentar la realidad cuando estabas creciendo, pero te puede mantener aislada hoy.

Revisa tu lista de responsabilidades y completa las siguientes oraciones:
• Si no cumplo todos mis compromisos…
• Si no hiciera todo lo que se supone que debo hacer…
• Mi sentido de responsabilidad se vincula a mi experiencia infantil de las siguientes formas:

Ahora regresa a tu lista de responsabilidades. Revísala cuidadosamente y responde las siguientes preguntas: ¿qué cosas son absolutamente esenciales? ¿Qué puede ser relegado por el momento? ¿Hay algo que puedas dejar a un lado definitivamente? Califica las responsabilidades de tu lista con una escala del 1 al 3. Coloca 1 a las cosas absolutamente necesarias. 2 a las cosas que quisieras continuar haciendo pero que no son esenciales. Y 3 a las responsabilidades que puedes abandonar más fácilmente.
Para reflexionar:
• ¿Las cosas en mi lista son en su mayoría esenciales o no esenciales? ¿Qué me dice eso acerca de mi sentido de la responsabilidad? ¿Acerca de mi sistema de apoyo?
• ¿Qué clase de juicios o críticas enfrentaré si dejo de hacer las cosas que marqué con 2 y con 3 en mi lista? ¿Cómo me juzgaría yo misma?

Espera el siguiente ejercicio sobre PEDIR AYUDA.