miércoles, 18 de noviembre de 2009

EL ABUSO SEXUAL INFANTIL


Patología de diagnóstico complicado, que suele deslizarse en las posibilidades diagnósticas del médico tratante.

Desarrollo
El abuso sexual infantil no es una patología nueva, sino una de las formas de maltrato infantil que acompañó al desarrollo del hombre durante toda su historia. Aparece en la literatura, en el cine y frecuentemente en noticias periodísticas. Es el más escondido de los maltratos y del que menos se conoce, tanto en el ambiente médico legal como en el social.

El abuso sexual infantil no ocurre solo en poblaciones marginales sino que abarca todas las culturas y todas las clases sociales. La estimación de mayor demanda que hay en la actualidad se debe a que recién ahora las personas involucradas se están animando a denunciarlo, lo que se refleja en una mayor cantidad de consultas, tanto en el nivel hospitalario como en el privado.

El diagnóstico no es nada fácil y como suele pasar desapercibido durante mucho tiempo deja marcas emocionales, que cuanto más antiguas, mas difícil son de tratar. La confirmación diagnóstica es difícil y se basa en el relato del niño, sus juegos, la historia clínica, el examen físico y los exámenes complementarios. Sin embargo, pocas son las veces que se encuentran signos físicos de certeza como los relacionados con enfermedades venéreas, desgarros en zona genital o embarazo.

La sospecha llega al consultorio por la demanda familiar (en general la madre) o por sospecha de un profesional (médicos, maestros) ante signos indirectos (masturbación compulsiva, lesiones genitales, vulvovaginitis reiteradas, trastornos de sueño, enuresis , etc). Pero, aquí cabe acotar que estamos aún poco preparados para un abordaje útil y efectivo, con recursos humanos suficientes para este problema tan complejo y extendido.

El ámbito más frecuente donde se produce el abuso es el ámbito familiar, lo que hace su abordaje muy problemático. Cuánto más cercano a la familia es el acto de abuso más difícil es trabajar, teniendo en cuenta, además, que en el caso de niños pequeños o personas con discapacidad, la información solo llega a través de terceros.

En América latina, 1 de cada 5 niños son abusados por un familiar cercano; en más del 50% hay evidencias de situaciones incestuosas; el 80% son amigos, vecinos o parientes. Pero el 70% ocurren en el ámbito familiar, y allí en el 75% de los casos el perpetrador es el padre o quien cumple con el rol de padre.

Parece no haber una definición universal acerca de qué constituye el abuso sexual infantil. La claridad de algunas de estas definiciones es obviamente útil, pero existen variaciones considerables entre las que se adoptan en los diferentes estudios. Estas variaciones resultan muy importantes porque pueden explicar algunas de las que se observan en las estadísticas de abuso sexual infantil dadas a conocer.

Las mejores definiciones usadas corrientemente combinan una especificación clara del significado del término “sexual” con alguna guía sobre la edad y el nivel de desarrollo de los participantes. Los abusos sexuales pueden consistir en coito, contacto anal-genital, manoseos o un encuentro con un exhibicionista. Otros han ampliado la definición para incluir cualquier actividad que produzca gratificación sexual en el abusador. Así podemos afirmar que abuso sexual es la participación en cualquier actividad sexual de menores inmaduros con un adulto que los somete. Pueden ser menores con una diferencia de edad mayor de 5 años.

Se entiende que la víctima no comprende totalmente ni se encuentra capacitada para dar su consentimiento. En general no es un acto violento. Abarca desde exhibicionismo, el manoseo, la manipulación de genitales, la participación en material pornográfico hasta coito (violación).

Un elemento central en el abuso sexual es que se trata de una acción que lleva a cabo un adulto para su propia finalidad sexual, tomando al niño como un objeto. Una segunda cuestión concierne a la edad y el nivel de desarrollo del niño y del abusador. Para definir los límites del abuso, la mayoría de las definiciones selecciona una edad cronológica sobre la base de características psicológicas, por ejemplo, 16 o 18, que es la edad del consentimiento.

En todos los casos, el abuso sexual incluye el uso de la coacción de un modo implícito o explícito, y esto es indudablemente un factor central para calificar el acto como abusivo (la víctima está impedida de prestar su consentimiento) .

Todas las formas de abuso incluyen la explotación de una diferencia de poder, el cual puede ser explícito y obvio, como cuando se usa la fuerza física, ya sea en forma directa o sutil, jugando con la situación de dependencia de la víctima. Este es el escenario más frecuente en el abuso sexual de niños.

Estructuralmente, los niños dependen de los adultos, es decir su dependencia es uno de los factores que los define como niños. La actividad sexual entre un adulto y un niño siempre señala una explotación de poder; a este respecto, difiere de otras formas de encuentro sexual y nunca puede ser otra cosa que abuso.

Es sabido que, 1 de cada 3 niñas y 1 de cada 7 niños han sufrido algún episodio de abuso sexual durante su infancia, esto quiere decir que es un hecho sumamente frecuente, de difícil diagnóstico clínico, dentro de los signos de alarma o de sospecha que deberían hacernos pensar en ello están:

Masturbación compuliva (interfiere con la vida normal del niñ0).

Síntomas urogenitales a repetición en niñas(disuria: dolor al orinar, dolor genital, sangrado) 60% en un reporte de casos 1.
Ante la sospecha de esta grave patología que puede dejar secuelas en la esfera psíquica y del desarrollo del niño, pida ayuda profesional, considerando que la mayoría de las veces, quien abusa de un niño, es alguien conocido por el ejerciendo coacción y generándole miedo.
Por otro lado, en la primera infancia, y cerca de los 3-5 años, el niño es capaz de comprender el concepto de PROPIEDAD privada de su cuerpo, hecho protector FUNDAMENTAL en la salud sexual infantil; se debe enseñar y reforzar este concepto de que, su cuerpo le pertenece y nadie tiene derechos a tocarlo.
Fuentes: Intramed Noticias, La Dra. Gloria Sacroisky es Médica pediatra. Jefa del Servicio de Pediatría Ambulatoria del Hospital de Agudos E. Tornú. Ciudad Autónoma de Bs. As. Integrante del Comité de Familia y Salud Mental de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Signos y síntomas urogenitales en niñas abusadas sexualmente
Las niñas abusadas sexualmente que experimentaron contacto genital directo reportaron síntomas urogenitales relacionados con los episodios abusivos.


Dres. Cynthia DeLago, Esther Deblinger, Christine Schroeder and Martin A. Finkel
Pediatrics 2008; 122; e281-e286

Maltratos y abusos sexuales contra menores.


Rocío Toledo

Actualmente, vivimos un período donde se comienza a estudiar el problema de los efectos de la violencia, sea ésta del tipo que sea, sobre las personas y, dentro de este problema, el abuso sexual sobre menores es tan sólo un problema más, particular, acotado y con sus propias connotaciones y características.

El primer motivo para la represión legal del abuso sexual sobre menores, es que existe una evidencia clínica creciente de que el abuso sexual durante la infancia afecta verdaderamente al desarrollo psicológico posterior del adulto.

La hipótesis del abuso sexual como “trauma” dentro del desarrollo evolutivo del niño ha adquirido peso específico durante los últimos años. En este sentido, Mullen et al., demuestran que existen secuelas en las víctimas infantiles que les afectará en su desarrollo adulto y que son:
* Declive del status socioeconómico
* Problemas sexuales crecientes
* Propensión a percibir a sus parejas como poco cariñosas e hipercontroladores
Mullen también asegura que existen otros factores de privación y desventaja asociados al abuso sexual y que, por lo tanto, sería inadecuado realizar intervenciones terapéuticas centradas exclusivamente en el trauma sexual.

Henry Kempe, en su libro “Síndrome del niño maltratado”, establece: Maltratos sexuales: implican la explotación de niños mediante actos tales como incesto, abusos y violación. Los abusos sexuales se definen como la implicación de niños y adolescentes dependientes e inmaduros en cuanto a su desarrollo, en actividades sexuales que no comprenden plenamente y para las cuales no son incapaces de dar su consentimiento voluntario o que violan los tabúes sociales o los papeles familiares. Incluyen:
Paidofilia: supone el contacto sexual, no violento, de un adulto con un niño, y puede consistir en manipulaciones, exhibiciones de genitales, o contactos buco-genitales. La edad del niño suele oscilar entre los dos años y el comienzo de la adolescencia.

Incesto: corresponde a individuos que consideran a sus hijos como objetos, siendo frecuentemente violentos. Se puede iniciar a la edad de uno o dos años y continuar hasta la adolescencia.

Proxenetismo: explotación de menores con fines lucrativos por parte de individuos con o sin parentesco con ellos
Violación: es un abuso sexual violento.

En el tema de los abusos sexuales infantiles, existen numerosas creencias erróneas, las cuales, de forma más o menos consciente, contribuyen a ocultar el problema, así como a tranquilizar a quienes no desean afrontarlo:
* Muchas personas piensan que los abusos sexuales no existen o son muy infrecuentes, sin embargo, la frecuencia es muy elevada.

* La mayor parte de las personas creen que los agresores son personas con graves patologías o con desviaciones sexuales, sin embargo, casi todos los abusos sexuales son cometidos por sujetos aparentemente normales.

* Es usual creer que si los abusos sexuales ocurrieran en nuestro entorno inmediato, nos enteraríamos. La realidad es que la mayor parte de los casos de abusos sexuales no son conocidos por las personas más cercanas a las víctimas y estas tienden con mucha frecuencia a ocultarlos.

* Se suele creer también que los abusos sexuales a menores sólo ocurren en ambientes muy especiales, asociándolos con la pobreza, baja cultura, etcétera. Aunque es posible que en determinados ambientes sean más frecuentes, los datos confirman que están presentes en todas las clases sociales, zonas geográficas, etcétera.

* Es también muy frecuente la tendencia a creer que los niños, cuando los cuentan, no dicen la verdad o que están fantaseando. Por el contrario, cuando un niño dice que ha sido objeto de estas conductas, prácticamente siempre dice la verdad y, por consiguiente, debemos creerle.

* También parecería razonable creer que si la madre de un niño se enterara de que su hijo ha sido objeto de un abuso sexual, no lo consentiría y lo comunicaría a alguien o lo denunciaría. Sin embargo, la realidad nos demuestra que si el agresor es un miembro de la propia familia, bastantes madres reaccionan ocultando los hechos.

* Otro error consiste en creer que en la actualidad hay más abusos a menores que antes, lo que pasa es que ahora son estudiados.

* Tampoco es correcto creer que los agresores son casi siempre desconocidos. Los agresores pueden tener relaciones de muy diversos tipos con la víctima y no conviene hacer simplificaciones erróneas.

Los abusos sexuales contra niños se cobran al año un número desconocido de víctimas. Y lo que podemos hacer es, a través de programas de prevención y tratamiento, educar al público sobre los peligros de estos abusos sexuales y sobre la necesidad de denunciar dichos abusos y los intentos de abuso.
Licenciada en Psicología
Tomado de http://www.psicocentro.com
hablemosde.abusosexual@gmail.com

México y el auge del abuso sexual infantil


En México existen casi 20 mil niños, niñas y adolescentes expuestos a la explotación sexual, cuyas víctimas más vulnerables son los denominados "hijos de la calle". La Alameda Central de la capital del país se ha convertido en una zona donde se presenta la explotación sexual comercial de menores, muchos de los cuales trabajan desde temprana edad y totalmente solos, como vendedores ambulantes, alertó la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.De acuerdo con testimonios de las víctimas, mexicanos y extranjeros entre 40 y 60 años de edad acuden a La Alameda, ubicada en el centro de la populosa urbe capitalina para convencerlos, engañarlos e intimidarlos.Todo sucede en medio de la intensa actividad comercial y turística de la atractiva zona, dijo el director de la Asociación Mexicana Pro Niñez y Juventud, Cuauhtémoc Abarca, quien describe el modus operandi: "El contacto ocurre en las inmediaciones del metro Hidalgo y en las glorietas de La Alameda. Los hombres se sientan y observan el escenario. Cuando eligen al niño o a la niña se acercan a ellos y conversan"."Les ofrecen dinero, comida o droga a cambio de aceptar el acompañamiento hasta el automóvil o a un cuarto de hotel".Según Abarca, cuyo centro atiende a 250 menores víctimas de la pederastia, los captados por extranjeros son trasladados a hoteles del Paseo de la Reforma, mientras aquellos menores que se oponen y no aceptan los ofrecimientos son drogados y llevados por la fuerza a tales inmuebles.Un informe de la Cámara de Diputados de la República indica que, en México, las bandas de traficantes de personas han crecido y operan en 21 estados del país, pero la Procuraduría General de la República sólo reportó 20 denuncias el pasado año.La Organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) coincide con la cifra y señala que en 21 estados mexicanos se han detectado actividades de turismo sexual infantil.México es considerado uno de los países más afectados por esa problemática, debido a las flexibles leyes y la impunidad de que gozan los pedófilos.La ONU cita en su análisis a la Coalición Internacional contra la Trata de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, con sede en la capital mexicana, la cual ubica a este país en el quinto lugar mundial, en lo concerniente a ese delito. "Al menos 250 mil niños y adolescentes están en el comercio sexual", refiere la Coalición.Actualmente esta nación es catalogada como país de origen, tránsito y destino de víctimas de explotación sexual.La institución, que reúne a unas 250 organizaciones no gubernamentales de 25 países, indica que el turismo sexual infantil continúa creciendo principalmente en Acapulco, Cancún, Tijuana y Ciudad Juárez.
Internet, otro activo escenario para pederastas

La Internet ha propiciado el desarrollo de redes de pederastas quienes, según la policía federal, en apenas 12 minutos contactan a una niña o niño y lo inducen a desnudarse o ver pornografía.A partir de ese momento el menor pasa, sin saberlo, a ser parte de redes de los llamados ciberpederastas.En cinco años se detectaron en México más de cuatro mil páginas de pornografía infantil en Internet, pero los pederastas cibernéticos se escapan por agujeros legales y suelen quedar impunes.Activistas de la referida Coalición atribuyen la expansión de ese delito a la tolerancia o descuido de los proveedores de los servicios de conexión a esa red y de los administradores de sitios como hi5, Facebook y My Space.En América Latina existen al menos 100 foros virtuales donde se intercambia pornografía infantil, un tercio de esos se ubican en México.Uno de los motores que impulsan tales redes es la falta de controles de los padres sobre sus hijos cuando navegan por Internet, además de la ausencia de programas educativos sobre el tema en las escuelas, expresan activistas de la citada organización latinoamericana.Sin embargo, otros analistas señalan que el combate a la pobreza y el acceso a la educación, que limite la estancia de niños trabajando en las calles, podría reducir el fenómeno.De igual modo, consideran que hace falta más educación, pero también mayor infraestructura policial para seguir la pista a los pedófilos.La unidad de policía cibernética de la capital mexicana cuenta con menos de una docena de agentes para 20 millones de personas. A nivel nacional, la policía cibernética, dependiente del gobierno federal, tiene unos 300 agentes, para una población de poco más de 107 millones.Pese a que ya 21 estados del país y el Distrito Federal han promulgado la legislación que criminaliza algunas formas de trata de seres humanos a nivel local, no se reportaron sentencias o castigos importantes contra tratantes de personas en el último año.Mientras las autoridades no saben o no pueden combatir el flagelo, los niños, en especial los más pobres y en situación social más riesgosa, siguen siendo presa fácil de quienes toman ventaja de la impunidad que otorga la letra muerta de las leyes, sostienen los especialistas en el tema.

Un nuevo comienzo bajo el sol.


En una de las más de 7.000 islas que forman Filipinas, con la frondosa jungla entrando a saco en la playa y el violento sol situado en el cenit, unos niños juegan alegres a la pelota. Viéndoles así, nadie adivinaría las historias que esconden sus sonrisas y sus cuerpos. Estamos en Puerto Galera, en la isla de Mindoro Oriental, punto caliente de la prostitución infantil. Precisamente aquí está la Fundación Stairways, que, desde hace 20 años, recoge a niños víctimas de abusos sexuales en la cruel área metropolitana de Manila y los trae a este paraíso tropical.

Uno de ellos es Jake Salvador, de 13 años (los nombres son seudónimos elegidos por los mismos niños para preservar su identidad). Risueño y algo tímido, de su boca sale una dura historia: un mal día se despertó en un autobús de línea y descubrió que su padre, que le acompañaba, no estaba a su lado. Le buscó en el autobús, le buscó en la parada y en los alrededores, sin ningún éxito: le había abandonado. Algún tiempo antes, su madre, una stripper en un night-club, había abandonado a ambos, padre e hijo. Jake estaba solo y en la calle, donde mendigó y esnifó pegamento durante dos años hasta que fue recogido y llevado a un centro de rehabilitación. A pesar de su nombre, estos centros son una especie de cárceles donde se hacinan gentes de todas las edades en malas condiciones de salubridad (abunda la sarna). Allí Jake fue víctima de abusos por un hombre que se infiltraba en el centro para tal fin.

este otro niño tiene una mirada torva. Es Armando Pasco, de 13 años. Tal vez se deba a su pertenencia a una banda callejera durante cinco años. Aparte de la expresión de su rostro, de la banda le queda un punto tatuado en la frente y otro tatuaje a la espalda. Con ellos robó bolsos, allanó moradas, y vendió su cuerpo por lo que al cambio son unos céntimos de euro. “He cambiado, ahora ya no digo tacos”, dice Armando. Lleva poco tiempo en la fundación y los responsables dicen que aún se muestra irritable y violento con los compañeros. Pero todo es cuestión de tiempo.

En el mundo, según estimó Unicef en 2006, hay 700.000 niños explotados sexualmente. El problema es grande en Filipinas, porque, según informa la agencia del país, esta práctica, aun estando perseguida por la ley, goza de cierta aceptación social (algo similar a lo que pasaba en España con la violencia de género). Para comprobarlo basta pasearse por el distrito rojo de Manila, en el que las menores se venden en masa a los turistas occidentales.

En la Fundación Stairways los niños aprenden a recuperar la confianza, a entender su cuerpo, y reciben cariño. Muchos de ellos no saben cuáles son sus zonas íntimas o no tienen conciencia de haber sido víctimas de abusos. Son aún muy jóvenes. “Aquí he aprendido a respetar, a controlar mi temperamento. Quiero cambiar y conocerme mejor a mí mismo”, dice Luis Pérez, un niño de 13 años que muestra una madurez inusual.

Luis, que como casi todos los demás niños fue arrojado a la calle del seno de una familia desestructurada, fue víctima de abusos en un arrabal chabolista por un atracador que le amenazó de muerte: “Me dijo que me encontraría y me mataría si se lo contaba a alguien”.

Luis quiere ser psicólogo y ayudar a los demás. Armando quiere ser profesor y enseñar a los niños sus derechos. Jake quiere ser arquitecto y construir casas para los pobres. Todos estos niños tienen deseos semejantes: ser solidarios como en este lugar lo son con ellos. Aquí aprenden a leer y a escribir, se divierten haciendo manualidades o deporte, y conocen sus derechos. “Ahora sé que tengo a derecho a decir no”, dice Luis. Tal vez el sol tan alto en el cielo, al borde del mar cristalino, borre todas las sombras de sus cuerpos.

ELPAIS.com

Día Mundial y Nacional contra el Abuso Sexual Infantil.


El próximo jueves se celebra el Día Mundial y Nacional contra el Abuso Sexual Infantil. Distintas ONG impulsan actividades para sensibilizar y concientizar a la población sobre este grave problema. Una cinta blanca es el emblema de lucha contra el ASI.