martes, 2 de noviembre de 2010

Memoria corporal

Memoria corporal es el término que describe sentimientos sensoriales recurrentes de algo más allá de la situación inmediata. Una imagen particular, un olor o contacto puede causarle a un sobreviviente profundos sentimientos inquietantes. Algunos sobrevivientes describen sensaciones desagradables en sus genitales en momentos inesperados cuando nadie más está presente y nadie los está tocando. Es como si el cuerpo tuviera memoria propia que es expresada por la reaparición de la sensación sin una causa correspondiente.



Los atletas repiten los mismos movimientos una y otra vez para entrenar sus cuerpos para reaccionar de una determinada manera bajo circunstancias particulares intervención de la conciencia. La experiencia del abuso sexual ha tenido un efecto similar en el cuerpo del sobreviviente. Los recuerdos reprimidos del cuerpo surgen de la misma manera que lo hacen los recuerdos mentales. Los sobrevivientes deben aceptar que los recuerdos corporales no implican que éste loco. Al contrario, las memorias corporales merecen el mismo reconocimiento y atención que los recuerdos cognitivos durante el proceso de recuperación.

Recuerdos bloqueados

Recuerdos bloqueados: Comprendiendo al sobreviviente

No tener recuerdos del abuso sexual en la infancia es, tal vez, la más común de las características de los sobrevivientes de abuso sexual infantil. Cualquiera que no tenga recuerdos de un largo periodo de la infancia está, ciertamente, reprimiendo los recuerdos de un tiempo traumático y doloroso que con frecuencia incluye abuso sexual. Esta única característica, además de cualquiera otra evidencia, puede ser considerada como diagnóstico de abuso sexual en la infancia.



El abuso sexual infantil es tan traumático y estresante que ningún niño puede enfrentarlo solo. El bloqueo de la consciencia y la negación que ocurrió constituyen la estrategia para enfrentar el abuso que permite al niño sobrevivir. Una vez que la seguridad inmediata del sobreviviente está garantizada, los recuerdos bloqueados saldrán de una u otra forma y demandarán atención. El sobreviviente debe enfrentar los recuerdos conforme vayan surgiendo, sea mediante lágrimas inexplicables, una inundación de memorias, flashbacks, una sensibilidad especial o sentimientos viscerales.

Quiérete a ti mismo(a)

Quiérete a ti mismo(a)

Muchas veces, cuando hablo con sobrevivientes acerca de quererse a sí mismos, ellos voltean sus ojos y me lanzan una mirada cansada, como si dijeran: “Tendremos paciencia contigo. Sabemos que eres de California”. Quererse a sí mismo es visto como una práctica New-Age. O como algo auto-indulgente (y, por tanto, mal) que sólo hacemos bajo coacción (como un mal mayor). En realidad, aprender a amarse y cuidarse a sí mismo es parte esencial de proceso de curación.

Cuando los sobrevivientes quieren saber qué tan lejos se encuentran en el proceso de curación, yo les pregunto qué están haciendo para cuidarse a sí mismos antes de preguntar ninguna otra cosa. No pregunto si tienen recuerdos. No pregunto si están enojados. No pregunto si han confrontado al agresor. Lo que pregunto es: “¿Eres gentil e indulgente contigo cuando comentes un error? ¿Eres capaz de tomar algún respiro? ¿Eres capaz de hacer las cosas que disfrutas? ¿Estás de tu lado o estás luchando contra ti a lo largo de todo el proceso? ¿Te das crédito por tus logros? ¿Estás orgulloso de ti mismo?

Cuando seas capaz de responder afirmativamente esas preguntas, llevarás un gran avance en el proceso de curación. No obstante, si estuvieras en la etapa de emergencia, no serías capaz de responder con un sí a una pregunta simple. Muchos de nosotros hemos estado muy ocupados escapando, sobreviviendo y arreglándonos como para considerar la posibilidad de querernos a nosotros mismos. Sin embargo, incluso si sólo estás empezando, te aliento a dar pequeños pasos para cuidar de ti misma(o) en la medida que puedas. Es el principio de amarte a ti misma(o).

Cuando fuiste abusado(a), no recibiste la clase de amor, cuidados y retroalimentación positiva que construyen una autoestima sólida (sentimientos positivos hacia ti misma(o)) y las bases para una vida adulta sana. Ya que no tuviste estas cosas en la niñez, necesitas aprender a darte ese amor y a cuidarte a ti mismo(a) ahora. Al principio, otros (un terapeuta, una pareja, un amigo cercano) lo pueden hacer por ti, pero finalmente tú tienes que aprender a hacerlo por ti mismo(a).

Esto puede ser particularmente difícil para los varones sobrevivientes. Las mujeres, en nuestra sociedad, han sido condicionadas para dar cariño y cuidados. El concepto de ser tierno o gentil con cualquiera –particularmente a sí mismo(a)– resulta ajeno a la mayoría de los hombres. No obstante, quererse a sí mismo es necesario para sanar aun si te parece algo extraño o “afeminado”.


Un buen comienzo es tomar una actitud gentil hacia el mismo proceso de curación. No tienes que abusar de ti mismo(a) (sobre estimularte con material acerca del abuso sexual, colocarte repetidamente en situaciones abrumadoras porque “son buenas para ti”, nunca tomar respiros) con la finalidad de sanar. Acepta en que parte del proceso te encuentras y da un paso pequeño, no diez. Presionarte a ti mismo no favorece la curación; la impide.

Trata de romper con viejo adagio de víctima: “si se siente intenso, algo debe estar pasando” [dicho de otro modo, “si no duele, no sirve”]. HABIENDO CRECIDO EN UNA SITUACIÓN CAÓTICA, PUEDES ESTAR CREANDO CRISIS EN TU VIDA ADULTA PORQUE TE RESULTA FAMILIAR. Sabes cómo responder frente a una crisis. Tú no sabes que hay una alternativa. Y no hay duda que partes del proceso de recuperación son catárticas y llenas de drama, pero también necesitas momentos de calma para integrarte, para reunir fuerzas. Te tienes que dar el tiempo para descansar, para digerir los pequeños y a veces tumultuarios cambios de la curación.

Es tan importante que aprendas a comer bien, a divertirte, a tener momentos “normales” sin crisis; como importante es que enfrentes los recuerdos, sientas el dolor y expreses la indignación. Necesitas darte tiempo para relajarte y asimilar los cambios en tu vida, para mantener un ritmo en el camino.

Tomado de The Courage to Heal Workbook [El coraje de sanar, libro de ejercicios] de Laura Davis.

Espera los ejercicios acerca de aprender a cuidar de ti.