sábado, 23 de julio de 2016

Nunca más gritos sin voz.



El ser un observador ciudadano no es tarea fácil.

Sobre todo en estos días donde la figura de representante de la sociedad civil o defensor de derechos humanos es un estereotipo muy dañado.
Pero sigo convencido que el único cambio a los grandes problemas que aquejan a la humanidad vendrá del trabajo organizado de la sociedad civil.
Desde mi óptica y experiencia personal, muchos son los obstáculos para poder seguir avanzando.
Es por eso que un activismo real a favor de los grupos más desprotegidos, como son los niños. Termina siendo una tarea titánica y muy cuesta arriba.
Pero si no lo seguimos intentando, tal vez nadie más lo hará.
Esa debe ser la mejor apuesta.


Miguel Adame.