sábado, 24 de abril de 2010

Dormí... ¡estoy sanando!


*Laura Jiménez
De repente abrí mis ojos y me sorprendí gratamente al ver que eran las 12 del día. ¡Dormí casi 10 horas!... Diez horas sumamente conciliadoras, aunque mis hombros me dolían un poco, pero mi mente y mi cuerpo agradecían profundamente este valioso regalo que mi subconsciente y mi largo proceso de sanación como sobreviviente, me había regalado.
Sé que para la mayoría de las personas no hay nada de extraordinario en lograr dormir diez horas un domingo, pero para quienes hemos pasado casi 20 años con dificultad para dormir es algo realmente fascinante. Recuerdo de niña las largas horas de noche estando despierta, tratando de dormir pero sin poder lograrlo. En el preescolar, a la hora de la siesta era la única niña que no podía dormir. Todos mis compañeros y compañeras estaban bien dormidos y yo tenía ganas de jugar o hacer cualquier otra cosa, pero la profesora me decía "Laura, es hora de dormir", y me quedaba acostada, intentando dormir pero sin dormir. ¿Es eso normal? Por supuesto que no.

En esa época y durante mucho tiempo no sabía la causa de mi trastorno. Ahora sé que he pasado buena parte de mi vida en hipervigilancia, es decir, con una ansiedad permanente y una necesidad de estar despierta porque era mi manera de estar alerta a poder defenderme en caso de que apareciera el abusador sexual que pudiera hacerme daño.
Esta es sólo una de las secuelas que me dejó el abuso sexual: Mi lucha está en decirme cada día que merezco descansar. Durante mucho tiempo me he provocado daño inconscientemente por mi necesidad de estar alerta y de cumplir con todo, con estudiar, con aprender, con ser buena hija, con ser buena profesional. Ese estado de alerta latente me ha enfermado del estómago, de la presión, de la garganta, y me mantiene cansada casi todo el tiempo. Me está costando mucho hacerle entender a mi cerebro que descansar también es algo sumamente valioso y no una pérdida de tiempo.
Sé de otras mujeres jóvenes que tienen alguna conducta similar a la mía aunque con otra manifestación. Por ejemplo, alguien para quien estar dormida es su mecanismo de defensa, pues el abusador sexual no podía atacarla si ella estaba dormida. La lucha de ella es por mantenerse despierta, en decirse cada día que vale la pena ver el sol y seguir adelante.

Ahora estoy muy orgullosa de mí misma porque en el 2010 estoy comenzando a dormir. Algo tan normal, una función propia de todo ser humano, pero lacerada en mi existencia y en la de tantas mujeres y algunos hombres que tuvimos la desdicha de sufrir abuso sexual en nuestra infancia. Mi proceso de sanación ha sido tan doloroso, tan complejo y tan retador porque me ha hecho fuerte. Me he dado cuenta que de niña fui fuerte, más fuerte que ese abusador que se aprovechó de mi inocencia de 4 años. Yo logré sobrevivir a la tortura que me sometió durante el abuso, y a las secuelas que todavía siguen siendo una tortura. Logré estudiar, estoy logrando trabajar y sigo fuerte. Ahora estoy cada vez más fuerte porque he estado sanando poco a poco, aunque lamentablemente sanar ha implicado que me ha tocado sacar, sentir, llorar, gritar todo lo que tuve que callar en mi subconsciente para sobrevivir en mi infancia y a lo largo de toda mi vida.

Estoy tan contenta porque dormir y descansar ha sido un gran logro para mí. Hablar con mi grupo de sobrevivientes y reconocerme como sobreviviente ante otras personas, también han sido otros pasos importantes. Ahora estoy en el de persuadir a mi consciente de mi propia fortaleza y de autofelicitarme por todo lo que he logrado, todo esto, frutos que he conseguido después de tres años desde que comencé la terapia individual. Cada vez me siento más libre, aún con mucho por sanar pero confiada en que llegará el día en que estaré completamente sana. Esa seguridad también la he conseguido gracias a cada una de las personas que me han apoyado y me siguen apoyando en mi proceso, mi psicóloga, mi grupo de sobrevivientes, mi terapeuta corporal y compañeras que me han acompañado en este camino tan doloroso, porque duele, y mucho.

*Soy sobreviviente.
aguasbravas_nicaragua@yahoo.com
yotecreo@gmail.com
hmailto:hablemosde.abusosexual@gmail.com