lunes, 29 de agosto de 2011

Una Infancia Sin Opciones


Tengo 45 años, ha sido mucho tiempo de sufrimiento, de entrar y salir de problemas que son originados por lo mismo, la ausencia de amor y la soledad en mi infancia. Quiero compartir, ser uno más que cuenta su historia, quizás alguien se identifique y le pueda ayudar en algo.
Mi padre casi nunca estaba en casa, por su trabajo, éramos 4 hijos, yo el tercero y único hombre, mi madre se dedicaba al hogar. La economía era buena, pero no éramos ricos. Los familiares de mi mamá siempre abusaban de ella, se acercaban constantemente a pedirle dinero y favores. Quería ella que fuéramos un ejemplo de rectitud y educación frente a mis primos y tíos. Creo que ella se sentía satisfecha que aparentáramos estar y vivir mejor de lo que a ella le tocó vivir en su infancia. A mi padre realmente nunca le importó nada a excepción de sus amigos.
Realmente no existía, mi madre creía que con darnos de comer y cobijo, bastaba, siempre cuando me acercaba a ella buscando su protección, porque tenía miedo, alguna duda que no entendía, recibía de ella su reprobación, nunca me entendió, siempre me decía cómo debía de comportarme, cómo debía ser, pero nunca se interesó en lo que tenía, en lo que sentía. Mi padre estaba peor, ni tan siquiera me preguntaba cómo estaba.
A ellas mis hermanas siempre las quise mucho, creo que mi hermana mayor siempre intentó apoyarme, pero tristemente estaba tan contaminada y confundida por las críticas constantes de mi mamá, que vivía en el juego de la apariencia, aunque yo conocía su esencia, por eso puedo decir que no era feliz, no vivía de acorde a lo que era, si no a lo que esperaban de ella. Mis otras hermanas vivían en sus mundos.
Tenía 9 años, fue mi primo mayor, no fue algo aislado que sucedió, abusó sistemáticamente de mí, me manipuló tanto que llegué al punto que yo mismo se lo pedía, él tenía 19 años. Fue algo que inició y que no pudo parar por muchos años, el me inició y me marcó, al menos me sentía así, marcado por él, como si le perteneciera. Tiempo después todo continuó por mi cuenta, me sentía responsable de lo que me había pasado en la niñez, me sentía sucio y que no era digno de tener a mi familia, que tanto aparentemente sentía que me amaban. Este remolino sin control que se desarrolló en mi interior, afectó mi vida, mis relaciones, mi trabajo, pero sobre todo me alejaba más de mí mismo, cada día que pasaba eran 24 horas que me alejaba más de mí mismo. Todo lo que un ser humano pueda hacer en la angustia de la culpabilidad y en la erotización que florecía cada vez más en mí, al asociar atención y amor con sexo, lo hice, sucedió, alejándome más de mí mismo y de los que verdaderamente me querían ayudar.
Siempre he sido muy crítico, pero las circunstancias en las que vivía no me  permitieron hacerlo, era algo inconsciente, pero sí lo hacía con los demás. En una ocasión, en una café observé como una mujer le hablaba a su hijo pequeño, me entró un ataque de pánico, era exactamente como me hablaba mi mamá. Fue extraño, ese tipo de situaciones la había mirado a menudo, pero sin saber el motivo,  llegó el momento y me impactó. Sentí que mi mente se abrió, por un momento dejé de sentirme culpable e  hice responsable a mis padres, por no haberme guiado, por no haberme brindado amor y seguridad para afianzar mi personalidad. Me acerqué a un amigo a quien quiero mucho, el me escuchó, me abrazó, lloró conmigo. Mi amigo me recomendó con una terapeuta que trabajaba con personas que habían sufrido abuso sexual, fue el inicio de mi encuentro conmigo mismo.
Sí, si tengo una relación, pero no tengo altas expectativas, creo que ellos morirán con esa manera de ser, no puedo permitirme perder más tiempo de mi vida en ayudarlos, al menos en este momento no estoy enfocado en eso. Tengo poco tiempo que estoy en mi proceso y este tiempo es para mí, más adelante quizás, no lo sé.
Estoy recibiendo terapia, pero todas mis relaciones han sido desastrosas, soy homosexual, no he logrado estar con una persona que me valore, porque yo no me he valorado a mi mismo, por el momento estoy solo y creo que es mejor estar así, necesito conocerme y estar más conmigo mismo.
Dejé de sentirme culpable de algo que no lo fui, debí ser amado, guiado y respetado por mis padres, pero no lo hicieron. Debí ser respetado por mi primo, pero no lo hizo, me tocó, me manipuló. Yo fui desprovisto del amor desde pequeño y por muchos años creí que era mi culpa. Ya no más, es muy difícil aceptarlo, pero estoy aprendiendo a no tener expectativas de aquellos que por ignorancia o maldad, me dañaron y por lo cual perdí tantos años de mi vida hundido en el dolor y la desesperación.
TESTIMONIO ANONIMO.
Este es u  testiminio fue proporcionado  amablemenbte por
Juan M. Castro
Autor de la novela, «Abandonados En La Oscuridad».