miércoles, 18 de septiembre de 2019

“La idea es que el abuso sexual a niños y niñas deje de ser un tabú”

La cineasta Valeria Sartori estrenó el documental “La voz propia”, que recopila testimonios de hombres y mujeres que padecieron abusos en algún momento de su infancia.
16 de Septiembre de 2019
La invasión de la sexualidad adulta en el mundo infantil es uno de los crímenes con menor cantidad de condenas. En “La voz propia”, el film de Valeria Sartori, se trata de explicar por qué los procesos de investigación no suelen ser eficaces y los motivos por los que el tema sigue siendo tabú y las denuncias son escasas. De mil abusos se esclarece sólo uno y el resto quedan impunes. 
“La idea de la película es que el abuso sexual a menores deje de ser un tabú. Que se puede superar ese marco represivo y hacer justica con estos terribles delitos que son más comunes de lo que pensamos. El concepto de que quien los padeció no es víctima sino sobreviviente fue clave para armar la película”, explica la directora.
“Me gustaría que ‘La voz propia’ le sirva a la gente que la ve, que conmueva para dar el paso para hablar y estar atento. Para sacarle ese velo de secreto que siempre tuvo este, uno de los delitos más atroces”, agrega Sartori.
El Malba es una oportunidad, una ventana, que la directora agradece: “Esta bueno que nos interpelemos como sociedad en temas como este para no hacer oídos sordos y mirar para otro lado. La gente tiende a negar que sea algo que pasa, aparase eso que de ‘quizás no es tan así, o no vi bien, o me lo imagine’. Además, queremos mostrar lo que pasa en la Justicia si se denuncia. No son procesos fáciles porque hay ideas instaladas, que vienen del machismo y que recién ahora se pueden ir abriendo al debate público por todos los cambios sociales y por lucha de derechos que se vienen dando.”
“Me parece una película necesaria. Si consideramos que por día se detectan cinco nuevos casos de niños y niñas que son abusados sexualmente sólo en Argentina, mientras que al mismo tiempo es el delito que menos se denuncia y del que, creo, es imperioso empezar a hablar”, puntualiza.
La película de Valeria Sartori ganó el Premio SIGNIS Argentina en el 18º Festival Internacional de Cine de Derechos Humanos, que se llevó a cabo en Buenos Aires, del 30 de mayo al 5 de junio de 2019. El Jurado fundamentó su veredicto en razón de que la película "a través de testimonios de diferentes adultos que sufrieron abuso en la infancia, con intervenciones justas y pertinentes de especialistas en esta temática tan dolorosa, se construye un film concreto, mostrándonos cómo estos adultos, corriéndose del lugar de meros ‘objetos’ como víctimas que fueron, se constituyen como sujetos comprometidos, transformando su dolor, o dándole un sentido a través de las actividades de servicio y ayuda a quienes pasaron por situaciones similares".
¿Cuándo?
La voz propia Documental sobre el abuso infantil, de Valeria Sartori. 21 de septiembre a las 18 en el Malba, Figueroa Alcorta 3415.

Abuso sexual infantil: un drama que no cesa



Según cifras oficiales que se dieron a conocer la semana pasada, en nuestra provincia se realizan –en promedio– 12 denuncias diarias por abuso sexual infantil.
Muy probablemente los fríos guarismos no logren evidenciar de forma justa los profundos dramas personales y sociales que esconden cada uno de esos hechos que, tal cual afirmaron las mismas autoridades que presentaron el informe, se han duplicado de 2017 a la fecha. A tal punto se han incrementado las denuncias que el equipo de abordaje de abuso sexual del Poder Judicial de Mendoza ha tenido que empezar a trabajar en doble turno.
Los especialistas explican el aumento de denuncias de este tipo con dos posibilidades: o bien hay más casos o bien las víctimas y sus entornos son más proclives a llevar dichos casos ante la Justicia. No obstante, ambas situaciones también podrían convivir.
Los actores sociales, jurídicos y sanitarios que se enfrentan con esta realidad (que muchas veces se invisibiliza puesto que se da en el seno de la intimidad intrafamiliar) saben que la prevención es la mejor –si no la única– manera de evitar las víctimas y las consecuencias dañinas que producen estos comportamientos. En este sentido, la educación sexual parece ser clave.
En general, las autoridades han abordado la exigencia de una intervención eficaz para acotar este flagelo, pero entre las leyes, los reglamentos, las normas y el día a día de las personas (sobre todo de los menores) sigue habiendo demasiada distancia.
Hoy, los responsables del desarrollo infantil –que, quizás, seamos todos los adultos– son conscientes de que este pavoroso drama existe, pero además deberían (o deberíamos) saber que es obligatorio detectarlo e intervenir firmemente frente a él. La consciencia de la realidad es el primer paso para actuar, pero a esa disposición hay que añadirle una decidida intervención de los agentes gubernamentales y de los entornos de las eventuales víctimas para atacar efectivamente este drama que afecta profundamente a quienes son nuestro futuro.


Piden cambios drásticos en recopilación de datos sobre abuso de menores


No hay un protocolo único efectivo

Las estadísticas sobre abuso sexual de menores carecen de precisión debido a que no hay uniformidad en el proceso de recolección de datos, denunció la sicóloga clínica Yamira Carmona Quiñones.
La experta en el tema de abuso sexual infantil dijo que recopilar dichas estadísticas "es muy difícil en Puerto Rico" ya que cada agencia concernida tiene su manera de definir y recopilar la información "y no está actualizada como quisiéramos".
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Las denuncias de la doctora Carmona Quiñones se realizaron durante el foro "Mitos sobre el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes", que auspició la Comisión Derechos de la Niñez del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico.
En su ponencia, la doctora dijo que, de acuerdo con las estadísticas recopiladas por la Unidad de Delitos Sexuales de la Policía, correspondientes al año 2018, se presentaron 1,182 querellas, de las cuales se lograron 20 convicciones.
"Llamé al área de estadísticas y les pedí que me explicaran, que me definieran los conceptos porque entendí que había muy pocas convicciones comparadas con el número de querellas. Y como otras estadísticas dicen que uno de cada cuatro o cinco niños han pasado por algún evento de abuso (solicité la explicación)", manifestó la sicóloga clínica.
"Me dijeron que se recoge la información, pero no necesariamente se refleja la realidad. Y estoy de acuerdo con eso, pero entonces tenemos que mejorar la forma de recopilar la data y la manera de definirla para tener datos específicos", sugirió.
De acuerdo con las estadísticas de la Policía, el 60% de los abusos reportados en 2018 fue por actos lascivos y el 80% de las víctimas fueron mujeres.
"En ese informe particular yo no conté con las edades, las pedí pero no las tenían disponible, pero al compararlo con el 2017, cuando se reportaron 1,057 querellas de las cuales 789 fueron de menores, llama la atención que ese año la edad de mayor incidencia de abuso fue entre seis a diez años y entre 11 a 15 años.
La doctora se cuestionó si esa fue la edad promedio que se reportaron en los incidentes o es que es más difícil para la Policía porque no conoce y no entiende las necesidades de los niños la razón por la que no se está identificando correctamente esas necesidades de los niños más pequeños en donde sí hay abuso sexual.
"Es más difícil llevar los casos en el tribunal porque entendemos que el niño no es un testigo hábil y como es más chiquito no puede expresarse como queremos porque el sistema no está preparado para manejar esa necesidad. A lo mejor no seguimos con la querella porque el niño no reúne todo lo que necesito para llevar un caso", manifestó.
"Hasta dónde nosotros como sociedad no estamos recogiendo lo que tenemos que recoger y lo que tenemos que identificar para proteger a nuestros niños", lamentó.
Carmona Quiñones agregó que el Centro de Víctimas de Violación del Departamento de Salud en el 2012 estableció que a las salas de emergencia llegaban cerca de 757 casos por agresión sexual y el Departamento de la Familia en 2017-18 estableció que de 16,738 menores, en una data preliminar, 769 están bajo la tipología del abuso sexual y 4,086 sufrieron múltiples abusos, aunque no menciona cuántos de esos casos son de abuso sexual.
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