miércoles, 14 de julio de 2010

Cada persona que rompe el silencio

Cada persona que rompe el silencio, cada testimonio es casi una súplica para que ningún niño más pase por este espanto. Callar es un flaco favor que nos hacemos como sociedad: pone en peligro a nuestros niños y todos quedamos expuestos al daño y un poco a la locura, pues lo que se pierde en el silencio queda de algún modo abolido, como si no existiera. Pero existe. El abuso sexual, aunque nos duela, continúa ocurriendo y quienes lo atestiguan nos permiten recordar esa realidad.El abuso sexual infantil es una patología muy frecuente, puesto que tiene una incidencia anual de 0,5 casos por 1.000 niños, y una prevalencia durante la etapa de 0 a 18 años de uno de cada seis chicos y una de cada cuatro chicas.
Este abuso muchas veces no sale a la luz, debido al sometimiento del niño y a que no deja lesiones, o a que cuando acude al médico éstas han curado, o a que son de difícil diagnóstico.

“Sobrellevar el abuso sexual durante la niñez o adolescencia y luego pasar una cantidad de años intentando comprender e integrar lo que pasó, es una tremenda gesta. Y durante todo ese tiempo las vidas de estas personas continuaron: fueron al colegio, emprendieron oficios, formaron sus familias.

¿Cómo no va ser resiliente y maravilloso? Ahora, que nadie se confunda: el peso de cargar esa experiencia en silencio es grande y cruel para cualquier corazón y organismo. Hablarlo y romper el secreto es un acto valiente y sumamente reparador y liberador”.

MIGUEL ADAME VÀZQUEZ.