miércoles, 8 de septiembre de 2010

“Se ignora que el abuso sexual infantil intrafamiliar supone el 85% de los casos”

Vicki Bernadet sufrió abusos sexuales desde los 9 a los 17 años. Tardó 20 años en decirlo en voz alta y, cuando lo hizo, comprobó que no había atención especializada y que los adultos eran invisibles, “nadie comprendía lo que yo estaba buscando, lo que estaba sufriendo por dentro”. Por eso creó en 1997 la Fundación Fada, para atender a las víctimas y, por eso, en 2006 amplió el horizonte de la Fundación más allá de Cataluña y pasó a llamarse Fundación Vicki Berdanet (Tef 93 318 97 69). Vicki tiene ahora 56 años y cree que queda mucho trabajo por hacer para erradicar los abusos sexuales a menores, sobre todo porque no somos conscientes de que el 85% de los casos se producen en el entorno familiar. La verdad asusta.



Es un reflejo de la situación a nivel social. A veces puede parecer que este tema está a la orden del día porque salen noticias sobre detección de abusos en internet, redes de pornografía infantil… pero, en realidad, solo está a la orden del día el abuso familiar “extrafamiliar”, pero el “intrafamiliar”, que representa el 85% de los casos, se ignora, no se quiere hablar de eso, se quiere hacer como que no pasa.

Tiene que ver con que la gente lo ve como algo posible externo a su familia. “Esto sucede porque hay personas psicópatas, enfermas, porque hay personas depravadas…” estas son las frases que más escucho. En cambio, el hecho de que un padre abuse de una hija o un abuelo de su nieto, eso ya es otra historia. A la familia le cuesta mucho admitir que pueda suceder.



No se puede porque nadie puede borrar nada que le haya pasado, no solamente el abuso, nuestras vivencias e historias determinan cómo somos. Eso sí, una persona que sufre una experiencia traumática puede tardar más o menos en su recuperación, pero sí es posible recuperarse si buscas ayuda a tiempo, si la ayuda es buena, si las personas que te atienden están bien preparadas… Sí es posible tener, entre comillas, una vida normal.

La mayoría la necesita, aunque hay personas que tienen una resilencia innata y que después de un proceso de duelo, de recuperación, pueden haber hecho un salto para conseguir una vida normalizada antes que otras personas. Hay personas que necesitan muchos años de terapia y otras que no lo habrán necesitado, aunque sí algo de ayuda. Imagínate (aunque sea casi una utopía) que una persona cuando lo habla recibe el apoyo y ayuda de toda la familia. Esa persona tienen muchas posibilidades de que no necesite ir a una terapia.



Si hiciéramos un estudio como el del 94, creo que las personas mayores de edad, desde el anonimato, se sentirían más libres que en los 90 para reconocer que han sufrido abuso. También ha habido un cambio en las personas que se dedican a la asistencia, a la salud, servicios sociales… ahora quieren saber más, quieren hacer las cosas mejor. A nivel social, hace falta muchísimo, cuando vas a una conferencia, las preguntas son las mismas que hace 5 o 10 años, la gente te pregunta lo mismo, eso es lo que más me asusta, hay un trabajo más lento de lo que uno cree.


Creo en la lucha de las personas que nos dedicamos a este tema para presionar. Espontáneamente es difícil que destapen una problemática de este tipo. El que haya una redada y detengan a una red de pornografía infantil da medallas, pero que en los colegios se haga prevención de abusos, eso no lo van a hacer. Si presionamos, al final surge. En Cataluña nos ha costado mucho, pero hemos firmado un acuerdo con la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia para trabajar en ello, con profesionales especializados.