domingo, 31 de octubre de 2010

Mami... ten paciencia...

Hoy ha sido un día como cualquier otro, me estás vistiendo y me preguntas de pronto algo que no logro comprender, apenas tengo 6 años, y en lo único que puedo fijar mi atención es en tu mirada... estás enojada...¿hice algo que te molestara?.

Me preguntas de nuevo, y esta vez logro escuchar tus palabras: ¿Tus tíos te han tocado? ¿Te han hecho algo malo?

Me tomas por los hombros mientras me dices esas cosas, y me asustas, me siento triste y sola, recuerdo que uno de mis tíos me dijo que si te enterabas de lo que hacíamos ya no me ibas a querer y que te ibas a enojar muchísimo conmigo, me lo dice todo todo el tiempo, te ves tan enojada que creo que es verdad ¡Estas enojada conmigo! ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo te diste cuenta?

Mami... perdón, pero tendré que mentirte para que no me dejes de querer, no quiero que me castigues como dice mi tío que lo harás si te enteras. No me gusta cómo juego con mis tíos pero no quiero que dejes de quererme. Te contesto que no me hacen nada que me desagrade, pero tu sigues enojada... ¿por qué?... me preguntas de nuevo y quieres saber si yo estoy segura, te miento de nuevo. Quiero llorar pero si lo hago sabrás que estoy mintiendo, me aguanto las ganas de hacerlo y sonrío, parece que ahora ya estas menos enojada y me abrazas, me dices que me quieres y yo me siento mejor pero también sigo sintiéndome un poco mal por haberte mentido, pero ya te contentaste conmigo y sólo eso me importa.

...La vida siguió igual durante años y no me importaba pues me seguías queriendo, aunque me hayas dejado atrás por que estaría mejor en esa casa, eras mi amiga... mi mamá.

Años después entendí que no estabas enojada conmigo, y que debí decirte la verdad, pero ante la mirada de una niña de 6 años tu angustia, desesperación y enojo más bien parecía cólera hacia mí, yo no pude comprender en ese momento que en realidad era que la idea que algo así me estuviera ocurriendo te volvía loca. Me creíste porque sabías que no te mentía, porque preferiste hacerlo y no ahondar más en el asunto al ver que yo estaba "tranquila y contenta". Pero, si tenías la sospecha debiste hacer más que fiarte de mi palabra, debiste llevarme con alguien especializado, pero no sabías eso... eras inexperta y si ahora apenas se habla de esto en aquel entonces era algo como un mito o leyenda. Me habían llenado la cabeza de mentiras por alguien que se suponía debía protegerme y quererme, por alguien a quien le tenía cariño y respeto, por alguien a quien debía hacerle caso por ser mayor...

El "hubiera" no existe, no puedo regresar en el tiempo y decirte que no demuestres tu enojo delante de mí, que te desahogaras en otra parte, que no me preguntaras de manera tan sorpresiva y que trataras de controlarte un poco para no ahuyentarme. No te puedo decir que si tenías sospechas debiste seguir tu corazonada y buscar ayuda.

Cuando me preguntaste yo tenía 6 años, estaba en la primaria, pero tengo recuerdos de mis "juegos" con mis tíos desde que estaba en el jardín de niños; todo terminó cuando tenía 16, cuando prefería que me odiaras a seguir soportando aquello, cuando prefería morirme antes de amanecer otro día sintiéndome como una basura. En ese momento estuviste ahí para mí, vi otra vez esa mirada encolerizada de aquella vez incluso me preguntaste cosas de la misma manera; no me di cuenta en el momento de la similitud de los hechos.

Ahora que soy adulta comprendo mucho, estoy comenzando a sanar, me falta todavía un largo camino, muchas cosas han pasado, pero no puedo evitar preguntarme algunas veces ¿... si hubiera...?, está en la naturaleza humana hacerse esa pregunta, el error está en quedarse atascado en ella y no ver lo que se puede hacer... lo que ya se logró, yo he logrado mucho.

A pesar de todo estaré bien. Ahora lo que te pido es que me tengas paciencia cuando esté pasando por un mal día, ahora esa será tu manera de cuidar de mí. No puedes entrar en mi mente y mi corazón para curar mis heridas y borrarlo todo, tienes que aceptarlo y vivir con ello, y cuando no puedas simplemente apártate un poco pues cuando no lo haces sólo me dañas. Entiendo que necesites desahogarte... sólo no lo hagas cuando esté yo cerca y tampoco me presiones para que sane más rápido.

Mami... ten paciencia... aprende conmigo, aprende de mí como alguna vez aprendí de ti.

Publicado por Pandora'sBox en 12:38
http://pandorasboxasi.blogspot.com/2010/10/mami-ten-paciencia.html

ROL DE VÍCTIMA

Los sobrevivientes de abuso sexual a menudo se encuentran en situaciones en las cuales ellos son víctimas de repetidos abuso físico, emocional o sexual. No es poco frecuente para un sobreviviente ser la víctima de un crimen violento o de algunas otras acciones fraudulentas, abusivas o de explotación. Si no son utilizados por otros, los sobrevivientes con frecuencia causan sus propios problemas al no cuidarse a sí mismos adecuadamente o siendo excesivamente propensos a los accidentes.

Habiendo sido victimizados por la experiencia del abuso sexual, un sobreviviente probablemente internaliza el rol de víctima e inconscientemente actúa de manera que provoca la victimización. Habiendo sido tratado irrespetuosamente, los sobrevivientes han llegado a no respetarse a sí mismos y creen que no merecen nada mejor. La interna expectativa de ser víctimas se convierte en una profecía de auto-sabotaje. Los sobrevivientes deben aprender a decir NO y la práctica de decir NO empieza con cosas pequeñas e insignificantes. Los sobrevivientes que no saben decir NO necesitan comenzar literalmente con aprender a pronunciar la palabra con su boca. Las parejas pueden permitir, alentar y respetar la asertividad creciente de los sobrevivientes. La tarea del sobreviviente es dejar de aceptar el rol de víctima y empezar a vivir con vitalidad, clamar victoria sobre las circunstancias pasadas. A través de mantener una imagen del sobreviviente como una persona fuerte y capaz, la pareja puede ayudar a dejar ese rol de víctima atrás.

COMPRENDIENDO AL SOBREVIVIENTE

Ya que los sobrevivientes pueden ser de cualquier edad, raza o nivel socioeconómico, y ya que los efectos del abuso sexual pueden ir desde leves hasta severos, es difícil dar una descripción que se ajuste a todos los sobrevivientes. Sin embargo, el abuso sexual tiene un impacto distinto que a menudo puede ser reconocido antes de que el sobreviviente tenga algún recuerdo de la experiencia. El abuso sexual en la infancia frecuentemente resulta en efectos más evidentes y pronunciados y patrones de conducta. Los sobrevivientes que han iniciado una vida adulta antes de que el abuso ocurriera, probablemente mostrarán menos de esos efectos y de forma moderada. Una vez que esos patrones se hacen aparentes, no obstante, es difícil entender por qué no se hicieron evidentes mucho tiempo antes.

En la superficie, los sobrevivientes a menudo parecen estar bien, pero no se requiere de mucho para encontrar que algo está faltando. Para un sobreviviente, enfrentar la vida puede ser descrito como estar bien en el exterior mientras se siente miserable internamente. Los sobrevivientes viven en un constante estado de insensibilidad de modo que nada parece importar o ser completamente real. El enfoque hacia la solución de problemas es tener la esperanza de que el problema desaparecerá con tan sólo dejar de pensar en él.

Los sobrevivientes usualmente tienen mecanismos de defensa bien desarrollados que cubren la existencia de los efectos del abuso sexual. Entre estos mecanismos está la negación y minimización, los sellos característicos de los sobrevivientes de abuso sexual. Ellos niegan la frecuencia, la duración, la severidad e incluso la existencia del abuso sexual. Si están conscientes de que ocurrió, ellos minimizan los efectos, insistiendo que no fue tan malo o que realmente no les afectó. Los sobrevivientes pueden persistir en esta auto engaño aun en la presencia de evidencia incontrovertible de la seriedad y los efectos de largo plazo que el abuso sexual ha tenido en sus vidas. La prueba está en sus patrones disfuncionales de conducta.

Se han observado varias características comunes en la conducta de los sobrevivientes. Estas conductas son tan comunes que la presencia de un número significativo de ellas es un indicador indiscutible de abuso sexual en la infancia. Muchas de estas conductas son desconcertantes y no parecen tener sentido para las parejas o tal vez para los mismos sobrevivientes. No obstante si un comportamiento no tuviera sentido en cierto nivel, no lo tendríamos. Tiene que haber una razón para una conducta que es repetida o sostenida. No hacemos las cosas una y otra vez sin una causa. Así que aun cuando pueda no parecer racional, hay generalmente una razón en un nivel más profundo, cuyo origen está ligado a la experiencia del abuso sexual, lo cual explica esos comportamientos desconcertantes.

Las descripciones de los comportamientos característicos de los sobrevivientes ofrecen algunas explicaciones posibles acerca de por qué estos comportamientos pueden tener sentido. En la mayoría de los casos ellos constituyeron herramientas necesarias que permitieron al sobreviviente enfrentar con la experiencia del abuso sexual o con sus efectos. Posiblemente, de hecho, esos comportamientos fueron la única manera de sobrevivir esa experiencia. Mientras estas conductas características fueron alguna vez altamente maneras funcionales de sobrevivir en circunstancias extremas, ya no sirven más al sobreviviente. La tarea del sobreviviente es traducir estas conductas ahora obsoletas en otras que tengan más sentido actualmente. ¿Por qué este comportamiento es la mejor idea que el sobreviviente puede aplicar en este momento? ¿Habrá mejores ideas que son más apropiadas para las circunstancias actuales? Las parejas que comprensivas pueden recordar al sobreviviente estas preguntas y pueden contribuir a mejorar la recuperación del sobreviviente.

Comportamientos característicos de los sobrevivientes:

1. Papel de víctima
2. Recuerdos bloqueados
3. Memoria corporal
4. Detonadores
5. Preferencia sexual
6. Enfermedades recurrentes y psicosomáticas
7. Auto-mutilación
8. Intentos suicidas
9. Disociación / personalidad dividida
10. Síndrome de rehén
11. Fantasías y sueños
12. Repetición
13. Recreación
14. Bajo deseo sexual / fácilmente estimulado
15. Promiscuidad
16. Adicción sexual y amorosa
17. Baja autoestima
18. Pobre imagen personal
19. Timidez corporal
20. Gordura o excesiva delgadez
21. Esconderse bajo la ropa
22. Sobre compensación
23. Limpieza compulsiva
24. Ansiedad
25. Depresión
26. Vergüenza
27. Disfrutar o revivir el abuso

Estos serán tratados más adelante. Espera los textos.
Tomado de Ghosts in the bedroom [Fantasmas en la habitación. Una guía para parejas de sobrevivientes de incesto] por Ken Graber.