lunes, 3 de octubre de 2011

Él ha dado voz a miles.



Meses atrás, un servidor fué propuesto para concursar por un reconocimiento que premia la actividad cívica y altruista en mi país, México.
Independientemente del resultado de dicha participación, consideramos que hemos ganado con el posicionamiento del tema ante las autoridades y la opinión pública, pero sobre todo consideramos que es y será una excelente oportunidad para seguir incidiendo en la trasformación del abordaje del abuso sexual infantil en el mundo entero.



En este proceso, recibí una serie de testimoniales como apoyo a la candidatura. Quiero compartir con ustedes solo ocho de estos estos testimoniales con el único propósito de conseguir sensibilizar nuestras conciencias ante este flagelo.

Por el gran respecto y aprecio que les debo, he decidido omitir algunos detalles de las cartas y sus nombres respetando su anonimato. Tengo la total convicción de que al igual que a un servidor, ustedes serán impulsados a actuar de inmediato tras la lectura de estos extraordinarios relatos de los cuales sobresalgo el ímpetu de seguir avanzando y dejo para nosotros  la decisión de actuar al respecto por evitar el abuso sexual infantil.

Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer públicamente los conceptos tan positivos  expresados hacia mi persona en estas cartas.

En muchas ocasiones, algunos lectores se han preguntado:¿que le mueve a seguir con tanta insistencia en esta labor que resulta aveces muy complicada?.


Como muestra basta un botón, estos relatos son solo una pequeña, pero valiosa razón de cuales son los motores que me impulsan día con día a seguir trabajando en prevenir el abuso sexual infantil y tratar de ayudar a las víctimas y a sus familiares.

Miguel Adame Vázquez.

“Yo fui abusada por mis dos tíos, que más bien eran como mis hermanos, pruebas además que mi dolor, los recuerdos y la lucha diaria para superarlo... no tengo. Puedo ponerle fecha a la última violación, yo tenía 16 años. Fue cuando por fin tuve el valor o la crisis nerviosa suficiente para hablar, pero para ese momento ya habían pasado 12 años de abusos. Tengo recuerdos desde que tengo cuatro años de tocamientos, de estar desnuda en contra de mi voluntad, besos, frotamientos, amenazas. Nunca me golpearon de manera violenta, jamás dejaron una huella evidente. De hecho en casa yo era la princesa.

Cuando dije lo que pasaba, cuando tenía 16 años se hizo la denuncia, y mi paso por el sistema de justicia más bien pareció un proceso de etiquetación, incredulidad y una completa falta de tacto. En vez de tratarse de un proceso que me ayudara a dejar de tener miedo, sentirme protegida fue un proceso que más bien me dejó otra dosis de dolor y desesperanza. Además sólo se presentó la denuncia contra uno de ellos, pues el otro llevaba años sin tocarme.

La crisis familiar después de haber roto el silencio resultó en la ruptura de la familia, pero todo eso fue puertas adentro, para los demás todo seguía siendo igual. Pasaron muchas cosas: mandaron a mis tíos lejos para que “las aguas se calmaran”, para que no sean detenidos, para guardar las apariencias argumentando que mis tíos consiguieron trabajo en otra ciudad y que yo ya “tenía” que vivir con mi madre así que me mude con ella.

Los años pasaron, mis tíos volvieron y yo tuve que vivir sabiendo que ellos de nuevo eran hijos de familia, mi abuela les protegía… hasta ahora lo hace. Yo era la que tenía que perdonar y vivir con lo que me tocó, ser “socialmente correcta” y no avergonzar a la familia… decían que era por mi bien, para que yo no pasara más dolor, para dejar todo atrás. Mi madre me apoyó como pudo pero seguíamos conservando el vínculo con mi abuela, si mis tíos estaban presentes simplemente no nos hablábamos, eran momentos realmente incómodos y dolorosos. Uno de mis tíos, el que me violó a los 16 años se disculpó de aquella violación argumentando que no sabía lo que hacía pues estaba ebrio y además había ingerido cocaína, que estando en sus cinco sentidos no haría algo que me dañara, para él todos los eventos anteriores habían sido “muestras de cariño”.

Yo tuve que regresar a vivir con mi abuela, mis tíos ya no vivían ahí pero llamaban seguido o iban de visita, tuve que aguantarme para no alterar a mi abuela.

Yo llegué a pensar que todo eso quedó atrás, que por fin era “normal”, quería llevar la fiesta en paz con mi abuela, sin embargo siempre me sentí fuera de lugar, no podía disfrutar de las cosas sin sentir luego algo de culpa, mi autoestima es baja, me cuesta trabajo relacionarme; aún así procuré hacer lo que los jóvenes de mi edad hacían… iba a reuniones, tuve novio, participaba en un grupo en la iglesia, pero habían cosas que andaban mal, de ser una estudiante por encima del promedio mi rendimiento escolar bajó, repetí el último año de preparatoria, cambié de carrera un par de veces, mis parejas aunque no eran violentas físicamente no me respetaron y yo así lo aceptaba, era a lo que estaba acostumbrada; fumaba mucho e incluso jugaba con mis antidepresivos aumentando las dosis. Tengo problemas de ansiedad y a veces puedo ser muy obsesiva con mis cosas.

Me casé con un hombre que desde el principio supo algo de mi historia, sabía de la violación a los 16 años pero no sabía lo que había pasado antes. Es un buen hombre, pero me costó mucho trabajo aceptar estar con él, estaba acostumbrada a relaciones donde me convertía en un cero a la izquierda, pero él fue lo suficientemente perseverante y paciente. Nuestro matrimonio ya pasó del lustro, me considero afortunada. Él me ha ayudado mucho en mi proceso de sanación, ha aguantado las crisis.

El haberme casado, el haber salido del círculo familiar hizo que poco a poco abriera los ojos, buscaba información, ayuda… algo. Había información que no me aportaba nada que no supiera, que no hubiera vivido, no encontraba más que definiciones, descripciones de las secuelas más obvias, descripciones de patrones de conducta… cosas que se pueden encontrar en un libro de texto.

Encontré A.S.I Nunca Más hace un par de años y causó un gran impacto en mí… especialmente porque se trataba de un padre de familia, al principio solo leía, leía mucho, no suelo comentar mucho pero sigo el sitio. Si mi familia, hubiera tenido una pizca del interés y de la dedicación del Sr. Adame yo no hubiera tenido que pasar por muchos momentos oscuros, el abuso sexual infantil es algo que se queda dentro de cuatro paredes la mayor parte del tiempo y que además deja profundas secuelas. Que alguien se interese no solo en informar de manera responsable sino en lograr un cambio a favor de quienes somos sobrevivientes es esperanzador, saber que hay más personas que comparten la misma causa es un aliciente. Nosotros recibimos el mensaje que no valemos, que tenemos que quedarnos callados, aprendemos que es algo de lo que no habla, que la justicia es inadecuada y pocos son los que reciben la atención adecuada para superar el trauma.

Leer los testimonios, los documentos, las noticias en el sitio me ha ayudado más que cualquier otra terapia, encontré también un grupo de ayuda mutua y he perdido el miedo a participar. Incluso he podido hablar de ello más abiertamente, liberándome así de la culpa y la vergüenza, tuve el valor de escribir un blog, bajo un pseudónimo pero es un gran avance y ha sido una gran experiencia de aprendizaje; hacen falta voces y quise sumar la mía, aunque parezca tímida pero me han dicho que importa. Es el mensaje que el Sr. Adame nos da a todos los sobrevivientes, que no estamos solos y que hay gente que lucha por hacer un cambio, un cambio que beneficia a todos, no solo a los sobrevivientes. Él ha dado voz a miles.


Anónimo.

Hablar de algo que nunca antes se ha hablado





Meses atrás, un servidor fué propuesto para concursar por un reconocimiento que premia la actividad cívica y altruista en mi país, México.
Independientemente del resultado de dicha participación, consideramos que hemos ganado con el posicionamiento del tema ante las autoridades y la opinión pública, pero sobre todo consideramos que es y será una excelente oportunidad para seguir incidiendo en la trasformación del abordaje del abuso sexual infantil en el mundo entero.



En este proceso, recibí una serie de testimoniales como apoyo a la candidatura. Quiero compartir con ustedes solo ocho de estos estos testimoniales con el único propósito de conseguir sensibilizar nuestras conciencias ante este flagelo.

Por el gran respecto y aprecio que les debo, he decidido omitir algunos detalles de las cartas y sus nombres respetando su anonimato. Tengo la total convicción de que al igual que a un servidor, ustedes serán impulsados a actuar de inmediato tras la lectura de estos extraordinarios relatos de los cuales sobresalgo el ímpetu de seguir avanzando y dejo para nosotros  la decisión de actuar al respecto por evitar el abuso sexual infantil.

Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer públicamente los conceptos tan positivos  expresados hacia mi persona en estas cartas.

En muchas ocasiones, algunos lectores se han preguntado:¿que le mueve a seguir con tanta insistencia en esta labor que resulta aveces muy complicada?.


Como muestra basta un botón, estos relatos son solo una pequeña, pero valiosa razón de cuales son los motores que me impulsan día con día a seguir trabajando en prevenir el abuso sexual infantil y tratar de ayudar a las víctimas y a sus familiares.

Miguel Adame Vázquez.


Conozco a Miguel Adame desde hace varios años. Conozco su incansable trabajo para erradicar el abuso sexual infantil. La creación de su blog abre puertas antes no conocidas a personas en todo el mundo hispanohablante. Su blog informa y educa, y lo más precioso cada día se convierte más en un espacio para personas que no saben a quien dirigirse pero que sienten la necesidad de desahogarse o de buscar apoyo emocional.

En su blog las personas pueden aprender sobre la importancia de no solo creer inmediatamente a niñas, niños y adolescentes que hablan sobre su experiencia de A.S.I., sino el hace énfasis en la importancia de la atención a las víctimas en su momento, para que las secuelas sean trabajadas lo más pronto posible después de la traumática experiencia del abuso sexual infantil. El hace énfasis en que el abuso sexual en niñas, niños y adolescentes es la violación más grave de sus derechos humanos. Y su arduo trabajo está dirigido también a hacer entender el grave problema social que significa el abuso sexual infantil.

Es uno de los logros más grandes de Miguel haber logrado la aprobación de una ley en México que reduce la re victimización de niñas, niños y adolescentes durante el proceso jurídico y está debatido en círculos de abogadas y abogados en otros países de América Latina para crear la base para introducir la propuesta en sus respectivos países.

En el blog de Miguel no solo personas interesadas en lograr el mismo fin de Miguel. A.S.I nunca más se pueden expresar, sino sobrevivientes se pueden conectar en búsqueda de apoyo, personas empáticas con sobrevivientes, personas que quieren atribuir con su apoyo personal en el noble fin de A.S.I nunca más.

El blog de Miguel hace cada día mejor entender que faltan muchos hombres como Miguel en toda América Latina para qué niñas, niños y adolescentes pueden creer que su vida vale, que nacen para ser amado/as, cuidado/as, protegido/as, tienen derecho de vivir sin violencia, y tienen derecho a llegar a ser personas adultas sin secuelas de A.S.I.

Una gran capacidad humana de Miguel es también, invitar a personas, tanto sobrevivientes y no sobrevivientes en colaborar en la lucha con sus propios aportes. Sobrevivientes logran sentir que su vida vale, que ellos y ellas pueden contribuir desde su propia experiencia y hacer algo para otras, aunque en la vida cotidiana - fuera del blog de Miguel - su vida se les hace a veces muy difícil por no tener el respaldo profesional para trabajar sus historias de A.S.I. y liberarse de las secuelas.
La acción voluntaria y el actuar solidaria de Miguel está trasbordando las fronteras y anima a personas en otros países a arriesgarse de hablar de algo que nunca antes se ha hablado.”


B.H.

No se mide con nada ni se explica con palabras




Meses atrás, un servidor fué propuesto para concursar por un reconocimiento que premia la actividad cívica y altruista en mi país, México.
Independientemente del resultado de dicha participación, consideramos que hemos ganado con el posicionamiento del tema ante las autoridades y la opinión pública, pero sobre todo consideramos que es y será una excelente oportunidad para seguir incidiendo en la trasformación del abordaje del abuso sexual infantil en el mundo entero.



En este proceso, recibí una serie de testimoniales como apoyo a la candidatura. Quiero compartir con ustedes solo ocho de estos estos testimoniales con el único propósito de conseguir sensibilizar nuestras conciencias ante este flagelo.

Por el gran respecto y aprecio que les debo, he decidido omitir algunos detalles de las cartas y sus nombres respetando su anonimato. Tengo la total convicción de que al igual que a un servidor, ustedes serán impulsados a actuar de inmediato tras la lectura de estos extraordinarios relatos de los cuales sobresalgo el ímpetu de seguir avanzando y dejo para nosotros  la decisión de actuar al respecto por evitar el abuso sexual infantil.

Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer públicamente los conceptos tan positivos  expresados hacia mi persona en estas cartas.

En muchas ocasiones, algunos lectores se han preguntado:¿que le mueve a seguir con tanta insistencia en esta labor que resulta aveces muy complicada?.


Como muestra basta un botón, estos relatos son solo una pequeña, pero valiosa razón de cuales son los motores que me impulsan día con día a seguir trabajando en prevenir el abuso sexual infantil y tratar de ayudar a las víctimas y a sus familiares.

Miguel Adame Vázquez.

“Cuando las puertas de las casas se cierran, cuando las lucen se apagan, cuando todos los ruidos se apagan; millones de niños y niñas en el mundo entero sufren en silencio y totalmente solos el peor de los secretos. Callan porque nadie escucha, nadie quiere escuchar. Millones de hombres y mujeres, adultos, van apresurados por la vida, tratando de desempeñar las actividades cotidianas con una pesada losa en sus espaldas cansadas. Muchos de ellos no pueden más y simplemente se derrumban, se abandonan, se pierden. Los otros, sobreviven. Nadie ve, nadie quiere ver.

El abuso sexual infantil es una realidad que despedaza almas, que mutila vidas. Las vidas de los más vulnerables, de los más indefensos, de nuestros niños y niñas. Es una realidad que la sociedad se niega a ver, que la sociedad calla porque duele. Porque es más fácil mirar en otra dirección. Porque nos confronta con nosotros mismos. Porque muchas veces nos hace sentirnos rebasados, impotentes. Las estadísticas son avasalladoras, más de la mitad de las mujeres y cerca de la mitad de los hombres han sufrido abuso sexual infantil.

En el silencio y en la soledad de un secreto no es posible hacer frente a este crimen. Pero este crimen sucumbe ante la voz, ante la denuncia. Sólo al hablar de este flagelo es que podemos combatirlo. Sólo al hablar de esta realidad es que los sobrevivientes empiezan a sanar y a recuperar la plenitud de sus vidas. Al hablar libremente del abuso sexual infantil reconocemos que es un hecho y es sólo entonces cuando podemos prevenirlo.

Los niños y niñas informados tienen más posibilidades de hablar cuando están siendo acosados, abusados. Los padres, tutores, maestros y todos los que de alguna manera tenemos a nuestro cuidado a niños y niñas somos capaces de reconocer el abuso y tenemos herramientas para proteger a los menores. Los hombres y mujeres responsables de crear las leyes e impartir justicia pueden combatir este delito sólo cuando están plenamente conscientes que ocurre y de sus efectos de largo plazo.

Los adultos que sufren estos efectos de largo plazo en silencio y en soledad empiezan a reconocer el daño que han sufrido y buscan canales de apoyo para sanar su dolor y recuperar sus vidas cuando se saben escuchados, creídos, comprendidos.

Hasta hace poco más de 5 años, este delito seguía perpetrándose en silencio mientras la sociedad entera miraba en otra dirección. Hasta que Miguel Adame decidió romper el silencio y empezó el cambio. Un cambio gradual y nada fácil, que ha dado frutos inmensos. Desde entonces miles de personas empezamos a seguir a Miguel y a apoyarlo en esta cruzada. Muchos de nosotros queríamos hacer algo pero no sabíamos por dónde empezar. Muchos necesitaban ayuda y no sabían a quién recurrir. Simplemente no había información, no comprendían lo que les pasaba. Muchos más eran testigos impotentes de esta realidad y querían proteger a sus propios hijos, a sus estudiantes, a los niños y niñas de su entorno y se topaban con un muro de silencio infranqueable.

Miguel nos iluminó a todos nosotros el camino. Se convirtió en nuestro guía. Tendió la mano a aquellos que nunca habían sido tomados de la mano. Y desde entonces ha servido de puente para unir a sobrevivientes, terapeutas, padres y madres de familia, maestros y tutores, adolescentes, legisladores y miembros de la sociedad comprometidos con esta causa; no sólo en México, sino en el mundo de habla hispana.

En los cerca de 3 años que he tenido la fortuna de colaborar he admirado su tesón para seguir luchando por los niños y niñas, por prevenir este delito, por crear consciencia en los padres y madres de familia, por informar a todos aquellos responsables del cuidado y educación de los niños y niñas, por la creación y aplicación de leyes que protejan a las víctimas, por combatir la doble victimización que a menudo ocurre en medio de los procesos legales.

Miguel ha dedicado todo su tiempo libre, su corazón y su espíritu a esta causa. Y sin temor a exagerar puedo asegurar que ha salvado vidas y ha dado esperanza a miles de personas. La mayor retribución que Miguel ha cosechado no se mide con nada ni se explica con palabras, es el amor de miles de personas.”

C.A