lunes, 30 de julio de 2012

Dos generaciones de abuso sexual entre hombres


Sólo dos organizaciones civiles en México atienden el abuso sexual hacia los hombres en la niñez, una de ellas es Musas A.C. Aquí y a través del grupo Horus se reúnen sobrevivientes de este delito.
Uno de estos hombres habló con EL UNIVERSAL a través de un testimonio explícito que le llevó más de 18 años aceptar y recordar, para después revelarlo ante este grupo que trabaja para analizar y sanar las secuelas ocasionadas por el abuso sexual infantil.

Sebastián explica lo que vivió, a los tres años de edad, como si fuera un gigante que lo aplastaba y le causaba terror. Quiere dar su testimonio para que otros hombres sepan que existe un espacio seguro y terapéutico donde confluyen personas que han decidido sanar y romper el silencio.

Creció en la casa de su abuelo. Sus padres trabajaban y llegaban a casa de noche. El abuelo confiaba y convivía de manera particular con un primo hermano de Sebastián; fue este último quien utilizaba el juego como estrategia para acercarse a él. Después lo llevaba a pasear en auto, y luego lo conducía a un lugar donde el niño presenciaba las relaciones sexuales que Jesús (su primo- hermano) tenía con varias mujeres a la vez.

"Finalmente también abusó de mí, me sodomizaba, hubieron golpes", narra Sebastián.

A los 22 años viajó a Estados Unidos a un intercambio escolar. Fue ahí en una biblioteca, cuando leyó un libro que en sus páginas explicaba las secuelas de aquellos que viven abuso sexual en la infancia, entre otras, una constante tristeza, "entonces los recuerdos rodaron uno a uno como si fuera una avalancha que me llevó a rememorar todo cuanto Jesús me hacía, el terror que sentía ante sus amenazas que perduraron hasta que mis padres dejaron la casa del abuelo y nos fuimos a vivir a otra colonia. Después, lo que siguió en mi vida fue una tristeza recurrente cuando aparentemente no había razones para esto".

En este sentido, "las personas sometidas a situaciones crónicas de golpes y violencia presentan debilidad gradual en sus defensas físicas y sicológicas lo cual se traduce en un incremento de problemas de salud, enfermedades sicosomáticas y depresión", se acota en la obra De frente a la Violencia Familar, de Edith Zúñiga Vega, Héctor Sánchez Pérez y David Orihuela Ordóñez.

"No sé explicar por qué tardé tantos años en recordar, pero los especialistas me han dicho que nuestra mente filtra, (como un modo de protegernos), las malas experiencias hasta que estemos maduros para tolerar ese tipo de vivencias tan devastadoras", agrega Sebastián.

Después de recordar lo ocurrido en su niñez y ya de regreso a México, Sebastián decide hablar con su padre para confesarle la historia de abuso de la que había sido víctima. Fue entonces cuando su padre le explica que él también había vivido abuso sexual en su infancia por el padre de Jesús. Hoy y desde hace cuatro años y medio Sebastián acude al grupo Horus con la esperanza de que su padre se incorpore para así sanar las secuelas ocasionadas por el abuso sexual que el también vivió en la infancia.

En su caso y durante muchos años Sebastián experimentó un constante rechazo hacia la sexualidad y recuerda que fue un niño tímido y ausente que pasaba muchas horas solo. "Yo pensaba que cualquier circunstancia que me llevara a la intimidad resultaría peligrosa, como si fuera una escalera que me condujera irremediablemente a una situación de violencia, humillación y caos", explica.

Agrega que fue muy difícil reconocer lo que le había sucedido, "pues existe un mito en cuanto a que todo aquel hombre que ha vivido violencia sexual en la infancia , será a su vez un agresor, o será homosexual".

Para Rafael Velásquez Contreras, terapeuta de Musas A.C. y responsable del grupo Horus, este concepto es erróneo, aunque reconoce que algunos hombres que han sido víctimas de abuso sexual en su infancia pueden mostrar cierta dificultad en la expresión de su sexualidad; sin embargo, el experto insiste en dejar claro que abuso sexual hacia un hombre durante la infancia, no es signo de homosexualidad a futuro.

En México por cada 10 mujeres que viven abuso sexual, seis hombres lo viven también. Se entenderá por víctima de abuso sexual como toda actividad sexual inapropiada para la edad del niño, cuando se le pide que guarde el secreto sobre dicho evento y/o se le hace percibir que si lo habla ocasionará algo malo a sí mismo, a la familia o al agresor.

"La definición anterior permite romper con algunos mitos existentes en torno a la víctima de abuso sexual infantil. El primero de ellos se refiere a que el abuso no es exclusivo de las niñas, pues también los niños son vulnerables a presentarlo aunque en menor medida, no sólo por parte de hombres sino también de mujeres. Estas lo hacen al forzarlos a exhibir sus genitales, o mostrarles pornografía, entre otras formas".

Datos relacionados con las víctimas refieren que la edad promedio de las personas que han reportado haber vivido abuso sexual en la infancia es entre los 8 y 12 años, las dos terceras partes de estas personas poseían bajos ingresos económicos, aislamiento social, además de mostrar gran necesidad de cariño, comprensión y cuidado.

En México, no existen investigaciones que reporten cifras exactas de la incidencia de abuso sexual, sin embargo ciertos datos reportan que 68% de la población ha estado expuesta a situaciones de violencia en general, de los cuales 5.4% refiere haber vivido abuso sexual infantil, según estudios de Medina, Borges, Lara, Ramos y Zambrano del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente.

En un estudio realizado por la Secretaría de Salud con mujeres que han presentado violencia de pareja, se indica que 7.5% manifestó tener antecedentes de abuso sexual en la infancia.

"Estos números son sólo una aproximación de la verdadera realidad de abuso sexual, pues recordemos que son pocos los casos denunciados ya que el abuso sexual sigue siendo un tema que se calla y guarda dentro del hogar", refiere Velásquez Contreras.

Pese a lo anterior para el experto es importante al abordaje del problema con el fin de disminuir, en la medida de lo posible, cifras tan elevadas y aumentar la investigación a torno a este grave problema social "cuyas consecuencias en la estructura sicológica de quien lo padece son enormes".

 

Señales de alerta

Velásquez Contreras señala 12 formas en las que un agresor puede llevar a cabo el abuso sexual como son: posar desnudo; desvestirse frente al niño; exponer sus genitales para que le sean tocados o vistos; vigilar al niño cuando se desviste o va al baño; besarlo de forma prolongada como si se tratara de un adulto; acariciar al menor en abdomen o zonas genitales, o bien hacer que lo acaricien; masturbarse o hacer que se masturben frente a él; hacer que le hagan o hacer sexo oral; introducir el pene, objetos o dedos en ano o boca del infante y frotar su pene en el área genital de él. Todas estas conductas son tipificadas como abuso sexual.

A su vez, "existen factores que pueden asociarse a causas que generan el abuso sexual en niños como son el sistema patriarcal en que vivimos donde el poder y el dominio lo tienen los hombres y se abusa de estas situaciones; además de aquellas familias disfuncionales donde prevalece la violencia doméstica, se carece de afecto y comunicación con los hijos.

"Ciertas características de personalidad como la inseguridad, timidez, y miedos pueden favorecer a una mayor violencia sexual", agrega el terapeuta quien dice que lo importante no es saber cuántas alteraciones tiene una persona que vivió abuso sexual en la infancia, sino reconocer y aceptar que esta circunstancia realmente afectó su vida, y sobretodo que la persona puede lograr un cambio hacia la mejoría a través de grupos especializados en el tema.

Para Sebastián su encuentro con el grupo Horus ha sido fundamental, pues normalmente los hombres no hablan de su sentir, y él puede hacerlo ante otros hombres que han vivido experiencias semejantes a la suya según refiere.

"Una experiencia de este tipo deja con mucho odio por dentro y esto repercute en todas las áreas de nuestras vidas; por eso es tan importante romper el silencio ante otras personas que conocen lo que significa que otro abuse de nosotros con tal de sentirse poderosos", dice quien asegura que en el grupo Horus ha encontrado las herramientas para trascender y dejar atrás la amargura, el odio, el resentimiento y el temor que sintió durante más de una década.

"El viaje es duro, pero la recuperación y la tranquilidad que viene después es real", aporta quien ha decidido aún no enfrentar a Jesús hasta que tenga la fortaleza necesaria para hacerlo, aunque sabe que cuando lo tenga enfrente le dirá que quien debe cargar con toda la vergüenza de lo que ocurrió cuando era niño es él, el propio Jesús.

"Yo ya sé, y estoy seguro de que no tuve la culpa", concluye.

Maltrato infantil y abuso sexual



Un primer aspecto sobre el abuso sexual es que éste tiene que inscribirse en el amplio espectro del maltrato infantil, sino se quiere correr el riesgo de fetichizar el abuso, de descontextualizarlo y deshistorizarlo, o reducirlo únicamente a su componente sexual, sin tomar en cuenta la complejidad de su constitución.

El maltrato infantil es una práctica normalizada a nivel social, solo recientemente puesta en duda en consonancia con los avances en el reconocimiento de los derechos humanos, y en las consecuencias clínicas y psicosociales de dichas prácticas. Junto con el abandono, el maltrato psicoemocional, el castigo físico, entre otros, el abuso sexual es una modalidad de maltrato infantil, de hecho es probable que el niño o niña abusada sexualmente cuente con antecedentes de maltrato, o que el abuso se realice en un contexto de maltrato infantil.

La inscripción del abuso sexual dentro del espectro del maltrato infantil nos remite necesariamente al campo familiar, en particular a la configuración del sistema y la estructura familiar, a los vínculos paterno y materno filiales, a los riesgos psicosociales y al perfil caracterológico de los padres. Lo anterior debido a que el maltrato infantil es una expresión de graves alteraciones al alguno de estos campos o en todos, configurándose así un espacio de impunidad posibilitador del maltrato infantil y del abuso sexual.

De esta forma tenemos dos inscripciones: el abuso sexual como una forma de maltrato infantil, y el abuso sexual en el contexto del maltrato infantil. Estas dos particulares inscripciones nos permiten complejizar el abuso sexual crónico-vincular dentro de la familia, normalmente de tipo incestuoso, pues este tipo de abuso forma parte de una cadena de abusos familiares, no solo sexuales, sino psicológicos y fisiológicos. Esto da pie a considerar las formaciones familiares organizadas por traumas y los traumas transmitidos transgeneracionalmente.

El abuso sexual deja de ser un evento aislado, un acto solipsista de un sujeto trastornado donde el niño o la niña solo son espectadores afectados de esas perversiones. Esto nos plantea serios problemas en la comprensión de la dinámica tramatogénica del abuso sexual, pues la trasgresión vincular antecede por mucho al acto mismo del abuso. Por eso, podemos decir, que el abuso no inicia propiamente durante la interacción sexual, ni siquiera aún durante la etapa de acercamiento o confianza, sino que inicia desde la configuración de los fantasmas inconscientes referidos a traumas sexuales no resueltos en los sistemas familiares transgeneracionales.

En mi experiencia clínica he podido constatar este tipo de antecedentes a través de ciertas operaciones clínicas, una de ellas, la de una historiografía psicogenealógica, nos permite rastrear los traumas y subtraumas transgeneracionales que producen ciertos síntomas, ya sea toxicomanía, alteración de los vínculos amorosos, duelos inconclusos, rituales compulsivos, secretos, exclusiones, etc. Aún más, es posible entrever la presencia casi sutil del fantasma incestuoso y sus múltiples paradojas, las cuales revelaran una especie de radiografía clínica de las estructuras psíquicas familiares, muchas veces neuróticos, otras psicóticos, a veces perversos o simplemente limítrofes.

La cuestión del sistema y la estructura familiar y sus correspondientes fantasmas inconscientes, también nos remite al campo psicosocial de las políticas subjetivas y de las políticas familiares. La familia en tanto unidad sociológica es proclive a los cambios históricos, no solo de aquellos marcados por los acontecimientos imprevisibles, sino por los modos de producción simbólica. En este caso, la familia es el lugar por excelencia de producción subjetiva, a su vez, un mediador operativo de los discursos ideológicos hegemónicos.

La cuestión resulta de fundamental importancia en la comprensión del abuso sexual infantil, pues esto supone cuestionar las políticas familiares que producen estos perfiles sistémicos de familias maltratadoras y abusadoras, pues pareciera que esta familia no son una desviación, sino la normalidad de las familias. Resulta preocupante, pues esto supone admitir que el abuso sexual viene preformado en el propio código de barras de la familia. De aquí que la lucha en la prevención del abuso sexual vaya más allá de este epifenómeno y nos remita a sus aspectos estructurales, históricos y psicosociales, en particular, al modo de producción subjetiva de la familia.

Desde este punto de vista es posible concebir a la familia como un aparto ideológico, y también como un espacio posibilitador de subjetividades alternativas, así como productor de nuevas prácticas sociales y discursivas. Sin embargo esto aún es muy incipiente, sobre todo en lo que respecto al análisis y reflexión crítica que puede suponer el abuso sexual, que como podemos ver, al profundizar en esto nos lleva cada vez más a una crítica social e ideológica.

Las puntualizaciones agudas del feminismo con respecto a las estructuras patriarcales, al falogocentrismo, al perfil machista y misógino de la cultura, son aspectos que recobran su cabal importancia al momento de circunscribir el abuso sexual dentro del maltrato infantil y las estructuras sociales productoras de cierto tipo hegemónico de organización familiar. De alguna forma la perspectiva de género ha posibilitado dicha crítica, pero ha sido el movimiento feminista el que ha nos ha ofrecido las herramientas de análisis desconstructivo de un sistema social y cultural productor de dispositivos de control y sometimiento de lo femenino, de lo infantil, de lo animal. Dominación, control, disección, violación. Procedimientos propios del paradigma falogocentrico, de su epistemología colonizadora y conquistadora.

La sexualidad infantil es pues objeto de esa episteme perversa, expropiada por una pulsión dominante que necesita ser justificada en sus motivaciones, disponiendo de un aparato simbólico que permite su comisión de forma impune y perpetua.

jueves, 26 de julio de 2012

Pedofilia: Una Pesadilla Infantil


PedofiliaLa última generación del siglo XX no está a salvo en su hogar, en su escuela, ni siquiera en un templo. El uso de infantes para la satisfacción sexual de adultos es un problema psicosocial que ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas. Se ha llamado pedofilia o pederastia a la experiencia del adulto que siente excitación y práctica relaciones sexuales íntimas con un niño. Parte de la problemática que involucra este fenómeno es la dificultad para asegurar la credibilidad de los hechos cuando se trata de comportamientos que no dejan huella como los contactos sexuales sin violencia; la duda de proporcionar al ofensor un tratamiento o enviarlo a prisión, así como la determinación de las causas de los victimarios.
Hoy por hoy, se ha encontrado que la mayoría de las víctimas son mas niñas que niños y que 9.5 de cada 10 casos dicen la verdad, al contrario del caso de los ofensores que en la misma proporción niegan su participación, y acusan a la ofendida de inventarlo o fantasear el supuesto abuso.
A veces, no es más que por el sufrimiento del menor y el testimonio de profesionales de la salud, en los que la ley se apoya para determinar la veracidad del abuso. Sin embargo, el problema con la ley es que en algunos casos, si no existen signos de la ofensa sexual, la penalización no procede.

Teorías
La conceptualización del abuso sexual es otro problema. Algunos profesionales, especialmente los que se relacionan con la consignación del ofensor, descartan por principio que se trate de un problema de salud mental o sexual; si así se considerarse, tuvieran un elemento a favor los victimarios por el que no pudieran consignárseles a las autoridades.
Las teorías organicistas hablan de niveles supra normales de hormonas que provocan la excitación en prácticas anormales. Tratamientos que reducen la hormona virilizante (Pawlak 1987), disminuyendo conductas desviadas comprueban que efectivamente puede existir un factor biológico en el problema del abuso sexual de niños.
Teorías de aprendizaje, tratan de explicar el problema, mencionando que cada uno posee un mapa afectivo cuyo desarrollo puede ser interferido durante la infancia, provocando las parafilias (nombre actualizado de las perversiones o desviaciones sexuales).
Teorías psicodinámicas también acusan a entorpecimientos en el desarrollo infantil, a los deseos frustrados o a los problemas con los padres, la gestión de las desviaciones sexuales.
Tal vez son Marshall y Barbaree (1990) que presentan el modelo global que mejor explica las desviaciones sexuales o sexopatias, eludiendo a una predisposición no aprendida del hombre a la agresión sexual, predisposición que podría moderarse en la socialización, de modo que pobres paternidades conforman un riesgo que se incrementa con actitudes socioculturales negativas, o ante el uso de la pornografía.
Otras teorías, como la de Cohen, subrayan que el sentido del abuso sexual puede ser agresivo, cuando el propósito es humillar, ensuciar; sexual, cuando la agresión está al servicio del deseo sexual; y sádico, cuando debe estar presente la violencia para que la excitación ocurra.

Datos reveladores
Los pocos datos existentes sobre el tratamiento de los ofensores sexuales reportan la existencia de por lo menos otra parafilia o desviación, lo que señala que la pedofilia puede no ser el único desorden de los abusadores sexuales.
Existen ofensores que agreden a un familiar y otros que abusan de desconocidos. En el caso de los ofensores incestuosos, se ha encontrado que cometen más actos sexuales por víctima, a diferencia de los no incestuosos, los que abusan de más victimas una sola vez cada una. Otro dato importante es que las víctimas muchas veces son agredidas por más de un ofensor.

Factores de riesgo
Los interminables casos de abuso sexual infantil reportados a diario por los medios de comunicación hacen urgente la creación de medidas preventivas y correctivas del problema. Ha sido motivo de mucho interés de los profesionales, así como de los padres de familia, informarse exhaustivamente sobre el problema, empezando por saber si unos niños má que otros están mayormente expuestos al abuso sexual.
Se ha encontrado que las niñas están más expuestas que los niños, aunque la incidencia de abuso en varones se ha incrementado recientemente. Son las niñas que están separadas por alguna razón de su madre o que tienen pobres relaciones con ella, las que tienen mayor riesgo.
Estudios enfocados a cómo seleccionan y reclutan los ofensores a las victimas hablan de vulnerabilidad por la que tienen acceso sexual y pueden mantener control. Esta vulnerabilidad se expresa en características emocionales, como timidez, tristeza, desamparo y factores circunstanciales, como soledad y desprotección.
Otro elemento que puede considerarse de riesgo relacionado con el abuso sexual, presente en la mayoría de los casos de pedofilia, es la relación de autoridad y confianza del ofensor con la víctima, lo que propicia un factor sorpresa que impide al niño hacer otra cosa que permitir el abuso.
Por parte del pedofilia, también se han identificado factores desencadenantes del abuso sexual infantil, como la existencia de una determinada motivación o necesidad que encuentra bloqueada su satisfacción por otras vías; la presencia de deshinibidores como la pornografía, fantasías sexuales, alcohol, desorden mental; una historia de abuso sexual; así como la oportunidad en un momento de imponerse ante un niño.

Perspectiva del problema
La identificación de un perfil del pedofilia y factores de riesgo de la víctima son puntos clave de la implementación de programas preventivos del abuso sexual.
Para el tratamiento correctivo, el entendimiento de la naturaleza del abuso sexual infantil requiere la perspectiva de la víctima y del ofensor. De poco sirve el sistema carcelario durante algunos años si el pedofílico sale para perseguir a otro niño.
No se trata de elegir entre la cárcel o el hospital psiquiátrico. Existe la necesidad urgente de implementar un tratamiento que dentro del penal se torne obligatorio para que de alguna forma garantice la rehabilitación del ofensor, y por supuesto, reformas a la ley para que el niño sobreviviente del abuso sexual ejerza su derecho a una terapia que les sane su sexualidad y su espíritu.

miércoles, 25 de julio de 2012

RESULTADOS NACIONALES DE LA CONSULTA INFANTIL Y JUVENIL 2012


Percepción de violencia sexual 

La violencia sexual en el hogar se exploró en la Consulta mediante dos preguntas. 
Para los más pequeños se preguntó Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me piden que no lo cuente; para los otros dos rangos de edad la pregunta fue Tocan mi cuerpo contra mi voluntad y me siento mal. 
El 10.5% de los niños y niñas de 6 a 9 contestó de manera afirmativa a la pregunta Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me piden que no lo cuente, dato que supera con mucho el 3.5% de respuestas afirmativas en la Consulta Infantil y Juvenil 2003 ante la pregunta Abusan de mi cuerpo. Aunque este porcentaje disminuye con la edad, se mantiene alto en ambos sexos ). 
Los datos sobre la percepción de los niños y niñas de maltrato y abuso sexual son un llamado de atención a la sociedad en su conjunto y merece ser objeto de investigación a fondo, dada la complejidad del problema.  


Respuestas afirmativas a la pregunta “Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me dicen 
que no lo cuente” o “y me siento mal” (porcentaje)* La pregunta en el grupo de 6 a 9 fue “Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me dicen que no lo cuente”; para los de 10 a 12 y para los de 13 a 15 “Tocan mi cuerpo contra mi voluntad y me siento mal”.

Niñas Niños Consulta Infantil y Juvenil 2012 


Percepción de violencia en la escuela

 Se pregunta sobre tres formas de violencia escolar: maltrato, violencia entre escolares (bullying) y violencia sexual. El porcentaje más alto se refiere al maltrato, ya que 18.9% de las y los adolescentes de 13 a 15 años responde que su maestra(o) maltrata a alguien entre sus compañeras(os). En el Cuadro 10 se aprecia que existen diferencias en la percepción de la violencia escolar por tipo de escuela. Con excepción de ese aspecto, la violencia entre escolares en general es más alta que los otros dos tipos de violencia, sin embargo sólo alcanza el 17.8%, lo que contrasta con el 30.0% que reporta la Red Latinoamericana de Convivencia Escolar.


La percepción de la violencia sexual en la escuela es menor que en la familia y, además, disminuye con la edad. En el caso de violencia entre compañeras(os), el grupo que reporta más alto porcentaje es el de 10 a 12 años, ya que el 17.1% responde que en la escuela algunos compañeras(os) le acosan y le humillan.  En el análisis por sexo, se advierte que la percepción de todas las formas de violencia escolar es más alta en los niños que en las niñas para todos los grupos de edad. 
                                                          


Tres de cada diez estudiantes de educación básica en México viven con un temor diariamente, pero no es a la muerte, la inseguridad o a algún secuestro. Es el miedo de tener que ingresar por estas puertas de lunes a viernes. Sin embargo, no les preocupa reprobar un examen o fallar en clases. 

Su temor es a vivir otro día más, enfrentando la violencia a la que son sometidos por un acosador o "bully", un compañero de clase que mantiene algún tipo de maltrato físico, verbal o psicológico sobre él. 

“Creo que el bullying ha existido siempre, es lo que antes llamábamos el típico gandalla, el que abusaba del otro, el que le robaba el lunch, el que empujaba, y crecimos con la idea de que así es y hay que aguantarse”, expresó Paloma Cobo, autora de "Bullying en México". 

El bullying o acoso escolar fue documentado por primera vez en Noruega por Dan Olweus bajo encargo del Ministerio de Educación de aquel país en 1970. 

“Esta idea, la situación de esta problemática se suscitó cuando un investigador noruego analizó por qué se suicidaban los adolescentes y entonces encontró que habían sido víctimas de maltrato en el transcurso de su vida escolar”, indicó Arturo Loredo Abdalá, director de la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado, del Instituto Nacional de Pediatría (INP). 

A partir de entonces, el bullying ha sido documentado en varios países del mundo, entre ellos Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Australia y España. 

En México el tema del bullying no ha sido abordado de manera formal, el primer antecedente de cifras sobre maltrato escolar infantil son las consultas juveniles e infantiles realizadas por el Instituto Federal Electoral (IFE) en los años 2000 y 2003. 

32% de los menores de 15 años consultados afirmaron ser víctimas de maltrato en la escuela; más de 15% aseguró ser insultado y 13% dijo ser golpeado por sus compañeros. 

Derivado de estos datos, el Instituto Nacional de Pediatría decidió iniciar un estudio serio y profundo sobre el tema. Sus conclusiones fueron presentadas a finales de 2008 y confirman 
que el acoso entre alumnos está aumentando. 

Lizbeth Flores, especialista en maltrato infantil del INP, dijo: “el 30% de la población se catalogó como víctima o como agresor, también un dato importante que encontramos es que la mayor parte de las agresiones se llevan a cabo en el aula, ellos la perciben en el aula”. 

Las agresiones psicológicas son la principal forma de acoso escolar. Esto se debe a que el bully escoge a los compañeros con alguna debilidad o diferencia. Ser inteligente, usar lentes, la timidez o tener alguna otra característica de este tipo son suficientes para convertirse en víctima. 

“En la escuela, el típico bullying que le llaman, que te agarran tus libros, te rompen tus útiles, te esconden tus cosas, todo eso si lo sufrí en la secundaria”, indicó Johnatan Granados, estudiante. 

“Por ejemplo que tú estás en paz y llegan a molestarte, o te llegan a golpear, o sea es molesto”, subrayó Alejandro Rodríguez García, alumno del Programa Escuela Segura.- 

Pero el bully no actúa solo, es el líder de un grupo que decide a quién se le puede o no molestar y hasta qué grado. Sin este grupo, el acosador no podría ejercer su poder. 

“Hay un grupo que sigue al bully, que es lo que nosotros llamamos testigos y que juegan un papel muy importante, porque son finalmente los que le van a dar el reconocimiento que necesita el bully”, manifestó Paloma Cobo. 

Estos testigos cada vez tienen un papel más activo en los maltratos, ya no simplemente se burlan del compañero agredido, sino que también forman redes de maltrato, principalmente exhibiendo sus actos por internet por medio del acoso virtual o ciberbullying. 

Aquí, las agresiones pueden llegar a niveles muy elevados de violencia, no sólo física, sino verbal. 

“Si de pronto tengo la posibilidad de ingresar en ese espacio sin fronteras que nos da el internet, por ejemplo, y aparecer en páginas como la jaula, injuriando, insultando, amenazando, exhibiendo a los demás, eso parece que les da un regocijo todavía mucho mayor y las agresiones son mucho más arteras”, comentó Romeo Tello, autor de "Bullying en México". 

Es una paradoja, pero por lo general, el agresor suele tener más debilidades que aquellos a quienes agrede. 

“El bully es un chavo normalmente inseguro, aunque a primera vista puede ser alguien muy seguro de sí, muy pagado de sí, es alguien inseguro, que tiene ciertas situaciones que no puede resolver, puede proceder de hogares violentos”, explicó Paloma Cobo. 

Generalmente el bully ha sido relacionado con el género masculino. Sin embargo, estudios realizados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) sugieren que esta práctica se está ampliando entre las mujeres. 

“Sino incluso las actitudes previolencia, las actitudes que pueden ser discriminatorias en una primera etapa, pero que posteriormente se transforman en una actitud de violencia, todo aquello que tiene que ver con lo que pudiéramos llamar una especie de bullying de género”, añadió Jorge Santibáñez, de la Unidad de Planeación y Evaluación de Política Educativa, de la Secretaría de Educación Pública (SEP). 

A partir de 2008 la SEP ha emprendido acciones tendientes a identificar y erradicar esta práctica de las aulas del país. 



En abuso infantil, priva la impunidad.


La directora del Centro Las Libres A.C. Verónica Cruz Sánchez, alertó sobre el grave problema del abuso sexual infantil en el estado de Guanajuato, brutal patología social que no es tomada en serio por las autoridades competentes al grado de que no es considerado como un delito grave. 
Como un ejemplo escandaloso de impunidad, citó el caso del regidor designado de Pénjamo, el panista Mauricio García Castillo, sobre quien pesa un proceso penal por presunto abuso sexual de una menor, a pesar de lo cual se prevé asumirá su cargo y con poder y dinero el presunto delito quedará en la impunidad.

Apenas un 10% se denuncia 

Entrevistada sobre la incidencia de este delito en el estado de Guanajuato, Cruz Sánchez puntualizó, primero, que no hay una “estadística oficial” porque nadie la tiene y no es un problema que les importe a las autoridades, “no hay instancia pública a la que les interese” de manera particular, lamentó la activista. 
 En ese tenor, informó que la Asociación Civil que dirige tienen algunos datos, pero sólo por los que ellas mismas atienden de manera totalmente gratuita en una organización para las mujeres del estado. Por ejemplo, dijo, desde hace seis años la estadística no sube, pero lamentablemente tampoco ni baja, y por recurrencia es como sacan sus datos de las niñas que denuncian. 
Ese porcentaje, explicó, es muy reducido y sólo el 10 por ciento de quienes son abusadas sexualmente denuncia, entonces no se sabe la magnitud del problema, y de cada 10 niñas que acuden al Centro Las Libres, seis tienen historial de abuso sexual y, lo más grave, es que los perpetuadors son familiares y/o conocidos de la familia de la víctima. 
En el Centro Las Libres, dijo, se atienden en diversas especialidades, a mujeres y particularmente a niñas a través de su equipo de psicólogas, médicas y abogadas y, a pesar de que no son una organización de servicios abiertos a la población, les son canalizadas mujeres y niñas de todo el estado, incluso a fechas recientes, por maestras o personas que trabajan en el gobierno, que recomiendan a las mujeres se acerquen a la Organización No Gubernamental. 

Escasa atención

Esto, porque en el tema de abuso y violencia sexual, el Centro Las Libres AC es de los pocos que atiende la problemática específica y otro de León, y es por ello que son a quienes les llegan la mayoría de los casos de violencia sexual. 
Reveló Cruz Sánchez que tras 12 años de trabajo han atendido cientos de mujeres y niñas canalizadas desde incluso la Procuraduría de Justicia, Hospitales, Centros de Salud e Institutos de la Mujer, de otras organizaciones y de instancias públicas, en su mayoría de escuelas, además del público en general o personas  que han visitado su página de Internet www.laslibres.org,mx 

Pedirán explicación al TEPJE

La asociación civil Las Libres analiza el caso de Mauricio García Castillo, virtual regidor del PAN en Pénjamo, acusado de abuso sexual contra una menor de cinco años, para que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJE) explique por qué le otorgó derechos políticos al restituirlo como candidato a la primera regiduría, y en todo caso exigir que se los retiren.  
Verónica Cruz dijo que se espera que el Tribunal de Justicia del Estado emita una sentencia respecto a la denuncia presentada ante el Ministerio Público y en ese momento buscar que García Castillo pierda sus derechos políticos y vaya a la cárcel. 
Insistió en que el PAN debe bajarlo del puesto que pretende ocupar, y la sociedad “debe presionar y protestar para que lo quiten, lo sentencien y lo encarcelen.

ÉNFASIS

Las Libres no es una organización que tenga “metas” que cumplir, sino gente por atender, por lo que, en promedio, en los 12 años de trabajo, han atendido unas mil 500 niñas víctimas de abuso y, en lo que va de este año, un promedio de 200 niñas. Verónica Cruz reiteró que los servicios de la organización son totalmente gratuitos, tanto médico como psicológica y legalmente.

martes, 24 de julio de 2012

Violencia sexual infantil: en el territorio de los derechos


PAÍS: CHILE
El año 2011 ingresaron al Ministerio Público 24.741 denuncias por delitos sexuales. 
De ellas, un 72% correspondieron a menores de edad, es decir 17.944 compatriotas que a temprana edad, sufrieron violencia sexual.
Imaginemos un niño víctima de violencia sexual. Su agresor generalmente es un adulto que logró, por diversas circunstancias, establecer una relación de poder sobre él, y que a partir de ese hecho, ha cometido un delito que la ley tipifica como “Abuso Sexual”. Este delito está definido como cualquier contacto sexual de un adulto (conocido o no) con un niño o una niña, realizado mediante amenaza, uso de la fuerza o engaño, para concretar una o más de las siete figuras penales que asume: violación, incesto, estupro, sodomía, abuso sexual, pornografía infantil y/o explotación sexual comercial.
 Si bien el riesgo de que un niño, niña o adolescente sufra abuso sexual siempre estará presente, basándonos en el viejo dicho la oportunidad hace al ladrón, podríamos señalar que la misión social está en reducir las oportunidades que pudiese tener un agresor sexual para cometer el delito.
El niño abusado, casi seguramente, sufrió el atropello de su dignidad antes de llegar a la pubertad. Según el último estudio del Ministerio del Interior (2008) sobre el tema, un 56% de los abusos se producen entre los 8 y 12 años. Asimismo, es probable que su agresor sea alguien emocionalmente significativo para él, considerando que el 29% del total de abusos, es de tipo intrafamiliar.
El niño de la historia, ha sido profundamente dañado, pero la evidencia empírica  indica que, además, su entorno se encuentra en riesgo y que su historia tiene altas probabilidades de no ser aislada. Dentro de él, sus amigas, por ser mujeres, tienen tres veces más probabilidades de sufrir esta misma violación de derechos, y si una de ellas es discapacitada, este riesgo aumenta a cuatro veces.
Si el agresor fue descubierto y denunciado, se confía que se hará justicia. Pero ello no siempre ocurre en medida satisfactoria ya que  los estudios señalan que por cada delito de agresión sexual intrafamiliar denunciado, 12 quedan en la impunidad. Si el agresor es un conocido, la cifra baja a siete, y si es un desconocido, a tres.
El final de esta historia permanece abierto. El niño ingresa a un programa especializado en reparación, pero el proceso es lento, porque existen dificultades de cobertura y acceso, sobre todo si él vive en un sector rural, donde la red de protección del Estado aún no es capaz de llegar con oportunidad y eficacia.

LA PREVENCIÓN DEL ABUSO SEXUAL, UN ESCENARIO POSIBLE


 La Convención de los Derechos del Niño establece en su artículo 34 el derecho a ser protegido de la explotación y abusos sexuales, y exige a los Estados Partes, establecer mecanismos de garantía. Con las últimas iniciativas legislativas como el registro de pedófilos, nuestro país avanza hacia el cumplimiento de esta norma. No obstante ello, los énfasis han estado puestos en la penalización y no en la prevención.
Si bien el riesgo de que un niño, niña o adolescente sufra abuso sexual siempre estará presente, basándonos en el viejo dicho la oportunidad hace al ladrón, podríamos señalar que la misión social está en reducir las oportunidades que pudiese tener un agresor sexual para cometer el delito.
Asumiendo una vida moderna que frecuentemente aleja a los menores de sus figuras protectoras, surgen tres estrategias: empoderarlos (as) a temprana edad, entregando herramientas de autocuidado y formación de su condición de sujetos de derechos. En segundo lugar socializar a las familias y comunidades para que cumplan un rol consciente de garante co-responsable de derechos, para lograr control social y denuncia. Y, finalmente, hacer frente al hecho de que Chile es el único país latinoamericano que no cuenta con una  Ley de Protección Integral de Derechos de la Niñez y Adolescencia, generando una norma que permita a los distintos ministerios involucrados financiar programas concretos de apoyo a las familias en esta labor. Exigiendo su pronta discusión, estaríamos en vías de conseguir que la agenda gubernamental oriente de manera efectiva todos sus recursos y servicios al interés superior de  la protección de nuestros niños, niñas y adolescentes.

Coordinadora Programa de Desarrollo Social Universidad Central de Chile.

lunes, 9 de julio de 2012

Cerco al abuso sexual infantil Las claves para reducir el riesgo


Dibujo realizado por un pequeño de 9 años, posible víctima de abuso sexual, donde un sol agresivo todo lo envuelve y una bestia devora un cerebro.
Municipio de Renca tiene cámaras en los jardines infantiles

A fin de evitar abusos sexuales y hechos de violencia contra los niños, Renca instaló un circuito de televigilancia en 8 jardines infantiles que dependen del municipio.

Las cámaras de seguridad están en todas las dependencias donde hay presencia de niños. Como están conectadas a una sala de monitoreo, las imágenes pueden ser revisadas por los padres a través de una página de internet.

Según explicó la alcaldesa Vicky Barahona, a los apoderados se les capacitó para usar esta herramienta digital, y se les entregó una clave de acceso para revisar todo lo que ocurre al interior del jardín de su hijo. La idea, dijo, "es mantener un estricto control y vigilancia de situaciones que puedan constituir un potencial riesgo en el desarrollo de nuestro niños. Así como darles esta misma tranquilidad a los padres y apoderados. Yo como madre de cinco niños conozco perfectamente las angustias e inseguridades que viven los padres cada vez que tienen que llevar a su hijo al jardín o sala cuna".

Asimismo, se ejerce un "estricto control de quién ingresa al jardín o quién retira a los párvulos, no permitiéndose que ninguna persona no autorizada tenga acceso a los menores".

El sistema ya había sido probado a partir de 2008 en los patios y acceso principal de los colegios municipalizados. De acuerdo al presupuesto municipal "iremos implementando progresivamente nuevas cámaras en el resto de las dependencias", adelantó la alcaldesa. 
img
Uno de los más tradicionales consejos de los padres hacia sus hijos pequeños es que tengan cuidado con los extraños.
Que no hablen con desconocidos ni menos les acepten dulces o regalos.
La bien intencionada advertencia, sin embargo, se queda demasiado "corta" cuando se trata de prevenir abusos sexuales. Según las cifras que maneja tanto la PDI como Carabineros, en el 80% de los casos el autor es un conocido del menor: desde un vecino hasta uno de los padres.
Este tipo de hechos ha ocupado una parte importante de la agenda pública en las últimas semanas debido a sucesivos casos conocidos tanto en Santiago como regiones. El Ministerio Público acumula 4.449 denuncias por delitos sexuales contra menores entre enero y mayo pasado.
En el jardín "Hijitus de la Aurora" (Vitacura), el profesor José Manuel Gómez -quien también es hijo de la dueña del lugar- es indagado por cerca de 10 abusos a niños. El 25 de junio recién pasado un profesor de Teatro del Colegio Sagrados Corazones Padres Franceses de Viña del Mar fue imputado por abusos reiterados contra seis niños. En Los Angeles, VIII Región, el jueves recién pasado fue formalizado un profesor por haber abusado de siete alumnas del Liceo Camilo Henríquez. Todas las víctimas tenían 10 años de edad.
La seguidilla de denuncias ha llevado a los padres a tomar medidas extremas de precaución. En el Colegio Apoquindo, el 50% de los apoderados del jardín infantil no está llevando a sus hijos a clases, a la espera de que se regularice la situación.
Y en el establecimiento han tomado todo tipo de medidas, desde nombrar un subdirector hasta instalar cámaras y realizar un plan de contención emocional para padres, alumnos y profesores.
El peligro parece acechar por todas partes, y muchos padres se preguntan cómo es posible prevenirlo.
"La Segunda" consultó a expertos de la PDI y Carabineros, clínicas privadas y fundaciones dedicadas al tema qué medidas concretas se pueden tomar para disminuir el riesgo.
Una de las claves es estar alerta. Y acompañar al niño en todo su crecimiento, porque los casos de incesto suelen iniciarse entre los 4 y 5 años, pero los abusos más frecuentes ocurren durante la escolaridad, específicamente entre los 7 y 13 años.
De la Parra: Interacción debe ser en espacios abiertos
El siquiatra Marco Antonio de la Parra parte señalando que es difícil detectar a un abusador o a un pedófilo. "Suelen tener una buena fachada -profesor, pediatra, sacerdote- de confianza de los mayores a cargo, pero por dentro tienen dificultades con sus lazos cercanos, les cuesta mantener una relación adulta. El problema es que se trata de algo muy difícil de detectar y también inespecífico, porque esos mismos rasgos pueden ser timidez o introversión. Entonces, lamentablemente (el abuso) suele descubrirse con un hecho. Por eso muchos especialistas hablan de mantener el tema en el tapete, que la persona que tenga esta perversión sepa que está en un espacio vigilado, que sus posibilidades de actuar son nulas".
En el mismo sentido, agrega, hay que trabajar "con una educación abierta, que los niños tengan claro que están siendo tomados en cuenta (...) Se sugiere incluso desde la arquitectura que los sitios en que haya una interacción fuerte de adultos con niños no sean totalmente cerrados, que no queden a solas por largo rato".
La capitán Maritza González, del Departamento OS-9de Carabineros , agrega que "es importante generar confianza entre padres e hijos, verbalizar cosas tan sencillas como decirles a los menores que sus partes son íntimas y que nadie se las puede tocar. También dar al niño las herramientas para que pueda decir que no".
La sicóloga Vinka Jackson fue violada por su padre durante su niñez. Hoy es sicóloga y experta en temas de abuso sexual de menores. Da algunos consejos sumamente concretos:
-Mantener constantes conversaciones con los niños y decirles a las partes íntimas por su nombre. Asimismo, los menores tienen que saber que las confianzas se ganan y no están obligados a hacer cualquier cosa que les diga un adulto (así sean los propios padres). También, que tienen derecho a decir no y a ser escuchados, que más allá de los regalos de Pascua o sorpresas de cumpleaños no están obligados a guardar secretos a nadie, y que pueden pedir ayuda en cualquier situación que los incomode o asuste, o salir corriendo si es necesario".
Y agrega otro elemento con que los padres pueden prevenir: "Conocer bien los jardines o colegios con los que compartimos el cuidado y formación de nuestros hijos; preguntar, consultar, dejar claro que estamos atentos".
Resume: "La responsabilidad de proteger no descansa en los niños, sino en nosotros los adultos, siempre".
María Soledad Latorre, directora ejecutiva de la Fundación para la Confianza (creada por José Andrés Murillo, una de las víctimas de Fernando Karadima), considera que para una efectiva prevención es vital "que no sólo se reaccione cuando los niños ya han sido vulnerados en sus derechos. Es muy importante, en esta esfera, que se cuente prontamente con una Ley Integral de Protección a los Derechos del Niño y Niña".
Unicef Chile se pronunció ayer en el mismo sentido, afirmando que en este tema "la mejor manera de garantizar la protección de los menores es contar con políticas de prevención permanente en el sector educativo". Y detalla cuatro ámbitos específicos: "Que promuevan el autocuidado, información hacia los padres, definición de procedimientos a seguir en caso de detección de algún caso y políticas de educación sexual".
Mirar no los lugares, sino las formas de relación
Si bien los abusos de menores pueden ocurrir en cualquier lugar, y cualquier persona podría ser un potencial abusador, existen ciertos elementos que hacen más fuerte el peligro.
Según indican los expertos, los menores más propicios a ser víctimas son quienes tienen poca comunicación y confianza con los padres. Esta vulnerabilidad será explotada por el adulto, que incluso puede llegar a amenazar al niño diciéndole que si habla, algo malo podría pasarle a él o a su familia.
María Soledad Latorre señala que si bien "últimamente hemos visto casos de abusos en establecimientos educacionales y también al interior de la Iglesia, no creemos justo levantar esos espacios como espacios de riesgo (...) El peligro está en ciertos tipos de vínculo muy desigual entre adultos y niños, donde los mayores abusan de su posición de poder, utilizando a los niños para su gratificación".
La directora de la Fundación para la Confianza recalca que el abuso sexual "no es privativo de ciertos espacios ni de ciertos oficios (...). Miremos más bien las formas de relación".
La sicóloga de Carabineros María Luisa Díaz agrega que se debe estar atento, porque "lo que estos abusadores hacen primero es entablar una relación de confianza, que se genera con el tiempo. Le hacen creer a la víctima que es un niño especial, y que está siendo favorecido con los abusos de que es víctima".
¿De quién estamos hablando?
María Soledad Latorre señala que los abusadores tienen "múltiples perfiles y no son fácilmente reconocibles. No son un grupo homogéneo. Utilizan distintas estrategias, entre ellas la seducción, la manipulación, la utilización del vínculo de confianza, la imposición del secreto, la intimidación o la amenaza". Además estos pervertidos "son sutiles y graduales en la forma de vincularse con los niños. Por eso confunden tanto a los adultos como a sus entornos".
Recalca: "Muchas veces son personas que nadie creería que pudieran ser abusadores".
Valeria Monroy, sicóloga de la Escuela de Criminalística de la PDI , explica que a nivel sicológico se trata de sujetos con una parafilia, "que es una desviación sexual, donde el objeto de deseo puede estar en animales, niños, etc.". A esto se suma que generalmente tienen un tipo de sicopatía, que hace que no tengan remordimiento y que sólo piensen en su bienestar.
Desde el OS-9 de Carabineros, en tanto, indican que cerca del 97% de estos delincuentes corresponden a hombres, cerca del 70% fue víctima de un abuso sexual cuando eran niños y además el pederasta no tiene forma de rehabilitarse.
Detalles que deben llamar la atención
Si bien no existe un único indicador que demuestre que un niño ha sido víctima de abuso sexual, existen algunos síntomas clave (ver recuadro). El primero y más evidente es una modificación en el comportamiento, "para lo cual es muy importante conocer al niño, porque recién ahí podremos ver si ha cambiado", indica la sicóloga Monroy.
Vinka Jackson agrega que generalmente se da una combinación de síntomas, como son "retraimiento o reacciones emocionales extremas del niño (...), evitar situaciones donde deba desvestirse (ir al baño, lavarse, ponerse pijama o cambiarse de ropa) y la tendencia de cubrirse y taparse en exceso".
Señala que el cuerpo del niño tiene además otras formas de expresar los traumas, como "puede ser tendencias a enfermarse; o con irritaciones o infecciones en las partes íntimas (que pueden ser resultado del abuso, o una forma de protesta del organismo)".
Y la sicóloga Jackson pide encarecidamente solicitar ayuda especializada cuando se sospecha de un ataque sexual: "Los papás y mamás no tenemos que realizar evaluaciones o diagnósticos por nuestra cuenta (...). No estamos capacitados ni tenemos la distancia emocional para concluir sobre un abuso, a excepción de aquellos casos donde las señales físicas sean evidentes".
El problema, advierte María Soledad Latorre, es que "lo menos común es que existan lesiones físicas de los abusos".