viernes, 3 de mayo de 2019

Reflexiona Canto de las ballenas sobre el abuso infantil

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Abuso sexual infantil: El peor abuso




Hay un abuso que es el peor de todos los abusos. Porque ocurre en silencio, deja huellas dolorosas y muy difíciles de borrar, manipula la confianza de sus víctimas y daña a los niños, quienes no pueden defenderse. Por eso, el abuso sexual infantil es el peor abuso. Y es nuestro deber, como adultos, prevenirlo, denunciarlo y detenerlo.
El abuso sexual contra niños, niñas y adolescentes es una de las peores violaciones a los derechos humanos, y a pesar de que constituye un problema creciente en el mundo, transversal a todos los estratos socioeconómicos, la mayoría de los casos no son detectados ni denunciados. Daña la supervivencia, la dignidad, la integridad, la salud y el desarrollo del niño/a, y conlleva efectos de corto y largo plazo, los cuales son muy difíciles de superar y pueden dejar huellas de por vida.
En la Región del Bío Bío, los menores de 18 años que vieron vulnerados sus derechos el año 2018 fueron 1.146 personas. De ellos, 357 corresponden a denuncias por abuso sexual y 89 por violación, 23 de ellos tuvieron maltrato infantil, y 522 presenciaron o vivieron violencia intrafamiliar, según la subsecretaría de Prevención del Delito. Sin embargo, sabemos que la develación por parte de las víctimas suele ser tardía y que la mayoría de las personas no denuncia, al ser el victimario una persona cercana. Metropolitana.
Los niños, niñas y jóvenes víctimas de abuso sexual, independiente de su estrato socioeconómico y nivel educacional, con frecuencia callan: por miedo, culpa, impotencia, desvalimiento, vergüenza. Suelen experimentar un trauma característico de este tipo de abusos: se sienten cómplices, impotentes, humillados y estigmatizados.
Por otra parte, a diferencia del maltrato físico, la detección del niño que fue o está siendo víctima de abuso sexual, depende de un proceso de escucha efectiva. En la mayor parte de los casos los abusos son cometidos por conocidos o familiares, suelen reiterarse en el tiempo, antes de ser descubiertos o evidenciados por las víctimas.
Necesitamos con urgencia visibilizar el abuso sexual infantil, concientizar acerca de sus consecuencias y educar respecto al rol fundamental que cumplen los adultos al momento de proteger a los niños. Los primeros cuidadores y responsables de los niños somos sus padres y su familia.
Muchos adultos, padres y madres, prefieren no hablar de abuso sexual a sus hijos o hijas, porque no saben cómo hacerlo, por miedo, vergüenza o por un historial propio de abuso que no han enfrentado. Si bien no es fácil, es fundamental hablar del tema. El silencio, el secreto, la falta de información, los prejuicios, la vergüenza trabajan a favor del abusador.
El cuidado y la protección de los niños y niñas corresponde a los adultos. Por ello, es importante destacar que no es correcto transferir esta responsabilidad a los niños, como se ha hecho históricamente: cuídate, no hables con extraños, que nadie te toque. No se trata que los padres o cuidadores que vean signos de abuso sexual en todas partes ni que sospechen de todas las personas que tienen a su alrededor. Sin embargo, los adultos debemos estar atentos para detectar señales y tener especial cuidado en conocer a las personas que nos rodean, especialmente si tienen contacto con los niños.
Necesitamos el compromiso de todos los adultos para detener el abuso sexual infantil, prevenir su ocurrencia, denunciar a los abusadores y acompañar, acoger y ayudar a los sobrevivientes. El abuso sexual infantil, es el peor de los abusos.

Alberto Moraga Kiel
Seremi de Desarrollo Social y Familia
Región del Bío Bío