La Organización Mundial de la Salud dice al respecto “se considera abuso sexual infantil a
involucrar al niño en actividades sexuales que no llega a comprender totalmente, a las cuales
no está en condiciones de dar consentimiento informado, o para las cuales está evolutivamente
inmaduro y tampoco puede dar consentimiento, o en actividades sexuales que transgreden
las leyes o restricciones sociales”.
El licenciado Diego Sauan, es el especialista quien introdujo el análisis de la temática, a
partir de jornadas brindadas en Posadas sobre detección temprana de abuso, a lo que
sumó la evaluación de estos casos desde la Ley Piazza. A partir de investigaciones y el
contacto directo con víctimas, Sauan trabaja junto a un grupo de personas que integran el
ministerio de restauración “Mano Fuerte, Brazo Extendido”. Desde sus conocimientos,
pretenden dar herramientas a personas que sufrieron maltrato para que puedan superar el
trauma.
Cuando ocurren casos de abuso, se habla generalmente en términos de abuso de poder
porque es una situación que implica sometimiento de una persona vulnerable a través del
poder de otra. Hay que tener en cuenta que esto se trata de violencia, la cual puede
manifestarse de dos maneras: activa, mediante agresiones y golpes corporales, o pasiva
que implica la descalificación, desvalorización, abuso psicológico.
Diego Sauan, experto en psicología social y periodista, desde la perspectiva de la praxis y
su experiencia en atención de casos en consultorio sostiene que “el silencio es el
mecanismo de defensa por excelencia en esta problemática. Muchas veces la persona no
puede indicar su abuso porque lo tapó, lo negó, lo despersonalizó o intelectualizó
” Este psicólogo define al problema a partir de una frase “un abuso es un arma al alma
”. “Viola la intimidad de una persona”, agrega. Considera al respecto que en la actualidad
hay una sociedad que está disgregando la familia. “Todo lo que es biológico y natural hoy
se ataca y degenera”, sostiene.
Y ante casos de abuso sin duda “hay parámetros e indicadores que hablan de ello por
ejemplo las conductas represivas o hiperkinéticas en los niños”, indicó. Siguiendo esta
línea dijo también que el agresor premeditadamente elige abusar del niño/a, ignorando
su rol de adulto responsable y capaz de controlar sus instintos sexuales.
Otra de las voces que se sumaron al análisis de abuso sexual infantil (ASI) fue la de la
psicóloga Ana María Longarzo quien consideró que “estas situaciones se dan en todos
los niveles de la sociedad, en cualquier sector ya que la persona que ejerce el poder,
desde lo económico o social, de alguna manera somete a otra ya sea por sus características
personales vulnerables, por su historia de vida o circunstancias particulares que le hacen
obedecer cualquier directiva o acción del agresor”, dijo la especialista a quien también se
consultó sobre la temática.
“Semejante cuadro hace temer a la víctima y continuar castigando al victimario, porque el
miedo de la primera le confiere un aparente poder prolongado al abusador. Y en general,
en el caso de los niños el abuso es mayor porque por sí mismos o por su propia evolución
son vulnerables”, sostuvo.
Y continuó explicando que los niños dependen total y absolutamente de los adultos; ellos
no tienen condiciones para autoabastecerse, tienen una mirada omnipotente de los familiares
o adultos que están a su alrededor. Por tal motivo, son proclives a ser débiles y ultrajados.
En cuanto al abusador, generalmente se trata de una persona del entorno familiar o allegada
al círculo íntimo, amigos de los padres por ejemplo, “es raro que sea una persona extraña”,
explicó Longarzo.
¿Cómo actúan los abusadores?
En principio establecen una relación empática, afectiva, es decir se hacen “amigos” del niño.
Juegan con los chicos hasta que despiertan en ellos una afectividad a la que justamente,
por las características cronológicas y vulnerabilidad propia de su etapa, sumado al
convencimiento de los mensajes, los hace indefensos. “Los niños no tienen conciencia ni
hacen lectura crítica de lo que está bien ni de lo que está mal porque eso lo aprenden en el
desarrollo social, por ende no pueden discriminar ciertas situaciones”.
El abusador aprovecha y a través de lo afectivo somete a su víctima. Una vez que comienza
con el sometimiento, amenaza desde lo afectivo diciéndole al niño que no lo va a querer más
si no cumple con determinadas acciones.
Por otra parte, siguiendo el análisis de la psicóloga, dijo que “en algunos entornos familiares
los chicos no están cuidados o hay otro tipo de mirada con respecto al abuso, hasta lo
piensan quizás como un temprano inicio de la sensualidad en el cuerpo de las niñas que
llama la atención a los hombres y por eso se cometen esos hechos abusivos”. También
hay factores económicos que inciden en los casos de abuso, donde el que somete a un
niño es el que trae el dinero a la casa, entonces se prioriza esa situación a la salud mental
y física de su hijo/a; “son muchos los factores que juegan en el medio”, manifestó.
¿Qué se debe hacer ante casos de abuso?
“Lo primero que se hace es separar al niño del abusador, en este caso si es un familiar o un
amigo y, después hay que trabajar con el niño porque ha sido abusado no sólo física sino
también psicológicamente, siendo el abuso psicológico más difícil erradicar”, dijo Longarzo.
Ese tipo de dominación hace que el chico este subvaluad, descalificado, no tenga una
mirada de amor hacia sí mismo; son esos aspectos entonces en los que hay que trabajar
porque se debe levantar la autoestima, el amor por sí mismo y generar que esa criatura
empiece a mirarse con otro sentido, diferente al que tiene en el momento post trauma.
Si se trata de un niño pequeño, la terapia se hace mediante actividades lúdicas; además
hay que trabajar con la familia porque, ya sea por acción u omisión, sin querer en muchas
ocasiones se transforma en cómplice de la situación.
“Si a veces hay elementos económicos que están determinando este cuadro, hay que poner
límites. Indudablemente, cuando se trabaja con niños también hay que hacerlo con adultos
ya que todo es parte de un sistema familiar que no lo podemos descontextualizar”,
observó la experta. Y prosiguió “hay que ver dentro de ese entorno cuáles son las personas
significativamente más importantes para el niño y también darle apoyo a ellos, encauzarlos
en recursos para que todos puedan afrontar la situación. Cuando hay un niño abusado, de
alguna manera se vulnera todo un grupo, por ello el trabajo interdisciplinario resulta
fundamental”.
“Generalmente accionan en conjunto el trabajador social y psicólogos, porque uno trabaja
desde lo grupal y el otro desde lo individual”, señaló.
Amparo legal contra el abuso sexual infantil (ASI)
Amplía los plazos de prescripción para los delitos de abuso sexual contra chicos
El 4 de octubre de 2011 se sancionó, promulgó y reglamentó la “Ley Piazza” 26.705 contra
el abuso infantil. La propuesta elevada al Congreso durante ese año se convirtió en ley
nacional y, desde entonces, quedó estipulado que los delitos contra la integridad física
y psíquica de los niños comiencen a prescribir a partir de que la víctima cumple 18 años.
Cabe destacar que la legislación amplía el artículo 63 del Código Penal. “De esta manera
se extiende el plazo para reprimir este tipo de ofensas con el objetivo de darle la posibilidad
a las víctimas para hacer las denuncias correspondientes en un contexto temporal que
encuentre al delito aún punible”. (*)
El marco normativo recibe dicho nombre porque el proyecto había sido propuesto por el
diseñador de moda argentino Roberto Piazza en conjunto con sus abogados Lidia Morselli
y Rafael Matas, y luego presentado en el Congreso por la senadora María Eugenia
Estenssoro. Fue una decisión tomada por el modisto luego de publicar su libro “Corte y
Confesión” en el que justamente dio a conocer un prolongado abuso sexual que sufrió de
parte de su hermano mayor, situación que duró desde que el diseñador tenía 5 años hasta
los 17.
En este sentido Longarzo consideró que “Los delitos contra los abusos sexuales no tienen
que prescribir nunca porque las personas que cometen el acto, son individuos con
características psicofásicas, donde no hay conciencia de enfermedad ni actitud crítica,
no tienen culpa, entonces realmente es muy difícil hablar de personas que han abusado a
niños, porque en esos casos no hay arrepentimiento”. Agregó que “esos tipos de delitos no
tienen que caducar porque son parte de personas con caracteropatías complejas de
modificar y es una conducta repetitiva que lo van a hacer y lo van a provocar siempre que se
den las condiciones para que ellos lo puedan efectuar”.
(*) Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-176288-2011-09-08.html
Al respecto también la especialista advirtió acerca de los parámetros que se deben
observar para detectar posibles casos de abuso en niños: /CUADRO
• “Siempre hay que tener en cuenta como actitud preventiva cuando el niño se aísla,
cuando deja de jugar;
• Como el niño no puede describir lo sucedido manifiesta ciertos temores a situaciones
antes consideradas normales;
• Cuando hay cambios de temperamento y de conductas en el niño tenemos que empezar
a ver qué le puede estar pasando;
• Si el chico que jugaban y deja de jugar, o siente dolor físico;
• Presenta trastornos del sueño;
• Niños que antes eran alegres y pasan a ser tristes, son algunos de los indicadores
más comunes de este tipo de problemática”
Algunos Porcentajes de abuso sexual infantil
Según un relevamiento realizado por Unicef en el año 2010 en Argentina, se calcula que un
25% de las niñas y un 12,5% de los niños menores de 16 años han sido abusados.
En el 90% de los casos, el abusador es un hombre y en el 80%, es un conocido de la víctima.
Los casos sin denuncia son, dentro de estos índices alarmantes, también mayoría.
Además el dato que se logró registrar es que 1 de cada 5 niños son abusados sexualmente
o violados en nuestro país.