viernes, 19 de abril de 2013

Mitos & Hechos: ABUSO SEXUAL EN HOMBRES


A continuación abordaremos algunos mitos que todos asimilamos hasta cierto punto, especialmente los niños y los hombres que han tenido experiencias sexuales no deseadas o abusivas.  Estos mitos son grandes obstáculos para una comprensión y sanación, por lo tanto es sumamente importante saber que tan erróneos son.    


Antes de abordar los mitos, revisemos algunos hechos clave:   

  1. Los niños y los hombres pueden ser usados o abusados sexualmente, y esto no tiene nada que ver con que tan viriles son.  
  2. Si a un niño le gustaba la atención que recibía, o si se sentía excitado sexualmente durante el abuso, o incluso  si a veces deseaba la atención o el contacto sexual, esto no significó que quería o que le gustaba ser manipulado o abusado, o que de alguna manera lo sucedido haya sido su responsabilidad o su culpa.    
  3. El abuso sexual daña a los niños y las niñas en  algunas formas que son similares y en otras que son distintas, pero causa el mismo daño.  
  4.  Los niños pueden ser abusados sexualmente por hombres gays o heterosexuales.  El abuso sexual es el resultado de una conducta abusiva que aprovecha la vulnerabilidad de un niño, y no se relaciona, de ninguna manera, con la orientación sexual del abusador.
  5.  La orientación sexual del niño, ya sea gay, heterosexual o bisexual, no es la causa, ni el resultado del abuso sexual por un hombre. Es más fácil entender que el abuso sexual no tiene nada que ver con la orientación sexual del niño cuando la atención se concentra en la naturaleza abusiva del abuso sexual en lugar del aspecto sexual del abuso.
  6. Las niñas y las mujeres pueden abusar sexualmente a los niños.  No es que los niños “hayan tenido suerte”, sino que fueron explotados y dañados.  
  7. La mayoría de los niños que son abusados sexualmente no terminan abusando a otros sexualmente. 

Mito 1 — Los niños no pueden ser usados o abusados sexualmente, y si esto le llega a pasar a alguno, nunca podrá ser un “hombre de verdad.”

Hasta cierto punto, todos asimilan el mito de que los varones no son víctimas.   Es un eje central de la socialización del género masculino, y los niños lo captan a una edad muy temprana.  Este mito supone que un niño o un hombre que ha sido usado o abusado sexualmente nunca llegará a ser un “hombre de verdad.”  Nuestra sociedad espera que los varones puedan protegerse.  Los hombres exitosos son representados como personas que nunca son física o emocionalmente vulnerables.  (Vea Como Puede Ser Diferente Para los Hombres  y Como, por Ser Hombre, Puede Ser Más Difícil la Sanación.)
Ya sea que usted esté de acuerdo, o no, con esta definición de la masculinidad, los chicos no son hombres, son niños.  Son más débiles y más vulnerables que los que abusan de ellos sexualmente o que los explotan, y quienes utilizan su mayor tamaño, fuerza y conocimientos para manipular o coaccionar a los niños para que se involucren en experiencias sexuales no deseadas y que guarden silencio sobre estos hechos.  Generalmente se hace esto desde un nivel de autoridad (por ejemplo un entrenador, maestro, líder religioso) o por una condición social (por ejemplo un primo mayor, un atleta admirado, un dirigente social), usando cualquier medio disponible para disminuir la resistencia, por ejemplo atención, privilegios especiales, dinero u otros regalos, promesas o sobornos, o hasta amenazas directas.   
Lo que nos sucede en nuestra niñez no necesariamente nos tiene que definir como adultos u hombres.  Es importante recordar que 1 de cada 6 hombres es abusado sexualmente antes de llegar a la edad de 18 años (vea La Estadística de 1 en 6), y que estos hombres pueden llegar a ser hombres fuertes, poderosos, valientes y sanos.  Se pueden encontrar ejemplos en nuestro sitio del Internet (vea (La siguiente información solo está disponible en inglés) Otros Hombres Como Yo), y existen muchos más en la sociedad.  

Mito 2 — Si un niño sintió una excitación sexual durante el abuso, la deseó y/o la disfrutó, y si alguna vez  él deseó en parte las experiencias sexuales entonces él tuvo la culpa de lo que pasó.   

Muchos niños y hombres creen en este mito y sienten mucha culpabilidad y vergüenza porque se sintieron físicamente excitados durante el abuso.  Es importante entender que los hombres pueden responder a la estimulación sexual con una erección, hasta con un orgasmo, aún en situaciones sexuales que son traumáticas o dolorosas.  Así es como funcionan los cuerpos y los cerebros de los varones.  Las personas que usan y abusan sexualmente a los niños saben esto.  Muchas veces intentan mantener todo en secreto y seguir con el abuso diciéndole al niño que su reacción sexual indica que voluntariamente fue un participante y  cómplice en el abuso.  “Usted lo quería.  A usted le gustaba,” dicen ellos.  
Pero eso no significa que sea verdad.  Los niños no buscan ser abusados ni explotados sexualmente.  Sin embargo, pueden ser manipulados a participar en experiencias que no les gusten, ni entiendan en ese momento.  (Vea La Culpa y La Vergüenza.)
Hay muchas situaciones en las que un niño, después de haber sido manipulado gradualmente con atención y regalos, piensa que quiere tal atención y tales experiencias sexuales.  En una vida que es por demás solitaria (por ejemplo, en donde falta atención o afecto de los padres, aún por un período breve), la atención y el placer del contacto sexual de alguien que admira puede hacer al niño sentirse bien.     
Pero en realidad, se trata de un niño que fue vulnerable a la manipulación.  Se trata de un niño que fue traicionado por alguien que egoístamente explotó sus necesidades de atención y afecto para poder usarlo sexualmente.  (Vea Haciendo su Propia Reflexión, donde se habla de que usted sentía  (en parte) que lo “deseaba” en ese momento, pero ahora lo ve como una experiencia no deseada, y que es  parte de su vida y sigue teniendo efectos negativos.)  

Mito 3 — El abuso sexual hace menos daño a los niños que a las niñas.

La mayoría de los estudios muestran que los efectos de largo plazo del abuso sexual pueden hacer mucho daño tanto a los varones como a las hembras.  Un estudio extenso conducido por los Centros para El Control y la Prevención de las Enfermedades de los EEUU encontró que es más probable que el abuso de los niños incluya algún tipo de penetración, lo cual se asocia con un mayor daño sicológico.    
El daño ocasionado por el abuso sexual depende  principalmente de la identidad del abusador, la duración del abuso, si el niño le contó a alguien en ese momento, y si fue así, si esa persona le creyó y ayudó al niño.   
Muchos niños sufren un daño porque los adultos que pudieron haberles creído y ayudado han sido renuentes  o se han negado a reconocer lo que pasó y el daño que ha ocasionado.  Esto aumenta el daño, especialmente la vergüenza de los niños y los hombres, y hace que muchos crean que tienen que aguantarlo solos.  Eso, por supuesto, hace más difícil que busquen la ayuda que necesitan durante el periodo del abuso o hasta años después cuando todavía necesitan ayuda.  (Vea Como las Experiencias Sexuales no Deseadas o Abusivas Pueden Causar Problemas y Como, por Ser Hombre, Puede Ser Más Difícil la Sanación.) 

Mito 4 — La mayoría de los hombres que abusan sexualmente de los niños son homosexuales.

Los estudios sobre este asunto indican que, en la mayoría de los casos,  los hombres que han abusado sexualmente a  un niño  se identifican como heterosexuales y frecuentemente están involucrados en relaciones heterosexuales cuando ocurre la interacción abusiva.  No existe ningún indicador de que sea probable que un hombre homosexual se involucre más que un heterosexual en conductas que son sexualmente abusivas, e incluso, algunos estudios indican que es menos probable.  Es abuso sexual no es una “relación”, es un asalto.  La orientación sexual del abusador no es relevante en la interacción abusiva.  Un hombre que  abusa sexualmente o explota a los niños no está involucrado en una interacción homosexual  más de lo que los hombres que abusan sexualmente o explotan a las niñas están involucrándose en una conducta heterosexual.  Es un  individuo que está profundamente confundido que, por varias razones, desea usar sexualmente o abusar  a un niño, y lo ha hecho.  (Vea (La siguiente información solo está disponible en inglés)  ¿Por qué la gente usa sexualmente a los niños o abusa de ellos?)

Mito 5 — Los niños abusados por varones seguramente atrajeron el abuso porque ellos son gays o se vuelven gays como resultado del abuso.

Hay distintas teorías sobre como se desarrolla la orientación sexual, pero los expertos en la sexualidad humana no creen que el abuso sexual o experiencias sexuales prematuras jueguen un rol significativo en ello.  No existen pruebas confiables de que una persona puede “convertir” a otra persona en homosexual (o heterosexual).  La orientación sexual es un asunto complejo y no hay una respuesta  o teoría única que explique el porqué una persona se identifica como homosexual, heterosexual o bisexual.    
Sin embargo, es común que los niños y los hombres que han sido abusados expresen confusión sobre su identidad y orientación sexual, ya sea que se identifiquen como heterosexuales, gays o bisexuales.  Algunos hombres que se identifican como heterosexuales temen que debido a sus experiencias de la niñez, “realmente” deban ser homosexuales.  Creen que esto significa que no pueden ser “hombres de verdad,”  de la manera en que esto está definido por la sociedad en general.    Aún los hombres que  claramente se identifican como heterosexuales y los hombres que proyectan características muy tradicionales de los heterosexuales  temen que otras personas “los descubran”  y que los vean como gays o como hombres no verdaderos.  Los hombres que se identifican como gays o bisexuales se preguntan si su orientación sexual fue influida por la experiencia abusiva, o si esto puede ser la causa de su orientación sexual.  (Vea Como Puede Ser Diferente Para los Hombres.) 
Además, muchos niños que son abusados por hombres creen que debe de haber algo en ellos que atrajo al abusador y que atraerá a otros hombres.  Aunque es comprensible que tengan estos temores, éstos no son ciertos.  Una de las grandes tragedias del abuso sexual en la niñez es que roba a la persona de su derecho natural de descubrir su propia  sexualidad a su propio ritmo.  
Es muy importante recordar que el abuso surge porque la persona abusiva  no desarrolla, ni mantiene relaciones sexuales sanas con adultos y está dispuesto a usar y abusar sexualmente a los niños.  No tiene nada que ver con las preferencias o los deseos del niño abusado, y por lo tanto no puede determinar la identidad sexual natural de la persona.  

Mito 6 — Si una mujer usó o abusó de un niño, él tuvo “suerte,” y si no lo siente así, algo anda mal con él.

Este mito, como muchos otros, surge de la imagen de la masculinidad que los niños aprenden desde una edad muy temprana.  Este imagen no solamente dice que los varones no pueden ser abusados sexualmente, sino que cualquier experiencia sexual con niñas y mujeres, especialmente las mayores, indica que él es un “hombre de verdad.”  De nuevo, surge confusión al enfocarse en el aspecto sexual y no el aspecto abusivo –  de la explotación y la traición por una persona más poderosa, de confianza o admirada (que puede ser un niño o un adulto).     
En realidad, las experiencias sexuales prematuras, coaccionadas o de otra manera abusivas nunca son experiencias positivas,  aunque sean impuestas por una hermana mayor, la hermana de un amigo, una cuidadora de niños, vecina, tía, madre o cualquier otra mujer que tenga poder sobre un niño.  Mínimamente causan confusión e inseguridad.  Casi siempre dañan la capacidad del niño y el hombre con respecto a la confianza y la intimidad.     
Un hombre homosexual que experimentó una excitación sexual cuando fue abusado por una mujer puede preguntarse si esto significa que él realmente es heterosexual, o preguntarse el significado de haber sido escogido por una mujer o una niña mayor.
El ser usado o abusado sexualmente, ya sea por varones o hembras, puede causar una variedad de otros problemas emocionales y sicológicos.  Sin embargo, muchas veces los niños y los hombres no reconocen las conexiones entre lo que sucedió  y sus problemas posteriores.  El ser usado como objeto sexual por una persona más poderosa, ya sea varón o hembra, nunca es algo positivo y puede causar daño duradero.  

Mito 7 — Los niños que son abusados sexualmente llegarán a abusar a otros.  

Este mito es especialmente peligroso porque puede crear temores terribles en los niños y en los hombres.   No solo temen que puedan convertirse en abusadores, sino también en que otros vayan a descubrir que fueron abusados y que crean que representan un peligro para los niños.  Es triste que muchas veces los niños y los hombres que hablan de haber sido  abusados sexualmente sean vistos más como posibles abusadores y no como personas que necesitan apoyo.   
Aunque es cierto que muchas personas (pero de ninguna manera todas) que abusan sexualmente a los niños tienen historias de haber sido abusados sexualmente, NO es cierto que la mayoría de los niños que son abusados sexualmente terminan abusando sexualmente a otros.  La mayoría de los niños no terminan siendo sexualmente abusivos cuando son adolescentes o adultos; generalmente, aún aquellos que cometen abusos cuando son adolescentes, si reciben ayuda cuando son jóvenes,  no abusarán a niños cuando lleguen a ser adultos.    (Vea (La siguiente información solo está disponible en ingles) ¿Voy a Ser un Abusador? ¿Y Si Ya lo Soy?

Creer estos mitos es comprensible pero a la vez peligroso y dañino, y hay que superarlo.

  • Son mitos que todo el mundo asimila al criarse, y sigue oyendo en la adultez, y generalmente ni se reflexiona sobre ello.  Por lo tanto, algunos niños y hombres, por lo menos por un tiempo, creerán en estos mitos y sufrirán las consecuencias.   
  • Mientras las sociedades crean en estos mitos y se los enseñen a los niños desde una edad muy temprana, muchos hombres que han sido dañados por experiencias sexuales no deseadas o abusivas no podrán recibir el reconocimiento y la ayuda que necesitan.   
  • Mientras los niños y los hombres que han sido dañados por experiencias sexuales no deseadas o abusivas crean en estos mitos, se sentirán avergonzados y será menos probable que busquen el conocimiento, la comprensión y la ayuda que necesitan para obtener la vida que desean y merecen. 
  • Mientras los niños, los hombres y la sociedad entera crean en estos mitos y los varones no reciban la ayuda que necesitan, es más probable que los varones lleguen a unirse a la minoría que termina dañando a otros. 
  • Y mientras la gente crea en estos mitos, aumenta el poder de otro mito devastador: que la culpa fue del niño.  En una situación sexual, un niño nunca tiene la culpa.  Aunque algunas personas tienen la capacidad de convencer a quienes usan o abusan de asumir la responsabilidad, los abusadores  siempre serán los únicos responsables de lo que pasó.
Para cualquier hombre dañado por experiencias sexuales no deseadas o abusivas, y  para cualquier persona que quiere apoyarlo, el liberarse de estos mitos es un paso necesario para superar los efectos del abuso, y obtener la vida que quiere y merece. 
Adaptado y expandido de un (La siguiente información solo está disponible en inglés)artículo en línea  escrito por Ken Singer.

ABUSO SEXUAL EN HOMBRES



Los investigadores han descubierto que 1 de cada 6 hombres ha tenido experiencias sexuales no deseadas o abusivas antes de cumplir los 16 años de edad.  Y probablemente este es un cálculo bajo, porque no incluye las experiencias donde no hubo  contacto físico, pero que también pueden tener efectos  negativos duraderos.

Si usted ha tenido una experiencia de esta naturaleza, o si piensa que la pudo haber tenido, no está solo.
Si se pregunta si dicha experiencia pueda estar relacionada con algunas dificultades y desafíos que tiene ahora  en su vida, no está solo.
Quienquiera que usted sea, puede ser que esté pensando algo como: “¡1 de cada 6?!  Por favor, ¿cómo puede ser? “o “¡No puede ser cierto!”  De nuevo, no está solo.  Son reacciones comunes a esta estadística, que para muchas personas es difícil creer, incluyendo los mismos hombres  que han tenido estas experiencias.

En esta página decimos brevemente pero de forma convincente, “Sí, es cierto,” y “Aquí tiene la prueba.”

Por favor, tome nota: Los investigadores utilizan el término “abuso sexual” para referirse a las experiencias en las que los niños están sometidos al contacto sexual no deseado ya sea a la fuerza, con amenazas, o en las que hay una gran diferencia de edad entre el niño y la otra persona (porque una gran diferencia de edad implica un diferencial de poder y una explotación).

Lo que las mejores investigaciones nos muestran:

Un estudio realizado en el 2005 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EEUU, en el que participaron los miembros de la organización de la salud (HMO por sus siglas en inglés) Kaiser Permanente en San Diego, informó que el 16% de los hombres fueron abusados sexualmente antes de cumplir los 18 años de edad.
Un estudio nacional realizado en el 2003, que incluyó adultos de los EEUU, reportó que el 14.2% de los hombres fueron abusados sexualmente antes de cumplir los 18 años de edad.

Un estudio realizado en 1998 que analizó las investigaciones sobre el abuso sexual de los hombres durante la niñez concluyó que el problema es “común, poco divulgado, poco reconocido y poco tratado.”

Un estudio realizado en 1996 que incluyó estudiantes universitarios masculinos del área de Boston reportó que el 18% de los hombres fueron abusados sexualmente antes de cumplir  los 16 años de edad.
Un estudio nacional realizado en 1990 que incluyó adultos de los EEUU, reportó que el 16% de los hombres fueron abusados sexualmente antes de cumplir los 18 años de edad.

Probablemente estas estadísticas están subestimadas porque:

Es menos probable que los hombres que tienen dichas experiencias las revelen en comparación con las mujeres que pasan por las mismas experiencias.
Solamente el 16% de los hombres con historias documentadas de abuso sexual (documentadas por agencias de servicios sociales, lo que significa que fue algo muy serio) consideran que fueron abusados sexualmente.

Los hombres que han tenido dichas experiencias presentan un mayor riesgo de tener problemas serios relacionados con la salud mental, que los hombres que no han sido abusados. Entre estos problemas están:

Síntomas del trastorno por estrés postraumático y de depresión
Alcoholismo y abuso de drogas
Pensamientos suicidas e intentos de suicidio.
Problemas con relaciones íntimas.
Bajo rendimiento en la escuela y en el trabajo
Piense en esto, y sobre la idea de educar a otros.

En resumen, la estadística de 1in6 está avalada por investigaciones científicas sólidas, entre ellas un estudio realizado por los Centros para el Control y la Prevención de  Enfermedades de los EEUU, y a lo mejor dicha estadística es una subestimación de la situación real.  Además, este extenso problema contribuye a muchas de las dificultades que  los hombres adultos tienen  con su salud mental, su vida personal y su trabajo.

Sin embargo, pocas personas saben que  el número de hombres que desarrollan cáncer de la próstata, el cáncer más común y la segunda causa de muertes en los hombres en este país, es igual al número de hombres que fueron abusados en su niñez.   Pocas personas saben que la cifra de 18 millones de hombres con historia de abuso sexual es cuatro veces mayor al número de hombres que padecen de cardiopatía, que es la mayor causa de muertes en los hombres.   Por favor, piense en ayudar a educar a otros al informarles sobre  esta página,  www.1in6.org/laestadística.

Referencias*
(La siguiente información solo está disponible en ingles)
Dube, S.R., Anda, R.F., Whitfield, C.L., et al. (2005). Long-term consequences of childhood sexual abuse by gender of victim. American Journal of Preventive Medicine, 28, 430–438.
Briere, J. & Elliot, D.M. (2003). Prevalence and psychological sequelae of self-reported childhood physical and sexual abuse in a general population sample of men and women. Child Abuse & Neglect, 27, 1205–1222.
Holmes, W.C., & Slap, G.B. (1998). Sexual abuse of boys: Definition, prevalence, correlates, sequelae, and management. Journal of the American Medical Association (JAMA), 280, 1855–1862.
Lisak, D., Hopper, J. & Song, P. (1996). Factors in the cycle of violence: Gender rigidity and emotional constriction. Journal of Traumatic Stress, 9, 721–743.
Finkelhor, D., Hotaling, G., Lewis, I. A., & Smith, C. (1990). Sexual abuse in a national survey of adult men and women: Prevalence, characteristics, and risk factors. Child Abuse & Neglect, 14, 19–28.
Holmes, G.R., Offen, L., & Waller, G. (1997). See no evil, hear no evil, speak no evil: Why do relatively few male victims of childhood sexual abuse receive help for abuse-related issues in adulthood? Clinical Psychology Review, 17, 69–88.
Widom, C.S. & Morris, S. (1997). Accuracy of adult recollections of childhood victimization part 2. Childhood sexual abuse. Psychological Assessment, 9, 34–46.
Widom (1999). Posttraumatic stress disorder in abused and neglected children grown up. American Journal of Psychiatry, 156, 1223–1229.
Felitti, V.J., Anda, R.F., Nordenberg, D., Williamson, D.F., Spitz, A.M., et al. (1998). Relationship of childhood abuse and household dysfunction to many of the leading causes of death in adults. American Journal of Preventive Medicine, 14, 245–258.
Lisak, D. & Luster, L. (1994). Educational, occupational and relationship histories of men who were sexually and/or physically abused as children. Journal of Traumatic Stress, 7, 507–523.
*Hay muchos más estudios.  Nuestro propósito es resumir algunas investigaciones clave publicadas en revistas acreditadas  por científicos respetados después de que su trabajo fue examinado y aprobado por colegas científicos.


¿Por Qué los Adultos no Protegen a los Niños del Abuso o la Explotación Sexual?


Pregúntele a cualquier persona: Casi todos dirán que defenderían a un niño si pensaran que alguien lo  estaba usando o abusando sexualmente.  Muchas personas están seguras que ellas podrían reconocer una conducta de explotación o abuso si ésta  llegara a ocurrir.  Casi nadie cree que si tuviera la certeza de que una conducta sexual dañina  estuviera ocurriendo, permitiría que ésta continuara.
Sin embargo, la triste realidad es que millones de niños tienen experiencias sexuales no deseadas o abusivas.  Muchos de ellos creen, correctamente, que alguien está consciente de su situación pero que esa persona hace poco o nada para ayudarle.   Algunos niños les cuentan a los adultos lo que está pasando, buscando protección y ayuda, pero los adultos reaccionan con incredulidad, negación, culpa, y hasta castigos.  ¿Cómo puede pasar esto?  
Cuando usted es la persona que ha sido dañada de esa manera (o usted es alguien que se preocupa por un niño que ha sido dañado) es difícil imaginar que pueda existir un buen motivo para no proteger a un niño vulnerable.  Se siente doblemente traicionado por la falta de ayuda.  Estaba en peligro, alguien pudo haberlo protegido y optó por no hacerlo.  Punto.  No hay pretextos, ni racionalizaciones aceptables por esa falta de ayuda.  
También, algunas personas  están  más enojadas con el adulto que no intervino para detener el abuso que con las personas que les hicieron daño.  A lo mejor, esperaban lo peor del abusador, que estaba profundamente perturbado o no se preocupaba por los demás, pero esperaban algo mejor de alguien que era digno de confianza y que por lo general mostraba interés por  el bienestar de otros.  Este enojo hacia la persona que no lo protegió puede ser especialmente intenso cuando las experiencias sexuales no deseadas o abusivas se están dando, o cuando uno empieza a enfrentar las consecuencias de estas experiencias.  Este enojo puede durar décadas.    
Esto lo entendemos completamente.  No estamos intentando buscar pretextos para nadie.  No estamos intentando convencerlo de nada.  Simplemente ofrecemos una perspectiva e información basada en décadas de experiencia e investigaciones sobre como la gente se vuelve “espectador” y no protege a otros del daño, entre ellos, niños que son usados o abusados sexualmente.   
Puede ser que ya haya llegado el momento, o que llegará, en que usted desea entender ¿por qué [alguien] que pudo haberlo protegido y pudo haber detenido el abuso, se quedó callado y no hizo nada, aún cuando era evidente lo que estaba pasando?
No estamos pidiendo que usted deje de sentirse enojado.
Quizás la contestación a estas preguntas sea una parte importante de su proceso de sanación.  Tal vez usted quiera hacer contacto con alguien que no lo protegió, y espera prepararse al intentar entender porque y como esa persona entiende o justifica su reacción (o falta de reacción).  Quizás usted quiera mentalmente atar los cabos sueltos de esta experiencia, para poder hacer a un lado esa relación con alguien que le falló cuando más lo necesitaba y seguir con su vida.   
Independientemente de cuales sean sus motivos por los que quiere saber acerca de este asunto, no hay una respuesta sencilla a la pregunta.  De nuevo, tener un mejor entendimiento no significa que usted tiene que olvidar el enojo o la decepción que siente hacia la persona, esto lo hará hasta que se sienta listo, si es que llega ese momento.

Tomando en cuenta estas complejidades y precauciones, ofrecemos las siguientes perspectivas e información.  

Es importante recordar que las personas con las cuales los niños cuentan para que los protejan son, como todas, personas imperfectas y complicadas.  Tienen limitaciones reales, y pensamientos que están distorsionados por sus esperanzas, temores y malentendidos.  Lo que usted experimentó legítimamente como una traición puede haber sido lo mejor que esa persona pudo haber hecho en ese momento.  Esto no significa que esté bien, sino que simplemente es trágicamente humano y real.     
Aunque no sea fácil de aceptar, hay muchas razones genuinas y convincentes que dificultan que los adultos, que de otro modo son cariñosos y tiernos,  tomen acciones protectoras o que se percaten de cuando los niños están siendo usados y abusados sexualmente, o están en riesgo de ser dañados de esa manera.  Entre estas razones y causas están:  
  • Emociones abrumadoras (por ejemplo el miedo, el enojo o la vergüenza) que surgen simplemente al pensar en el abuso sexual de los niños. 
  • Confusión causada por estereotipos equivocados sobre las personas que usan y abusan a los niños sexualmente.
  • Una dependencia física, emocional y financiera, de una persona o de un grupo, que se perdería (para la  persona y la familia) si fueran mencionadas estas preocupaciones.
  • Tener dudas sobre uno mismo (por ejemplo, “Soy paranoico,” “¿Qué pasa si estoy equivocado?” “No es asunto mío.”).  
  • Temores sobre las consecuencias (por ejemplo: admitir la traición  de una persona confiable  y respetada,  o de equivocarse, o de tener la razón).  
Por estas razones y muchas más (algo que exploramos detalladamente abajo), aún cuando un adulto sepa algo sobre esta conducta, es posible que no diga nada, y hasta podría decirle al niño que se calle.  Además, si se percibe que la angustia del niño, o algún otro daño, es menor o  no existe, entonces se puede dar un cálculo trágico, en que los costos inmediatos de enfrentar la situación parecen mayores a los costos imaginados a largo plazo resultantes de ignorar  lo que está pasando.  
Son personas seriamente limitadas en predicamentos trágicos.
Como hemos dicho antes, estas razones no perdonan la falta de acciones protectoras.  Simplemente ofrecen posibles explicaciones por la decisión tomada y como esto puede ser mucho más complicado de lo que en un principio parecía ser.  
La realidad de esta complejidad y las limitaciones trágicas y muy humanas que dan como resultado una  falta de protección de los niños usados y abusados sexualmente, son desafíos serios a la educación y fortalecimiento de los adultos para que superen estas barreras que les impiden tomar acción.  Afortunadamente, varias personas y organizaciones están tratando esta complejidad en sus esfuerzos por prevenir y poner un fin a la explotación y abuso sexual de los niños.   Una de las organizaciones que encabeza estos esfuerzos es (la siguiente información solamente está disponible en inglés) Stop It Now! , la cual tiene muchos recursos para los adultos que quieren hacer algo sobre el abuso (que sospechan o que han confirmado) de un niño que conocen.  
Lo anterior ha sido una perspectiva general que tal vez por el momento sea suficiente.  Si usted quiere más información sobre las razones mencionadas arriba, a continuación exploramos cada una de ellas, y otras, más detalladamente.  Además, ofrecemos algunas reflexiones finales al concluir esta página.

Emociones Abrumadoras

Muchas veces, hasta los adultos sin ninguna experiencia personal de un trauma sexual tendrán reacciones instantáneas y viscerales cuando oyen o ven algo sobre el abuso sexual de un niño.  Estas reacciones desagradables y no deseadas hacen que muchas personas se resistan a prestar atención a algo que nuevamente pueda detonar tales reacciones, incluyendo la clara evidencia de  que un niño que conocen esté siendo abusado sexualmente.  
Dado que  las experiencias sexuales no deseadas y abusivas durante la niñez de hombres y mujeres son muy comunes (1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 6 hombres), es muy probable que un adulto, que podría proteger a un niño, haya tenido alguna experiencia previa con un trauma sexual, ya sea personalmente o con alguien cercano.  
Sabemos que la gente puede responder a esta historia de muchas maneras, entre ellas están los  grandes esfuerzos que hacen para evitar las emociones no deseadas y confusas causadas por dicha experiencia.  Para lograr esto, pueden suprimir recuerdos, negar  todo lo que pasó, culparse a sí mismos, medicarse con el alcohol o las drogas, o expresar rabia y ser violentos con otras personas o con ellos mismos.   
La habilidad para mantener dichas estrategias de autoprotección (sean, o no, efectivas) es generalmente un gran desafío  para un adulto que se da cuenta que un niño por quien se preocupa está sufriendo experiencias sexuales dañinas similares.  El adulto lucha (sin darse cuenta) para evitar que estas estrategias y “defensas” se derrumben.  Cuando el adulto pasa por esta lucha interna, puede ser muy difícil que apoye al niño y reconozca la realidad de la situación.

Los Estereotipos

Uno de los grandes obstáculos para tomar acción cuando uno sospecha que algo está pasando es la tendencia que todos tenemos de dividir al mundo en “personas buenas” que hacen cosas buenas, y “personas malas” que hacen el mal.  Todos usamos los estereotipos como métodos fáciles para decidir quienes y cuales situaciones son seguras.   
Así es como funcionan nuestros cerebros, y es muy tranquilizador.  Creemos que podemos adivinar quien representa un riesgo.  Si esa persona generalmente se porta bien, hace cosas buenas para otros, es generosa, inspiradora, respetada por otras personas o es divertida, creemos instintivamente que esa persona es segura y confiable.
Hay estereotipos peligrosos sobre la gente que abusa sexualmente a los niños.
Trágicamente, este modo de pensar obstaculiza la protección de los niños.  Aún cuando lo reconozcamos  y entendamos, tendemos a reaccionar como si solamente las personas malas y asquerosas fueran las que les hacen daño a los niños.  Creemos que fácilmente reconoceríamos a estas personas y protegeríamos a los niños de ellas.
Desafortunadamente, es mucho más complejo que esto.  Estos estereotipos, que son aceptados tan ampliamente, especialmente los que describen  como las “personas buenas” se comportan con los demás, crean una dificultad para reconocer los verdaderos riesgos. También hace más difícil que los niños reconozcan cuando una persona respetada se está aprovechando de ellos sexualmente.  
La verdad es que, a veces, algunos padres de familia que  son atentos y cariñosos  dañan sexualmente a los niños.  A veces algunos abuelos que son divertidos y generosos  dañan sexualmente a los niños.  A veces algunos entrenadores y maestros que son cariñosos y dedicados dañan  sexualmente a los niños.  A veces algunos  cuidadores de niños que son divertidos y atentos, algunos hermanos mayores protectores, primos o  niños vecinos  dañan sexualmente a los niños.    
De hecho, es raro que la persona que  daña sexualmente a un niño sea esa persona sumamente asquerosa que todos sospechan haría algo así.  
Para la mayoría de nosotros es un desafío sostener dos puntos de vista opuestos sobre como esperamos que la gente se comporte. Con frecuencia no vemos el riesgo que está frente a nosotros.  Es muy difícil, hasta da miedo aceptar que “buenas” personas tengan “malas” cualidades y conductas, especialmente cuando la “buena” persona es alguien que es importante para nosotros, o que respetamos.  Por lo tanto, hay una tendencia a ignorar, o a cambiar los hechos para que se ajusten a  nuestras expectativas de seguridad.  En realidad, nadie es puramente bueno o malo, y a veces las conductas malas de una “buena” persona incluyen el uso o abuso sexual de los niños.  
Sin embargo, aún si alguien puede superar estos estereotipos, los costos reales de denunciar lo que está pasando crean una barrera grande con respecto a la acción.  Como hemos mencionado anteriormente, los adultos que pueden proteger a un niño son, como todos, seres humanos imperfectos con una mezcla complicada de fuerzas, temores y debilidades que pueden limitar su capacidad de proteger a un niño usado o abusado sexualmente.

El Costo de la Denuncia Versus El Costo del Silencio

Tristemente, hay muchas maneras en que los adultos llegan a creer que proteger a un niño de la explotación sexual no vale la pena debido al posible costo que esto tiene.  A continuación, ofrecemos algunos ejemplos.  
Dependencia de una persona.  Frecuentemente, las personas que se aprovechan de un desequilibrio de poder para hacer daño a un niño sexualmente generan a la vez sentimientos de impotencia en los adultos que podrían ayudar a ese niño. Esta sensación de impotencia puede resultar de la dependencia emocional y/o física de la persona que comete los hechos dañinos.  O tal vez haya habido amenazas previas o hechos de violencia física o emocional por parte de esa persona, o amenazas de suicidio.     
Las necesidades para la supervivencia que están en conflicto entre sí, y la posibilidad de un daño mayor.   Muchas personas no denuncian los hechos por temor a las represalias violentas en su contra,  o en contra del niño abusado u otros familiares.  La violencia doméstica, o el temor a una persona o a un grupo poderoso y violento que está dañando a un niño sexualmente (por ejemplo miembros de una pandilla, personas involucradas en la delincuencia organizada, o un policía corrupto) son desafíos complejos y especialmente peligrosos para tomar acciones protectoras.  
Dependencia de una familia o un grupo comunitario.  Muchas veces, el acusar a alguien dentro de una familia, un grupo religioso o un grupo comunitario generalmente ocasiona un rechazo por parte de miembros de esa familia o del grupo, quienes no se pueden permitir creer en esa acusación.   Cuando la familia o el grupo es la fuente clave de apoyo emocional o financiero, arriesgar un rechazo puede parecer más peligroso que los riesgos de quedarse callado.  Para algunas personas, mantener el apoyo familiar o comunitario (aún a costa del silencio y del daño al niño) les parece como un asunto de supervivencia personal.
Se llega a la conclusión de que proteger a un niño es demasiado costoso.
Además, si la persona acusada tiene una posición social alta o ejerce poder o autoridad dentro del grupo, no es simplemente el miedo que obstaculiza una denuncia, sino también valores y creencias profundamente arraigadas sobre la obediencia a las autoridades.  Si la persona sospechosa ha protegido o acompañado a otras personas en situaciones difíciles en el pasado, puede ser difícil hacer una denuncia porque uno teme ser “desleal”.  
Una renuencia a reconocer la traición.  Cuando una persona amada o admirada hace daño sexual a un niño, tanto el niño como todos los que confiaron o respetaron esa persona experimentan un sentimiento intenso de traición.  Para los niños y los adultos reconocer tal traición puede poner en peligro su sentido general de seguridad en el mundo.   
Es decir, de repente, se han cambiado las reglas del juego.  Se pone en duda la confianza propia tanto de en quien se puede confiar como de las opiniones que uno tiene de los amigos, familiares y otras personas.  Muchos niños que han sido explotados o abusados enfrentan dos alternativas trágicas – o aceptan esta nueva realidad alarmante de traición e incertidumbre, o se quedan en la relativa seguridad de negar que algo haya pasado.  Por esto se entiende que algunos niños vulnerables opten por negar lo que está pasando.  Lo mismo es cierto para muchos adultos que podrían proteger a los niños de las terribles traiciones de la explotación o abuso sexual.      
Culpa o vergüenza sobre el silencio en el pasado.  Curiosamente, los sentimientos de culpa o vergüenza sobre el hecho de no haber denunciado esto antes pueden ser factores poderosos que impiden que la gente hable ahora, aún cuando se permitan reconocer que algo anda mal.  
Imagínese que usted consigue un trabajo nuevo y en la primera semana usted cuestiona a su jefe sobre un gasto menor pero dudoso en su cuenta de gastos.  Su jefe contesta que usted lo puede ignorar, que todo está bien, y cada semana usted permite que pasen otros gastos dudosos similares.  Un año después, cuando una auditoría de la empresa plantea estas mismas preguntas, usted se encuentra tratando de defender las acciones de su jefe para que usted no se vea mal.     
El darse cuenta que usted ha tolerado una conducta inapropiada, o dañina, una y otra vez  hace más difícil enfrentar dicha conducta en el presente.  La gente tiende a sentirse en parte responsable, y tiene interés en pretender o creer que esa conducta debe haber estado bien.

Tener Dudas sobre Uno Mismo

Las dudas sobre uno mismo tienen muchas formas y vienen de diversas fuentes.  Es un obstáculo serio para las personas que desean hacer lo correcto cuando sospechan o saben que un niño ha sido explotado o abusado sexualmente.   
Algunos ejemplos de dudas sobre uno mismo son: 
¿Soy un “puritano”?  Las personas que quieren tener una actitud abierta sobre asuntos sexuales a veces desconfían de su propio malestar cuando tienen sospechas sobre conductas sexuales dañinas.  Se preguntan si son demasiado puritanos o recatados.  Al concentrarse en sus opiniones sobre el sexo,  pasan por alto las verdaderas señales de daño o desequilibrio de poder que harían imposible consentir esa conducta y terminan ignorando dicha conducta sexual abusiva o explotadora.
Dudando sobre los sentimientos, pensamientos y las percepciones válidas.
Quizás soy un paranoico. Frecuentemente la gente que ha experimentado el abuso o la violencia están  muy en sintonía con el menor indicio de una interacción dañina.  Está demasiado consciente o en un estado de híper vigilancia que puede ser una espada de doble filo.  Por ejemplo, después de expresar sus preocupaciones sobre ciertas conductas a sus familiares y a otras personas que no les creen y que descartan sus preocupaciones, algunas personas llegan a dudar de sus propias percepciones.    
¿Qué pasa si estoy equivocado?  No es asunto mío.  “No se meta en lo que no le importa” es una lección que muchos aprendimos.  Muchas personas están renuentes a acusar a otra persona si no tienen pruebas sólidas, especialmente sobre algo tan duro como el abuso sexual.  Los temores de que muy probablemente se arruinará una amistad u otra relación, o se dañará  la reputación de otra persona sobre algo que puede no ser cierto tienen más peso que la intención de actuar de forma protectora ante una sospecha.  
¿Y si tengo razón?  Vamos a perder todo.  Temores sobre la desintegración de su familia, sobre una intervención destructiva por las autoridades de servicios sociales, la vergüenza, el temor de perder a sus hijos, su casa o su condición social. Todos estos temores inhiben a algunas personas a tomar acciones para proteger a los niños.  Muchas veces un sistema imperfecto de protección de los niños y un sistema de justicia penal que castiga severamente a casi todos los que son condenados por crímenes sexuales (hasta a los niños), impiden que los miembros de una familia  denuncien las acciones de alguien por quien se preocupan.  Los temores sobre consecuencias legales devastadoras de largo plazo y otra tipo de consecuencias, son especialmente intensos cuando la persona que abusa sexualmente a un niño es otro niño o adolescente.  (Más de un tercio del abuso sexual de niños que se denuncia es responsabilidad de otros niños y adolescentes, que casi siempre lo hacen en respuesta al hecho de que ellos mismos fueron abusados.)

Malentendidos sobre como los niños reaccionan a las experiencias sexuales no deseadas o abusivas, y sobre lo que estas experiencias son.

Muchos adultos suponen equivocadamente que un niño diría algo si experimentara una interacción sexual traumática.  Si un niño no dice nada, ellos suponen que nada  pasó.  Aún cuando saben que existe una explotación o abuso, si no hay un impacto visible en el niño, o solamente notan efectos menores, los adultos creen que el niño va a olvidar la experiencia y que no habrá efectos negativos duraderos.  Piensan sinceramente que “es mejor no concentrarse en un mal recuerdo.”  
Algunos adultos identifican incorrectamente el abuso sexual solamente como una violación violenta, y no reconocen el gran daño que puede resultar de muchos tipos de interacciones sexuales con niños, entre ellas el ser tocado sin quererlo, la exposición a la pornografía, ser testigo de actos sexuales, o comentarios sexuales degradantes y/o amenazantes.  Todas estas experiencias son traiciones, no deseadas o abusivas, de las responsabilidades de los adultos y la confianza de los niños, y todas pueden tener efectos negativos duraderos en la mente, el cuerpo, y las relaciones de un niño, y en su capacidad para ser exitoso en sus estudios y su trabajo.

Exigencias de Perdón 

El perdón puede ser falso y destructivo
En muchas culturas, comunidades de fe y familias, el acto del perdón se eleva como el ideal más alto, y con buenos motivos. Algunos actos de perdón son verdaderamente genuinos por parte de la persona que perdona, son justificados por las actitudes y acciones de la persona perdonada, y verdaderamente traen un  beneficio emocional, moral y espiritual para todas las personas involucradas.   
Sin embargo, otros actos de perdón no son así.  Desgraciadamente, el perdón puede ser falso y destructivo.  Esto sucede cuando es algo exigido y forzado por las presiones de otras personas, entre ellas, personas que buscan evitar conflictos y no enfrentar el problema, o por presiones internas por ejemplo la obligación de perdonar para ser una buena persona.  Esto sucede cuando una persona y sus acciones (todavía)  no merecen el perdón, al menos no lo merecen como la única respuesta a su conducta dañina.  
Desafortunadamente, algunas personas creen firmemente, pero incorrectamente, que un perdón aparentemente sincero acompañado por una promesa de no repetir la conducta dañina es suficiente para que todos “sigan adelante.”  
Trágicamente, la presión para “perdonar y olvidar” puede ser un obstáculo poderoso para  proteger efectivamente a los niños del daño.  Por último, acceder a una exigencia de perdonar significa ignorar los sentimientos de las personas dañadas, y para ellos es como una prolongación del abuso.  

Algunas Reflexiones Finales

Esperamos que las perspectivas y la información compartida en esta página hayan sido ilustrativas y útiles para usted.  Para terminar, queremos enfatizar algunas cosas:  
Aunque estos motivos puedan ser obstáculos reales y legítimos al tratar de proteger a un niño, ninguno de ellos libera a  los adultos de  la responsabilidad de hacer todo lo posible para mantener a  los niños  seguros y ayudarlos a sanar el daño que han sufrido.   
Esperamos que al ser conscientes de estos obstáculos complejos y al respetar seriamente  (aunque con disgusto)  el hecho de que las raíces de los mismos se encuentran en las limitaciones humanas y en circunstancias sociales trágicas, todos podamos apoyarnos los unos a los otros más eficazmente para superar los barreras reales y proteger a los niños.  
También, dependiendo de su situación personal, el entender lo que pudo haberse interpuesto en el camino puede, o no, reducir sus sentimientos de desilusión, traición o enojo hacia una persona o  grupo que falló en protegerlo a usted o a alguien que usted ama.  
Por último, los motivos por los que la gente falló en proteger a un niño de experiencias sexuales no deseadas o abusivas, especialmente si usted fue ese niño, nunca son simplemente “razones” que uno puede “entender,” son realidades trágicas y dolorosas con las cuales la gente afectada lucha y por las cuales sufre.  Esperamos que cuente con la ayuda de otras personas que se preocupan por usted y que puedan ayudarle a reflexionar sobre esto sin importar cuanto tiempo se requiera para hacerlo.     
Para encontrar información y excelentes recursos sobre el abuso sexual de los niños, entre ellos guías sobre como  hablar con otros adultos acerca de situaciones potenciales o reales de abuso sexual, visite el sitio del Internet de Stop It Now!.

¿Por Qué la Gente Usa o Abusa Sexualmente de los Niños?


No Hay una Respuesta Sencilla 

No le podemos contestar esta pregunta de una manera simple.  Sin embargo, podemos ofrecer alguna información y algunas reflexiones serias sobre este sensible tema, que se basan en muchos años de experiencia y estudio.  
Vamos a tocar algunos puntos básicos, sutiles y complejos, y esperamos que le sea de utilidad.  
Antes de decir más, queremos recomendar algo.  Mientras usted lea esta página, ponga atención en las emociones fuertes que esta pregunta provoca en usted.  Si las emociones son demasiado fuertes, tome un descanso o haga cualquier cosa que necesite hacer para tranquilizarse.  
Esta pregunta siempre provoca emociones fuertes en las personas que han sido dañadas por una experiencia sexual no deseada o abusiva en la niñez, y en las personas que se preocupan por ellos.  Es normal que estas emociones fuertes tengan un impacto sobre nuestros pensamientos y dificulte nuestra capacidad de pensar con claridad o absorber información.    
Por lo tanto, igual que con todo lo que explore en este sitio del Internet, es importante que vaya a su propio ritmo, que se dé todo el tiempo que necesita, e incluso hacer a un lado por un tiempo esta página y este tema, si lo considera conveniente.  

¿Para Qué se Pregunta “Por Qué”? 

Empecemos con algunas ideas sobre porque usted y otras personas  hacen esta pregunta importante, y que esperan lograr al encontrar un entendimiento sobre el tema.   
Para la mayoría de las personas, hay varias razones por las cuales buscan entender porque otra persona decidió usar o abusar sexualmente de ellos.  Entre estas razones  están:
  • Temen que de alguna manera atrajeron ese abuso, y esperan que al entender a la otra persona demostrarán que ellos  no tuvieron la culpa.  
  • Aman todavía a la persona que los usó o abusó, y esperan que al entender porque esa persona lo hizo  les ayudará a sanar su relación con dicha persona.  
  • Esperan que el entender porque esa persona los usó o abusó  ayudará a prevenir el abuso sexual de otros niños, entre ellos, sus propios hijos.  
  • Consideran que la vida es injusta, arbitraria y/o que no tiene sentido, y esperan que el entender como alguien puede abusar a un niño sexualmente traerá  orden y  sentido a su vida.  
  • El concentrarse en la otra persona y en porque hizo eso puede ser una manera de evitar su propia responsabilidad, como adulto, de tratar los efectos dañinos en su propia vida, entre ellos conductas autodestructivas y dañinas.  (Mencionamos esta razón sin querer criticar a las personas a las cuales describe.  Esto es común y completamente entendible para aquellos que todavía están luchando con grandes efectos negativos del abuso.)  
En realidad, la gente quizás  no esté plenamente consciente de todos los motivos por los cuales está haciendo la pregunta del por qué la otra persona (o personas) hicieron esto.  Posiblemente no reconozca que podría tener esperanzas de sentirse beneficiado al comprender los motivos.  Esto es completamente normal.  Con el transcurso del tiempo, se aclarará el significado de esta pregunta en su vida, o el significado podría cambiar cuando cambien otros aspectos de su vida.  
Cualquiera que sea su situación, el interés que tiene en explorar, de una manera honesta, esta pregunta difícil es una señal de que usted es valiente. A la vez, vale la pena recordar que pueden surgir emociones fuertes, y por lo tanto es una buena idea ir a su propio ritmo y cuidarse.

El Deseo de Entender (o No Entender) Depende de las Experiencias y Emociones que Uno Tiene

Cuando la gente discute este tema, es común que surjan divisiones fuertes entre distintas personas, hasta entre las personas que han sido usadas o abusadas por la misma persona.  Mientras una persona busca “perdonar y olvidar,” otra puede sentirse enfurecida y concentrarse en buscar la justicia o la venganza, mientras que alguna otra puede sentir, una y otra vez, diferentes emociones, percepciones y motivaciones relacionadas con la persona que lo abusó.  
Dichas diferencias y divisiones  son normales y tienen sentido. No existe una sola perspectiva que  siempre sea correcta para todos.  Por supuesto, esto no hace más fácil manejar las distintas perspectivas, necesidades y emociones fuertes, especialmente cuando surgen entre miembros de la misma familia.   
El que alguien esté interesado en entender porque la persona que lo usó o abusó sexualmente hizo tal cosa y cuales sean los razonamientos y perspectivas que se presentan más fácilmente, depende de varios factores. A continuación mencionamos algunos de esos factores, los cuales son muy importantes:   
  • Quien fue (y es) la persona que usó o abusó de usted. 
  • Si él o ella está todavía presente en su vida.
  • El tipo de relación que usted tenía con esa persona en ese entonces y ahora.
  • Hasta que punto usted dependía de esa persona, o si todavía sigue con esa dependencia.
  • Cuanto tiempo llevaba conociendo a esa persona.
  • Como percibía a esa persona antes de ocurrieron las experiencias sexuales.
  • Como percibía a esa persona después de que empezaron las experiencias sexuales. 
  • Cuanto ha sufrido o perdido como consecuencia de lo que sucedió. 
Por ejemplo, si no conocía a la persona, o si siempre le había desagradado o la odiaba,  probablemente usted tendrá poco interés en entender porque esa persona hizo lo que hizo. Tampoco le importará lo que esa persona  estaba sintiendo o como fue su niñez.  
Por otro lado, si fue alguien a quien usted admiraba, o hasta amaba, especialmente si todavía ama a esa persona, puede ser más fuerte el deseo de entender porque esa persona le hizo daño.  La respuesta a esta pregunta será muy importante para usted.   
Hay que recordar que lo que para usted es real, en su situación,  puede ser completamente diferente de la experiencia de otra persona aunque ésta haya sido abusada por la misma persona.

No Hay Respuestas Sencillas, Pero Hay Elementos Comunes

No hay una explicación sencilla sobre el porqué alguien abusa de un puesto de poder o influencia para tener relaciones sexuales con un niño.  Las respuestas no solo son complejas sino también son tan diferentes como las situaciones y personas involucradas.  
Sin embargo, en cada situación en que esto ocurre, hay elementos comunes:  
  • Una persona que tiene poder o influencia sobre un niño desarrolla un interés sexual en el niño. 
  • Esa persona no logra mantener la barrera o tope interno o externo que de lo contrario prevendría que traicionara la confianza de ese niño.  
  • La persona pone en acción sus fantasías sexuales e impulsos con el niño.

El Entendimiento no Tiene que Ver con Pretextos o Perdón 

Es importante tener muy claro lo que es, y lo que no es, el intento de entender porque esto pasó. 
Intentar entender porque alguien se comportó de una manera dañina no tiene nada que ver con buscar pretextos para esa conducta dañina, ni se trata de negar o minimizar los efectos negativos que ha tenido en su vida.  
El entender es distinto a buscar pretextos.  Los pretextos son razones del porque la persona no es responsable de su conducta.  El entendimiento puede aclarar las condiciones y circunstancias que  hacen que sea más probable que una persona desee tener relaciones sexuales con un niño y que actúa siguiendo  sus fantasías e impulsos.  Pero a final de cuentas, la otra persona, si es que fue un joven mayor o un adulto, tomó decisiones (en realidad varias decisiones durante un periodo de tiempo) que resultaron en que cedieran a sus deseos, fantasías e impulsos que de cierto modo sabía que eran incorrectos y que harían daño al niño.    
Todos tienen interés en ver que las personas que abusan sexualmente de los niños rindan cuentas. Esto incluye los intereses de la misma persona que usa o abusa de un niño.  Una persona que usó o abusó sexualmente de un niño,  solo puede sanarse de verdad al hacerse sinceramente responsable de sus propias acciones,  y al tomar la responsabilidad de nunca volverlo a hacer, así como  intentar honestamente  reparar el daño causado (no necesariamente en forma directa con el niño, o con el niño ya convertido en adulto,  quien tal vez no quiera nada que ver con esa persona).
También, se trata de  entender que esto no tiene que ver con el perdón, y que ayudar a alguien a que intente entender las razones no significa que se le esté animando a perdonar
Además, intentar entender el porqué de lo que pasó no tiene  que ver con el perdón, y  ayudar a alguien a entender porque esto pasó no es lo mismo que animarle a perdonar.  El perdón es un regalo para uno mismo y para la otra persona.  Solamente es significativo y real cuando se da libremente y con plena voluntad.  
Quizás usted se sienta listo para perdonar a alguien que lo ha dañado.  O quizás no quiera pensar en perdonar hasta que usted haya realizado mucho trabajo emocional y del alma.  Quizás nunca le interesará perdonar a la otra persona.  Esto queda totalmente en sus manos.   
Cualquiera que sea su situación y su camino, por favor recuerde esto: las demandas, las amenazas, la manipulación, las artimañas y la culpa nunca traen un perdón genuino.  Al contrario, cuando alguien lo intenta manipular o quiere obligarlo a que lo perdone o a que perdone a alguien más, está solamente intentando ayudarse a sí mismo, no a usted.  
Por ejemplo, la otra persona está intentando aliviar su propio sentimiento de culpa, o liberarse de preguntas incómodas que surgen de las experiencias y necesidades que usted ha tenido, tal como porque la familia o la organización de la persona que abusó de usted (por ejemplo, la iglesia) permite que algunas personas dañen a otras personas sin tener que rendir cuentas.  A veces el que la otra persona lo presione puede ser en si una conducta abusiva.

Entender No Tiene que Ver con “Demonizar” a Alguien

Entender a la otra persona no es cuestión de pretextos o perdón, pero tampoco se trata de convertir a la otra persona en un demonio.  
Igual que crear pretextos, demonizar puede crear la ilusión de entendimiento y de tener una resolución emocional sobre lo que pasó.  Esto se revela a través de los estereotipos simplistas que acompañan al proceso de demonizar a las personas que tienen experiencias sexuales con niños.  Por ejemplo, en la televisión y radio, constantemente se habla sobre personas que abusan a los niños sexualmente como si fueran nada más que unos “monstruos” y “predadores.”  
Estas etiquetas expresan la rabia justificada que surge debido a lo que estas personas han hecho, pero no ofrecen ninguna explicación del porqué estas personas abusaron sexualmente y dañaron a los niños de esa manera.  
Igual que crear pretextos, demonizar a otras personas es un modo extremo de responder a dichas experiencias que deja a muchas personas estancadas, aunque sea por motivos completamente normales y entendibles.  (Generalmente esto pasa antes de que alguien haya reconocido plenamente lo que pasó e intenta tratar los efectos, o sucede en los inicios del proceso de reflexión.)  
De nuevo, es posible que estas reacciones extremas sean necesarias para muchas personas, pero no se debe confundir esto con una comprensión genuina.  Cuando mucho, explica el porqué alguien siente compasión o lástima por la otra persona (creando pretextos) o solamente refleja  las peores cualidades de esa persona, que resulta en un sentimiento de odio o desprecio (demonizando a la otra persona.)

Quienes Usan o Abusan de los Niños Sexualmente son Personas Complejas y  están Profundamente Confundidas

En realidad las personas que abusan de los niños sexualmente, sin importar quienes son y lo que han hecho, son como todos, seres humanos complejos.  Tienen cualidades buenas y malas.  Tienen motivaciones positivas y negativas.  Tienen necesidades humanas básicas como el respeto y el amor, y necesitan controlar como buscar satisfacer estas necesidades.    
Por supuesto, las personas que abusan de los niños sexualmente también están  profundamente confundidas sobre lo que necesitan, por lo menos en el campo de las experiencias sexuales.  Y son extremadamente destructivas en su búsqueda por satisfacer dichas “necesidades.”  Aparte de  otros factores que hayan influido en su conducta, una persona tiene que estar totalmente confundida para  creer que tiene el derecho de usar a un niño sexualmente.  En el caso de los niños que usan a otros niños sexualmente, la confusión es sobre el impacto del abuso sexual que ellos mismos han experimentado, además de la confusión y los malentendidos generalizados que los niños tienen sobre el sexo.

No Existe Solo un Camino Hacia el Uso a Abuso Sexual de un Niño

Las personas que usan y abusan de los niños son seres humanos complejos con vidas complejas.  Por lo tanto, no existe solo un camino que los lleve a involucrarse en dicha conducta.  Esto es cierto si la persona ya era un adulto cuando usó sexualmente y dañó a un niño o si era un niño mayor o con más poder.  
A continuación ofrecemos algunas de las claves para poder entender porque una persona particular y compleja ha usado o abusado sexualmente de un niño (hasta donde se pueda entender, porque en muchos casos no es posible conseguir suficiente información para siquiera aproximarse a un entendimiento): 
  • ¿Qué confusiones tiene sobre sus necesidades, y por qué cree que “necesita” tener relaciones sexuales con un niño?  
  • ¿Cómo han contribuido a esta gran confusión sus propias experiencias, especialmente  sus experiencias sexuales, y su forma de reaccionar ante dichas experiencias?  
  • ¿Cuál es la combinación única de creencias, motivaciones y racionalizaciones (confusas) que hizo posible que esta persona usara sexualmente a un niño?  
  • ¿Cómo es que su vida y experiencias (no solamente las sexuales) y sus reacciones a estas experiencias influyeron en tener dichas  creencias, motivaciones y racionalizaciones?  
  • ¿Cuáles barreras internas y externas se eliminaron para poder abusar de un niño sexualmente, y cómo fueron eliminadas (por ejemplo, el uso del alcohol, de la pornografía sexual con niños, el estrés extremo u otras circunstancias que contribuyeron al hecho de que dejara de resistir sus fantasías o impulsos hacia los niños)?   
Hay varios principios generales que los terapeutas e investigadores han aprendido a través de su trabajo en investigaciones con adultos que se han involucrado en estas conductas,  enfocándose al porqué la gente usa o abusa de los niños sexualmente.   
Algunos adultos que usan o abusan de los niños sexualmente concentran toda su energía sexual en los niños.  
Otros que usan o abusan de los niños sexualmente mantienen relaciones sexuales con parejas de su misma edad, al mismo tiempo que usan o abusan de un niño.  
La mayoría de los adultos que usan o abusan de los niños fueron abusados sexual, física y/o emocionalmente durante su propia niñez, y fueron desatendidos física y/o emocionalmente.  A veces reaccionan a estas experiencias de abuso, negligencia, traición e impotencia buscando  poder y control sobre los demás, incluyendo el poder sexual sobre los niños.  
Algunas personas que usan o abusan de los niños sexualmente tienen una posición social alta en un grupo, por ejemplo, un atleta famoso, un músico, un patrón o un gerente, un miembro prominente de la comunidad, hasta una persona muy popular.  Están tan confundidos (e “intoxicados”) por la admiración y elogios constantes que empiezan a creer que las reglas son diferentes para ellos.      
Para algunos adultos que usan o abusan de los niños sexualmente es una conducta que ocurre una sola vez durante un período especialmente estresante, por ejemplo después de la pérdida de un matrimonio o un trabajo, una experiencia de bancarrota, la muerte de una pareja, de un amigo cercano o de un miembro de la familia.  Otras personas luchan de vez en cuando para contener su interés sexual en los niños, y por lo general tienen éxito, pero tienen fallas periódicas.  (El uso del alcohol y las drogas reduce la capacidad de controlar estos impulsos, aunque no causan la conducta.)  
A veces se presenta la oportunidad de tener relaciones sexuales con un niño y la persona (con el potencial de involucrarse en esa conducta) lo hace espontáneamente e impulsivamente.  Esto ocurre con algunos adolescentes, quienes están enfrentando deseos sexuales intensos, los cuales no se concentran en los niños, pero de repente abusan sexualmente de un niño menor o más vulnerable.   
Por último, y esto es sumamente importante, ninguno de estas posibles motivaciones (u otras) justifican el uso o abuso sexual de un niño.  Tampoco disminuye el impacto negativo que dicha experiencia pueda tener sobre una persona que ha sido usada o abusada sexualmente.

El Entendimiento y la Experiencia Actual de la Otra Persona

Si usted piensa hablar o enfrentarse con una persona que lo ha usado o abusado sexualmente, es importante entender dos cosas.  Es probable que la experiencia y entendimiento de esa persona sobre lo que pasó, tanto en aquel momento como  ahora,  sean muy diferentes a las suyas.  
Lo que para usted fue un hecho de mucho impacto que cambió su vida, para la otra persona pudo haber sido simplemente la satisfacción de una “necesidad” percibida en ese momento.  De hecho, es posible que esa persona ni se haya permitido creer, o ni siquiera pensar, que fue algo que lo  dañó a usted.  Hasta un asalto sádico (esto es cuando la otra persona siente placer al causarle dolor) tuvo más que ver con algo que pasaba en el interior de la otra persona que con algo relacionado a usted.  
Repetimos, aunque le parezca bien ver a la otra persona como alguien “completamente malvado,” las personas que hacen daño sexual a los niños son más complejas que eso.  Como todos los demás, tienen distintas ‘partes’ que emergen bajo distintas circunstancias, y algunas ‘partes’ son capaces de realizar acciones muy dañinas.  Todos pensamos a veces, “No puedo creer que hice esto,” u “Odio la parte de mí que hace esto, pero a veces no puedo dejar de hacerlo.”  Es casi igual para las personas que usan o abusan sexualmente de los niños, aunque por supuesto esto es más extremoso y dañino.  Por ejemplo, es posible que estén “disociando” la parte de su personalidad que quiere tener relaciones sexuales con niños, de las partes positivas que generalmente muestran al  mundo (que les permiten tener éxito en el trabajo y en algunas relaciones). 
Además, como todos, las personas que cometen acciones dañinas, y hasta violentas, quieren percibirse como buenas personas, o por lo menos “justificar”  lo que hicieron.  En muchos casos, se perciben como personas que son básicamente buenas, salvo su “parte mala” que los lleva a dañar a otras personas.    
Sin embargo, en casos extremos, una persona puede estar lo  suficientemente confundida y creer que su conducta dañina de alguna manera es buena.  Generalmente esto está basado en relaciones profundamente perturbadoras y traumáticas de su niñez, cuando  llegaron a creer que solamente existen dos tipos de personas – “las débiles y las fuertes,” “víctimas y perpetradores,” “los que agarran lo que quieren y los que pierden lo que tienen.”  Basado en estas experiencias, llegan a percibirse como personas que eligen las “cosas buenas” de una personalidad fuerte, dominante y que consigue lo que quiere.  Todavía llevan dentro de sí las emociones y las esperanzas del niño herido, pero su vulnerabilidad y su capacidad de amar han sido suprimidas por otras personas y por ellos mismos como una “estrategia de supervivencia” que termina por dañar tanto a ellos como a otras personas.      
Para poder eliminar las barreras normales externas e internas contra las relaciones sexuales con niños, muchas veces los adultos que usan o abusan sexualmente de los niños, desarrollan “racionalizaciones” elaboradas sobre su conducta. Hasta se convencen genuinamente que sus acciones son cariñosas y bien recibidas por los niños, y por lo tanto, son aceptables.     
En algunos casos, las personas que usan o abusan sexualmente de los niños tienen sentimientos verdaderamente positivos hacia el niño, incluyendo sentimientos de bondad.  Sin embargo, las fantasías, impulsos y conductas sexuales vienen de una parte diferente de su ser, una parte que tiene poca relación con el niño y el bienestar del niño, porque todo tiene que ver con la satisfacción de su propia “necesidad” compulsiva
En algunos casos, la persona es extremadamente inmadura, le da terror la intimidad emocional o sexual con adultos y no tiene la menor idea de como lograrla.  Quizás crean que los niños son más seguros y más “puros” emocional y sexualmente.  
Ninguna de estas circunstancias significa que estas personas no puedan distinguir entre lo que está bien y lo que está mal.  Después del hecho, si pueden desprenderse de sus racionalizaciones y de las defensas que no les permiten reconocer el daño que han hecho, sentirán un gran remordimiento por sus acciones.  Para otras personas, sus defensas están tan arraigadas que nunca pueden reconocer la verdad tan devastadora.   
A pesar de las razones, cada adulto que daña sexualmente a un niño tiene que rendir cuentas por el daño que ha causado.  Esto es cierto no solamente por el bien del niño que ha dañado (o el adulto en que el niño se ha convertido ) sino para proteger a otros niños que esta persona podría dañar en el futuro, quienes solamente estarán seguros cuando la persona puede superar la posibilidad de dañar a otros niños.  Por último, rendir cuentas es necesario para el bienestar de la misma persona, porque nunca es bueno que use o abuse sexualmente de un niño, y que no acepte lo que hizo y no encuentre una sanación real.

Los Niños y los Jóvenes que Usan o Abusan Sexualmente de Otros Niños 

Un gran porcentaje de todas las interacciones sexuales dañinas con niños son cometidas por otros niños y adolescentes.  Algunas investigaciones indican que es el 40 por ciento o más.  
La mayoría de los niños que usan o abusan sexualmente a otros niños están,  en parte reaccionando a sus propias experiencias de abuso físico, sexual o emocional.  También, como niños y jóvenes sin el conocimiento o capacidad cognitiva de los adultos, no pueden entender plenamente el impacto de lo que han experimentado, mucho menos lo que le han hecho a otro niño.  Algunos son demasiado jóvenes para entender plenamente la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal.  
Sin embargo, es importante enfatizar que aún cuando un niño mayor no entiende los efectos de sus acciones, el uso o abuso sexual de un niño y la traición de la confianza de ese niño puede tener un impacto profundo en la vida del niño.  
Si usted se pregunta cual conducta sexual en los niños es apropiada y cual es preocupante, recomendamos el folleto (la siguiente información solamente está disponible en inglés)  Understanding children’s sexual behaviors: What’s natural and healthy, por Dr. Toni Cavanagh Johnson. Son solamente 26 páginas, está escrito en un lenguaje sencillo para padres (y educadores, etc.) y es barato ($2.50). Lo puede ordenar aquí. Vea también (la siguiente información solamente está disponible en inglés), Do Children Sexually Abuse Other Children, una guía gratis disponible en línea escrita por (la siguiente información solamente está disponible en inglés) Stop It Now.