martes, 17 de diciembre de 2013

¿Cómo prevenir el abuso sexual infantil?

El abuso sexual es una forma de maltrato infantil donde se involucra al niño en actividades sexuales de cualquier  utilizando el engaño, la manipulación, la amenaza o la fuerza.
El abuso sexual incluye la exhibición u observación del cuerpo desnudo, tocar, besa y acariciar, forzar al niño a ver películas o  pornográficas, facilitar su presencia en actividades sexuales, explotar sexualmente a niños etc.
¿Cómo puedo prevenir que mi hijo sea abusado?
La mejor manera de prevenir los abusos sexuales en los niños es crear un clima de confianza en , animarlos a que compartan sus preocupaciones y problemas en general, preguntarles diariamente por su día, sus amigos etc. Es esencial prestar atención al niño, escucharle y observarle para detectar cualquier cambio que pudiera indicar abuso sexual o cualquier otro problema.

Aunque el tema del abuso sexual es muy desagradable no conviene que sea algo tabú en la casa. Hay que contarles que esto existe y explicarles las formas que utilizan los agresores para intimidar al niño y que guarde el abuso en secreto, así serán capaces de detectarlo.
Hay que advertir a los niños de que no confíen en nadie que les pida que guarden secretos a sus padres y entrenarles a recurrir a personas en quienes confíen cuando se sientan incomodos o amenazados por alguien. Es necesario enseñarles que tienen derecho a la privacidad de su cuerpo, nadie debe tocarlo o mirarlo si no lo desean o no les gusta, siempre pueden negarse a ello. Deben saber decir que NO.
No hay que dejarles solos y si es inevitable pedirles que no abran la puerta y asegurarse de que tienen forma de contactar con un adulto en caso necesario.
Sobre todo hacerles saber que pueden confiar en sus padres, que siempre van a creerle y a protegerle.
Señales de que tu hijo puede ser víctima
La mayoría de los niños que sufren abuso sexual no lo cuentan a nadie, en muchos casos no saben si es algo malo aunque les haga sentir mal, al fin y al cabo es perpetrado por un adulto y ellos confían en los adultos como que siempre harán lo mejor para ellos. Tienen miedo a contarlo por si se les castiga o si crea conflictos en la familia. Muchos piensan además que no les van a creer.
Pero aunque no expresen la situación verbalmente si se pueden detectar cambios en su comportamiento que alerten del problema:
Tienen pesadillas, miedo a dormir solos, a la oscuridad. Dificultades para conciliar el sueño que antes no tenían.
Se resisten a ir a ciertos lugares o a ver a ciertas personas sin motivo aparente.
Cambia su pauta de alimentación, o no comen nada o de repente comen muchísimo.
Comienzan a hacerse pis otra vez en la cama.
Tienen comportamientos agresivos, incluso autodestructivos.
Están más callados y buscan la soledad.
Se comportan de una forma más infantil a lo que corresponde a su edad.
Baja su rendimiento escolar.
Rechazan las figuras parentales.
Tienen cambios bruscos de ánimo.
Se asean demasiado o se resisten a hacerlo.
Representan actos sexuales en sus juegos y dibujos.
Intentan que otros niños lleven a cabo juegos sexuales.
Muestran terror a los exámenes físicos
Tienen lesiones en los genitales.
Parece distraído.
Da señales para dar pie a una conversación sobre temas sexuales.
De repente aparece con regalos o dinero.

Habla de un nuevo amigo adulto.
Tiene expresiones al hablar que recuerdan más a un adulto que a un niño.
Si el niño manifiesta varios de estos síntomas puede indicar que está sufriendo abusos sexuales y conviene prestar atención.
¿Qué debe hacer si sospecho que mi hijo ha sido abusado?
No reaccionar con enfado a sus cambios de conducta, darle a entender que le apoya e intentar establecer conversación amablemente.

Si el niño le cuenta el abuso sexual nunca hay que darle a entender que no se le cree, es muy raro que mientan sobre ese tema. Hay que darle apoyo, escuchar con atención y agradecerle la confianza.
Aclararle que la conducta del agresor es incorrecta y que debe ser castigado, siempre evitando hacer responsable de alguna forma al niño o dar a entender que provocó la agresión.
Evitar hacer preguntas escabrosas o indagar en los detalles y que tenga que contar la historia una y otra vez.
Sobre todo mantenerse sereno, no manifestar horror, gritar, amenazar o llorar. Esto es lo más difícil pero ayudará al niño a mantenerse tranquilo y confiar.
Por último asegurarse de que la historia no se difunde, acudir a profesionales especializados en la psicología del niño y sobre todo denunciar.