jueves, 17 de septiembre de 2009

CONSECUENCIAS DEL ABUSO SEXUAL INFANTIL.


Las consecuencias del abuso sexual no concluyen cuando se descubre el hecho, sino que generalmente tienen repercusiones de por vida. Entre las consecuencias más comunes tenemos las siguientes:
Baja autoestima, ya que al haber sido tratados como objetos, ellos sienten que no tienen ningún valor ni para ellos mismos ni para los demás.
Depresión, sienten que no vale la pena vivir.
Inseguridad, dudan de su capacidad de evaluar la realidad y de su capacidad de moverse en el mundo de forma segura.
Ansiedad generalizada de forma permanente.
Culpabilidad hacia sí mismos, ya que cuando sufrieron el abuso se culpaban a ellos mismos por lo que ocurría, posteriormente se siguen culpando por todo cuanto les sucede.
Sensación de impotencia, se sienten incapaces de cambiar su realidad.
Tendencia a mantener secretos, no sólo en aspectos negativos sino en todo lo que les ocurre.
Dificultad para establecer relaciones, debido a la dificultad para confiar en los demás.
Dificultades sexuales, que pueden manifestarse ya sea por la extrema sexualización en sus relaciones hasta la anorgasmia (dificultad para tener orgasmos), dolor en las relaciones, impotencia, entre otros.
Tendencia a sacrificarse y a proteger a otros, por ejemplo dejando sus necesidades y prioridades en segundo plano por satisfacer las necesidades de otros.
Adicciones, como al alcohol, drogas, cigarrillo, sexo, juegos, etc.
Disociación, es decir dificultades para conectarse con sus emociones de tristeza, dolor, alegría, etc.
Negación del abuso, con la finalidad de “olvidar” que el abuso ocurrió.
Uso inadecuado del humor, como por ejemplo usar el sarcasmo o burla como estrategia de comunicación con la finalidad de defenderse y protegerse de los sentimientos de tristeza, rabia o dolor que experimentaron.Estos mecanismos de autodefensa no siempre son eficientes para que ellos olviden la tristeza, rabia o dolor que llevan dentro. Es muy frecuente que las víctimas de abuso sexual caigan en depresiones permanentes o periódicas, las cuales pueden incluso desencadenar en suicidio. La mejor forma de ayudar a una persona que muestra consecuencias de abuso sexual, es buscar ayuda profesional.


COMO PREVENIR EL A.S.I


La Academia Americana de Pediatría recomienda los siguientes consejos para prevenir el abuso sexual en sus hijos/hijas:

Hable con su niño/niña sobre el abuso sexual. Si la escuela de su niño/niña tiene un programa sobre el abuso sexual, hable sobre lo que ha aprendido.
Enséñele a su niño/niña cuáles son las partes privadas del cuerpo (las partes cubiertas por un traje de baño), y los nombres de esas partes. Dígale que su cuerpo es de él. Enséñele a gritar “no” o “déjeme” a cualquier persona que le amenaza sexualmente.

Escuche cuando su niño/niña le trate de decir algo, especialmente cuando se le haga difícil decir algo. Esté seguro que su niño/niña sepa que está bien decirle si alguien intenta tocarlo de una manera que le haga sentir incómodo, independientemente de quien sea el abusador. Dígale que puede tener confianza en usted y que no se enojará si le dice algo.

Dele a su niño/niña bastante tiempo y atención. Puede usar las reuniones familiares semanales para discutir sobre las experiencias buenas y malas.


Conozca los adultos y los niños que pasan tiempo con su hijo/hija. Tome precauciones cuando deje a su niño/niña pasar tiempo solo en lugares extraños con otros adultos o niños mayores. Visite el proveedor de cuidado de su niño/niña sin aviso.


Nunca deje que su niño/niña entre a la casa de un desconocido sin un padre o un adulto de confianza. Las ventas de puerta en puerta para levantar fondos son un riesgo, en particular para los niños solos.


Pregunte si la escuela de su niño/niña tiene un programa para prevenir el abuso para los maestros y niños. Si no existe uno, empiece un programa.


Dígale a las autoridades si sospecha que alguien esté abusando su hijo/hija o a un niño/niña de otra persona. El maestro de su niño o el asesor de la escuela pueden guiarlo para que le enseñe a su niño a evitar o reportar el abuso sexual. Ellos saben cómo hacerlo sin causar temor o incomodar al niño.Su pediatra también entiende la importancia de la comunicación entre los padres y niños. Éste está capacitado para notar las señales de abuso sexual infantil y está familiarizado con los recursos de la comunidad. Pregúntele a su pediatra por recomendaciones sobre cómo proteger a sus niños.Si desea ser usted mismo quien le enseñe a su hijo/hija sobre cómo protegerse del abuso sexual, hemos puesto a su disposición un excelente material en la sección de “Recursos”. Allí se le indicará qué hacer y cómo utilizar cada uno de estos manuales.

Escrito por Luis Aveiga Cinthia Escandón basado en "American Academy of Pediatrics"

COMO DETECTAR


Los niños tienden a ignorar las cosas que los hace sentir incómodos, en vez de reconocerlas como advertencias. Si su niño habla sobre el abuso, escuche atentamente y tome el asunto en serio.Cuando se le ignora, no le creen o castiga la petición de ayuda del niño, es posible que no se arriesgue a decirle otra vez. Como resultado, el niño puede ser una víctima de abuso durante meses o años. Explíquele a su niño que es aceptable hablar sobre los sentimientos incómodos.Si su niño le indica que ha sido abusado, tome los siguientes pasos:

Créale al niño/niña y permanezca calmado, de lo contrario la víctima creerá que está enojado con él.
Haga frente al problema.

Escuche las razones por las cuales su niño le dijo del abuso. Dígale a su niño que no es su culpa. Dele mucho amor, hágale sentir cómodo y tranquilo. Si usted está enojado, esté seguro que su niño sepa que no está enojado con él y que le va a ayudar. Dígale a su niño qué valiente es por haberle dicho y que entiende el temor que él o ella siente. Esto es especialmente importante si un amigo de la familia o un familiar lo abusó.
Hágase cargo de la situación.

Proteja a su niño contra más abuso. Haga todo lo que esté a su alcance para animarlo y darle seguridad son expresiones de lástima. Nunca le haga al niño/niña preguntas que lo hagan sentir culpable como “¿por qué no me lo habías contado antes?” o “¿por qué te dejaste?”.
Busque la ayuda de un pediatra para tratar los problemas físicos del abuso, y un consejero quienes pueden proporcionar apoyo.
No presione a la víctima para que le cuente lo que ocurrió, ni le pida que lo cuente varias veces, ni le pida que le cuente detalles del abuso sexual. Un niño/niña, ya sea por vergüenza, confusión, etc., no está preparado para responder este tipo de preguntas. Insistir en estos temas puede provocarles sentimientos similares a los sufridos durante el abuso sexual, tales como culpa o impotencia.
Evite las actitudes extremas, ya sea sobre-enfatizar en el abuso o restarse importancia al hecho.
Trabaje con una red de apoyo que le permita abordar el tema de forma adecuada. Busque ayuda.
Reporte el abuso a la policía o a la agencia local para la protección de menores. Pida ayuda sobre cómo recibir apoyo durante una crisis.


VOCES DE CRISTAL



Definitivamente cuando se trata de un adulto/adulta teniendo comportamientos sexuales con un niño o niña, se está frente a un caso de abuso sexual infantil. Sin embargo existen casos en que hay abusos por parte de niños/niñas de edades similares. Cabe aclarar que se llaman niños y niñas a todas aquellas personas menores de 18 años. En estos escenarios, para saber si estamos o no frente a un caso de abuso, se deben tomar en cuenta los siguientes criterios:AsimetríaSe refiere a la existencia de diferencias marcadas, ya sean de poder, estatus, experiencia, desarrollo o conocimiento entre los niños/niñas.
Por ejemplo:
Cuando un niño/niña posee mayor experiencia en el terreno sexual e índice a otro/otra a realizar acciones que desconoce.
Cuando un niño/niña abusa de otro niño/niña por tener más poder o estatus, como por ejemplo el caso de un niño hijo de la dueña de casa que abuse de la hija de la empleada del servicio doméstico, a pesar de tener la misma edad.Utilizar fuerza físicaSiempre que un niño/niña utilice algún tipo de fuerza o violencia física para acceder sexualmente a otro niño/niña.Chantaje emocionalCuando un niño/niña utiliza manipulación, engaño o amenazas para lograr los acercamientos sexuales con otros niños/niñas.Aprovechar condiciones de desventajaCuando quien abusa toma ventaja de alguna discapacidad física o mental de la víctima, o cuando se aprovecha que la persona está bajo los efectos de alcohol o drogas.Diferencia de edadSobre esto no existe un criterio definido, pero se puede hablar de un rango de 2 a 5 años de diferencia para considerarlo abuso entre menores. Ahora, no necesariamente el niño de mayor edad es quien abusa del de menor edad. Es recomendable que se estudien los otros criterios aquí expuestos antes de llegar a conclusiones.

Escrito por Luis Aveiga Cinthia Escandón basado en "Todo lo que todos y todas debemos saber sobre el abuso sexual infantil

ALTO AL ABUSO SEXUAL INFANTIL


La familia tiene un papel fundamental en la prevención del abuso sexual. La única manera de evitarlo es cambiar los valores culturales. Quien pretenda cambiar algo en el mundo debe empezar por su propia casa. Ése es el cam, las consecuencias y los costos del abuso sexual, podríamos educar a las niñas/os, y adolescentino a seguir, hasta lograr que niños y niñas dejen de ser abusados sexualmente.
Si madres, padres, maestras/os y todas/os aquellas/os que estamos en contacto con ellas y ellos entendiéramos el origenes para que ellas/os mismas/os se conviertan en artífices de su protección. Sin dejar esa enorme responsabilidad solo a ellas/os; ya que somos las y los adultos responsables del cuido y protección a la niñez.Ayudar a estas/os adultas/os a entender la complejidad del abuso, a prevenirlo, a actuar cuando se presenta y a sanarlo es la intención de la Jornada “Alto al abuso Sexual”, que inició el Movimiento contra el Abuso Sexual el 28 de agosto y culminará el 19 de noviembre, día Internacional por la prevención del abuso infantil.


Para sanar a un niño o niña del abuso sexual no sólo se necesita llevar inmediatamente a terapia; se trata de algo más amplio, que tiene que ver con la salud emocional de la persona que fue víctima y de la propia familia que va a vivir con esta historia.


El primer paso para la sanación tiene que ver con el respeto a la verdad. Cuando un niño o una niña nos dice que fue abusado/a, tenemos que creerles. Así comienzan a entender que la culpa fue del otro, del abusador, y no suya. Esto es parte fundamental para la sanación.En familias donde el abuso se reproduce por generaciones, uno de los factores que alimenta la perpetuidad es la normalización de la violencia en todas sus formas. Cuando creemos que esto que está haciendo mi padre o madre, mi tío o mi abuelo conmigo es normal, no hay nada que yo pueda hacer, ni siquiera aprender a cuestionarlo porque no tenemos herramientas para hacerlo.Lo que no queremos entender, en términos de la violencia sexual contra niños y niñas, es que se ha normalizado y se ha convertido en un valor cultural tanto en las familias como en las instituciones del Estado.


Las personas, generalmente, creemos que la víctima de alguna manera tuvo una corresponsabilidad para ser abusada y que la familia, la madre, el padre, el tío, la abuela, la persona que no fue la abusadora, pero que estaba cerca, es cómplice, pero no siempre es así.El machismo es otro valor cultural que se convierte en una tapadera de todas las formas de violencia, y mucho más del abuso sexual. El padre se considera con derechos sobre las hijas o, en muchos casos, las madres piensan que sus hijas preadolescentes sedujeron al padre o al padrastro y que el abuso es culpa de ellas.Recordemos que nos han impuesto que los valores de lo masculino se anteponen a todos los demás, a lo femenino y a la infancia.Si no detenemos el abuso sexual infantil, vamos a seguir perpetuando los valores de la violencia, del desamor, porque, en la medida en que se siga abusando sistemáticamente de niñas, niños y adolescentes, estás fomentando una sociedad en la que estas criaturas no creen en nadie, ni siquiera en sí mismas . Creo que la única manera de detener este crimen es cambiando los valores culturales a través de la educación y la prevención.Hay que hacer trabajo de hormiga. Empezar en nuestra propia casa, continuar con las y los vecinos, luego en la comunidad, en la escuela, en el municipio, departamento y país, juntos y juntas.En esta primera fase de la Jornada, se realizarán actividades de educación en las calles, escuelas y gremios en Managua, Jinotega, Granada, Matagalpa, San Rafael del Sur y Chinandega, entregaremos información a más de 10 mil personas de esos lugares, pero en realidad esto es solo el comienzo de una lucha que no se detendrá mientras haya personas que se sumen a ella.Si querés recibir el boletín electrónico con información sobre qué hacer y adónde ir en caso de abuso sexual, cómo prevenir, cómo trabajar las secuelas del abuso sexual en vos misma/o, información sobre el tema, te invitamos a escribirnos al Movimiento contra el Abuso Sexual y cada mes te daremos éstas y otras informaciones de interés.Y si no, te invitamos a obtener más información en los diferentes Centros Alternativos de Atención, leyendo esta columna semanal, escuchando los programas de radio y viendo el reportaje que cada quince días transmite el MCAS y el Canal 2, en el programa Primera Hora.¡Todas las voces y las voluntades contra el abuso sexual.


!hablemosde.abusosexual@gmail.comTel. 22227955

SIN COMENTARIOS.



Sentada frente a la socióloga de Renacer, *Sofía ya no es esa chica altiva de gestos coquetos que una noche antes, en el más sórdido de los ambientes, exhibía la voluptuosidad de su cuerpo casi al desnudo. Su risa picara y su desenvoltura para encantar a los hombres que se le acercaban se había esfumado. Ya no estaba la jovencita de “vida alegre” que parecía disfrutar que los clientes del burdel disfrazado de discoteca y nada más, en el que trabajaba hacía dos meses en el Centro amurallado, la desearan con un morbo descarado. En ese momento ya a nadie se le hubiera ocurrido pensar que era una bandida a la que le gusta jugar al sexo con diferentes parejas, sin ninguna estabilidad.
Ahora, frente a la terapeuta era ella verdaderamente. A la luz del día su rostro con mucho menos maquillaje del que utiliza en las noches, delataba sus 17 años y dejaba ver en su mirada la historia de dolor que la ha acompañado desde muy niña. Toda ella derrumbaba el mito que se ha creado en torno a que a las “prepago” (señaladas como prostitutas de nivel) les gusta lo que hacen, son lujuriosas, materialistas y “buenos polvos” (desinhibidas en la cama).
Aunque apenas tenía cinco años cuando empezó su pesadilla, todavía hoy mantiene fresco el recuerdo de los golpes y las duras palabras que su papá y su madrastra le dieron y le dijeron cuando se enteraron que el abuelo paterno había abusado sexualmente de ella. “Es que tu te metes en el cuarto de él, ¿para qué lo buscas?”. El escándalo estalló porque una mañana cuando se bañaba le mostró a su madrastra unas berruguitas que tenía en la vulva, el resto fue trabajo de los médicos, quienes inmediatamente dictaminaron el abuso. “Nada pasó.
Mi abuelo nunca fue preso, a la única que castigaron fue a mi”.
Luego de eso, se mudaron a una casa distinta a la del abuelo, pero aún así ella nunca se sintió en un verdadero hogar. Su madrastra se ocupaba más de su propio hijo que de ella y a su padre parecía bastarle el hecho de que la dejaba al cuidado de una mujer, que él creía podía cumplir el papel de madre. “No era un hombre malo, pero tampoco era del todo bueno. El tiempo se le iba entre su trabajo de conductor y los amigos con quienes se reunía a tomar trago y quien sabe qué más”.A los once años, el trauma del abuso empezó a hacer estragos con su sueño. Pasaba noches en vela y cuando lograba concebir el sueño tenía pesadillas. Fue puesta en tratamiento en una clínica neurológica en Barranquilla, donde vivía en ese tiempo. Los resultados fueron pocos. Volvió a conciliar el sueño, pero su autoestima estaba dañada, se sentía el patito feo de la familia y más que eso, la oveja negra. Cuando cumplió los 14 años empezó a ser cortejada por un hombre de 52, en el que pareció encontrar la atención y el amor que no había sentido hasta entonces. No se sentía enamorada, pero accedió a escaparse con él por los ofrecimientos que le hizo: una casa en la que ella fuera la señora y un marido para protegerla. Al cabo de un año estaba pariendo un hijo del que hoy, lo único que sabe es que está en un hogar sustituto del Bienestar Familiar.
El “buen hombre” cincuentón empezó a mostrarle su faceta de borracho y maltratador; y ella empezó a sentir en otras pieles más jóvenes el placer sexual. La pobreza que la rodeaba le estorbaba cada día más y los ofrecimientos en dinero que le hacían sus pretendientes empezaron a abrirle una ambición que no conocía. “Lo que recuerdo es que al principio empecé a sentirme importante porque los hombres me buscaban mucho y eso me hacía sentir bonita, cosa que nunca me había pasado, pero después cuando le veía la cara al niño me sentía sucia, me daba miedo la clase de vida que yo le podía dar, entonces me separé del señor y busqué ayuda en Renacer (Barran-quilla). Allá me dieron atención por un mes, entregué al niño al Bienestar Familiar; pero igual me sentía sola y ansiosa”. En esa búsqueda del amor se hizo novia de un hombre de 27 años que la inició en el ambiente de las prepago. La trajo a vivir a Cartagena y le dio a probar droga, por primera vez.“A muchos clientes les gusta que uno se ‘periqueé’ con ellos y eso termina volviéndolo adicto a uno”. El novio ya no existe en su vida, lleva un año viviendo o mejor sobreviviendo en Cartagena, alquilándole su cuerpo a distintos hombres para que gocen con sus encantos, pero en el fondo lo que busca es que alguno de sus clientes se enamore de ella.
La socióloga Mayerlín Vergara, oficial de proyectos de Renacer en Cartagena, es concisa en su afirmación: “Lo que ella busca de manera inconsciente es una reparación al daño que le ocasionó el abusador (su abuelo) porque a pesar de los años no ha hecho un proceso de resignificación de esa experiencia negativa. Cuando un menor es abusado, lo más importante es el apoyo de la fa-milia. El amor es lo más sanador que hay. Tan sólo un familiar que lo acoja y lo haga sentir ama-do bastaría para que el proceso de reparación floreciera; Sofía nunca contó con ese apoyo, por eso su vida está en el punto que está hoy, con algunos elementos que complican una restauración: la adicción a las drogas y la cocificación de su cuerpo. Por eso los menores abusados deben ser trata-dos aparte de los explotados sexualmente para evitar que aprendan conductas de los que ya cono-cen el negocio del cuerpo. Aparte, la denuncia penal contra el abusador es importante porque es la materialización de la reparación de ese derecho que tiene la víctima. Cuando esto no sucede, en la mayoría de casos los niños crecen con un sentimiento de frustración”.Vergara enfatiza que hay una importante diferencia entre un menor abusado y uno explotado porque este último ya percibe su cuerpo como objeto disociado. “Hay que desmitificar el imaginario colectivo de que a los niños les gusta cuando los ultrajan y luego le dan 10 mil o 15 mil pesos. Incluso en el caso de los y las jóvenes de 17, 18, 19, 20 años y más. Por experiencia puedo decir que incluso, las universitarias tienen su historia de dolor. Incluso muchas terminan la carrera y al final no la ejercen porque han conocido un camino aparentemente más fácil de ganar dinero y deben lidiar a diario por ocultar un sentimiento de sucieza en su interior. Ríen y no ven la explotación como un problema porque viven en un proceso de negación de su realidad, pero cuando la vida las pone frente a un espejo se descubren frágiles. El menor abusado es vulnerable a la explotación sexual porque puede empezar a tener conductas muy sexualizadas debido a las sen-saciones que le han despertado”.
Una cadena que sí puede pararCuando un menor es abusado el primer sentimiento equivocado que sale a flote es la culpa: ¿por qué me dejé?, ¿por qué no dije o no digo nada?. El otro sentimiento es el miedo: ‘si digo me van regañar, van a decir que yo me lo busqué’. El otro sentimiento es asco hacia su propio cuerpo que sienten manoseado y violentado; y asco hacia el abusador, un cuerpo con el que nunca de-searon tener intimidad . En la mayoría de los casos, el abusador es un familiar o una persona cer-cana al niño con el que este tiene una relación de confianza, eso le genera al menor sentimientos ambivalentes. Lastima y odio a la vez; no quiere denunciarlo porque no quiere que termine en la cárcel, pero también lo odia por lo que le está haciendo.Jorge Redondo, director del Bienestar Familiar en Cartagena, expresa que cuando un niño es vulnerado en su intimidad es necesario empezar cuanto antes un proceso activo de restableci-miento de derechos y hay dos vías para concretarlo: en el ambiente familiar o separado de éste. En cualquiera de los casos se conforma un grupo interdisciplinario compuesto por un sicólogo, una trabajadora social y un abogado que haga las veces de defensor de familia.Lo primero que debe hacer la comisión es determinar que otros derechos del niño no estén siendo vulnerados; por ejemplo que esté registrado, que esté estudiando, que tenga un techo segu-ro, que este afiliado al régimen de salud, que tenga una alimentación adecuada, etc. Se entrevista a cada uno de los miembros de la familia para decidir si el niño puede seguir ahí o si debe ser reti-rado del ambiente y se procede a diseñar un plan de atención específico para el menor y la fami-lia. Si se decide dejar al niño en el ambiente familiar, sea con la madre, con el padre o con la fa-milia extensa que son los abuelos, los tíos o primos, por ejemplo, se hace un compromiso para que todos acudan semanalmente a terapia con la sicóloga y la trabajadora social, ya sea en nues-tros zonales o una institución contratada por el Bienestar . “De nada sirve sólo tratar al niño, si la familia no colabora, por eso es indispensable involucrarlos a todos. Cuando la familia no viene, nuestras trabajadoras sociales y sicólogas van hasta las casas a buscarlo. Además el Bienestar hace una o dos visitas reglamentarias a la casa para verificar las condiciones en que está el niño. A veces puede ocurrir que el Bienestar no haga lo que la gente espera, pero en cada decisión que tomamos lo que buscamos en que se haga el menor daño posible al niño. Si verificamos que no hay peligro lo dejamos. A veces los menores se preguntan ¿la víctima fui yo y a mi es que me castigan aleján-dome de mi familia?”, dice Isis Castilla, defensora de familia.En caso que el menor sea retirado del núcleo familiar porque la comisión advirtió factores de riesgo, como por ejemplo complicidad de la madre o que el abusador esté libre y en contacto con la familia, es llevado a un hogar sustituto o a una institución con la que el Bienestar Familiar ten-ga contrato de servicio, dependiendo de la edad. Los menores de 10 años preferencialmente van a un hogar sustituto.Renacer y Restaurar son las dos fundaciones en Cartagena con la que el Bienestar tiene con-trato de esta índole. En la primera se atienden más los casos de explotación sexual. Allí los niños son internados y atendidos por sicólogas, nutricionistas y trabajadoras sociales; reciben educación académica acorde a su edad y se les capacita para la vida laboral; además se les brinda apoyo para el proceso legal que amerita un delito como este. En Restaurar se les ofrece igual atención, pero esta institución sólo atiende los niños abusados, desde un año de edad hasta los 18 años. El me-nor que recibe atención actualmente tiene tres años. Aquí los niños no quedan internos, sino queacuden diariamente, de mañana o de tarde, en la jornada distinta a la que asisten a clases. Estos menores pueden estar viviendo en su núcleo familiar u hogar sustituto.El programa de restablecimiento contempla seis meses iniciales. Cumplido este tiempo el gru-po interdisciplinario hace una evaluación y decide si el menor debe seguir en el programa. Hay niños que necesitan permanecer en el programa por un año o más. El tiempo que amerita una restauración es distinto en cada víctima.Estas instituciones, Restaurar y Renacer, mantienen contacto directo con las comunidades y visitan establecimientos públicos sospechosos para identificar posibles casos y entrar en contacto con la víctima. En el caso de explotación sexual intentan persuadir al mismo menor para que se vincule al programa y luego instaurar la denuncia a través del Bienestar y en el caso de abuso, primero se le da aviso al Bienestar para entrar a hacer la verificación del hecho.
Efectos del proceso de reparación
“Cuando se trata a un niño abusado ya no se va a tener en el futuro a un probable abusador, ni tampoco a una posible prostituta”, precisa Adela Matub, directora de la fundación Restaurar, que actualmente atiende a 30 niños con esta problemática.Desde su experiencia, Matub asegura que las campañas públicas de concientización sobre el flagelo del abuso sexual infantil no están siendo eficaces “Aún hay mucho tabú. Los adultos no denuncian por miedo a la estigmatización, a la fractura que eso causa en la familia, ponen de primero los prejuicios ante de la reparación del niño.“En este mismo momento que la gente está leyendo este artículo, ¿cuántos menores están ocultos en sus hogares viviendo en silencio este dolor?. Es necesario hablar para no cultivar una generación envenenada en su frustración”.Matub explica que una experiencia traumática como el abuso sexual genera conductas apren-didas y equivocas en los menores que podrían terminar consintiendo como algo normal porque un niño nunca espera que un ser que él ama (madre, padre, abuelo, tío, cualquier familiar) le ha-ga daño. Ahí existe el peligro que de manera inconsciente ellos quieran replicar su dolor en otros pares. Claro que la consciencia también la aporta la edad. En las terapias un punto importante es evitar que el niño se sienta revictimizado.“Tenemos que aprender a remitir la carga. Primero hay que sanar el dolor. ¿Cómo se hace es-to?, enseñándole al menor y a la familia a perdonarse ellos mismos y al abusador, sin que esto im-plique dejar en la impunidad el caso, a creer que hay un Dios que lo repara todo y orientando a los adultos sobre el trato que el niño debe recibir. Hay que guiar a la familia para recuperar valo-res, autoestima y pautas de enseñanza”.

DETONADORES
Varias de las conductas que hacen vulnerable a los niños son:-Padres pasivos que no ven con ojos de alerta que sus hijos sean expuestos a temprana edad a imá-genes de contenido sexual en la televisión. E incluso pasar por un puesto de venta de CD piratas, en los que alegremente se exhiben cintas pornográficas, constituye un abuso.-Padres que de manera inconsciente exponen sus hijos a la vulnerabilidad: por ejemplo, invitan a unos amigos a tomar licor en su casa, mientras los niños están durmiendo. En un descuido uno de los ami-gos pide el baño prestado y es una mera excusa para entrar en el cuarto de los menores. La misma situación puede pasar cuando los padres se van a tomar con los niños a la casa de un amigo y por no dejar la rumba acuestan a sus hijos en el cuarto de esa casa sin calcular quién puede entrar ahí y vio-lentarlos; o peor mandan a los niños para la casa con un supuesto amigo que a mitad de camino abu-sa de ellos.-Padres permisivos que no ven con ojos de alerta que sus hijos tengan amistades inapropiadas, que permiten, principalmente a sus hijas vestir con modas que le exhiben el cuerpo.-La carencia de roles en el hogar. Mujeres que salen a trabajar, mientras maridos con conductas du-dosas se quedan mucho tiempo solos con los niños.-La carencia de afecto.-La carencia de figuras de respeto.
ESTADÍSTICA
En lo que va del 2009, han sido atendidos en Medicina Legal 55 menores de edad abusados sexual-mente. Diez de las víctimas tienen entre 1 y 5 años; 17, tienen entre 6 y 10 años; otros 17, oscilan en-tre los 11 y 14 años; y 11 más, están entre los 15 y los 18 años.En el 2008, 91 víctimas fueron menores de 1 a 5 años; 117 fueron niños y niñas entre los 6 y 10 años; y 217, fueron adolescentes entre los 11 y 18 años; para un total de 425 casos.Cada caso es más que un número frío. Es una historia dolorosa que afecta una vida; por eso es nece-sario despertar consciencia en los adultos para que se conviertan en cuidadores permanentes de los menores, independientemente que sean sus hijos o no.