lunes, 31 de agosto de 2009

LA SEXUALIDAD EN LOS ADULTOS SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL INFANTIL.


La sexualidad humana es un asunto que tiene tantas interpretaciones como individuos. Sin embargo hay factores pueden ser muy influyentes a la hora de determinar aspectos de nuestra sexualidad. Parece poco discutible que los abusos sexuales padecidos durante la infancia (ASI) sean uno de los aspectos más drásticos e intrusivos, y por lo tanto, uno de los que más puede modificar nuestra realidad y nuestra percepción en relación con el sexo.

La relación que establecemos las personas sobrevivientes de ASI con la sexualidad dista bastante de lo que podríamos considerar como normal, por lo que suele ser común que se halle situada en los extremos. Así pues, algunas veces se cae en la más absoluta promiscuidad y otras tantas manifestamos un rechazo más o menos acusado a todo lo referente al sexo. Ambas posturas, a pesar de ser opuestas, son perfectamente explicables.

Es probable que el rechazo sea más fácil de entender. Frente a unos abusos sexuales reiterados que, por la edad, no pueden ser interpretados ni procesados en modo alguno por el niño, lo que se hace es archivarlos en la mente, asociando el sexo con algo horrible. Aunque más adelante la madurez nos permita reinterpretar muchas cosas, lo cierto es que ese mensaje que grabaron a fuego en nuestra infancia puede llegar a tener un poder devastador. A partir de ahí pueden aparecer patologías como el vaginismo u otras secuelas, entre las que también se encuentra una ausencia total de contacto con el sexo; incluido con uno mismo. De hecho es un comentario frecuente decir que se siente asco hacia el propio cuerpo.

Si todo lo anterior es como lo hemos explicado, que lo es, ¿como podemos explicar también lo contrario? Aunque ocurre con menor frecuencia, también es bastante habitual que las personas abusadas caigan en una promiscuidad descontrolada. En este sentido me permito traer a colación un estudio estadístico que se hizo con prostitutas. Según el mismo, un 60% de las encuestadas manifestaron haber padecido abusos sexuales en su niñez. Debemos tener en cuenta que buena parte de los abusos sexuales no se llevan a cabo mediante el uso de la violencia. El adulto, por lo general un familiar, tiene suficiente con las armas que le confiere su autoridad sobre el menor. Y no sólo eso; si es necesario se hace uso del chantaje, de las amenazas y, lo que nos interesa en este caso, del cariño. Cuando se trata de abusos intrafamiliares, sobre todo, el mensaje que se traslada al menor es que se le hace todo eso porque es especial y porque se le quiere. Puede ocurrir, entonces, que entre otras muchas secuelas, también esté la de relacionarse con los demás a través del sexo; es decir, la persona abusada termina auto convenciéndose que, o bien sólo sirve para eso, o bien que esta es la manera de expresar afecto, cariño o amor. Es, en definitiva, la que se ha adquirido mediante este aprendizaje tan doloroso como erróneo. Igualmente se pueden dar desórdenes como la masturbación compulsiva o una adicción al sexo. Y también al sexo de pago, lo que añade una carga económica al problema.

Otra dificultad que aparece en nuestra vida con una mayor incidencia que el resto de la población versa sobre nuestra orientación sexual. Es normal que a ciertas edades uno pueda tener ciertas dudas, sin embargo en nuestro caso las dudas pueden permanecer flotando en nuestra mente durante mucho tiempo. En un foro sobre ASI que administro he confeccionado diversas estadísticas. Una de ellas buscaba respuestas sobre este asunto. Los resultados nos hablan de un 6% homosexual y otro 6% bisexual. Estas cifras habría que cotejarlas con el resto de la población para comprobar si realmente la incidencia es significativa. Las cifras no parecen indicarlo, desde luego, sin embargo las dudas de las que hablaba antes creo que son más acusadas en nuestro colectivo.

Decía al principio que una de las complicaciones más graves que comporta el ASI respecto de nuestra sexualidad es lo intrusivo que puede llegar a ser. Cuando en nuestra vida se ha producido un hecho traumático, algunos elementos asociados al trauma, mucho tiempo después, pueden hacernos reexperimentar las sensaciones negativas que vivimos en el pasado. Es decir, si de niños tuvimos malas experiencias con el agua porque estuvimos a punto de ahogarnos, por poner un ejemplo, ese miedo puede seguir latente y manifestarse en ocasiones donde el agua sea protagonista. En nuestro caso, al tener una experiencia tan negativa con el sexo, también ocurre que la relaciones que podamos tener con una pareja de la que, además, estemos totalmente enamorados, nos puede retrotraer al pasado y a las imágenes, olores, sensaciones o incluso colores que asociamos con los abusos padecidos en la niñez, dando al traste con un momento que debería ser todo lo contrario. Muchas personas manifiestan que muchas veces son incapaces de realizar el acto sexual con su pareja, otras están ausentes durante el mismo o bien en un momento dado salta el interruptor de los recuerdos y se echa todo a perder. Y otras tantas dicen que después de hacer el amor sienten ganas de llorar.

Es lógico que el sexo sea uno de los aspectos más dañados en las personas que fueron víctimas de abusos sexuales, pero a pesar de ello y aunque no sea nada fácil, también puede superarse.

INDICADORES DE ABUSO SEXUAL


Uno de los elementos más delicados en la evaluación de la veracidad del testimonio lo encontramos en los casos de abuso sexual infantil. En caso de que tales abusos se hayan producido ello puede suponer una experiencia emocional y psicológica muy dura para el niño o la niña. En los casos en que tales denuncias no se sustentan ello ocasiona un grave perjuicio a quienes han sido acusados falsamente. Tenemos referencias cercanas en la prensa.
Entrevistar a niños no es sencillo. Un policía con amplia experiencia en interrogatorios a adultos puede encontrarse con que las herramientas y técnicas que conoce no funcionan en el caso de los niños. Lo que también es verdad en el caso de los psicólogos o psiquiatras: no es lo mismo realizar una entrevista clínica a un adulto que a un niño. Precisamente esta falta de pericia puede hacer que se obtengan declaraciones falsas. A ello ayuda tanto la falta de experiencia como las ganas de obtener testimonios para una condena.
Existen una serie de indicadores que podemos tener en cuenta en los caso de abuso sexual y cuya presencia nos ponen sobre aviso de la posible ocurrencia del abuso. Es importante tener en cuenta que la presencia de estos indicadores en la entrevista con el niño o la niña no debe cegarnos: será necesario fundamentar adecuadamente la relación de causalidad entre los indicadores y el posible abuso.

INDICADORES FÍSICOS

- Dolor, golpes, quemaduras o heridas en la zona genital.
- Cerviz o vulva hinchadas o rojas.
- Semen en la boca, en los genitales o en la ropa.
- Ropa interior rasgada, manchada o ensangrentada.
- Enfermedades de transmisión sexual en genitales, ano, boca u ojos.
- Dificultad para andar y sentarse.
- Enuresis o encopresis.
- Problemas de sueño o alimentación.
- Embarazo en adolescentes.

INDICADORES COMPORTAMENTALES


- Pérdida de apetito.
- Llantos frecuentes, sobre todo en situaciones afectivas o eróticas.
- Miedo a estar sola, a los hombres o a un determinado miembro de la familia.
- Rechazo al padre o a la madre de forma repentina.
- Cambios bruscos de conducta.
- Resistencia a desnudarse y bañarse.
- Aislamiento y rechazo de las relaciones sociales.
- Problemas escolares o rechazo en la escuela.
- Fantasías o conductas regresivas (chuparse el dedo, orinarse en la cama, etc.).
- Tendencia al secretismo.
- Agresividad, fugas o acciones delictivas.
- Autolesiones o intentos de suicidio.

INDICADORES EN LA ESFERA SEXUAL

- Rechazo de las caricias, los besos y el contacto físico.
- Conducta seductora.
- Conductas precoces o conocimientos sexuales inadecuados para su edad.
- Interés exagerado por los comportamientos sexuales de los adultos.
- Agresión sexual de un menor a otros menores.

EL A.S.I EN EL SALVADOR, HONDURAS Y GUATEMALA


En El Salvador la edad promedio en que las niñas víctimas de abuso sexual experimentaron tanto abuso sin penetración como coito forzado fue 9.7 años. En esta importante investigación del abuso sexual infantil en El Salvador, Guatemala y Honduras las autoras encuentran que además del trauma inicial, el abuso sexual de niñas tiene un impacto negativo en el largo plazo. La investigadora principal, la Dra. Ilene S. Speizer, es Profesora Investigadora Asociada en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de North Carolina en Chapel. Es autora de numerosas investigaciones sobre la salud de los jóvenes.

Estudios realizados en diversos países del mundo muestran que entre 7% y 36% de las mujeres dicen que experimentaron alguna forma de abuso sexual en su infancia. Es más, muchas mujeres tuvieron su primera experiencia sexual a la fuerza o en circunstancias indeseadas.

Estudios de encuestas internacionales de la década de los 90 indican que entre 7% y 47% de la gente joven con experiencia sexual entrevistada expresó que su primer encuentro sexual fue forzado. Estas cifras varían considerablemente y sin duda subestiman el problema de violencia sexual debido a (1) problemas relacionados con los métodos y definiciones que se emplean para medir el alcance del abuso y (2) la aversión de las mujeres a revelar información sobre violencia sexual.

Los estudios de violencia sexual consistentemente muestran que quienes realizan el abuso son personas que la víctima conoce, y con frecuencia el agresor es su pareja, incluyendo novios y esposos. Buena parte de estos resultados provienen de estudios de mujeres de 15 años o más que han reportado abuso reciente.

Los resultados de Latinoamérica son consistentes con los de otras regiones del mundo al determinar que las mujeres que experimentan abuso sexual cuando niñas son más vulnerables en el futuro a tener sexo no consensual, al aumento en el riego de sexo consensual sin protección, y a problemas de salud mental y psicosocial. Sin embargo, se sabe menos sobre la asociación entre abuso sexual en la infancia y el abuso sexual o físico de parejas agresoras, tomando en cuenta los numerosos factores demográficos asociados con el abuso de parte de la pareja.

Nuestro estudio llena vacíos en la comprensión del abuso sexual infantil en Centroamérica usando encuestas basadas en la población nacional, muestras estadísticas comparables, y las mismas definiciones de abuso sexual para los tres países estudiados, El Salvador, Guatemala y Honduras. Estas mejoras metodológicas permiten evaluar la prevalencia de abuso sexual infantil, identificar a los agresores del abuso, y determinar si hay asociaciones entre el abuso sexual infantil y la violencia de pareja agresora al llegar a la edad adulta.

Este estudio utiliza datos de encuestas realizadas en los tres países: la Encuesta Nacional de Salud Familiar de El Salvador de 2004, la Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil de Guatemala de 2002, y la Encuesta Nacional de Epidemiología y Salud Familiar de Honduras de 2001.

En las tres encuestas las entrevistas las llevaron a cabo mujeres que hablaron con las entrevistadas en sus casas. Antes de comenzar la encuesta las entrevistadoras solicitaron aprobación verbal a todas las mujeres. Se les aseguró que no tenían obligación de participar en la entrevista y que se podían rehusar a responder cualquier pregunta que no quisieran contestar.

En El Salvador se les preguntó “alguna vez la han forzado al acto sexual (violación)?” y “la ha forzado alguien a hacer una de las cosas siguientes: desvestirse, tocar o ser tocada en las partes íntimas, besar, abrazar, o cualquier otra acto sexual sin penetración?” Usando estas dos preguntas creamos para El Salvador una medida compuesta de abuso sexual que incluye tanto violaciones como abuso sexual sin penetración.

A todas las mujeres que habían tenido experiencias de abuso sexual se les preguntó quién cometió el abuso. Las mujeres que habían sido abusadas más de una vez (por ejemplo, antes de los 15 años y a una edad más avanzada) podían reportar más de un agresor. En el caso de mujeres que habían experimentado más de un abuso y reportaron agresores múltiples, los datos no nos permitieron identificar cuál agresor estaba asociado con el abuso antes de los 15 años. Por lo tanto, se incluyen a todos los individuos reportados en el análisis de los agresores.

A todas las mujeres, sin importar su estado civil, se les hicieron preguntas sobre violencia el año anterior con parejas agresoras. Las medidas de violencia incluyen haber estado expuestas el año anterior a violencia física (incluyendo golpes, que les arrojen objetos, y amenazas a muerte), o a violencia sexual. En cada país la lista de actos específicos de violencia física era ligeramente diferente.

Frecuencia de abuso sexual.

Honduras y El Salvador tuvieron la proporción más alta de mujeres que reportaron haber experimentado abuso sexual a cualquier edad: 13.4% y 12.6% respectivamente. En comparación en Guatemala la proporción fue 7.1%. La frecuencia de abuso sexual antes de los 15 años fue más alta en Honduras donde 7.8% de las mujeres dijo que las habían abusado de alguna manera antes de cumplir 15 años.

En El Salvador, donde se hicieron preguntas separadas sobre el tipo de abuso sexual (abuso con o sin penetración), 1.4% de las mujeres experimentaron solamente penetración forzada antes de los quince años y 1.1% reportaron haber experimentado tanto abuso sin penetración como acto sexual forzado antes de los 15 años. En total, 22% de las mujeres que experimentaron abuso sin penetración antes de los 15 años también experimentaron acto sexual forzado antes de los 15 años.

En el total de los tres países la edad promedio de abuso sexual infantil fue 10 ½ años, lo que indica que más de la mitad de las mujeres que fueron abusadas antes de los 15 años tuvieron su primera experiencia antes de cumplir los 11 años. En El Salvador, donde es posible encontrar la edad promedio de abuso de acuerdo por tipo de abuso, las mujeres que experimentaron tanto abuso sin penetración como coito forzado antes de los 15 años fueron abusadas a la edad más temprana (promedio 9.7 años).

Agresores en el abuso sexual infantil


En los tres países los agresores de abuso sexual infantil eran conocidos por la víctima y, en muchos casos, miembros de su familia. En los tres países los agresores más comunes eran vecinos o conocidos, o miembros de la familia, incluyendo tíos, primos, y hermanos. En los tres países se reportaron con frecuencia similar a extraños y padrastros. En El Salvador el 11% de las mujeres reportaron que el agresor fue su padre. El porcentaje de mujeres que dio esta respuesta fue menor en Guatemala y en Honduras.

En El Salvador, donde es posible separar el abuso con y sin penetración, los agresores más frecuentes de abuso sin penetración fueron miembros de la familia aparte del padre o padrastro, incluyendo vecinos y conocidos. Entre las mujeres que reportaron abuso forzado con penetración antes de los 15 años, se reportaron con la misma frecuencia a vecinos y conocidos, padres, padrastros, otros miembros de la familia y extraños. Finalmente, entre las mujeres de El Salvador que reportaron tanto abuso con penetración como sin penetración el agresor más frecuente era el padre (22%) seguido de un vecino o conocido (19%) y finalmente un extraño (15%).

Asociación entre abuso sexual infantil y violencia de pareja


En el conjunto de los tres países, la proporción de mujeres que informaron sobre casos recientes de abuso de pareja fue el doble para las que experimentaron abuso sexual infantil que para las que no lo experimentaron. Por ejemplo, en Guatemala, 10% de las mujeres con pareja que no experimentaron abuso sexual infantil experimentaron violencia de pareja versus 23% en el caso de mujeres que habían experimentado abuso infantil.

Tomando en cuenta las características demográficas, las mujeres con pareja en Guatemala que sufrieron abuso infantil tenían 2.4 más probabilidades de haber tenido un episodio reciente de violencia de pareja; en Honduras la probabilidad era 1.8. En el Salvador, donde la frecuencia de violencia de pareja era menor que en los otros dos países, no había una diferencia significativa entre mujeres que experimentaron abuso sexual infantil y las que no tuvieron esa experiencia.

En El Salvador y Guatemala las mujeres que fueron testigos de violencia contra sus madres tenían el doble de probabilidades de haber tenido un episodio reciente de violencia de pareja. El único otro factor demográfico que tuvo un efecto consistente fue la residencia urbana o rural: la probabilidad que las mujeres de las zonas urbanas hubieran experimentado recientemente violencia de pareja era significativamente mayor que para las mujeres de zonas surales.

Con los datos disponibles no podemos determinar porqué o cómo el abuso sexual infantil está asociado con la violencia de pareja. Algunos mecanismos posibles para la asociación entre abuso sexual infantil y la violencia de pareja en el futuro puede estar relacionado con: (1) habilidades para relacionarse y expectativas que colocan a las víctimas de abuso sexual infantil en riesgo de abuso en una relación de pareja más adelante; (2) normas de la comunidad que afectan las dinámicas de las relaciones y dan como resultado riesgo de abuso sexual a lo largo de la vida. En particular, en el contexto latinoamericano, donde es común la cultura del machismo, las expectativas de que el hombre es dominante y agresivo y la mujer sumisa puede tener como consecuencia que las mujeres consideren que el abuso sexual es aceptable y que se debe tolerar para salvaguardar la unidad familiar.

Los hallazgos de este estudio tienen implicaciones para políticas y programas. Primero, para proteger a las jóvenes deben existir y se deben reforzar políticas de arresto y proceso judicial de los agresores. Segundo, una estrategia importante pueden ser programas escolares dedicados a la prevención del abuso sexual infantil incrementando las habilidades y confianza necesarias para evitar el abuso sexual y aumentando el número de denuncias. Tercero, quienes dan servicios de salud necesitan entrenamiento para aprender a reconocer factores de riesgo y síntomas de abuso sexual en niñas y adultas. Cuarto, se necesita una comprensión mayor en el contexto centroamericano de las influencias culturales que inciden en la identificación y tratamiento del abuso.

*University of North Carolina at Chapel Hill, School of Public Health, Department of Maternal and Child Healt

jueves, 27 de agosto de 2009

ADULTOS SOBREVIVIENTES DE A.S.I.


El abuelo Ignacio era muy querido y admirado por Juancito. Siempre que iban con sus padres a visitarlo los domingos, le contaba historias de cuando era marino, a principios de siglo 20. De cómo navegó en un barco mercante a velas y así vino de su Italia natal. El anciano conservaba esos elementos tan característicos de un marinero (el abrigo con grandes botones, la navaja hecha a mano, el reloj de bolsillo.). Hacía barquitos dentro de botellas. Sabía hacer nudos de todo tipo. Tenía muchas historias increíbles.

Un domingo cuando Juan tenía alrededor de 9 años los abuelos fueron de visita a la casa donde vivía el niño. A pasar el día en familia . Y todo iba bien, como siempre, hasta que el abuelo llevó a Juan a un cuarto donde estaban solos, e hizo cosas con él que no podía entender; y lo obligó también a hacer otras cosas. No es que a Juan le parecieran buenas o malas, simplemente que no las entendía. Que nunca se le habían cruzado por la mente. Mientras esto pasaba el abuelo decía que no debía contarle a nadie lo que pasaba, que debía ser un secreto entre ellos.
Este hecho se repitió otras veces.Hasta allí el recuerdo.
Esto que parece tan fuerte y de lo que no creo que sea necesario detallar más, por alguna razón quedó borrado en la mente de Juan durante 37 años. Durante ese tiempo creció, construyó una vida de adulto, se casó y tuvo unos hijos hermosos.

Técnicamente alguien que vivió una situación de incesto de este tipo, es considerado adulto víctima de Abuso Sexual Infantil Intrafamiliar (A.S.I.I.). Actualmente los autores usan un término mucho más adecuado que "víctimas": los llaman "sobrevivientes".

Es frecuente ver a profesionales y organizaciones ocuparse de niños que han sido abusados. Los juzgados del menor en cada ciudad están abarrotados de situaciones de este tipo. En todos los casos, la realidad que muestran los psicólogos y asistentes sociales encargados de tratar con estos temas, es que la cantidad de casos es tan grande que superan completamente sus posibilidades.

Esos niños de uno u otro modo comienzan a ser tratados desde ahora por lo que han sufrido.

Pero en los hogares hay una cantidad mucho mayor que nunca van a tener la oportunidad de contarle a nadie lo que les pasa. Guardarán estos hechos en la más absoluta soledad y secreto y crecerán con ello en su mente y en su corazón. Se harán adultos y vivirán sus vidas, en muchos casos "olvidándose" de los abusos.

De estos adultos es de quienes les propongo ocuparnos.

¿Qué pasa cuando un niño es abusado?

* Debería experimentar rechazo o resistencia, pero están inhibidos por el temor que genera la relación de parentesco.

* El niño se asocia psicológicamente con su agresor. Se identifican. Se confunden. Se olvida de su propio deseo. El agresor se hace intra-psíquico. Deja de ser alguien externo y se convierte en interno.

* El niño se identifica con su agresor y se siente culpable. Al mismo tiempo es inocente y culpable. En la locura que deviene en su mente, la agresión se vuelve interna. El niño se vuelve su propio agresor, comparte la culpa con el otro.

* El niño necesita generar estrategias de supervivencia. Y vive procesos que van desde petrificación inicial, negación, desmentida, minimización del problema, reducción a "cosa" y aceptar su nueva condición.

* Cuando un niño sufre alguna situación que lo asusta, recurre a sus padres buscando contención, protección. En estos casos no pueden hacer eso, porque hay un secreto. Alguien le dijo "no se lo digas a nadie porque." y hay una amenaza que sigue a los puntos suspensivos. El pequeño siente que si habla será culpable de la destrucción de la familia, de la separación de sus padres, será responsable de mayor destrucción de la que él vive. En su mente, surge la idea de que su secreto mantendrá la familia unida.


El A.S.I no respeta condición social, formación intelectual.

¿Podemos comprender la magnitud del problema?


Si no estamos preparados a ser sensibles, a escuchar, si no estamos entrenados para pensar en esto, no podremos dar ayuda.

Y estén preparados para responder adecuadamente. Muchas veces la persona que busca ayuda necesitará la interacción con un profesional.

¿Puede un adulto sobreviviente de A.S.I recuperarse?

Seguramente que sí, en la medida en que pueda reconocer la causa real de sus problemas, ponerle nombre, identificar las consecuencias que vive. Liberarse de una culpa que no es propia. En la medida en que pueda encontrarse real o espiritualmente con su agresor, confrontarlo para enfrentar sus propios miedos y sentimientos de intimidación y perdonarlo.

Debe irse hacia el pasado a buscar ese niño que quedó en un cuarto a oscuras, sólo y asustado, sucio y lastimado. Se lo debe abrazar, consolar, limpiar, sanar. Se le debe enseñar a llorar.

La sensación será la de recuperación de una inmensa paz. La de dormir mejor, la de aprender a sonreir, la de aprender a devolver el amor que se recibe, la de aprender a amar nuestro cuerpo, la imagen que vemos en el espejo.

Conocer nuestro valor, generar nuestra propia identidad. Controlar nuestras adicciones. Reconocer nuestras conductas. Levantarse de buen humor. Poder pensar en futuro y hacer planes. Conquistar la alegría de vivir.

La sensación de mutilación quedará, como la de alguien a quien le falta una parte de su cuerpo por un accidente traumático. Pero se puede aprender a vivir con esa carencia.

No es cuestión de olvidar el pasado. Los hechos ocurrieron y estarán allí por siempre. Ser sanado interiormente permitirá convivir con lo que es parte de nuestra vida y recordarlo sin dolor.

Es un aprendizaje que puede hacerse. Y vale la pena.

PROTEJER Y CONTENER AL MENOR


La Organización No Gubernamental Proteger - Ayudar y Contener al Menor (P.A. y C.A.M), viene trabajando desde aproximadamente dos años con el objetivo principal de bajar el elevado número de abusos sexuales, violencia escolar, familiar en nuestra provincia.
Es muy importante destacar que el próximo 19 de noviembre se conmemora el “Día Internacional de la Lucha Contra el Abuso Infantil”, es por eso que esta Organización No Gubernamental continúa con su campaña de prevención.
Estos jóvenes colaboradores que integran la ONG se han encargado de ir concientizando a la sociedad de Río Gallegos, ya que al pasar por las escuelas, Centros de Salud o por el mismo Hospital Regional de Río Gallegos uno puede observar los afiches que fueron pegados por los jóvenes, directivos, docentes que integran está institución.
Respecto a la campaña, “El Periódico Austral” dialogó con Lorena, quien es la presidenta de la ONG y comentó “hace unas semanas atrás iniciamos con lo que es la campaña preventiva contra este tema que nos preocupa a toda la sociedad, no tan sólo de nuestra ciudad, sino que también el tema de abusos sexuales está creciendo en toda nuestra provincia. Es por eso que de manera conjunta trabajamos con diferentes instituciones, pasados varios días del inicio de dicha campaña, hoy queremos informarle a la gente que los resultados están siendo muy positivos ya que se ha acercado mucha gente a consultarnos, como así también cuando repartimos folletería en el centro, ya nos aceptan, nos escuchan, hasta han pasado casos de que nos han ayudado”.

Respuesta de la juventud

Al ser consultada por el trabajo de los adolescentes, Ojeda apuntó que “la verdad que los jóvenes hoy en día están ayudando muchísimo con el trabajo que estamos realizando, creo que hoy por hoy sin ellos costaría mucho más llevar nuestra campaña, por ejemplo la campaña vigente es repartir folletería, pegar afiches y la verdad que ellos nos ayudan, a pesar de que el año pasado contábamos con un gran número de chicos actualmente tenemos un grupo grande y muy lindo”.

Semana de la lucha contra el abuso infantil

La semana contra el abuso inicia el 19 de noviembre, para ello la ONG Proteger Ayudar y Contener al Menor está organizando para toda esa semana diferentes actividades, realizarán marchas por los diversos barrios de la ciudad, entrega de folletería, charlas en las escuelas, entre otras actividades que con el transcurrir de los días los darán a conocer.

ACCIONES LEGALES EN ARGENTINA


La Legislatura provincial tratará en el recinto un proyecto de ley por el cual se inhabilitará a condenados por delitos sexuales a trabajar en ámbitos relacionados con chicos o jóvenes.


Viedma.- Las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Presupuesto y Hacienda, en reunión plenaria, dieron tratamiento a varios expedientes que requerían de su dictamen conjunto.
El encuentro permitió dar trámite favorable a la iniciativa de la legisladora Patricia Ranea Pastorini (ACD) que promueve la inhabilitación a perpetuidad para el desempeño y ejercicio de todo cargo, empleo, actividad o profesión relacionada con el cuidado, atención, instrucción, enseñanza o cualquier otra actividad o servicio público que implique el trato directo con niñas, niños o adolescentes, a quienes hayan sido condenados por delitos contra la integridad sexual.
“En los últimos años las denuncias sobre diferentes formas de abuso infantil han crecido sustancialmente en todo el mundo” no obstante lo cual “y muy especialmente en el caso del abuso sexual, gran parte del iceberg sigue sumergido y oculto a pesar de los progresos recientes” sostuvo la autora al fundamentar el proyecto.
Agregó Ranea Pastorini que “la magnitud del problema supera nuestra imaginación. Se ha estimado que anualmente, el uno por ciento de los niños sufriría abuso sexual y que el 20% de los niños que alcanzan la vida adulta han experimentado durante su infancia alguna forma de abuso sexual”.
“La pedofilia o la pederastia, utilizados como sinónimos en el lenguaje común y periodístico al referirse a situaciones de abuso sexual y violación a niños y adolescentes, se ha incrementado notoriamente en los últimos años. Las estadísticas a nivel mundial señalan que, sufren de explotación sexual mas de dos millones de niños”.
Según el Sistema Nacional de Información Criminal, en la Argentina se cometen 9,5 delitos sexuales cada 100.000 habitantes. En Chile, esa tasa es de 9,2; en Venezuela, de 15, y en México, de 14,8. En los países desarrollados “estos números son mayores, aunque se cree que se debe a que se denuncia la mayoría de los casos de violación o abuso sexual”, dijo Ranea Pastorini.
Afirmó la legisladora que “en la provincia de Buenos Aires, entre enero y septiembre del año 2007, se realizaron 1016 denuncias sobre casos de abuso a menores, un 40% más que la registrada en los mismos meses de 2006. Del total de las denuncias recibidas en esa provincia, siete de cada diez casos de abuso sexual tienen como víctima a un menor de edad”.

Frente a “esta realidad horrorizante y al daño irreparable producido a jóvenes y niños cuyas vidas son estigmatizadas, a veces inclusive destruidas, debemos asumir el indelegable, imperativo y proclamado propósito de proteger y preservar el sano y libre desarrollo y formación de los niños y adolescentes al menos en la esfera de competencia del Estado rionegrino”.
Entre otros conceptos explicó que la inhabilidad que promueve esta norma abarca a todos los funcionarios y agentes del Estado, entes autárquicos, descentralizados y demás instituciones públicas o privadas de Río Negro cuya actividad o ejercicio implique una relación directa e indirecta con niños, niñas y adolescentes y que dependan para su funcionamiento como tal, de una autorización, licencia o habilitación del Poder Público Provincial.

Grabaciones de juicios por crímenes contra la humanidad
En la reunión también fue dictaminado de manera favorable el proyecto de ley de Silvia Horne (PJ) que promueve que El Ministerio de Educación de la Provincia, la Subsecretaría de Derechos Humanos y los medios de comunicación con participación del Estado, obtendrán y asegurarán las grabaciones de los juicios por crímenes contra la humanidad ocurridos en el período 1976-1983.
El mismo tratamiento tuvo la ley que auspician los legisladores Iván Lazzeri, Patricia Ranea Pastorini y Nelly Meana (ACD) para reglamentar el ejercicio del derecho de todos los habitantes de Río Negro de peticionar la revocatoria de una ley, según establece el artículo 149 de la Constitución Provincial.
También, aunque con modificaciones a la iniciativa enviada por el Poder Ejecutivo, el proyecto de ley que tiene por objeto establecer la composición de las comisiones de Fomento y la remuneración del comisionado de Fomento, respectivamente. Del debate surgió reformar el artículo que originalmente imponía la gratuidad de la tarea que desempeñarán los vocales de las comisiones.

Autoconvocados por la igualdad de derechos
El plenario recibió al inicio del encuentro a un grupo de vecinos “Autoconvocados por la Igualdad de los Derechos” quienes, tras una reciente reunión concretada en Fuerte San Javier, resolvieron presentar a los legisladores un documento con propuestas para reformar el proyecto del Poder Ejecutivo, de modificación a la Ley 643 que crea las comisiones y comisionados de Fomento.

Escudo de Río Negro
Las comisiones resolvieron conjuntamente dar dictamen favorable a la iniciativa de ley de la legisladora Magdalena Odarda (ARI) con la que propone revindicar el escudo de la Provincia que fuera aprobado por la Legislatura rionegrina en 1966.
Al respecto la autora recordó que el 27 de junio de ese año “fue sancionada la Ley 471, pero dos días después de aquella histórica sesión el golpe militar de Juan Carlos Onganía determinó que la norma no fuera promulgada”, tras lo cual el gobierno de facto de Río Negro encargó un nuevo símbolo que es el que aún está vigente y que será reemplazado por el sancionado por el gobierno democrático de entonces.
Finalmente se dio dictamen a numerosos proyectos de comunicación y declaración previstos en el temario de la reunión conjunta.

CONDENA CONTRA EL A.S.I EN ARGENTINA


El Superior Tribunal de Justicia rechazó el recurso que presentó el abogado defensor de un sujeto condenado a siete años de cárcel por el delito de abuso sexual y ratificó el fallo emitido por la Cámara Criminal de Viedma.

La causa involucra a S.F.V. (su identidad no consta en la documentación a la cual accedió ADN) que el 14 de noviembre de 2008 fue condenado por los jueces de la Sala B de la Cámara en lo Criminal de Viedma a siete años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal, en perjuicio de una menor de 17 años con problemas auditivos.

El aberrante hecho ocurrió el 17 de setiembre de 2006, en un horario que no se ha podido precisar con exactitud pero ubicable en horas de la madrugada, al finalizar el recital de Andrés Calamaro, que se realizó esa noche en la avenida Costanera de Viedma.

Según constancias oficiales, el sujeto tomó con fuerza a la menor, quien padece de hipoacusia conductiva bilateral, que iba caminando por la costanera, la sentó en la moto que conducía y la llevó en dirección al Centro Municipal de Cultura. Al llegar al monumento a Francisco de Viedma, ubicado a pocos metros de la calle, la bajó en forma violenta de la moto y la llevó cerca de unos árboles, la tiró al piso con fuerza, le bajó los pantalones con una mano, mientras que con la otra le tapó la boca y la penetró anal y vaginalmente.


La Cámara en lo Criminal tuvo por acreditados esos hechos y la autoría responsable del imputado con la precisión de que el hecho se produjo entre las 0:30 y la 1:30 horas del 17 de setiembre de 2006, en las inmediaciones del Centro Cultural de Viedma.

Uno de los jueces del STJ sustentó que “en el fallo se evidencia un adecuado análisis de la prueba de cargo y de descargo, por lo que la selección de una sobre la otra no responde a una íntima convicción del juzgador, para cuya comprobación es suficiente releer las múltiples observaciones relacionadas con los testimonios aportados por la defensa”.

Entre otros fundamentos, el magistrado afirmó que “no se advierte prescindencia de prueba decisiva. El informe médico -según el cual la víctima no presentaba lesiones externas al momento de los hechos- no es prueba de descargo, en tanto sólo era un examen ginecológico de una menor de 17 años. Por su parte, el peritaje bioquímico (que informó que la bombacha que la menor vestía al momento de los hechos no poseía manchas sospechosas de ser semen, ni tampoco vellos pubianos y que se observó la presencia de sangre) no es una prueba que obstaculice la conclusión condenatoria...”.


Agregó: “La inadvertencia de lesiones genitales no contradice la conclusión condenatoria, dado que se trata de un acto sexual forzado a una joven de 17 años y la doctrina más clásica explica que en tales casos lo relevante no son los signos genitales, sino los extragenitales, entre los que se destacan los traumatismos de lucha para dominar a la víctima...” (ADN)

martes, 25 de agosto de 2009

EL TIEMPO NO CURA ESTAS HERIDAS INFANTILES


"Todo explotó cuando yo tenía 34 años y dije que había sufrido abusos sexuales entre los 9 y los 17 años. Fue una bomba, claro". A los 52 años, esta barcelonesa nacida en Capellades, que ha dedicado el resto de su vida a ocuparse de casos como el suyo, aún evita hablar de aquella época y de todo lo que rodea esa experiencia. Se excusa: "Hice un pacto de discreción, que respeto aunque las circunstancias hayan cambiado". Tras dos horas de conversación, aparece una pista del trauma que perdura.
"Pensé durante mucho tiempo que había tenido abusos porque me los merecía.Creía que tenía la negra". La culpa. El porqué. Y al fin, mucho después, en plena madurez, con 34 años, la rebelión: poner las cartas sobre la mesa hablando del gran secreto oculto en el pasado. Y comprobar, a partir de ese momento, que su caso no es único, ni mucho menos.
Los abusadores suelen estar entre gentes próximas al niño: es lo que vemos todos los días", señala.

"Yo escribía. Escribo. No era un diario, eran notas, pensamientos. Una sobrina mía encontró esos escritos: así se destapó todo". Ese todo era el gran secreto de su trauma. "Cuando pasa una cosa así, la gente reacciona de muchas formas. Muchos no me creían, otros sí, cada cual se coloca en el lugar que le corresponde.
Busqué ayuda psicológica, pero estaba sola y frustrada: no podía hablar con nadie, ni tomar las riendas de mi vida. Lo dije todo para encontrar comprensión. Me di cuenta de que había una muralla de silencio, que el tema era un tabú hasta el punto de que mucha gente intenta borrarlo de su mente, pero no puedes porque es una experiencia de imposición: el abuso es que te imponen una visión de la sexualidad, de algo que deberías descubrir por ti mismo". El abuso es un acto directo de poder sobre la intimidad.

El tiempo no cura estas heridas infantiles: ésa es su experiencia. Hay que actuar: "Hablar, normalizar lo que te ha ocurrido, romper el aislamiento, a mí me ha ayudado. Mi terapia también ha sido trabajar para que a otros no les suceda esto, que la gente no lo calle, y que los niños no se sientan cómplices de los abusadores, lo cual sólo se logra con información".

"No podía vivir con aquello: tenía que contarlo para curarme". Hoy ayuda a quienes han pasado por situaciones similares y trabaja para impedir que haya más víctimas.

A Vicki todavía le tiembla la voz cuando verbaliza los pocos recuerdos que le quedan de su infancia. El resto los bloqueó cuando, a los nueve años, una persona de su entorno empezó a abusar sexualmente de ella. “Era un adulto quien me acariciaba y me decía que yo era especial para él y que, para evitar celos, tenía que ser un secreto”. Y así fue. Durante muchos años, Vicki no habló del tema y sobrevivió a un calvario de enfermedades psicosomáticas, tristeza y soledad. El mismo que la mayoría de personas que, tras sufrir abusos sexuales en su infancia o adolescencia, callan.

Tras este largo silencio, Vicki buscó ayuda. Anhelaba encontrar a alguien que le sacara del tormento que vivía. Desde pequeña había soñado que las hadas de los cuentos, una noche, lo harían. Pero nunca llegaron. Fue ella quien salió a buscarlas desesperadamente y, al no encontrarlas, creó una asociación para ayudar a quienes se encontraran en su misma situación. Así nació Fada (hada en catalán), una asociación especializada en el asesoramiento, tratamiento, sensibilización y prevención de los abusos sexuales a menores. Desde aquel momento, el horror que había paralizado su vida se convirtió en el motor de ésta.
“Hay que concienciar y sensibilizar a la gente de que los abusos sexuales existen y, por desgracia, son muy frecuentes”, explica Vicki. “No hay que ser alarmista, pero sí dar herramientas para detectarlo, tratarlo y, sobre todo, prevenirlo. Y esto se consigue informando”.
“El gran problema con el abuso sexual en la infancia es que no se habla de él y parece que no exista”, explica Vicki. El fuerte secretismo que rodea esta problemática lo explican los dos pilares que habitualmente la sustentan: la familia y el sexo.

Según los psicólogos Enrique Echeburúa y Cristina Guerricaechevarría, autores del estudio Abuso sexual en la infancia: víctimas y agresores, entre un 65% y un 85% de los abusos sexuales ocurren en el seno del hogar, en forma de tocamientos y sexo forzado. Por esta razón, numerosos casos no salen a la luz o se quedan en el ámbito privado; pocas veces se produce el terremoto familiar que las víctimas esperan. Incluso cuando alguien de la familia conoce lo que está sucediendo, tampoco lo denuncia por la desestructuración que supondría destaparlo.

Así ocurrió cuando, a los 13 años, Manuela explotó y le contó a su madre que su padre había abusado de ella. “Se quedó alucinada, lo único que salió de su boca fue: a partir de ahora, de la niña me ocupo yo”. No hubo grandes dramas ni peleas; tampoco el apoyo y la empatía que Manuela hubiera necesitado para dulcificar su dolor. Siguió viviendo bajo el mismo techo que su abusador. “Nadie me ha devuelto la niñez que me robaron, ¿y dónde puedo ir a reclamarla?”, se queja. “Te han jodido la vida, y te la han jodido en tu casa”.

La familia de Manuela era, aparentemente, una familia normal y unida. Su padre trabajaba, no bebía ni era violento, y su madre cuidaba de sus hermanos y de ella. “En casa no había problemas ni gritos, y nos daban mucho amor. Eso sí, existía un sentido muy estricto de lo que estaba bien y de lo que estaba mal hecho. Eran muy religiosos y pudorosos, el sexo era tabú.

Nadie hablaba de eso porque era pecado”, recuerda. “Luego me di cuenta de que el pecado no es el sexo, que es algo natural, sino abusar de una hija”. Dice no sentir rencor hacia su padre, prueba de ello es que no privó a su propio hijo de la oportunidad de disfrutar de su abuelo, pero reconoce que no ha sido fácil aceptar lo que pasó.
Ha invertido en ello mucho sufrimiento, voluntad y numerosos libros de autoayuda. “¿Cómo pudieron?”, se pregunta una y otra vez. “Sigo teniendo sentimientos encontrados al respecto; por un lado son las personas que más he querido en el mundo y sé que ellos a mí también, pero por otro son quienes más daño me han hecho”.

Para reconciliarse con estos y otros sentimientos y lograr entender el porqué de las actuaciones de sus progenitores, Manuela investigó sus pasados. “Mi padre también fue agredido de niño, y eso explica muchas cosas”. Según Noemí Pereda, psicóloga especializada en abusos sexuales a menores, hay un porcentaje muy alto de abusadores que fueron víctimas de abusos en el pasado y normalizan el patrón, “o bien porque nunca lo han reconocido, o bien porque repiten lo aprendido en las relaciones paterno-filiales”.
Lejos de las creencias generalizadas, los abusos sexuales no ocurren únicamente en clases sociales bajas, ni los abusadores tienen por qué ser delincuentes o marginados.
Muy al contrario, son personas integradas en la sociedad y, casi siempre, reconocidas en sus círculos. La relación con la víctima se va consolidando lentamente, a través de regalos, charlas o haciendo que se sienta especial.

Así es como Miguel acabó confiando en el sacerdote que se ocupaba de un grupo de jóvenes católicos los fines de semana. “Él me observó y vio que era un niño tímido y reservado. Se ganó mi confianza llenándome huecos afectivos. Hay que entender que todo no pasa de un día para otro, es algo gradual”, aclara. “Con el tiempo, la relación va haciéndose más intensa y, sin darte cuenta, eres más permisivo”. Inicialmente, el sacerdote se le acercaba en el comedor para hablar de sus problemas e inquietudes intelectuales. Poco a poco, las charlas amistosas fueron derivando en conversaciones sobre sexo –“educación sexual”, decía él–, con demostraciones incluidas. Después llegaron los besos. “En ese momento me di cuenta de que aquello no era normal y de repente hice un cambio de chip; me alejé totalmente de él”. Miguel guardó silencio. “Te callas por vergüenza, sobre todo siendo hombre. Crees, erróneamente, que igual tú has hecho algo mal para que ocurriera. Después te lo niegas. Duele demasiado pensar que una persona en la que confiabas y a la que respetabas se ha aprovechado de ti”.

Habitualmente, el descubrimiento de un abuso tiene lugar tiempo después de que ocurra, únicamente un 2% de los casos se conocen inmediatamente. El temor a que la familia se desintegre, a no ser creídos, a ser acusados de seducción, a escuchar preguntas como ¿por qué lo cuentas ahora? o ¿qué necesidad hay de removerlo todo?, y el miedo al qué dirán son los factores que silencian los abusos sexuales a menores. Miguel estuvo mucho tiempo haciendo ver que aquel episodio de su vida nunca había ocurrido. “Estaba tan desbordado que no me permitía sentir lo que me estaba pasando”. Se concentró en acabar el bachillerato, entrar en la carrera de medicina y no dar disgustos en casa. Pero años más tarde, viendo una película donde una mujer era violada, revivió todo. “Me pasé llorando la noche entera”. Al día siguiente buscó ayuda.

Claudia también lapidó los abusos que sufrió a los cuatro años a manos de un familiar. Incluso llegó a dudar si alguna vez ocurrieron. “Intuía algo, pero no sabía exactamente qué había sucedido”. Tras leer un reportaje sobre el tema, que había guardado durante meses en un cajón, y reconocer las sensaciones que los protagonistas relataban, decidió llamar a Fada. “Aquí me explicaron que lo que sentía era fruto de los abusos. Empecé a entender muchas cosas”.


“Hablar de lo que ha ocurrido es una liberación necesaria para quien lo ha sufrido”, reconoce Miguel, “aunque no deja de ser molesto para tu entorno”. Recuerda el momento de desvelárselo a su madre como uno de los más duros de su vida. “Sabía que iba a herirla, pero contándoselo era la única manera de sanar yo”. Claudia probó distintas terapias con psicólogos, pero hasta que no llegó a Fada no se sintió realmente comprendida. “La gente que ha pasado por lo mismo que tú es quien mejor te entiende; es como si hablaras un mismo idioma”. Para Manuela, este encuentro supuso una contradictoria sensación de alivio: “Por un lado te entristece ver que hay mucha gente, demasiada, que pasa por esto, pero al menos no te sientes tan sola”. Comprobó que no era un bicho raro: “Yo dudaba si era normal. He estado viva todos estos años porque mi cuerpo seguía respirando y porque tenía un hijo que sacar adelante, pero emocionalmente es como si hubiera estado muerta. No he podido sentir ni disfrutar, y eso te machaca. No sabía si sería capaz de salir adelante con mi vida y lograr algún día ser feliz”.

Tal y como apuntan los expertos, el abuso sexual es un suceso traumático que puede producir efectos psicológicos negativos a corto, medio o largo plazo, y en algunos casos no producirlos.

Todo dependerá de cómo canalice el menor la experiencia, la reacción que encuentre en su entorno frente al suceso, quién sea el abusador, cuánto duren los abusos y las situaciones con las que se encuentre la víctima a lo largo de su vida. Es difícil hablar de un síndrome o unas consecuencias comunes a todas las personas que han sufrido abusos, pero sí existen conductas y estados a través de los cuales familiares, profesores o el entorno más cercano pueden detectarlos.


Según un estudio elaborado por el Centro Reina Sofía contra la Violencia, las reacciones más inmediatas entre las niñas son de tipo ansioso-depresivas, que a veces dan pie a tristeza y aislamiento, mientras que entre los niños abundan el fracaso escolar, los problemas de comportamiento sexual –masturbación compulsiva o comportamientos que no pertenecen al nivel evolutivo del niño- y las conductas agresivas. Durante la adolescencia son frecuentes las huidas de casa, el consumo de alcohol y drogas, e incluso el intento de suicidio. Los efectos a largo plazo, cuando la víctima ya es adulta, son más diversos y dependerán mucho de si existen factores externos que los desencadenen. Las alteraciones más frecuentes son de tipo social, sexual y emocional –desencadenantes de ansiedades, desconfianza, sentimiento de culpa y baja autoestima–, las depresiones, el control inadecuado de la ira y las conductas compulsivas o adictivas, que suelen provocar disfunciones alimentarias (anorexia y bulimia), ludopatía, drogadicción o prostitución.

Vicki manifestó algunos de estos síntomas en la adolescencia. Se convirtió en rebelde y problemática, y se ganó la etiqueta de estar “poseída” por el extraño comportamiento que adquirió desde que empezaron los abusos. “Era una manera de llamar la atención, necesitaba que alguien se diera cuenta de lo que estaba pasando”. Pero nadie preguntó. Una vez más, el silencio ganaba la partida a los abusos, que continuaron durante años. “Fui perdiendo la capacidad de relacionarme con los demás y asumí que yo no tenía derecho a cosas como la ilusión, el amor y el sexo. Me veía como un instrumento para que lo consiguieran los demás”. A Manuel, los abusos también le dejaron mutilada la capacidad de tener relaciones de pareja satisfactorias y le provocaron estados de ansiedad muy fuertes. “Hasta hace poco no me enteré de que las mujeres pueden disfrutar del sexo”, confiesa con su característico toque de humor. También Claudia experimentó sensaciones parecidas. De niña había hecho esfuerzos para llamar la atención autolesionándose; se daba golpes en la cabeza, brazos y piernas para conseguir sentir daño físico. “El dolor que sientes dentro es tan grande que necesitas que el externo sea mayor”. Tampoco lo detectaron en su entorno. Después vinieron años de bulimia, vómitos y actitudes compulsivas que ella misma decidió parar intuyendo que su corazón no aguantaría tanto dolor. Hace tres años puso su curación como prioridad y, paralelamente, se cruzó con su pareja, Mauro, quien ha sido el mejor apoyo en este camino. “Ahora entiendo lo que es querer de verdad”. Dice que ya no siente miedo a mirarse al espejo porque ha logrado que le guste lo que ve reflejado. Después de tres años de trabajo personal puede hablar de lo que vivió con normalidad, sin dramas ni victimismo. “Es algo que pasó; hoy siento que estoy llegando al final de una etapa”.

Según la psicóloga Nuria Grau, los procesos de curación son únicos, “cada uno llega hasta donde quiere y puede llegar”. Hay quienes aprenden a vivir con lo que ocurrió, quienes precisan enfrentarse a su abusador y oír “perdón” de su boca, y quienes necesitan que éste muera o se someta al peso de la justicia.

En muchos casos, el delito prescribe o cuesta probarlo, ya que son hechos que se producen en la intimidad y cuyas pruebas desaparecen con el transcurso del tiempo. Si a esto se le suma la dilatación de los procesos –que a veces implica el olvido de detalles por parte de la víctima–, la complejidad a la hora de practicar y ratificar las pruebas, exámenes y entrevistas para el procedimiento, así como las implicaciones que tiene para la propia víctima y su entorno –especialmente si el abuso es dentro de la familia–, es comprensible que la mayoría de denuncias no lleguen a juicio. Si lo hacen, las estadísticas apuntan a que si es el niño quien verbaliza haber sufrido un abuso o algo que en su vocabulario pueda interpretarse como tal, suele ser verdad.

“Uno llega a superar los abusos sexuales; a que no le condicionen”, explica Vicki.“Pero para lograrlo hay que poder hablar de ello y encontrar con quién hacerlo”. Una de sus mayores angustias es pensar que hay personas que no encuentran este apoyo. Vicki no sabe de horarios; si su teléfono suena y al otro lado hay alguien que necesita unas palabras de aliento, ella apaciguará su sufrimiento con su propia experiencia. “Cuando ves que alguien que ha pasado por lo mismo ha podido superarlo, te da esperanza”.

asociación Fada (www.fada.voluntariat.org)

lunes, 24 de agosto de 2009

¿QUE HACER FRENTE AL ABUSO SEXUAL?


Cuando se descubre el hecho o la víctima cuenta lo ocurrido, lo esencial es asegurarle que no tiene la culpa. En caso de daño físico, buscar ayuda médica y asegurarle que se hará todo lo necesario para que ella esté bien y que el abusador será sancionado.
Hay la tendencia en la familia a tratar de "olvidar" el asunto, creyendo que así la víctima estará mejor y que con el tiempo olvidará lo ocurrido, en especial si es pequeña.
Las investigaciones muestran que estos hechos no se olvidan y si no son tratados adecuadamente tienen profunda repercusión en la vida futura de la persona. De no ser posible la ayuda especializada, hay que recurrir a alguna persona de confianza que sabemos será una buena consejera.

Algunas recomendaciones importantes a tener en cuenta:


1.Crea lo que le cuenta la niña o niño. Los niños y las niñas no inventan casos de abuso sexual. Es importante que sienta que cuenta con una persona que le cree y lo escucha. Hágale saber que ha hecho muy bien en contarlo, que es bueno vencer el temor y que no le va a pasar nada.

2.Asegúrele que él o ella no es culpable. Recuerde que el abusador ha hecho todo lo posible para que guarde el secreto. Lo peor que le puede pasar a la víctima es que sea cuestionada como si fuera la culpable. En este sentido, hay que tener en claro que se trata de una persona que aún no tiene la madurez física ni mental para entender a cabalidad lo que ha pasado. En ningún caso la víctima es culpable

3.Asegúrese que reciba atención médica y se sienta protegido. Trate de explicarle que hay personas que causan daño y que serán castigadas. Para los niños y niñas pequeñas la violencia sexual es percibido sólo como ataque físico. Por eso, cuide que sus preguntas se dirijan a la violencia o al daño físico y no al contenido sexual

4.Asegúrele que lo que el adulto ha hecho es incorrecto. Explíquele que es abusivo y que clebería ser castigado. Al mismo tiempo, trate de darle seguridad.

5.En caso de violencia sexual haga la denuncia ante la delegación policial o en la Fiscalía Provincial de Turno; ellos están obligados a recepcionar la denuncia. Muchas veces, con la tensión y angustia no se hace presión para ejercer nuestros derechos. Si se conoce el nombre del abusador es necesario decirlo para que quede sentado en la denuncia, así como las señas y direcciones que hagan posible su detención. Recuerde siempre que el silencio protege al agresor.

6. Debemos exigir que la víctima sea examinada por el médico legista. Sólo con la constancia de¡ médico legista se puede establecer la dimensión del daño físico o psicológico para los efectos legales. Posteriormente, el trámite tiene que continuar y tanto el agresor como la víctima serán citados.

7.Acuda a algún servicio de atención de estos casos,puede acudir a algún grupo de lucha contra la violencia hacia la mujer, ya que también acogen denuncias de abuso sexual hacia menores.
Lo peor que le puede pasar a la víctima es que duden de su palabra o que se dé cuenta que el hecho es callado y que se trata al abusador como si no hubiera pasado nada. Callar o dejar pasar por alto es permitir el abuso; es negar los derechos humanos del niño o de la niña.

domingo, 23 de agosto de 2009

CERCO A LOS PEDERASTAS


A primera vista es una escena entrañable. Una piscina municipal, el alegre griterío de los niños, risas y chapoteos, y un hombre con una sonrisa de oreja a oreja que enseña a los pequeños a nadar. Sin embargo, bajo la superficie se esconde una realidad mucho más turbia. Para descubrirla hay que detener la grabación, ampliar una zona de la imagen y avanzar fotograma a fotograma escudriñando la acción hasta el último píxel. Finalmente, la mano de quien ejerce de monitor, y a quienes los chavales llaman "hermano", desaparece bajo el cuerpo de su pupilo a la altura de sus genitales. La prueba no es concluyente, y hay que echar mano de una cámara subacuática que, por culpa del ángulo en el que graba, tampoco saca de dudas a los investigadores. Sin embargo, después de tres meses de riguroso seguimiento, los miembros de Action Pour Les Enfants (APLE) están convencidos de que el sospechoso, el primero de nacionalidad española, es un pederasta activo que lleva años abusando de niños camboyanos.

Los pederastas se han multiplicado en Camboya tras las medidas aplicadas por Tailandia

"Parecía un hombre honesto, pero era raro que siempre estuviera abrazándonos o besándonos", dice E. M.

Los burdeles del barrio de Svay Pak ofrecían niños, y también adolescentes vírgenes a 800 euros negociables

Muchos pederastas se hacen pasar por profesores de inglés o médicos que trabajan gratis, denuncia APLE

Estadounidenses, vietnamitas, alemanes y franceses encabezan la relación de extranjeros procesados

Si Camboya derrota a los pederastas, éstos viajarán a los países más pobres de América Latina y África

Les falta la evidencia definitiva que pueda llevar a su arresto y posterior condena. No les será fácil encontrarla. El proceso puede alargarse durante años y no dar resultado alguno. Desenmascarar pedófilos es una tarea tan ardua como minuciosa que sólo a veces consigue sonoros resultados. Es el caso de un hombre griego al que le seguía la pista esta ONG local, filial de la española Global Humanitaria.

Después de haber presentado varias pruebas, hace un par de semanas la policía entró por la fuerza en la habitación del hostal que ocupaba. EL PAÍS ha tenido acceso en exclusiva al vídeo que grabaron: tras la clásica patada en la puerta, el hombre, semidesnudo, trata de esconderse en el baño. Una joven de 14 años sale corriendo, su torso cubierto sólo por el sujetador, gritando, y con el miedo dibujado en el rostro. Sólo suspira aliviada cuando descubre que se trata de la policía. Él asegura que estaba aplicando algún tipo de medicina en la joven, y se niega a proporcionar su pasaporte. Los agentes tienen que utilizar la violencia para esposarlo. Momentos después descubren un sobre que contiene una gran cantidad de fotografías pornográficas. "Son prostitutas, ¿cuál es el problema?", les pregunta el hombre. Ahora espera sentencia.

No está solo. El destino de Harvey Alexander Johnson, estadounidense de 57 años, también depende de la justicia camboyana. Y todo apunta a que el caso es suficientemente sólido como para que el juez lo condene a 3 o 4 años de prisión por "actos indecentes" con menores de 15 años, la denominación legal que recibe en Camboya cualquier tipo de abuso sexual con la excepción del coito. En realidad, Johnson sometió a varias niñas de entre nueve y 13 años a prácticas penadas con cárcel. APLE ha conseguido que algunas testifiquen en contra de quien era su profesor de inglés gratuito, un hombre del que nadie sospechaba que se cobrara la caridad en carne. Fue arrestado el pasado día 9, y esta semana el fiscal ha formulado los cargos en su contra.

Si el juez lo condena, se convertirá en el pederasta extranjero número 34 que APLE pone entre rejas desde que inició el proyecto Protect, en 2003. Hasta entonces, ningún extranjero había sido detenido por abusos sexuales a menores. El primero fue Michael Lewis Clark, un estadounidense de 70 años que fue condenado a ocho años de cárcel por abusar de medio centenar de niños. Ahora, 74 cumplen ya condena en Camboya, y 17 más esperan sentencia. Gracias a las leyes de extraterritorialidad, que permiten la persecución y el encarcelamiento en el país de origen del pederasta, siete estadounidenses, dos británicos y un alemán pasan sus días a la sombra de los barrotes de sus lugares de origen. Tienen suerte.

La prisión de Prey Sar es un complejo de edificios color crema que intimida desde lejos. Los alambres de espino que rodean las construcciones de dos pisos recuerdan a los campos de concentración nazis. No se permiten grabadoras ni teléfonos móviles en el interior, y tenemos que pagar cinco dólares por cada preso al que queramos entrevistar. Es sólo la primera de una sucesión de pequeñas extorsiones. Somos testigos de cómo un tercio de la comida que los familiares llevan a sus seres queridos acaba en las barrigas de los guardas, que no dudan en pedir más dinero a quien quiera alargar la conversación o busca un lugar más privado para disfrutar de su pareja. Tras el muro, los internos visten trajes azules con remates blancos y se hacinan de 50 en 50 sobre el cemento de las habitaciones. Con la lluvia, las goteras son lo habitual y las ratas campan a sus anchas. Con el calor, las lipotimias son diarias. No es de extrañar que haya quien pague hasta 200 dólares al mes por una habitación en la zona de enfermería. Al fin y al cabo, todo tiene precio en Camboya.

Damian Walker es uno de los pederastas convictos que reside desde hace varios años en Prey Sar. Según APLE, este australiano de 30 años reconoce su delito y acata la condena. Las fotografías requisadas en su ordenador dejan poco margen de duda, pero Walker se niega a hablar. "La prensa sólo está interesada en retratar monstruos, aunque sea tergiversando declaraciones", espeta. "¿No cree que deberíamos estar en una institución mental? Ya le aseguro que esta cárcel no hace ningún bien a nadie".

¿Son los pederastas criminales o enfermos? Seila Samleang, director en Camboya de APLE, hace una distinción clara entre el "pederasta ocasional", al que incluye entre los delincuentes comunes, y el enfermo mental. "Los primeros abusan de niños sólo si se les presenta una ocasión clara, muchos pueden controlar sus impulsos, y generalmente son capaces de mantener relaciones sexuales normales con adultos. Los segundos sólo se excitan con niños y sufren un trastorno que no tiene cura, lo cual explica su reincidencia incluso después de varias décadas en la cárcel". Son éstos los que cometen los abusos más graves y prolongados, pero los pederastas a tiempo parcial, que prefieren niños forzados a prostituirse, resultan más difíciles de apresar. "En Camboya no les faltan ocasiones para dejar fluir sus instintos más bajos. Están unos días, abusan de niños y se van sin que nos dé tiempo a identificarlos y obtener pruebas de sus delitos".

Sopheak Phay, uno de los agentes de APLE, recuerda con rabia el caso de un hombre al que siguió después de haberle visto pasear con un niño por un parque entrada la noche. El occidental terminó obligándole a que lo masturbara y, aunque Phay advirtió a la policía, los agentes le respondieron que sin pruebas no podían intervenir. Al día siguiente, el hombre se marchó a casa impune.

Samleang sostiene que, debido a las estrictas medidas introducidas en Tailandia contra la explotación sexual infantil, cada año llegan más turistas sexuales a Camboya. En 2003, Unicef cifraba su número en 250.000. En total, 700.000 extranjeros visitaron Camboya. Actualmente, esa cifra se ha multiplicado por 2,5. Sin embargo, APLE sólo consigue investigar cada año a poco más de cien, de los cuales muchos escapan. Desde que se inició el proyecto Protect, se han obtenido pruebas suficientes para arrestar a 104 delincuentes, incluidos varios traficantes locales de personas.

Las fotos de algunos de ellos cuelgan en los tablones de la oficina de la organización. Es el álbum de la vergüenza, en el que estadounidenses (21 arrestos), vietnamitas (11), alemanes (10) y franceses (9) ocupan lugares destacados. No obstante, algunos han conseguido comprar su libertad con sobornos a policías y jueces, e incluso con pagos a las familias de las víctimas. "La creencia de que mantener relaciones sexuales con niños es algo aceptado en Camboya, sumada a la pobreza, la falta de educación y la corrupción, nos convierte en uno de los países más vulnerables de Asia".

No es difícil confirmar esta información. En 2004 se cerraron los infames burdeles de Svay Pak, el barrio en el que la prostitución infantil era tan evidente como los puestos de fideos, pero el problema no se ha erradicado. Un par de copas bajo el fluorescente rosa del club adecuado, varias insinuaciones y la amistad con un conductor de tuk-tuk son suficiente para abrir el menú que se sirve en la trastienda: adolescente no virgen, 150 euros; adolescente virgen, 800 euros negociables; niño varón, hay que preguntar directamente. "Ahora es todo mucho más complicado porque hay que pagar a la policía y hay gente vigilando", explica el intermediario, que seguramente se embolsará una suculenta comisión.

Dentro del bar, André es un francés de 47 años que deja a la esbelta joven que le ronda, vestida con una escueta minifalda roja incapaz de cubrir totalmente el tanga, para charlar con este periodista. No tiene reparo en reconocer que viaja a Camboya por sexo. "Pero no quiero niños, no quiero problemas. Además, aquí te puedes follar a chicas mayores de edad que parecen tener 14 años".

El juego de André es peligroso. "Los pederastas ocasionales suelen derivar en enfermos", apunta Samleang. Y cuando llegan a ese estadio no hay marcha atrás. "Entonces buscan el abuso continuado de un reducido número de víctimas cuya confianza se ganan con mucho tiempo y técnicas muy elaboradas". Generalmente, éstas incluyen una sólida tapadera. "Muchos se hacen pasar por profesores, otros van por la calle con alcohol y aspirinas asegurando que son médicos y que revisarán gratuitamente a los niños, e incluso hay quienes crean una ONG para que no se los descubra", denuncia Huon Tim, jefe del equipo de investigación de APLE.

En esta categoría entra un británico que está siendo investigado por los agentes de Tim. Su organización se dedica a distribuir alimentos en el principal vertedero de la capital camboyana, una montaña de basura en la que trabajan cientos de familias sin recursos, y muchos niños. Varios de los colaboradores de este británico dieron la voz de alarma sobre su anómalo comportamiento con las más pequeñas. Las pesquisas demostraron que este hombre estuvo viviendo durante varios meses con una joven de 17 años que aseguraba ser su pareja. Pero, como en otros muchos casos, la chica se negó a testificar en su contra y no existen pruebas más allá de fotografías en las que se muestra especialmente cariñoso con los pequeños. ¿Puede ser inocente? Los expertos de APLE están convencidos de que no. "Hay casos que desechamos tras cierto tiempo. Ésta no es una ciencia exacta, pero la mayoría de las investigaciones que siguen adelante con el tiempo terminan en arresto", replica Samleang.

Pero arresto no es sinónimo de condena. Michael Dodd nos recibe bajo un cobertizo en la zona de visitas de Prey Sar, donde espera sentencia por abusos a una menor. Él se declara inocente, y su caso es, cuando menos, polémico. APLE asegura tener en su poder una copia del certificado de nacimiento de la chica, según el cual ella tenía sólo 15 años cuando Dodd abusó de ella. Sin embargo, este estadounidense de 59 años asegura que tenía 17. No niega que la tocó y la besó "por todas partes", pero lo hizo sólo después de que la familia aprobara su propuesta de matrimonio. "Sé que la diferencia de edad es importante, pero nos queremos de verdad", cuenta.

Seila Samleang no discute que puede haber sentimientos entre ambos, pero recuerda que la edad legal -para contraer matrimonio es 18 años- y que sigue siendo ilegal mantener relaciones sexuales en Camboya con una menor. Dodd niega rotundamente ese extremo. Esgrime dos informes médicos que teóricamente prueban la virginidad de la chica. "Ella me pidió que evitáramos el coito hasta que estuviéramos casados, y yo la respeté". Samleang, sin embargo, esgrime que abusó de la chica con la mano al menos en dos ocasiones. En España, si no se demuestra que hubo coacción, esto no sería motivo de delito. En Camboya, Dodd se enfrenta a una condena de varios años de cárcel en Prey Sar. Además, APLE sostiene que Dodd pagó a la madre, que también está en prisión, por los favores de la chica, a lo que el preso responde que "simplemente ofrecía ayuda a la familia".

Este estadounidense, que ya fue condenado a 10 años de cárcel en su país por abusar de niños en su escuela -"por darles palmadas en el culo", puntualiza él- arremete contra APLE y asegura que, "aunque muchos de los que están en Prey Sar son culpables y se merecen estar aquí, la ONG sistemáticamente fabrica pruebas y compra testigos para conseguir su cuota de arrestos", y asegura que su prometida está "secuestrada" por la organización de Samleang, "que le ha lavado el cerebro para que diga barbaridades en el juicio". A pesar de todo, a través de una carta, Dodd se ofreció a APLE como detective voluntario, ya que "sería de gran utilidad para encontrar a niños que están en peligro de sufrir abusos". No recibió respuesta, algo que él interpreta como falta de interés de la ONG en rescatar a los niños. "Sólo quieren arrestar a extranjeros y utilizan a los pequeños como cebo". Damian Walker lanza una pregunta al respecto: "¿Considera lícito como método de investigación tender trampas para incitar al delito?". Samleang responde con cierto desdén: "Es lo que esgrimen todos para tratar de embaucar a la gente".

Alexander Trofimov tampoco ha conseguido engañar a nadie, a pesar de su inmensa fortuna. Nadie creía que este multimillonario ruso, que iba a invertir 250 millones de euros en la construcción de un gigantesco hotel-casino en la isla que había comprado frente a la costa de Sihanoukville, fuera un pederasta contumaz. Sin embargo, en su pequeño paraíso abusó de una veintena de niños. Al equipo de Samleang le costó una eternidad conseguir la orden judicial para registrar su domicilio, donde a finales de 2007 fueron encontrados los vídeos pornográficos que lo han llevado a la cárcel. Eso sí, no a Prey Sar, sino a la prisión VIP de la capital. Salvo que prospere la petición de extradición, que APLE considera un indulto descarado, Trofimov pasará todavía 15 años entre rejas.

En cualquier caso, el pederasta extranjero en Camboya no despunta por lo abultado de su cuenta corriente, y tiene predilección por enseñar inglés. E. M. ha cumplido 16 años hace unos días, y es una de las pocas jóvenes que acceden a comentar su caso. Ha encontrado un futuro en el hogar-escuela de Friends International, donde algunos de los 20.000 niños de la calle que sobreviven en Phnom Penh, como ella, reciben comida, techo, formación y cariño. Según la ONG Child Wise, el 80% de los menores de 15 años que viven sobre el asfalto de la capital ha tenido algún contacto de índole sexual con turistas. E. M. asegura sentirse afortunada porque ha pasado página y puede hablar de lo que le sucedió hace tres años.

"Él se ofreció a darnos clases gratuitas en el barrio. Nuestros padres pensaron que sería una gran oportunidad; parecía un hombre honesto. Sin embargo, a mí me parecía raro que estuviera siempre abrazándonos y besándonos. No le di mayor importancia cuando comenzó a tocarme por debajo de la falta. Muchas veces, si cometía un error, me la levantaba y hacía como si me pegara en el trasero. También me tocaba el pecho cuando me sentaba en su regazo". Los tocamientos continuaron durante semanas, hasta que una de las alumnas comentó a sus padres que el profesor solía inspeccionarle la zona genital durante las clases particulares. "Se enfadaron mucho con él y hubo una pelea". Para cuando el caso llegó a comisaría, el irlandés había desaparecido sin dejar rastro.

El barrio de E. M. provoca una profunda desesperanza. Las chabolas están habitadas por jóvenes que matan el hambre esnifando pegamento. Abundan los niños desnudos y adultos ociosos. Es el paraíso del pederasta. "Generalmente se hacen pasar por benefactores que quieren ayudar a los críos", explica Huon Tim. "Obtienen la confianza de la familia, que no sabe qué hacer con tantos descendientes y a la que el dinero le llega como caído del cielo. Algunos prometen convertirse en padres adoptivos, y hay quienes van más allá, como Harvey Alexander Johnson, que abusó del hijo de la viuda a la que había embaucado con una proposición de matrimonio. Una vez creado el lazo, se comete el abuso. La relación puede ser tan sólida que las víctimas nieguen repetidamente los hechos". Tanto que, como añade Phay, "hay niños que incluso prefieren estar con occidentales con tal de salir de la calle, aunque eso suponga sufrir abusos sexuales".

A pesar del oscuro panorama que planea sobre Camboya, devastado por la pobreza y el mayor genocidio del continente, Seila Samleang es optimista. "Hay avances importantes. Camboya sigue la senda de Tailandia contra el abuso sexual infantil, y los resultados llegarán". ¿Qué harán entonces los pederastas? "Primero cambiarán sus técnicas. Finalmente buscarán su objetivo en otros países pobres de América Latina y África". Global Humanitaria ya tiene previsto llevar a sus cruzados contra la pederastia a estos países.

NEGLIGENCIA EN LA SEP.


Ante la incidencia de abusos sexuales en escuelas públicas del país, la Secretaría de Educación Pública (SEP) muestra una evidente negligencia, advirtió el senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, quien adelantó que exigirá un informe a su titular sobre este problema.

"A pesar del compromiso institucional contraído hace un año, por la entonces titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, de agilizar los mecanismos de denuncia y atención de víctimas del delito de abuso de menores, no se ha hecho nada para detener la proliferación de estas conductas ilícitas en las escuelas de nuestro país.

"Esto mantiene en la impunidad los maestros y trabajadores acusados de cometer estos delitos", expresó Beltrones a integrantes de su bancada.

Por ello, presentará una proposición con punto de acuerdo, para que el secretario de la SEP, Alonso Lujambio, presente un informe sobre las acciones que se han emprendido para prevenir y sancionar el abuso sexual en contra de menores en las escuelas del país.

"La reciente divulgación de encuestas y testimonios que muestran la regularidad de conductas de abuso sexual en el sistema educativo mexicano, ha generado una grave inquietud en la opinión pública y los padres de familia, que no ha sido atendida por las autoridades educativas.

"En estas condiciones de vulnerabilidad de los estudiantes, que desdeña el ahora titular de la SEP, se inicia el nuevo año escolar", indicó el legislador del tricolor.

Por ello, insistió que es urgente promover mecanismos de denuncia y seguimiento de conductas de abuso sexual, tanto en las escuelas públicas como privadas del país, apoyo a las víctimas y a sus familiares, y aplicar programas de prevención y detección de estos abusos y violaciones sexuales.

sábado, 22 de agosto de 2009

REVELANDO SECRETOS


El incesto, abuso sexual, violaciones, acosos sexuales, suelen ser una de las causas olvidadas u ocultas, que llevan a algunas personas a buscar ayuda psicológica u otro tipo de tratamiento. Muchas personas, que han sufrido abuso sexual, no ven la posible relación entre los síntomas o estrés postraumático que presentan, y el abuso sexual que vivieron cuando niños(as). La mayoría ni siquiera recuerdan que les ocurrió y otras lo recuerdan de manera muy vaga. Algunas pacientes pasan por varios tratamientos y tardan años, antes de revelar que fueron abusadas o recordar lo que les paso, y es que los mismos mecanismos de defensa, que inicialmente protegieron al abusado y encerraran este problema en un lugar, impedirán la recuperación y el cambio, si no recibe el tratamiento adecuado.

Todo abuso sexual es una violación al cuerpo, a los limites y a la confianza. Es una ruptura a los limites personales, emocionales, sexuales y energéticos, que provocan heridas profundas y que dejan cicatrices a nivel físico, emocional, espiritual y psicológico, que producen en la personas una serie de síntomas. Sin embargo, estos síntomas, pueden ser las semillas para iniciar el proceso de recuperación.

El abuso sexual en niños, adolescentes y adultos es más común de lo que se piensa. Estudios muestran que una de cada cuatro niñas y uno de cada ocho niños serán sexualmente agredidos antes de cumplir 16 años. En el 90 por ciento de las veces el abusador es un hombre, y en más de un 80 por ciento de los casos será un conocido.

La mayoría de estos actos quedan impunes, ya que este tema hace parte de un tabú. La ignorancia y falta de compresión de la familia, cultura, sistema, y sistema judicial, quienes muchas veces culpan a la victima y encubren o excusan al abusador, hace que la persona no denuncie el acto, convirtiendo el abuso en un secreto. Existen al menos 10 millones de “sobrevivientes secretos” que llevan la carga de un abuso, nunca compartido.

Muchos niños(as) no hablan, por que temen que si cuentan no les van a creer o les van a culpar, se sienten responsables y avergonzados. En el caso de un hombre es mas difícil contar, por que si un hombre revela que fue abusado sexualmente su "hombría" y orientación sexual pueden ser cuestionadas. Por lo general, la gente asume que cuando un hombre ataca o viola sexualmente a otro hombre, el ofensor es homosexual y la víctima puede llegar a serlo tambien y convertirse en abusador mas adelante. Estas nociones, populares son equivocadas, tienen su raíz en el mito de que el asalto sexual busca principalmente la gratificación sexual, y la gente ignora los asuntos del poder y el control. No todas las personas que fueron abusadas, se convertirán en abusadores, aunque si muchos de los abusadores, fueron abusados de niños.

Consecuencias del secreto o encubrimiento del abusador:


Aunque el abuso sexual es un tabú para muchos, es importante hablar sobre ello, para poder sanar, educar y prevenir, porque de lo contrario:

- El abusador no recibe el castigo y el tratamiento psicológico que necesita. Por ello, los abusos se repetirán.

- La victima no recibirá el tratamiento psicológico adecuado y necesario. Perpetuando los síntomas postraumáticos que vienen después de un trauma, que van a limitarle la vida.

- Las mujeres que tienen una historia de incesto, son más vulnerables a ser victimas de violación, sino son ayudadas.

- Por otra parte, en las familias los traumas tienden a repetirse de generación a generación. En unas familias se ve como la violación o abuso sexual, pasa de una generación a otra, si se deja en secreto y no se hace nada al respecto.

Otro problema grave que se presenta es que hay una fuerte correlación entre abuso sexual o coerción y el sexo de alto riesgo y los embarazos no deseados especialmente en adolescentes.

Por eso es tan importante que hablemos de los abusos sexuales y los reconozcamos como un problema social que hay que abordar

Que es el abuso sexual:

Son actitudes y comportamientos que realiza un adulto (generalmente varón) para su propia satisfacción sexual, con una niña, niño, adolescente, adulto o su propia pareja. Cuando el abusado es un niño(a), el agresor emplea la manipulación emocional como chantajes, engaños, amenazas, violencia, etc. Es importante, considerar que una conducta es abusiva, cuando es vivida y sentida de este modo por la persona, cuando es mirada o tocada de un modo que la hace sentirse intimidada. La victima nunca es culpable. El agresor, siempre es el responsable.

El motivo del ataque sexual, no es primordialmente el placer o la satisfacción sexual del ofensor, sino que tiene que ver con poder, control, dominación y humillación, indiferentemente de sí la víctima es masculina o femenina. El ataque sexual es una forma de violencia en la cual el "sexo" es utilizado como arma contra la persona de quien se abusa, dice Román González.
El ofensor

El violador, no siempre son unos “viejos verdes", que tal vez pensamos, son personas, normales respetadas, incluso aparentan firmes valores morales y religiosos. Como por ejemplo, el padre, tío, primo, hermano, padrastro, abuelo, vecino, dirigente juvenil, maestro, guía espiritual / religioso, medico”.

La mayoría de abusadores niegan el abuso con vehemencia. Sólo bajo evidencias legales y presión, algunos aceptan la acusación parcialmente, pero afirman que, “no fue nada grave, nada de importancia", “no le hice daño”, “la culpa fue suya”, “los niños no sienten”.

Cuando se ven descubiertas suelen afirmar que lo sienten muchísimo, que nunca lo volverán a hacer, que ocurrió porque estaban borrachos o drogados. Los delincuentes sexuales son muy convincentes, hasta tal punto que quizás nos hagan dudar seriamente del menor. Pero recordemos que las niñas y niños no mienten sobre una cuestión tan grave, ya que poco o nada sabían sobre el sexo y su lenguaje.

Los delincuentes sexuales, reinciden y repiten sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene. Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial y un tratamiento psicológico, para hacerlo.

A pesar del remordimiento que puedan sentir los delincuentes sexuales, sabemos que suelen reincidir y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene. Prácticamente ninguno desistirá voluntariamente sino que necesitará una intervención judicial y un tratamiento psicológico, para hacerlo.

La mayoría de las niñas y niños que están siendo víctimas no se lo cuentan a nadie porque creen que la gente va a pensar que no es verdad o se siente de alguna forma responsables y avergonzados. A veces desconocen incluso el vocabulario necesario para hablar sobre el tema y por lo tanto no pueden expresarse adecuadamente. Aunque generalmente no lo expresan verbalmente, sí lo hacen mediante algunos cambios en su comportamiento.

El abuso sexual tiene diferentes consecuencias:

- Ser violado por un extraño tiene diferentes ramificaciones que ser un violado por un miembro de la familia.

- Ser abusado sexualmente cuando se es niño, es más devastador que cuando se es adulto, por que existe un sentimiento de traición y una relación confusa con el agresor. Cuando se es adulto hay muchos sentimientos, pero la confusión y la sensación de traición no son semejantes.

- Los efectos son diferentes si un niño ha sido abusado una vez, que si es abusado por un periodo largo de tiempo.

- Es más difícil para un hombre que para una mujer, contar que fue violado. “Si un hombre revela que fue abusado sexualmente su "hombría" y orientación sexual son cuestionadas.

Los síntomas más comunes como consecuencia de los abusos sexuales:

Importante anotar, si tiene algunos de estos síntomas, no quiere decir que fue abusado sexualmente, estos síntomas también pueden estar presentes cuando existen otros tipos de trauma.

- Síntomas físicos o enfermedades que no pueden diagnosticar o que no tienen una razón orgánica, como depresión, fobias, ansiedad y problemas psicosomáticos. Debido a estos síntomas la persona puede pensar que se está volviendo loca.

- Inhabilidad para regular el afecto, esto quiere decir que la persona se siente “inundada”, sobrecargada por emociones, o se siente como anestesiada, adormecida, camina por la vida como sin sentimientos, como un robot.

- Enojo, Furia y rabia. La persona que ha sido abusada tiene muchas razones para sentir rabia y enojo. Ha sido herida y maltratada. Estos sentimientos son generalizados.

- Problemas y dificultad de relación con otras personas, social y sexualmente.

- Miedo a la intimidad e incapacidad para poner límites y autoafirmarse. Es demasiado permisiva o rígida en sus limites.

- Odio al propio cuerpo, se siente sucia.

- Desvalorización personal, pobre autoestima.

- Comportamientos auto agresivo, hay mutilación con cortaduras, quemaduras o golpes y realizando intentos de suicidio.

- Abuso de alcohol, nicotina, trabajo, drogas, violencia.

- Problemas de alimentación

- Dificultad para confiar en otros. No tienen sistema de apoyo.

- Confusión.

- Vergüenza.

- Miedo, ansiedad, terror y fobia.

- Temor a perder el control o sienten que no tienen control.

- Amnesia, no recuerda eventos específicos, periodos largo de tiempo o parte de la vida.

- Hipervigilancia, la persona esta siempre alerta, no puede dormir o relajarse.

- Intromisión de imágenes del abuso en estado de vigilia.

- Culpa, esta culpa está basada en la incapacidad de hacer una distinción clara entre el sexo con consentimiento y sin consentimiento. Por otra parte hay personas que pueden sentir placer cuando el abusador, le estimula sus órganos, esto puede crear confusión y culpa. Ellos no entienden que el cuerpo esta diseñado para sentir placer cuando es estimulado en ciertas partes.

- Disociación: la persona se siente como si estuviera fuera del cuerpo. Es como si estuviera observando desde afuera. El niño ve su abuso, como si le hubiera pasado a otra persona, esta fuera de su cuerpo, hay una desconexión.

Esta disociación lo ayuda a sobrevivir, pero debe ser temporal. Hay problemas cuando esta disociación se vuelve como un modo de vida. Por esto las personas dicen que a veces se sienten como estar en un sueño. La disociación puede estar también en partes del cuerpo, hay partes que no siente.

De nuevo si presenta algunos de estos síntomas no quiere decir que haya necesariamente sufrido un abuso sexual, puede ser a consecuencia de otros traumas. Por ejemplo una cirugía, el cuerpo puede sentirla también como algo invasivo y traumático. (si quiere entender por qué, puede leer mi articulo sobre el estrés post operatorio).

Las heridas causadas por abuso sexual, sea este incesto, trauma sexual, violaciones, acoso sexual, molestaciones, o la mezcla de estos, mas los traumas de desarrollo que todos tenemos, en ocasiones nos fuerza a llevar nuestra atención donde la herida esta, por los síntomas que presentamos. El tratamiento toma su tiempo y a veces el camino puede ser largo y doloroso, pero si sanamos nuestras heridas vamos recobrando la inocencia de este niño que se perdió a una edad temprana, empezara de nuevo a sentirse vivo, conectado, aprenderá a estar dentro de su cuerpo de nuevo y relacionarse mejor con otros, a poner limites y empezar a confiar, su creatividad aumentara, se sentirá mejor con usted mismo y muy seguramente descubrirá aspectos maravillosos suyos que había olvidado.

Como parte de su proceso de recuperación es importante que busque un psicólogo que le ayude y con el que usted se sienta bien. Si no conoce a uno, pregúntele a sus amigos si conocen a alguien. Mire si la persona que la está refiriendo realmente ha cambiado con el tratamiento que esta recibiendo, porque puede haber terapeutas muy agradables, pero si no tienen especialidad en trauma, las personas seguirán presentando los mismos problemas. Para trabajar con pacientes que han sufrido trauma y que el tratamiento sea efectivo, el terapeuta necesita saber sobre trauma, tener experiencia y conocer diferentes técnicas, de lo contrario, solo reforzará ciertos patrones.

Llame al terapeuta, hágale preguntas sobre como trabaja, mire si se siente cómoda con el o ella. Es su derecho. Otra cosa importante es que el terapeuta lo apoye en su proceso, le permita sentir lo que esté sintiendo, y no que tenga una agenda, sobre como las cosas deben ser.

Los sobrevivientes pueden andar el camino de diferentes maneras. Unos no van a terapia y continúan viviendo de una forma limitada, otros deciden ir a terapia y ven que “Trauma es un hecho de la vida, sin embargo no tiene que ser una cadena de perpetuidad". P. Levine

COMO RESPONDER A LOS NIÑOS PREGUNTAS DE SEXUALIDAD


Si usted es de los padres y madres que espera aterrado las preguntas "incómodas" que sobre sexualidad normalmente hacen los niños, puede tomar ventaja y sentirse más tranquilo si antes se prepara para contestar.
Además de libros, videos e internet, tiene la opción de emplear muñecos sexuados para que, con sus hijos, juegue con algo más parecido a la realidad.
"Son muy útiles para educar sin los tabúes que suelen rodear a la sexualidad y especialmente a los genitales tanto masculinos como femeninos", considera Karen del Castillo, psicóloga y educadora sexual infantil de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (AMSSAC).
Echar mano de este recurso ayuda a que los pequeños crezcan en un ambiente donde la sexualidad forma parte integral de la educación, agrega Del Castillo.
Algunos modelos están vestidos según el ambiente donde están creciendo niños y niñas: pueden estar vestidos con uniforme escolar o con la ropa de casa.
"También existen muñecos adolescentes con la vestimenta típica de los estudiantes de secundaria, pues incluso en esa etapa de la vida los muñecos pueden ser útiles para tratar problemas de autoestima o abuso sexual", comenta Claudia Martin, gerente general de Muñecas y Artículos Artesanales, una de las empresas creadoras de estos muñecos.
La organización Nemi, que fabrica materiales educativos, incluso tiene un "juego de panzas", que incluye cuatro cojines de diferente tamaño, con los que los niños pueden entender cómo crece un bebé dentro de la panza de mamá.
Cada uno de estos cojines, según del mes del embarazo del que se hable, se introduce a la bolsa que tiene un delantal de manta para que los niños se pongan.
Los muñecos sexuados ayudan a establecer lazos de comunicación "sin tapujos" sobre el tema, condición necesaria para fortalecer la autoestima de niños y niñas y prevenir el abuso sexual.
"A los niños se les puede decir: 'ya vimos al muñeco desnudo y debes recordar que nadie lo puede tocar más que mamá y papá cuando los bañan o los cambian, y si alguien más los toca hay que decirle a mamá o papá', y si es mamá o papá quien los toca, se lo puede decir a algún adulto en quien confía, como su abuelo o abuela'", ejemplifica la educadora sexual.
También facilitan la enseñanza de hábitos de higiene y la aceptación del erotismo.
La utilidad de estos muñecos es cada vez más aprovechada para resolver conflictos emocionales, de niños y adultos, relacionados con la sexualidad.
"A los adultos les ayuda a reconciliarse con su cuerpo si sufrieron abuso sexual de niños o si tienen muy baja autoestima", aclara Del Castillo.
Si usted mamá o papá está interesado en echar mano de este recurso, los educadores sexuales recomiendan que, para aprovecharlos mejor, antes se instruya con libros para tener presente el lenguaje adecuado para hablar de sexualidad; es decir, poder llamarle a las cosas por su nombre, por ejemplo.

Desarrollo psicosexual
Saber las potencialidades de aprendizaje psicosexual de niños y niñas, ayuda a los padres a aprovechar mejor cada etapa.

Desde el nacimiento a los 3 años

-Exploran su cuerpo para conocerlo físicamente y reconocer sensaciones.
-La fascinación por sus genitales es parte de esta etapa, por lo que las emociones que experimentan durante el baño o al tocar sus genitales les permite conocerse a sí mismos.
-Los padres pueden aprovechar esta etapa para explicarles cuáles de estas actividades se hacen en público o en privado.

De los 3 a los 5 años

-Empiezan a distinguir las diferencias y similitudes físicas entre hombres y mujeres y se ubican en la que pertenecen.
-Pueden aprender a identificar por su nombre a cada parte del cuerpo.

De los 5 a los 8 años

-Aunque permanece el interés por explorar el propio cuerpo, nace la curiosidad por conocer el de los pares.
-Se les puede enseñar las funciones de cada parte del cuerpo, cómo nacen los bebés y la importancia de mantener buenas relaciones sociales como la amistad, el amor y la comunicación.