miércoles, 19 de mayo de 2010

ABUSO SEXUAL INFANTIL


Dentro de los diferentes tipos de maltrato infantil (MI) que acontecen entre los integrantes de una familia, a más de aquellos a los que nos hemos referido en anteriores oportunidades -abuso físico, abuso emocional, abandono físico y abandono emocional-el abuso sexual infantil (ASI) o infanto-juvenil es la forma de MI más difícil de aceptar y reconocer, pese a estar constatado que la inmensa mayoría de los casos de ASI ocurren en la propia casa, y que el abusador es alguien de la familia (padre, padrastro, abuelo, tío, hermano mayor u otro familiar, concubino).

El ASI puede ser definido como la imposición a niños, preadolescentes o adolescentes inmaduros, de cualquier clase de actividad sexual que no están en condiciones de comprender (o de comprender en su totalidad) ni de consentir y en las cuales los obligan o fuerzan a participar. Siempre importa un abuso de poder o de autoridad por parte del abusador, que emplea la sexualidad como un elemento de dominio sobre el menor, más que para la gratificación sexual del primero, para la satisfacción de su perversidad (placer por dañar) o de su perversión sexual (paidofilia).

Las modalidades y consecuente intensidad del ASI pueden variar desde la exhibición sexual (visión de genitales; masturbarse delante del niño), pasando por “caricias” y “besuqueos”, contacto dígito u oro-genital, hasta la violación (asalto sexual con penetración carnal vaginal o rectal, o introducción de objetos en dichas zonas), aunque la fuerza física (agresión sexual) sólo está presente en un pequeño porcentaje de casos, pues al victimario le basta con utilizar su posición de poder para que el menor le obedezca, ya que su percepción del adulto como autoridad lo torna más vulnerable a ser amenazado, sobornado o inducido a acatar los deseos del abusador. Esta relación de abuso es crónica, permanente o periódica. Su impacto en la víctima es prolongado y los daños psicológicos que le genera son cuantiosos.

También acontecen casos de ASI extrafamiliar, los cuales, por lo común, son perpetrados por alguien que el niño conoce: un vecino, un profesor, un amigo de la familia, etcétera. Pero lo común es que el ASI sea intrafamiliar. Vg., en un estudio publicado por el Comité de Maltrato Infantil del Hosp. de Niños Dr. Orlando Alassia en el año 2004, se informa que, sobre la base de 80 historias clínicas de casos de ASI registrados durante un año, 10 menores tenían 4 años o menos de edad; 31, entre 5 y 9 años; 29, entre 10 y 13 años, y los 10 restantes de 14 a 18 años. En el 73,75 % de los casos, el abusador era un miembro de la familia.

Una forma particular de ASI es el incesto (relaciones sexuales entre parientes consanguíneos o, según la Real Academia Española, “relación carnal entre parientes dentro de los grados en que está prohibido el matrimonio”), y dentro de él, el incesto padre-hija, de efectos devastadores para la víctima. Tema que merece ser tratado en particular, y que así lo haremos en una próxima entrega. Si bien recordando aquí que el incesto (en sentido lato) también abarca a las relaciones homosexuales (vg., madre-hija). Siendo claro que el ASI es de exclusiva responsabilidad de quien lo comete. El mito de la “provocación” -con el cual se pretende “culpabilizar” a la víctima (niños “seductores”)-, apelar a ser compulsivo (que no puede dejar de abusar o violar) o que el niño consintió su vejamen (como si con 5 ó 7 años pudieran oponerse a un adulto que aman, respetan y/o temen) son torpes pseudoargumentos de estilo que se arguyen como defensa contra la acusación de ASI, que no merecen consideración alguna.

¿Y que el niño inventó los hechos?
 Los niños víctimas de ASI rara vez informan a alguien de ello, por temor a que no se les crea (“inventan porquerías”) o a ser castigados (en represalia), o porque el abusador (y/o sus encubridores, de haberlos) los inducen (o presionan, amedrentan, amenazan o sobornan) a callar. Pero hay que tener en cuenta que la mayoría de los niños que revelan un ASI dicen la verdad, y es muy poco probable que un niño idee los detalles concretos de una relación de tipo sexual, a menos que haya tenido una experiencia anterior, por haberla visto o vivido, sino por ser producto de la inducción o la co-construcción (de un falso ASI) de/con alguno de sus padres. Por ello, si se animan a contarlo, es correcto creerles. Porque sus dichos (que deben ser estimados conforme a su desarrollo cognitivo) pueden ser validados mediante la constatación de indicadores de ASI, desde el examen médico (signos físicos: lesiones o desgarros en la zona genital o anal, etcétera) y la evaluación psicológica y psiquiátrica (conocimiento sexual y/o conductas hipersexualizadas impropias para su edad, retraimiento, cuadros disociativos, etcétera). Indicadores que demarcan una sospecha fundada de ASI y que, junto con otros elementos significativos, pueden llevar a su confirmación.

el abuso sexual infantil en el mundo.

Millones de niños y niñas sufren o han sufrido de explotación sexual.

Este es un problema Universal alarmante que requiere de medidas de prevención y de protección.

Este gran problema está presente tanto en países del primer mundo, como en aquellos en vía de desarrollo. Debido a esto se puede considerar que nos referimos a una problemática a nivel mundial, un problema que no discrimina sectores, niveles sociales o culturas, todo esto pese a que existen organismos encargados de proteger a los menores de la violencia, la explotación y los abusos. Organismos como lo la UNICEF. Brindan bienestar a la infancia, sin embargo, existen limitantes como lo son las leyes penales y civiles que establecen algunos países en sus dominios, con los cuales es imposible luchar , por ejemplo que se permita a los padres o tutores que usen el castigo moderado y razonable. En este caso podría originarse un retraso en la acción policial al confundirse las representaciones moderadas con actitudes de otra índole.

Así como la UNICEF está comprometida con amparar a los niños y niñas del mundo con la “convención de los de los derechos del niño”, “la declaración del milenio” y numerosos acuerdos internacionales para así crear un entorno protector. Con la colaboración de los gobiernos, asociados nacionales e internacionales, los sistemas nacionales a favor de la infancia y las practicas sociales protectoras. Todo esto le permitirá a los países, comunidades y familias prevenir y responder a la explotación.

¿COMO AYUDAR AL NIÑO ABUSADO?

Han existido muchos casos de abuso sexual de niños, tema que no se ha podido evitar, esto no es nuevo ya que esto ocurre en la realidad de nuestra vida cotidiana.

En estos casos lo más importante es cómo llegar a un niño abusado, lo principal es darle mucha confianza para que explique bien lo sucedido sin temor a nada y que el niño se sienta seguro de la persona que lo está interrogando para que no haya rechazo.

Es difícil determinar una causa general para lo casos de abuso sexual ya que cada uno cuenta con un origen diferente cada circunstancia se deriva de una patología emocional y física , distinta donde un patrón de comportamiento abusador surge del perfil conflictivo del victimario.

Indudablemente el comportamiento de un abusador es consecuencia de un desorden sexual, causados por alteraciones hormonales o por una educación sexual mal encaminada o mal informada. Por otro lado la causa puede ser emocional quizás el abusador presenta presiones o restricciones sociales, familiares y hasta religiosas, desde su adolescencia o infancia; hechos que le impidieron un desarrollo de la sexualidad y de la personalidad en forma integral previniendo trastornos nerviosos y mentales

Consideramos que debemos dar un paso teórico mas allá, consiste en la integracion de los estudios de la victimologia con lo de la psicología criminal que a lo largo de estos últimos años han avanzado por caminos paralelos.

Nuestra aproximación debe ser comprensiva desde las dimensiones: agresor, agresión, victimas y determinantes biopsicosociales.

nota:

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