lunes, 9 de abril de 2012

Nuevo tratamiento por abuso reduce estrés post traumático


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En 2010 se denunciaron 3.3 millones de denuncias de maltrato infantil a las agencias de servicios de protección de menores en todo el país, mientras que en la ciudad de Nueva York, se registraron más de 60 mil.


Un programa piloto aplicado en Estados Unidos a niños abusados sexual y físicamente les ayudó a reducir el estrés post traumático, por lo que expertos aseguraron que este plan ayudará a disminuir en un futuro los problemas de salud pública.

Los resultados del proyecto fueron dados a conocer en Nueva York, en el marco de la conferencia “Esperanza y cura de las víctimas de abuso infantil”, organizada por Safe Horizon y el Centro para Traumas y Violencia Infantil de Yale, que trabajaron en esta iniciativa de manera conjunta.
La Intervención de Estrés Traumático para Niños y Familias (CFTSI, en inglés) es una técnica que aplica a niños de entre siete y 18 años que han sufrido una experiencia traumática o han revelado los abusos recientemente.
El tratamiento consiste en cuatro a seis sesiones para fortalecer los lazos familiares y hasta la fecha, cerca de 500 niños han participado en el programa CFTSI en Centros de Defensa Infantil de Safe Horizon.
El tratamiento ha proporcionado las herramientas necesarias para ayudar al menor a sentirse mejor y a disminuir la frecuencia de las reacciones al trauma.
Los datos de 124 niños que completaron el CFTSI en los Centros de Defensa Infantil de Safe Horizon entre abril de 2010 y marzo de 2011 indican que se produjo un descenso del 54 por ciento en los síntomas de trauma de los menores al final de la intervención.
El programa se ha aplicado desde 2008 en los Centros de Defensa Infantil de Safe Horizon en la ciudad de Nueva York (CAC), donde cerca del 50 por ciento de los menores y las familias que reciben servicios son hispanos.
Tras la muerte en 2006 de la niña hispana Nixzmary Brown, de siete años, como consecuencia de abuso doméstico, Safe Horizon buscó implementar una iniciativa que combatiera este tipo de violencia.
“La intervención ayuda a las víctimas y a sus familias a comunicarse mejor, lo que contribuye a aliviar el trauma en ambos”, señaló la directora ejecutiva de Safe Horizon, Ariel Zwang.
Explicó que Safe Horizon y el Centro de Estudios de Menores de Yale han trabajado conjuntamente para que este tratamiento cumpla con las necesidades individuales de las familias que acuden a los Centros de Defensa Infantil.
De acuerdo con estimaciones de estas organizaciones, en 2010 se denunciaron 3.3 millones de denuncias de maltrato infantil a las agencias de servicios de protección de menores en todo el país, mientras que en la ciudad de Nueva York, se registraron más de 60 mil.
Los niños que padecen abusos y negligencia tienen un 59 por ciento más de posibilidades de ser arrestados siendo menores, un 28 por ciento más de posibilidades de ser arrestados siendo adultos y un 30 por ciento más de posibilidades de cometer un crimen violento.
Además el maltrato adolescente aumenta las probabilidades de arrestos, delitos generales y violentos y uso de drogas ilegales en la edad adulta.
Cerca del 30 por ciento de los menores que han sufrido abuso y negligencia maltratarán a sus propios hijos.
Los Centros de Defensa Infantil de Safe Horizon están diseñados para investigar y responder a las denuncias más serias, que conllevan abusos sexuales y/o graves abusos físicos.
“Cuando los niños están solos con sus reacciones al trauma y no tienen palabras para poder expresarlas, el comportamiento sintomático es su única forma de expresión”, explicó el doctor Steven Marans.
“Los niños necesitan que sus cuidadores -el mayor apoyo en sus vidas- reconozcan y comprendan sus síntomas”, añadió Marans, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale y director del Centro para Traumas y Violencia Infantil de Yale.
Safe Horizon es la mayor agencia de servicios a víctimas de violencia del país, con más de 50 programas que cada año ayudan a 250 mil personas entre niños y adultos afectados por el crimen y el abuso en la ciudad de Nueva York.

¿Qué decirle a un niño para prevenir los abusos?


prevencion de abusosLa idea de que alguien pueda hacerle daño a nuestros hijos es terrorífica, tanto que llegamos a rechazar pensar en ello y hablar a los niños de esa posibilidad. Sin embargo, al mantenerlos en la total ignorancia puede que los estemos poniendo en peligro. Pero, ¿qué decirle a un niño para prevenir los abusos?
Debo deciros que yo no era apenas consciente de que el abuso sexual en la infancia sucediera más allá de algunos casos terribles que podía leer en las noticias, hasta que, en grupos de madres, algunas fueron contando que los habían padecido en su infancia y que sentían que eso estaba perjudicando su vida todavía. Eran muchas más de las que podría haber pensado. Y no venían de familias problemáticas ni los abusadores eran, aparentemente, criminales peligrosos sino familiares o figuras cercanas con vidas y comportamientos adaptados y “normales”. La mayoría de ellas tardaron años en reconocer lo que les había pasado y en casi ningún caso lo contaron cuando les sucedió. Y las que lo contaron rara vez fueron creidas. Todavía sufren por el pasado y muchas tienen secuelas emocionales: terrores, ansiedad, problemas alimentarios, disfunciones sexuales, asco al dar el pecho, merma de su autoestima o dificultades para un contacto físico cercano.
Y cuando comencé a leer y a investigar me encontre con que el abuso sexual es una lacra casi invisible pero dolorosamente real. Por eso creo que es indispensable que los padres sepamos que existe y ayudemos a que nuestros hijos no se conviertan en víctimas. Podemos prevenirlo con información adecuada.

Las cifras del abuso sexual

Las cifras son escalofriantes. Hace un tiempo os contamos que un estudio publicado por la revista The Lancet consideraba que un 30% de las niñas y un 15% de los niños sufren algún tipo de abuso sexual durante su infancia o adolescencia.
Debemos ser conscientes que los abusadores existen, y me refiero al abuso sexual. También tenemos que saber que el abuso se produce, generalmente, por parte dealguien del entorno más cercano del niño, en la familia o entre conocidos en los que sus padres confiaban.
Los abusadores puede que busquen profesiones o actividades que les permitan estar en contacto con los niños a solas y ejercer como figuras de autoridad para ellos. Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, no vamos a poder identificarlos a primera vista; es más, cuando se les descubre la gente del entorno suele describirlos como encantadores o inofensivos.
Por eso es especialmente vital que la víctima sepa identificar si sufre una agresión aunque sea fugaz o disimulada por parte de un abusador. Pues existen, eso es evidente, y posiblemente hasta conocemos a alguno sin saberlo, igual que seguro que conocemos a adultos que sufrieron abusos y a niños que los sufren.
Si estas cifras son ciertas mirar a los niños de nuestro entorno causa angustia. No solo si pensamos en el riesgo real, que ahora vamos a intentar evitar, sino también si reflexionamos sobre los casos que se pueden estar desarrollando. Incluso sabiendo que en el análisis se incluen todas las formas de abuso sexual en la infancia y adolescencia, no solo las violaciones, siguen pareciéndome terribles.
Está ahora juzgándose en España un caso contra varios presuntos abusadores acusados de violaciones a menores reiteradas durante años, algo que los niños callaban hasta ahora y me ha hecho pensar en lo que los padres podemos hacer para prevenir que nuestros hijos puedan ser víctimas de los monstruos que hacen esas cosas.

Prevenir los abusos sexuales

Quizá es imposible evitar todos los abusos, pero sin duda es posible prevenirlos. Para hacerlo hay dos cosas que podemos hacer: ser nosotros vigilantes y además, enseñar a los niños que el abuso existe y que nadie puede tocarlos de forma inadecuada.
A los niños hay que explicarles que lugares de su cuerpo y que formas de tocarlos no son correctas y enseñarles que, si alguien hace algo que les incomoda, deben salir corriendo inmediatamente y no aceptar el contacto físico indeseado. Eso pasa incluso por no obligarles a darle besos a alguien si no quieren, pues de ese modo se sienten dueños de sus cuerpos y saben que nadie puede forzarlos a hacer algo que no quieran.
Hay que explicarles, en la medida de su comprensión, que hay personas que, incluso pareciendo muy buenas, nos pueden engañar y tratar de hacerles daño o tocarlos de forma indebida. Nadie, nadie, puede tocarlos o acariciarlos de forma que no les guste. Puede que eso haga que rechaze abrazos de alguien que es inofensivo pero eso reforzará su confianza en que tienen derecho a decir que no.
También, por supuesto, hay que enseñarles que no deben irse con extraños, sea porque les piden ayuda para buscar un cachorrito o les ofrezcan un juguete o una golosina. Pero, por supuesto, ni todos los extraños van a querer hacerles daño, ni todas las personas conocidas o de confianza son seguras.
La norma de no estar solos y no irse con desconocidos es fundamental. Deben gritar y huir si alguien quiere llevárselos y tirarse al suelo pataleando y chillando si los agarran. Pero, cuando se trata de personas conocidas de su entorno el asunto es más delicado, pues pueden tratar de engañarlos o asustarlos para que sean dóciles o callen lo sucedido.
Por eso, siempre debemos reiterarles que confiamos en ellos y que deben contarnos cualquier cosa mala que les suceda, pues creeremos en ellos y los defenderemos, incluso si la persona que los ha dañado es muy cercana a nosotros.
Un consejo general, de todos modos, sería no dejar a nuestros hijos a solas con nadie en quien no confiemos absolutamente (ni familia, ni amigos, ni cuidadores, ni figuras con autoridad espiritual, ni maestros ni entrenadores o monitores) pues los abusadores aprovechan cuando el niño está desprotegido e, incluso así, estar abiertos a percibir signos de abusos y reiterándole a nuestro hijo a menudo que nadie puede tocarles indebidamente y que, si algo extraño les sucede, deben contárnoslo inmediatamente y los salvaremos.

Miedo en los niños

Tenemos que ser conscientes de que contarles esto a los niños puede causarles miedo y preocuparlos. La idea no es que vivan aterrorizados o desconfiando del mundo, ni pensando que todos son malvados, pero si que conozcan la realidad para poder enfrentarse a ella y evitar ser víctimas.
Vivir con miedo no los va a proteger, pero si el saber como actuar si la situación se presenta. Es decir, les estamos dando armas y protegiéndolos al contárselo.
Hay explicar las cosas poco a poco y desde pequeños, cuando no entienden que es el abuso, y enseñarles a ser dueños de sus propios cuerpos y a tener confianza absoluta en nosotros les digan lo que les digan o los amenacen con lo que les amenacen. Podemos prevenir que sean víctimas del abuso sexual hablando con ellos.