miércoles, 26 de junio de 2019

Los monstruos sí existen


  • Aunque no lo creas, lectora, lector, el 24 de junio se “celebra” el día internacional del orgullo pedófilo. Así como lo lees. Inconcebible, indignante, enfermo, nauseabundo. Faltan adjetivos para calificar semejante aberración.
“Solo tenía 11 años”, me dijo una hermosa mujer, de alrededor de 40 años al final de una conferencia que impartí al respecto de abuso y embarazo infantil. Su historia es aterradora, sobrecoge el corazón y provoca repudio y odio por esos enfermos que mancillan a niñas y niños al grado de condenarlos a un daño irreversible en su psique, su autoestima y su cuerpo.
Esta dama tiene tres hijos y nunca ha disfrutado de una relación de pareja sin que su recuerdo vaya a ese cuartito donde un monstruo le arrebató la inocencia y la violó durante mas de dos años bajo la amenaza de matar a sus padres si ella decía algo. En la secundaria dejó de bañarse; “no quería que nadie se me acercara”, se fue de casa a los 15 y de allí a jamás ponerse un vestido, una falda, una prenda que siquiera de lejos pareciera provocativa. “Viví con miedo muchos años”, siguió contándome, “hoy se que soy mas fuerte que él; yo sobreviví”.
Laura (nombre ficticio para cuidar su privacidad), ha salido adelante pero llena de miedo, dolor y cicatrices. Otros como ella también y muchos que no lo logran. Una niña, un niño abusados tienen pesadillas, corren alto riesgo de sufrir trastornos alimenticios, bulimia, anorexia, obesidad mórbida, o adicciones como alcoholismo, drogadicción o cualquier otra conducta que les invisibilice del resto del mundo. Un niño abusado carga en su alma ira, depresión, tristeza infinita, desconfianza de su entorno y esas cicatrices a veces no sanan nunca.
Aunque no lo creas, lectora, lector, el 24 de junio se “celebra” el día internacional del orgullo pedófilo. Así como lo lees. Inconcebible, indignante, enfermo, nauseabundo. Faltan adjetivos para calificar semejante aberración. Esta “celebración” nace en los Estados Unidos en 1998 como “Día del amor a los muchachos” y ahora ya, abiertamente, como orgullo pedófilo. Todavía no lo procesa mi cerebro. Todavía estoy paralizada por siquiera pensar en semejante bajeza.
Quienes sienten orgullo pedófilo pretenden equipararse al orgullo gay; pretenden que se entienda la pedofilia como una opción, una preferencia como la heterosexualidad, homosexualidad, bisexualidad, transgénero, o cualquier opción de ejercicio de la sexualidad entre adultos que consensuan y se hacen responsables de sus actos. La pedofilia no es y nunca será una opción. Es delito grave y debe quedar muy claro.
Una niña, un niño, no tienen capacidad de consensuar, ni siquiera de entender una relación sexual o emocional de pareja. Las y los menores de edad están bajo nuestro cuidado, bajo nuestra responsabilidad. Su salud psicológica, física y emocional dependen de nosotros los adultos. En México, la OCDE indica que el abuso sexual infantil es -vergonzosamente- una práctica ¡de las más altas del mundo! Urge que daño moral cuando deriva de abuso sexual infantil no prescriba y que las penas sean más elevadas para los victimarios. La víctima ya purga cadena perpetua.
Hubo un tiempo en que Laura fue feliz… luego conoció a un monstruo. Para millones de niñas y niños los monstruos sí existen y no hay héroes que se los quiten de encima.

México acogerá congreso latinoamericano de prevención de abusos en la Iglesia

Fragmento del afiche oficial del evento. Crédito: CEPROME.
Fragmento del afiche oficial del evento. Crédito: CEPROME.
México acogerá entre el 6 y el 8 de noviembre de este año la primera edición del Congreso Latinoamericano sobre la Prevención del Abuso de Menores en la Universidad Pontificia de México.
Organizado por el Centro de investigación y formación interdisciplinar para la protección del menor (CEPROME), el evento cuenta con el apoyo de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y el Consejo Episcopal Latinoamericano.
Además, el CEPROME tiene el respaldo de la Universidad Pontificia de México y la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Daniel Portillo, director del CEPROME, subrayó que el drama del abuso sexual de menores “es un problema global que requiere justamente una solución global. De ahí que el objetivo del congreso sea generar una discusión abierta y exhaustiva para crear conciencia y movilizar acciones, para ofrecer una mejor protección de los niños, niñas y adolescentes en Latinoamérica”.
“También este primer congreso latinoamericano es un primer acercamiento entre los distintos países, con la finalidad de generar sinergias interinstitucionales, diocesanas, nacionales, que favorezcan una mayor protección en nuestro ambiente latinoamericano”.
Entre los ponentes del congreso figura Mons. Charles Scicluna, Secretario Adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Arzobispo de Malta y uno de los mayores expertos en prevención y lucha contra los casos de abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
También estará presente el sacerdote jesuita Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Entre otros expositores también estarán presentes el Arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Rogelio Cabrera; el Arzobispo de México, Cardenal Carlos Aguiar Retes; y el Arzobispo de Chicago (Estados Unidos), Cardenal Blase Cupich.
El P. Portillo señaló que un congreso como este “es importante en este momento específico de la Iglesia”, especialmente “porque pretendemos ofrecer acciones concretas”.
“Nosotros no podemos estar pidiendo perdón si no tomamos en cuenta las acciones necesarias que debemos ejecutar”, dijo.
El sacerdote mexicano indicó que el congreso está especialmente dirigido a “las personas que están trabajando en el ámbito de la formación, de la prevención, de la intervención en el tema del abuso sexual infantil eclesial”.
“Está destinado para aquellas diócesis, congregaciones de nuestro continente latinoamericano que pretendan favorecer o generar una reflexión sobre una acción como esta”.
“El congreso nos ayuda para darnos cuenta de que la prevención es un compromiso y una responsabilidad de todos. No es una acción puramente de la jerarquía, sino que es una responsabilidad de la comunidad eclesial en la que estamos involucrados todos”, subrayó.
Para el P. Portillo, frente al drama de los abusos “necesitamos preguntarnos desde lo concreto de mi persona cómo puedo sumar o colaborar para favorecer un ambiente más seguro en nuestra Iglesia”.
Además, indicó, “la prevención necesita de mucha humildad de parte de nosotros, para darnos cuenta que es necesario también escuchar otras voces, otras realidades de otras situaciones que ya han experimentado, han vivido, han padecido este mal y pueden abonar mucho con la experiencia o con la investigación, el análisis o la atención que cada persona ha ido desarrollando”.
También a través de un evento internacional como este se pueden favorecer “sinergias interinstitucionales, nacionales, entre la misma Iglesia, entre cada conferencia episcopal, entre cada congregación, entre las distintas diócesis que conformamos la realidad latinoamericana, para favorecer una suma de esfuerzos”, aseguró.
Para más información sobre el Congreso Latinoamericano sobre la Prevención del Abuso de Menores 2019, puede ingresar AQUÍ.