miércoles, 3 de noviembre de 2010

Existe más riesgo de trastornos psiquiátricos en víctimas de abuso sexual.


Una nueva investigación descubre que tener antecedentes de abuso sexual, sin importar el sexo ni la edad de la víctima al momento del ataque, se correlaciona fuertemente con el diagnóstico de varios trastornos psiquiátricos en algún momento de la vida de las personas afectadas.

En la edición de Mayo Clinic Proceedings http://www.mayoclinicproceedings.com/), los científicos informan que los antecedentes de abuso sexual tienen vinculación con intentos de suicidio, trastorno de estrés postraumático, trastornos de ansiedad, depresión, así como trastornos alimenticios y del sueño.

"A los sobrevivientes de abuso sexual, generalmente, se los atiende en medicina general", comenta el Dr. Ali Zirakzadeh (http://www.mayoclinic.org/bio/13731530.html), de la División de Medicina Interna General de Mayo Clinic (http://www.mayoclinic.org/general-internal-medicine-rst/) y principal investigador del estudio. "Los sobrevivientes de abuso sexual enfrentan una gama complicada de síntomas físicos y mentales que los lleva a utilizar mucho los servicios de atención médica, sin que normalmente mejore su calidad de vida".

El estudio informa que las tasas de prevalencia de abuso sexual en algunas poblaciones llegan hasta 21 % en personas adultas y 33 %. Más aún, los sobrevivientes de abuso sexual pueden constituir hasta 25 % de los pacientes de las consultas de atención médica primaria.

Los científicos exploraron también el motivo por el que algunos sobrevivientes de abuso sexual no padecen síntomas psiquiátricos y plantearon que la variabilidad genética podría ofrecer algún grado de protección. "El efecto protector de algunos genes contra el desarrollo de trastornos en los sobrevivientes de abuso sexual es un prospecto intrigante. De confirmarse, futuros análisis podrían identificar más eficazmente a las víctimas de abuso con mayor riesgo de desarrollar enfermedades psiquiátricas, además de conducir al desarrollo de mejores intervenciones y tratamientos", acota el Dr. Zirakzadeh.


Añade, "lo bueno para los pacientes es que los médicos ahora están más conscientes del vínculo entre abuso sexual y enfermedades psiquiátricas, lo que haría más rápida la identificación de sobrevivientes de abuso sexual, a fin de referirlos a los especialistas para recibir tratamiento. Se espera que la mayor concientización en el ejercicio médico lleve a obtener mejores resultados en los pacientes".

Detonadores

Los detonadores son contactos específicos, sonidos, olores que evocan recuerdos u otros legados de la experiencia de abuso sexual, usualmente, contra los deseos del sobreviviente. Los detonadores son a menudo asociados con consecuencias no deseadas como ataques de vergüenza y disociaciones recurrentes u otros mecanismos. Los sobrevivientes usualmente dan pasos conscientes o inconscientes para protegerse de sus detonadores.

La necesidad de evitar los detonadores implica que los sobrevivientes estén limitados en el rango de actividad que pueden desempeñar con seguridad. Una de las metas de la recuperación es desactivar los detonadores mediante la reducción gradual de la severidad de las reacciones hasta que el sobreviviente los experimente como un malestar moderado o incluso no experimente nada. La pareja puede apoyar al sobreviviente a través evitando los detonadores hasta que el sobreviviente esté listo para enfrentar la respuesta negativa atenuada. Eliminar los detonadores permite al sobreviviente demandar la gama completa de opciones en la vida.

No es posible evitar los detonadores todo el tiempo, y tampoco es deseable. Aprender nuevas respuestas a los detonadores es parte del proceso de recuperación del sobreviviente. Cada vez que algo detone los recuerdos, desate un episodio disociativo o cualquier otro mecanismo de defensa tienes otra oportunidad para desactivar parcialmente ese detonador. Los sobrevivientes necesitan reafirmar la experiencia hablándose a sí mismos con frases como: “Está en el pasado”. “Puedes enfrentarlo; ahora eres un adulto”. “El recuerdo no es tan malo como lo que has tenido que enfrentar hasta ahora”. Es importante para el sobreviviente evitar el uso del alcohol u otras conductas evasoras que puedan interferir con el estar presente durante la experiencia.

Después del incidente, el sobreviviente puede necesitar el apoyo de su pareja para interpretar la experiencia y procesar los sentimientos. Las preguntas que puede hacer la pareja incluyen: “¿Qué fue lo que lo detonó?” “¿A qué le temes?” “¿Qué emociones experimentaste?” “En el pasado, ¿cuándo tuviste estas mismas emociones?” “¿Qué te recordó esta experiencia?” “¿Qué eres capaz de hacer tú mismo(a) ahora que no podías hacer en el pasado?” “¿Qué opciones tienes para enfrentar la situación de manera diferente la siguiente vez que ocurra?”.

Después de procesar la experiencia, espera una reacción que deje al sobreviviente sintiéndose desprotegido y vulnerable. Dale tiempo y espacio para descansar y confortarse. Como parte del proceso de aprender comportamientos más sanos, el sobreviviente necesitará hablar acerca de la experiencia con amigos, en un grupo de apoyo en terapia. Describir repetidamente el incidente y lo que se aprendió de él es un método de ensayo mental que permite al sobreviviente desactivar el detonador.

Aprendiendo a quererte a ti misma(o)

Querer y propinar cuidados son las formas primarias como demostramos amor a nosotros mismos y a otros. Es una conducta aprendida; hemos sido enseñados a dar cariño a través de nuestros primeros cuidadores. Si no fuiste amado(a), alentado(a) y confortado(a) en la infancia, o si no fuiste criado como un muchacho típico, el concepto de crianza puede resultarte extraño. Si nunca se te mostró gentileza o ternura, o fuiste abusada(o) “en nombre del amor”, puedes estar confundido(a) acerca de lo que significa quererte y cuidarte a ti mismo(a). Muchos infantes abusados se confortan haciendo cosas que también incluyen aspectos auto-destructivos. Mutilándose a ti mismo(a) puede ser la única manera como tú te sabes dar cariño a ti mismo(a). A pesar que eso te puede confortar en el momento, también te lástima.



Incluso si entiendes lo que significa cuidarte y quererte a ti mismo(a), la idea de hacerlo te incomoda. Te puedes sentir resentido porque alguien más no lo está haciendo por ti. Te podrías sentir enojado(a) o triste porque no fuiste cuidado en la infancia. Sentimientos de culpa o vergüenza pueden hacer que sientas que no mereces ser cuidado(a) y querido(a) por ti o por alguien más.



Cuando pienso acerca de darme cariño y cuidarme a mi misma(o), me siento… (Completa la oración).

Si crees que mereces cariño sólo cuando estás extremadamente perturbado(a), eres como la mayoría de los sobrevivientes que sienten que tienen que estar totalmente devastados antes de que ellos se calmen y cuiden de sí mismos. Sin embargo, cuidar de ti misma(o) no debe ser algo dedicado sólo a momentos de crisis. Quererte y cuidar de tus necesidades debería ser parte del tejido de la vida, no sólo algo especial para usar en casos de emergencia.



Aun cuando tú no haces mucho por cuidar de ti ahora, empezaste a tratar de confortarte a ti misma(o) cuando eras pequeña(o). Aunque puede ser que hayas hecho cosas que contenían aspectos autodestructivos, encontraste formas de hacerte sentir mejor. Algunas de esas formas todavía son útiles para ti en la actualidad.

Cuando era niña(o), me cuidaba y me quería mediante… (Completa la oración).



Pon un asterisco (estrella) a esas cosas que todavía haces para cuidar de ti.



Si no tienes idea de cómo empezar a cuidar de ti misma(o), pregunta a otras personas cómo cuidan de sí mismas y cómo se confortan. Pregunta a varias personas que respetes por las cosas que hacen para cuidarse y quererse. Anota sus respuestas.

Pon un asterisco (estrella) en las cosas que te gustaría intentar para cuidar de ti.



Haz una lista de las cosas que harás para cuidar de ti y darte cariño. Empieza tu lista con las cosas que marcaste con el asterisco en los ejercicios anteriores y agrega todo lo que puedas pensar que te ayudaría a sentirte más relajada(o), tranquila(o) o centrada(o). Por ejemplo, saldré a patinar, me prepararé un sándwich con queso, escribiré una carta a un amigo que no he visto en mucho tiempo, saldrá a caminar en la naturaleza, iré al cine. Algunas de las ideas más simples pueden coincidir con las ideas que tú escribiste en tu lista para lidiar con el pánico. Otras pueden ser totalmente nuevas y requieren mayor planeación y previsión. Todas estas cosas pueden ser actividades que puedes hacer de manera regular.



Para reflexionar:

• ¿Cuáles son mis actitudes acerca de cuidarme y quererme? ¿Cómo están cambiando mis actitudes?

• ¿Cómo cambiaría mi vida si empezara a quererme y cuidar de mí?

• ¿Estoy dispuesta(o) a cuidar de mí actualmente? Sí es así ¿Cómo lo haré?



Reflexiones: Queriéndote a ti misma(o)



Muchos de nosotros recibimos poco o nada de cariño cuando éramos niños. Tú, incluso, puedes pasar un rato difícil para concebir la idea. Pero aprender a cuidarte a ti misma (o) es un aspecto crucial en el proceso de curación. Es una forma de demostrar amor y respeto por ti misma(o).



Quererte y cuidarte no es un tema reservado para los momentos de crisis; es importante en el plano de lo cotidiano. Combinando las estrategias que aprendiste en la infancia con otras nuevas, menos practicadas, tú puedes desarrollar un plan para cuidar de ti misma(o) de una manera consistente, de forma amorosa.



Aquí te dejo unas preguntas que te ayudarán a enfocar tu sentimientos presentes, metas y necesidades respecto al tema de cuidarte y quererte a ti misma(o).

• ¿Qué sentimiento experimenté mientras trabajaba este tema?

• ¿Qué sentimientos experimentas ahora? ¿Qué sensaciones estoy experimentando en mi cuerpo?

• ¿De qué edad me sentí mientras trabajaba este tema? ¿De qué edad me siento ahora?

• ¿Qué fue lo más difícil para mí al tratar este tema? ¿Qué me resultó confuso? ¿Qué no entendí?

• ¿Qué aprendí? ¿Qué compromisos he hecho conmigo misma(o)? ¿Qué pasos tengo que dar?

• ¿Qué hice de lo que puedo estar orgullosa(o)?

• ¿Qué me falta todavía por hacer? ¿Qué, si lo hubiera, quisiera volver a revisar a seguir trabajando?

• ¿Qué necesito hacer ahora para cuidar de mí?



Tomado de EL CORAJE DE SANAR, libro de ejercicios de Laura Davis
recopilado y traducido por Cony Diaz.
 
Espera el siguiente tema: Mide tu progreso en el proceso de recuperación.