viernes, 10 de mayo de 2013

RELATO DE UN SOBREVIVIENTE


Creo que sólo tengo un recuerdo anterior a los abusos. Y lo conservo como un tesoro: estábamos mi hermano y yo jugando en un bosque, y mi padre y mi madre a unos metros, vigilando. Tengo fotos del momento y son preciosas. Esta estampa representa lo que yo deseo de una familia. Sé que es muy simple pero a la vez, precioso.
Ahora, una explicación de mi familia: madre tenía dos hermanas: la mediana y la pequeña. Ambas tuvieron hijos muy jóvenes ( a los 15) pero sólo una se caso: la mediana. La familia de mi padre siempre ha estado apartada de nosotros, por incompatibilidad de caracteres.
La historia comienza cuando la hermana mediana de mi madre se vino a vivir al mismo edificio que nosotros. Yo tenía entre tres y cuatro años, iba a la guardería. Siempre he sido una niñita muy buena: que hacía lo que me decían mis padres, los maestros... los adultos. El marido de la hermana de mi madre, pronto, empezó a demostrar que le gustaba jugar conmigo. Su hija, cinco años mayor que yo, tenía unos juguetes chulísimos: la piscina de Barbie, un chalecito de muñecas, una balsita para que el verano me pudiera bañar en su terracita... No sé exactamente cuando empezaron exactamente los abusos, no recuerdo un principio. Recuerdo que primero me enseñaba los juguetes, jugaba un poco conmigo y se iba acercando a mi, agachadito, poniéndose a mi altura. Recuerdo que no me gustaba y, en principio me quedaba muy quieta, pero que cuando quería llevarme dentro de casa, me revolvía y le decía que no, a penas le empujaba. No oponía más resistencia: por qué no lo hice?????? Sé que me llevaba al comedor o a su habitación, y que se ponía detrás mío. Recuerdo que lo veía detrás, y que me aguantaba, pero no lo que hacía.
Él era transportista, por lo que, por suerte, no estaba mucho en casa. 
El verano que pasé a párvulos, tenía cinco años, tuvo un accidente muy grave al despeñarse con el camión. Recuerdo ir cogida de la mano de mi prima pequeña (nos llevamos un año y medio y nos hemos criado como hermanas) por el hospital. Recuerdo las ganas, los deseos, de que muriera. Creí, cuando estaba en la UCI, y según me preparó mi madre, que iba a morir. Y estaba feliz.
No murió. Fue mucho peor: se recuperó, pero con la cojera, sin bazo y una prótesis en la cadera, le dieron la minusvalía. Tenía todo el tiempo del mundo para hacer lo que él quisiera.

El infierno empezó muy pronto. Pero él era muy listo. Sé hacía el víctima, diciendo que como yo no tenía que estudiar, que podía cuidarlo y él cuidarme a su vez. Si, si me cuidaba. En un principio, me cuidaba tocándome debajo del vestidito ( en esa época llevaba muchos vestiditos, pero después me negué) o me decía que lo tenía que cuidar de una manera muy especial, como las hadas, tocándole en sus partes, frotando, hasta que saliera el espíritu del mal. No se lo podía decir a nadie, porque era un secreto, no quería que supieran que tenía el espíritu del mal, porque lo rechazarían y rechazarían a toda mi familia. Y yo tonta, tonta, tonta, no dije nada. Era mi tío, pero sobretodo no quería que nos rechazaran a la familia entera.
Cuando recuperó la movilidad, empezó a llamarme cuando estaba en casa (mis padres trabajaban y estudiaban, por lo que en casa, a partir de las 8 de la noche había alguien, sino, mi tío me cuidaba a mi). Mi hermano, cuatro años mayor que yo, estaba con los amigos. Recuerdo los tocamientos, por su parte, y cómo me tendía en su cama y me chupaba. O cómo me obligaba a que yo le tocara su pene hasta que se corriera. Recuerdo tener su pene en la boca,(buffff) también. Y que no me gustaba nada, y se lo decía, y me retorcía, y me quería ir, pero me cogía y no me dejaba. Una vez le vomité encima con su pene dentro. Para castigarme, no la sacó y casi me ahogo. 
También recuerdo que me llevaba a su habitación, me mantenía siempre en las mismas posturas: para chuparme boca arriba, cogida de las manos y para lo otro, (dios, no lo quiero pensar) a lo perrito cogida por la cabeza. Sé que se escupía las manos y hurgaba en mi cuerpo. Sé que metía algo en mi vagina, pero yo ya estaba fuera de mi, no sé si era su pene o sus dedos. Sé que me hacía daño. Una vez que me puse a gritar y me acalló, me dijo al oído que no podía doler, que hacía tiempo que se había encargado de eso (de que? cómo?, me preguntaba yo, que tonta fui, que ignorante). Siempre concluía besándome, me decía que eran clases para que después no se burlaran de mi por no saber. 
Una manía que tuve los últimos años, era que no me quitara las braguitas. Menuda tontería, pero me revolcaba y oponía mucha más resistencia, así que permitió este detalle.

Las noches las pasaba llorando. No tenía ilusión en nada. Me pasaba todo el tiempo posible estudiando o en la biblioteca, únicos sitios en los que podía estar si no estaba en casa.
Hay detalles que me chocan a día de hoy: algunas veces me llamaba mi prima para que subiera, que iba a jugar conmigo y cuando subía ya no estaba. Me esperaba él.
Mi madre, un año antes de que lo descubriera yo, se ve que sospechó algo, porque un día que estuvo enferma y no fue al trabajo llamó él para que subiera en cuanto vio que mi padre se había ido. No sé porqué no le dije que si, lo que pasaba. Me quedé mirando y me dijo, si pasaba algo en un futuro, que se lo dijera, que él era rarito (cómo que rarito????)
Aguanté hasta poco antes de los 13 años. No lo hice del modo adecuado pero bueno. Sé lo conté a una de mis mejores amigas, pero ella quería ser popular y en la fiesta de cumpleaños de un chico que le gustaba lo dijo delante de todos. El chico, que tenía bastante más cerebro que nosotras dos, le riñó y le dijo que eso no se podía decir así, en una fiesta y se lo dijo a su madre. Su madre fue a mi maestra. Ahora no consigo entenderlo, porque se conocían ella y mi madre de toda la vida. Mi maestra me llevó a su despacho, me dijo que ya sabía por donde iban las cosas, que no entendía cómo podía sacar buenas notas y hacer esas cosas, a mi edad... Pero también acertó en algo: hizo que hablara con mi madre.
Con mi madre hable por teléfono y después, cuando pudo venir (trabajaba a dos horas) en persona. Pero no me atrevía decir toda la verdad. No lo soportaba. Solamente le dije que me había tocado. Quería continuar, pero como vi cómo se puso, Decidí que ya estaba bien, que ya se lo contaría otro día. Mi madre falleció hace cinco años y no se lo conté nunca. Me arrepiento tanto... Le fallé.
Mi madre se lo contó a mi padre, inspector de policía, y le tendieron una trampa para que bajara. Allí, no sé que hicieron, pero ya no volvió a llamarme.

Querían empezar un juicio, pero un conocido les dijo que yo lo pasaría mal. Que si simplemente habían sido tocamientos, no tendría secuelas...
Años después me entere que había abusado de al menos tres personas allegadas. Que iba a tener un crío con la hermana menor de mi madre (13 años menor que él)...
Y la familia me apoyó mientras mi abuelo materno y mi madre vivieron. Me apoyó quiere decir que no vino a casa, ni a celebraciones, ni me lo nombraban. Se corrió un tupido velo sobre el tema.
Después todo cambió. Pero eso es otra historia.
Muchas gracias si alguien lee todo este tochamen. Para mi es importante dejarlo salir.
Mañana entro en otra década y quería hacerlo un poco más limpia.

No hay comentarios: