Con el nick de Princesita, Beatriz construyó su imagen virtual en una red social de internet. A sus 14 años, no reparó en las consecuencias. En el renglón de perfiles colocó datos privados, no sólo de ella, también de sus familiares. Seleccionó sus mejores fotografías y las colocó en la página. Se describió como alegre, amiguera, “deseosa de popularidad”, con aptitudes artísticas y admiradora de la cantante canadiense Avril Lavigne.
Su página tuvo tal número de visitas que en una semana se colocó entre las más populares. Su imagen fue replicada cientos de veces, hasta que Carlos, de 35 años, la ubicó. Sin confesarle su verdadera edad, le envió un correo electrónico solicitándole que lo agregara a su lista de amigos virtuales.
Durante el primer mes intercambiaron música y videos de Avril Lavigne. En cada mensaje, Carlos insistía sobre las cosas que tenían en común. Se ganó la confianza de la adolescente y la convenció de que se videograbara cantando para que él opinara sobre su voz.
En el siguiente encuentro virtual le pidió que prendiera la cámara web de su computadora y le cantara en vivo. Se desvivió en halagos y la convenció que se mostrara más sexy. Le sugirió que se quitara la ropa para conocerla un poco más. La menor de edad accedió. Carlos grabó y almacenó en su disco duro cada movimiento de Beatriz.
Los 10 minutos frente a la cámara se convirtieron en meses de pesadilla. Su “amigo virtual” insistió. Quería que su amistad pasara al mundo real. Ante la negativa de la adolescente, Carlos amenazó a Beatriz con mostrar sus imágenes, donde aparecía semidesnuda, a sus padres. Ella accedió a reunirse con él en un lugar público.
La cita fue en la cafetería de un centro comercial. La recibió con una bolsa de regalos. Nadie sabía que Beatriz estaba en ese lugar. Carlos le había pedido que no lo comentara. Al terminar el café se ofreció a llevarla a su casa. Ella, confiada, se subió a la camioneta. Minutos después, el hombre la violó.
Beatriz logró escapar durante un descuido de su atacante. Días después, cuando abrió su correo electrónico encontró un mensaje amenazante de Carlos. La adolescente guardó silencio; su conducta cambió, se volvió retraída y dejó de alimentar su página en la red social.
El testimonio de Beatriz fue relatado por su terapeuta. La adolescente tiene una crisis depresiva que le impide continuar con sus estudios y su vida.
Su página tuvo tal número de visitas que en una semana se colocó entre las más populares. Su imagen fue replicada cientos de veces, hasta que Carlos, de 35 años, la ubicó. Sin confesarle su verdadera edad, le envió un correo electrónico solicitándole que lo agregara a su lista de amigos virtuales.
Durante el primer mes intercambiaron música y videos de Avril Lavigne. En cada mensaje, Carlos insistía sobre las cosas que tenían en común. Se ganó la confianza de la adolescente y la convenció de que se videograbara cantando para que él opinara sobre su voz.
En el siguiente encuentro virtual le pidió que prendiera la cámara web de su computadora y le cantara en vivo. Se desvivió en halagos y la convenció que se mostrara más sexy. Le sugirió que se quitara la ropa para conocerla un poco más. La menor de edad accedió. Carlos grabó y almacenó en su disco duro cada movimiento de Beatriz.
Los 10 minutos frente a la cámara se convirtieron en meses de pesadilla. Su “amigo virtual” insistió. Quería que su amistad pasara al mundo real. Ante la negativa de la adolescente, Carlos amenazó a Beatriz con mostrar sus imágenes, donde aparecía semidesnuda, a sus padres. Ella accedió a reunirse con él en un lugar público.
La cita fue en la cafetería de un centro comercial. La recibió con una bolsa de regalos. Nadie sabía que Beatriz estaba en ese lugar. Carlos le había pedido que no lo comentara. Al terminar el café se ofreció a llevarla a su casa. Ella, confiada, se subió a la camioneta. Minutos después, el hombre la violó.
Beatriz logró escapar durante un descuido de su atacante. Días después, cuando abrió su correo electrónico encontró un mensaje amenazante de Carlos. La adolescente guardó silencio; su conducta cambió, se volvió retraída y dejó de alimentar su página en la red social.
El testimonio de Beatriz fue relatado por su terapeuta. La adolescente tiene una crisis depresiva que le impide continuar con sus estudios y su vida.
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