jueves, 14 de diciembre de 2017

Pedófilos: Mentes perversas



El abuso sexual infantil se desenvuelve en una amplia cantidad de causas y signos. Quien comete un acto de violación a un menor, definitivamente padece de algún trastorno psicológico que lo impulsa a robarle sin razón la inocencia a un pequeño.

Algunos psicólogos, psiquiatras y terapeutas dan pistas para detectar las señales de violación en un infante, como prevenirlo y por su puesto entender lo que pasa por la mente del agresor.
A lo largo de la historia en diferentes culturas, clases sociales, niveles educativos, grupos religiosos y étnicos, el abuso sexual infantil es un problema que se ha presentado perennemente en la sociedad, dejando consecuencias permanentes en la memoria de las víctimas y sus familiares.

Pedófilos: Mentes perversas

La pedofilia es un trastorno psiquiátrico en el que un adulto o un adolescente experimentan excitación o placer sexual a través de actividades o fantasías con niños de entre 8 y 12 años. Expertos aún no logran argumentar causas específicas de esta patología y explicar cómo es que un ser humano puede ser capaz de ultrajar el cuerpo de un niño.
Algunas hipótesis apuntan a experiencias en la adolescencia o el hecho de haber sufrido abusos en el pasado puede conducir al adulto a cometer este delito.
Los expertos advierten que cada abusador es único. No hay dos iguales. Y sostienen que, por eso, es importante estudiar caso a caso. “Estadísticamente pueden caer en el mismo rango, pero cada uno trae su historia vital que lo condiciona. Evaluarlos individualmente sirve para determinar su peligrosidad y la posibilidad de que reincidan”, explicó Gustavo Álvarez, psicólogo jurista, perito e integrante de la Asociación Latinoamericana de Psicología Jurídica Forense.
“En su mayoría son hombres de entre 25 y 45 años insertos en la sociedad, con trabajo, con familia y sin ninguna característica grosera que los aparte de su entorno”, informó Álvarez.  Estos agresores no tienen un perfil claro y lineal, por ello es casi imposible identificarlos. Los pedófilos sienten un impulso irrefrenable y saltan de la fantasía a la realidad.

Signos de abuso

El cuerpo y la conducta de un niño victimizado, se convierten en los principales indicadores para desterrar  cualquier duda de violación.
Marisa Russomando, especialista en maternidad, paternidad y crianza, y directora del espacio La Cigüeña, afirmó que “Se considera abuso o acoso sexual en niños a toda actividad que sea llevada a cabo por un adulto y que tenga connotaciones sexuales. Ocurre sin el consentimiento y en condiciones de desigualdad entre el abusador y la víctima, como consecuencia de algún tipo de coerción, por lo que conlleva a un acto de poder sobre un niño por placer del adulto”.
Igualmente, la terapeuta familiar Adriana Quattrone precisa que los afectados deben lidiar con un conjunto de situaciones, que van “desde la penetración o agresión física o contacto físico (tocamientos, masturbación, sexo oral) hasta la ausencia de éste último, pero sí de exhibicionismo o erotización con relatos de historias sexuales, como videos, películas y fotografías”.
Claramente existen signos físicos, que van desde las lesiones en la zona genital o perianal, presentes en el 25% de los casos, hasta las señales psicológicas.
Por lo general, los indicadores de alarma refieren a un menor que:
*Verbaliza que fue abusado y espera que se le crea para ser protegido.
*Habla de partes sexuales o de actos sexuales cuando aún no comprende acabadamente el contenido o si es inadecuado para su edad.
*Se encierra en sí mismo, tiene conductas regresivas (enuresis) o se vuelve temeroso a cuestiones específicas.
*Demuestra angustia sin aparente motivo, cansancio o apatía permanente, conductas agresivas persistentes, evitación exagerada al contacto (aislamiento).
*Tiene pesadillas.
*No habla (mudez).
*No mira a la cara a la gente o habla mal de casi todo el mundo.
*Si puede verbalizarlo adecuadamente, tiende a proteger al agresor o minimiza sus actos (algunas veces porque está amenazado o persuadido por el mismo agresor).

Qué hacer ante un posible abuso

Frente a los indicadores, ya sean físicos o psicológicos, el primer paso es no perder la calma y actuar con prudencia, responsabilidad, discreción y sentido común. En la práctica esto se traduce en realizar preguntarle al niño sobre el tema, pero son presionarlo.
Abuso sexual: Lo que callan los inocentes
Lesiones en la zona genital o perianal son los principales signos de violación
“Los tratamientos comprometen al niño y a la familia. Eso incluye la consulta con un profesional que, por lo general, es el pediatra. A partir de ahí, se decidirá si se requiere o no de una evaluación psicológica”, planteó Horacio Vommaro, psiquiatra, luego de advertir que los principales riesgos que se corren en este proceso oscilan entre banalizar y sobredimensionar la situación.
De ahí en adelante, se procederá conforme a la evolución del tratamiento y el consejo de los especialistas. “Lo principal es ayudar a la familia y cuidar al pequeño, que debe sentirse contenido, admirado y sin prejuicios alrededor”, acotó. “Siempre habrá que creerle al niño y recurrir al asesoramiento de profesionales de la salud y la ley”, reforzó Quattrone.
Las denuncias y casos de abuso sexual  en menores de edad son más comunes de lo que se piensa. Aunque muchos estos abominables hechos quedan en el silencio y anonimato por miedo, desconocimiento o impotencia, muchas veces, los niños eligen callar.
Según proyecciones realizadas por la American Academy of Pediatrics, el 1% de los niños del mundo sufrirá anualmente un abuso sexual. En la Venezuela, donde no existen cifras oficiales, se estima que sólo se difunde 1 de cada 10 casos ocurridos.
Un autor de abuso sexual podría ser cualquiera. Podría ocurrir dentro de cualquier hogar. Y podría no saberse jamás. El 70% de estos ataques ocurren en el ámbito intrafamiliar o de primer círculo de conocimiento del niño.
La Nación/El País/El Espectador/Noticia al Día 

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