lunes, 9 de noviembre de 2009

NICARAGUA


¿Qué podría justificar la muerte atroz de una niña de 9 años en Las Tejas - Matagalpa que salió de su casa rumbo a su catecismo como todos los sábados? ¡Nada!.
No hay ninguna razón por la cual Keyling Dayana no pudiera regresar a su casa sana y salva. ¡Claro! Faltaría que viviera en una sociedad en la que se respeta el derecho a las niñas y a las mujeres a caminar por las calles sin temor a la violencia. Pero no, desafortunadamente en las calles de ésta y de muchas ciudades y comunidades de Centroamérica las mujeres no contamos con seguridad para sentirnos a salvo de las agresiones de asesinos y violadores que se ensañan en las niñas y las mujeres por quienes sienten un profundo odio que se manifiestan en el maltrato, violación, tortura y asesinato.
Formas extremas de violencia ejecutadas contra las mujeres por el hecho de ser mujeres como una manera de demostrarnos que el poder es un bien que sólo el género masculino puede detentar, y que los más convencidos de que esa superioridad les viene por nacer con cuerpo de hombre lo mantendrán a cualquier costo utilizando formas de dominación y control.

Ya algunas personas de Las Tejas habían notado la presencia de tres sujetos en los alrededores, lugar donde sucedieron los hechos. ¿Cómo imaginar que una niña caminando por ahí podría desencadenar la violencia por parte de los agresores?
Pensemos en la vulnerabilidad doble de una niña por su edad y por ser mujer. Miremos alrededor o recordemos a una hija, sobrina, hermana con el cuerpecito de una niña de 9 años e indignémonos frente a estos actos de terror que niños y niñas viven o han vivido al ser abusados sexualmente o torturados hasta morir.

Una madre y una familia entera hoy lloran y claman justicia ante este abominable acto y se preguntan, ¿cómo es posible que cuando se denuncia la desaparición de una niña la Policía les diga que deben esperar 72 horas para actuar? Lo que esperaba la familia de Dayana era que buscaran, investigaran y encontraran a la niña con vida, porque según el dictamen forense, la hora probable de muerte fue en la madrugada, así que hubo tiempo para encontrarla. Afortunadamente la comunidad mostró solidaridad y apoyó en la búsqueda, así como el Ejército, pudiendo encontrar a la niña aunque ya sin vida y con muestras de la violencia sufrida.

Ahora, vemos declaraciones de parte de la Policía afirmando que el caso está siendo investigado y priorizado. ¡Y nos parece excelente!, pero creemos que como ciudadanas y ciudadanos tenemos el derecho al empleo de mecanismos efectivos y ágiles que contribuyan a la prevención del delito, a la investigación científica y a la salvaguarda de la vida humana. Las mujeres, niñas y niños necesitamos sentir que contamos con la seguridad y la protección de las instituciones del Estado que garanticen nuestros derechos.

Recordemos que cuando hay impunidad, cuando los crímenes suceden sin castigo, toda la sociedad recibe un mensaje funesto: que hay permiso para seguir abusando y que estamos en la indefensión.

Las personas que formamos esta sociedad debemos comenzar a demostrar nuestro profundo rechazo a la discriminación y los comportamientos que violentan los derechos de las mujeres, las niñas y los niños. Sólo de esa manera se pueden empezar a ver los cambios. Tenemos que empezar a creer en las víctimas, a mostrar nuestra solidaridad y a oponernos a las actitudes sexistas en las que el poder absoluto lo tiene una sola persona en la familia, una sola institución.

En nuestro país no podemos seguir sumando números a las ya altas tasas de violaciones, abusos, asesinatos y múltiples formas de violencia. Necesitamos acciones decididas para prevenir y sancionar la violencia, así como brindar acompañamiento y resarcimiento a las víctimas. Necesitamos juntar esfuerzos entre las instituciones y la sociedad civil para dar respuestas efectivas a esta problemática que día a día cobra más vidas y enluta a Nicaragua.

No te quedés callada, no nos quedemos callados, ya no podemos seguir permitiendo que actos atroces como el cometido contra Keyling, contra “Anita”, de 13 años asesinada por su padrastro en el Tortuguero, o contra Meyling Raquel, de 15 años asesinada en Xiloá, sigan truncando la vida inocente de quienes debieron ser protegidas por las autoridades y respaldadas por todas y todos. Alcemos nuestras voces para decir NO MÁS. “Todas las voces, todas las voluntades contra el abuso sexual”.

¡Cárcel para los asesinos y violadores! ¡Justicia para las mujeres!
12 de noviembre: Día internacional por la prevención del abuso sexual infantil.
Grupo Venancia- Matagalpa Movimiento contra el Abuso Sexual
hablemode.abusosexual@gmail.com

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