martes, 26 de enero de 2010

ANONIMO


Autora: Una sobreviviente
Me da rabia reconocerme como sobreviviente de abuso sexual. Tal vez porque siento que eso reduce mi identidad, todas las vivencias que he tenido más allá del abuso, los espacios de socialización, las experiencias lindas de vida. Pero quizá, sobretodo me da rabia pensar que unos cuantos hombres tuvieron el poder de quitarme en unos minutos la posibilidad de disfrutar plenamente la vida. Pensar que esos minutos han tenido más impacto sobre mi psicología y afectividad, que los otros miles de momentos vividos.

El abuso sexual es devastador siempre, pero más cuando se da en la infancia, cuando estamos empezando a conocer el mundo, a desarrollar la confianza. Cuando todo eso se violenta, todo se nos confunde, nos sentimos malas, raras, culpables, sentimos que tenemos un secreto que no entendemos bien pero que hay que guardar. En mi caso, mi primer abusador me decía siempre que si hablaba mis papás se morirían, así que aunque yo no entendía bien el abuso, pues tenía cinco años, si sentía que tenía el poder de matar a mis padres, y que por tanto era mala, tremendamente mala. Regularmente mientras estaba jugando, me entraba mucho miedo y salía a correr donde mis papás a pedirles que me prometieran que no se iban a morir. Y así fui creciendo con ese secreto, y se fueron juntando otros abusos sexuales. Los primeros logré olvidarlos la mayor parte de mi vida, aparecieron camuflados en la adolescencia a través de sueños raros y luego se destaparon cuando terminé la universidad.

Es difícil entender y creer como unos cuantos minutos de la vida, pueden impactar tanto. Es como si un globo tuviera el poder de una bomba atómica, que puede estallar en cualquier momento. Y cuando estalla evidentemente todo se viene abajo, no sabemos qué nos pasa, quiénes somos, no entendemos bien a los demás y sobretodo, sentimos que no nos entienden. El derrumbe puede empezar en áreas de la vida en las que antes funcionábamos, al menos así me pasó a mi. Primero empecé a alejarme de mis amigo/as, después terminé una relación de pareja que me importaba mucho, luego tuve problemas en los trabajos, al final terminé renunciando a varios de ellos y reduciendo mi vida social a mi familia. Tener estos cambios tan drásticos genera un bajón abismal en el autoestima, una pérdida de sentido de vida, una desesperanza y desesperación difícil de controlar. En los últimos meses he tenido cuatro intentos de suicidio, cuatro hospitalizaciones en cuidados intensivos, porque no puedo soportar ver como mi vida se cae a pedazos y sentir la impotencia de no poder hacer nada. Sentirme incapaz, sin fuerzas, sin poder, sentirme fallada de alguna forma.

Me preocupa muchísimo pensar que miles de niñas y niños están expuestos ahora mismo al abuso, no sólo eso, están viviendo ahora mismo abusos sexuales. Es triste pensar que una vida que puede ser plena, se vea ensombrecida desde tan temprano por un hecho que es un secreto a voces en esta sociedad. Los abusadores son en su mayoría, personas de supuesta confianza o de autoridad: padres, tíos, primos, vecinos, maestros, curas, etc. La mayoría son también heterosexuales y lo más impactante, la mayor parte de ellos no tienen ninguna enfermedad mental. Me pregunto qué pasará con el futuro de un país, donde la mayor parte de la población tiene menos de dieciocho años y está expuesta a diferentes formas de abuso sexual. Si pudiera hacer algo para impedir que esto siga pasando y que en el futuro estos niños y niñas no gasten sus vidas tratando de matarse, si pudiera hacer algo para evitar que otros y otras sufran lo que estoy sufriendo en este momento, sentiría que mi vida ha valido la pena. Por ahora, lo primero que puedo hacer es tratar de seguir viva, escribir y contar lo que me pasa, decir allá afuera: el impacto del abuso puede durar toda una vida, afecta no sólo a las personas que lo vivimos, sino el desarrollo social, económico y psicológico de todo un país, en realidad del mundo entero.

Quiero pensar que voy a sanar, quiero pensar que al igual que otras sobrevivientes podré empezar poco a poco a recuperar la confianza en mi misma, el amor propio, a recuperar el poder que desde muy temprano me fue robado y así, pasito a pasito, reconstruir el rompecabezas de mi vida, recuperar mis metas, mis sueños, sentirme plena y ayudar a las demás. Quiero empezar a poder hablar sobre mi secreto. Soy sobreviviente.
hablemosde.abusosexual@gmail.com www.mcas.org.ni

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