lunes, 15 de febrero de 2010

Abusadoras sexuales


 Las secuelas que se encuentran en ellas a partir del abuso sexual, también son muy similares a las que presentan niñas, niños y adolescentes cuando han vivido el horror del abuso por parte de un hombre.

regularmente se asume que quienes abusan sexualmente son hombres, y aunque no puede decirse que hay tantas abusadoras sexuales como hombres, lo que debe afirmarse es que también hay mujeres que abusan sexualmente de niñas, niños y adolescentes, que igual son personas cercanas, que se valen del afecto, la autoridad y la confianza para abusar.

He encontrado en las personas que han vivido abuso sexual por parte de mujeres, que a la confusión afectiva y la sensación de no saber lo que ocurre, sintiendo que no está bien para él/ella; se añade la confusión porque sea una mujer. En este aspecto, muchas veces las/os sobrevivientes echan mano de la disociación y llegan a considerar que la experiencia vivida fue desagradable, pero no lo reconocen como un abuso.
En el caso de los hombres, por lo regular el abuso se esconde en la reafirmación de la virilidad; pues casi siempre llegan a asumir que el abuso ha sido su iniciación sexual temprana, con una mujer mayor, obviando que esta experiencia les causó temor, angustia, vergüenza y que no fue una vivencia agradable, voluntaria, consciente y responsable.
Estos elementos también reafirman el mito, pues como dije, se asume que quienes abusan generalmente son hombres. Aun en la consulta, las mujeres regularmente identifican más el abuso vivido por parte de un hombre y es hasta mucho tiempo después que se refieren al abuso sexual vivido por parte de una mujer. Si a esto agregamos que puede ser una persona afectivamente cercana, -la hermana, la tía, la madre- se encuentra una mayor negación del abuso.

Reconocerlo significa un profundo dolor psíquico, considerarse aun más “rara”, por resultar atractiva a otra mujer, lo que conlleva a ser “más culpable” y sentirse más “sucia”, porque no solo son hombres los que han abusado, sino “hasta las mujeres”.
Entonces se puede ver que hay una condición traumática que alcanza para que se sientan estimagmatizadas/os, traicionadas/os, impotentes y en el caso de la sexualización traumática, he sido testigo de una gran confusión; que no es nada diferente a la que viven cuando se trata de un abusador sexual.

En esta última secuela, no se trata de lo que desde el mito se ha asumido históricamente, diciendo que “se hizo lesbiana porque fue abusada por una mujer”. Muchas de estas sobrevivientes –igual que cuando han sido abusadas por un hombre- se reconocen heterosexuales y la vivencia de la sexualidad no es nada satisfactoria, pues igual pueden sentir total inhibición ante la experiencia de la sexualidad, o en otras los excesos sexuales pueden llegar a la promiscuidad.
Aun las que se asumen lesbianas, refieren una vivencia no satisfactoria de su sexualidad, presentando características como las mencionadas anteriormente con heterosexuales. La diferencia es que ellas se sienten más culpabilizadas y estigmatizadas, pues además de sentirse culpables del abuso, por no “funcionar bien sexualmente”, se agrega la discriminación social que cotidianamente viven por ser lesbianas.

Esto trata de graficar lo inhumano del abuso sexual, lo aterrador que resulta para quienes lo viven y la forma en que puede marcar la vida de las personas. Como sociedad tenemos un compromiso con las personas que lo han vivido, evitando profundizar la estigmatización; así como con nuestras niñas, niños y adolescentes para prevenirlo, para evitar que vayan a vivir este horror.

Desde el Movimiento contra el abuso sexual, queremos decir a las sobrevivientes que no hablan de la experiencia que han vivido por parte de una mujer, que sabemos lo difícil que es hacerlo, pero que esto trata de promover sus fortalezas para romper el silencio.

A las madres y padres de familia, que siempre es importante la credibilidad a niñas, niños y adolescentes, cuando refieren estar viviendo una experiencia de abuso sexual, no importa si es un hombre o una mujer quien lo comete, el abuso sexual es un horror que debemos evitar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando era apenas una niña fui abusada sexualmente por una adolescente sin escrúpulos, quizás, víctima también de abusos sexuales en su entorno.
Cuando se lo conté a mi madre me dijo que eso era que a mí me gustaban las niñas...ni por un momento pensé que eso fuera cierto, principalmente porque el suceso no fue algo que me gustara, más bien me repelía, y porque, más tarde, mis sentimientos de atracción solo fueron hacia los chicos.
sin embargo si es cierto que las palabras de mi madre hicieron tal mella que llegué a negar el hecho de haber sufrido abusos sexuales porque yo tenía la culpa. Incluso pensé que quizás era normal que pasaran esas cosas.
cuando estaba un poco más crecida sufrí abusos sexuales por parte de mi primo, y obviamente, mi madre también miró hacia otro lado. Incluso me llevó de procesión a psicólogos y psiquiatras sin escrúpulos que me mantenían drogada la mayor parte del tiempo.
Con el tiempo he comprendido que yo no tuve la culpa, sin embargo la imagen de las mujeres para mí, ha quedado tan desvirtuada que no me siento a gusto en compañía de mis amigas, ni de mis hermanas ni de nadie...no soporto la desnudez femenina, ni la cercanía de una mujer ni que me abrace y mucho menos quedarme a solas con alguna y las pesadillas están destrozando mi vida...por respuesta, mi mente sólo tiene la de mi madre "eso es que a tí te gustan las niñas", negando cualquier hecho de violencia sexual en mi cuerpo y en mi alma.
Mucho tiempo he estado perdida entre las pesadillas y los horrores de los flashback...muchas veces no he sabido quien soy pero si sé qué no quiero, no quiero que ninguna mujer vuelva a poner sus sucias manos en mi cuerpo.