viernes, 4 de junio de 2010

Tomemos acciones contra la impunidad de los abusadores

Soy sobreviviente de abuso sexual en la infancia. Conozco de sobra los efectos que nos persiguen toda la vida y por eso mismo, me duele en el alma saber que sigue habiendo niños y niñas que ven rotos sus sueños en manos de seres malditos. Y ante la decisión de la Suprema Corte de Justicia me siento agraviada; considero esa decisión, un insulto para todos los que hemos sido abusados y es una agresión más para todos esos pequeños indefensos que esperan justicia, que esperan que alguien los rescate del horror que están viviendo, que necesitan escuchar que vale la pena luchar por ellos.

Cada vez que alguien intenta minimizar lo que nos sucedió, cada vez que alguien nos dice que ya es historia y que nos pide que olvidemos el asunto, cada vez que una autoridad dice que no hay pruebas, que no procede una denuncia, es una agresión más para nosotros, para todos nosotros, los sobrevivientes.

Cada vez que un niño o niña, hombre o mujer, se suicida, se droga, se destruye a consecuencia del dolor que el abuso le ha causado; perdemos todos nosotros, pierde la sociedad entera. Y eso no lo entienden quienes no saben lo que significa sobrevivir, los que no saben que hasta respirar duele, que respirar se vuelve un acto conciente y volitivo; que por mejor que nos vaya en la vida siempre hay una fractura en el alma, siempre hay un vacío, siempre hay algo que detona en nosotros sentimientos obscuros y sombríos y de un momento a otro nos aplasta y nuevamente tenemos que hacer un esfuerzo inmenso por sobrevivir, por seguir respirando.

Me sorprendo a menudo pensando: piensa en otra cosa, rápido, piensa en otra cosa y entretanto escaneo mi mente en busca de alguna imagen agradable, en busca de algún lugar seguro, en busca de la carita de mi sobrino. Acostumbro repetir en mi mente: keep breathing, keep breathing, keep breathing … ante situaciones que me sacan de control.

Pero, después de todo, nosotros somos adultos, logramos sobrevivir y somos capaces de protegernos. Encontramos maneras de sobrevivir y no cortarnos las venas; de respirar y no usar drogas; y quizá vivimos a medias tratando de protegernos, pero de algún modo sabemos que estamos bien. Ahora debemos ayudar a sobrevivir a aquellos que no pueden hacerlo solos. Y si no podemos evitar que haya nuevas víctimas, debemos de luchar porque los culpables paguen el daño que han hecho y, sobre todo, ponerlos lejos, lo más lejos posible, de sus víctimas y de todos los demás niños.

El silencio es el cómplice del abusador. No nos callemos, alcemos la voz. Gritemos en nombre de todos los que permanecen aterrados en un rincón mientras guardan en su corazón el más terrible de los secretos.

Yo les pido que nos unamos y que convoquemos a todos lo que han sobrevivido y a todos aquellos que nos ayudan día a día a sobrevivir, a que nos unamos y exijamos a las autoridades que legislen con justicia, que actúen con justicia y que impartan justicia. Hagamos una cadena humana en defensa de los niños y niñas que sufren abuso de cualquier tipo.
ANONIMO

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Parece que el texto de arriba lo escribí yo, pues muchos de los sentimientos también los siento yo, también soy una sobreviviente, una mujer que no para de luchar y que continuamente se encuentra indefenza ante sus pensamientos y sentimientos. Continuamente caigo en depre pero no me dejo vencer y sigo luchando... y siempre me pregunto: ¿hasta cuándo dejaré de sentir que caigo? ¡Carajo! ¿qué más necesito para olvidar el daño y ser al fin feliz?

Anónimo dijo...

Es algo con lo que se acostumbra uno a vivir, y pensar que mientras nosotros ya somos adultos hay miles de niños que sufren y sufriran abusos me angustia de tal modo que siento un dolor muy grande.
Muchas veces he deseado estar muerta para ya no sufrir nunca mas, pero tengo una fámilia hermosa y se que son solo temporadas, he aprendido con el tiempo a ser fuerte e ir sorteando los malos momentos que tengo.
Se que siempre mantendre la esperanza de que todo mejore en mi interior y trabajare en mantenerme fuerte, por que se que merezco ser féliz.

Anónimo dijo...

Hola, también tuve abuso sexual de pequeña, hace 26 años por lo cual comparto y me solidarizo con los pensamientos y sentimientos de ustedes. Esta capacidad de sentir en común es algo valioso que debemos perder, hayamos tenido o no abusos. Creo que hay que comenzar desde el lenguaje usado, "seres malditos" cómo pretendemos hacer que la justicia, la familia, prevenir a los chicos y chicas o a quienes no han tenido abusos de este tipo si segumos encubriendonos en criterios moralistas? o en vaciar nuestro dolor insultando a los demás? cómo le explico a mi hija que hay que cuidarse porque hay "seres malditos"? si me acerco a la justicia me mandará con un cura, el cura me mandará a rezar y al final nada se consigue. No justifico en nada los hechos aberrantes que nos han violentado y que han destruido nuestra condición de ser respetados, pero nada avanzamos si despersonalizamos lo sufrido regresando a la edad media donde era común las intervenciones divinas que es la categoría más usada asociada a "los seres malditos". Avancemos si, en reconstruirnos al lado -no encima, de los dolores, en no quedarnos callados, en denunciar, en recuperar nuestra autoestima compartiendo territorios en apoyar y exigir leyes de protección, en manifestarse. Un abrazo enorme, solidario, compartido y lleno de cariño para quienes como yo hemos pasado por abusos como estos.

Anónimo dijo...

La verdad que admiro profundamente la entereza con que los sobrevivientes de esta espantosa experiencia, tratan de seguir adelante a pesar de ese vacio interior que les mina x dentro,aunque les parezca mentira son las personas mas valientes desde aqui les envio mi fuerza si de algo les sirve.

Anónimo dijo...

Yo tambien soy una sobreviviente, aunque aún a mis 33 años años hay momentos que me costó vivir gracias a las huellas del abuso, como el tener una pareja, perder el miedo a la intimidad y tener confianza en el amor de ella... muchas veces en el transcurso de mi vida me he encontrado tomando decisiones y tomando actitudes, que despues de discernir, me doy cuenta el como influye en ellas el abuso, la imagen que me dejó de mi interior y la percepción que me creó del exterior, aún me miro en el espejo y reconosco en mi propio cuerpo las huellas invisibles del abuso infantil... pero esta lucha conmigo misma, como la de cada uno, no queda más que lucharla con las armas de las que nos logremos armar, solo para reafirmarnos que la persona adulta que somos, no volverá a permitir el abuso de la niña o niño que tiene aún cada uno en su interior.
Definitivamente es prioridad luchar por los que no pueden luchar ahora, por tantos niños y tantas niñas que son abusados, ultrajados, amenazados y disminuidos en su persona y su derecho a ser y crecer como niños sanos y felices... ahora somos adultos y podemos dar pasos para ayudar, escuchar, proteger y salvar de este mal que infecta a nuestra sociedad y a nuestros niños, justo como hubieramos querido que hubiera quien hubiera podido ayudar, escuchar, proteger y salvarnos a nosotros mismos.

Anónimo dijo...

ES MUY DOLOROSO SOBREVIVIR EN VEZ DE VIVIR,A MI ME PASO COMO A LOS 5 AÑOS Y DE VERDAD LO RECUERDO TAN BIEN,MI PRIMO FUE EL CREADOR DE TAL HAZAÑA.NO LO PERDONO,SOLO LO PROCESO,DIA A DIA LUCHO PARA Q A NINGUN NIÑO LE PASE ESTO.ESPERO Q DEJE DE PASAR Y DE VERDAD LA GENTE CUIDE MAS A SUS HIJOS.