Una de las mayores preocupaciones es proteger a los hijos de los peligros de este mundo. Con atención, vigilancia y educación, hacemos todo lo posible por evitar sufran algún daño físico o emocional. Esta tarea se torna más difícil cuando padecen alguna discapacidad que los hace más vulnerables.
El abuso sexual infantil es uno de los riesgos más grandes al que los niños están expuestos, y aunque es un tema difícil de abordar, es necesario saber prevenirlo.
Información, principal herramienta
La maestra María Martina Jurado, coordinadora del Diplomado de Evaluación Psicológica Infantil y académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indica que los niños con discapacidad pueden encontrarse en una situación de desventaja si no cuentan con educación sexual adecuada. “Hay padres que pueden caer en una comunicación deficiente porque inconscientemente tienen rechazo hacia la condición de sus hijos. Otros pueden tener dificultad para hablar de esos temas con ellos”.
Los niños pueden estar expuestos al abuso sexual en cualquier lugar: la escuela, un centro de recreación, la casa de algún amigo o familiar. “A veces donde pensamos que estarán más seguros es donde corren mayor peligro”.
Hablar con los niños de sexualidad puede ser difícil, más aún si padecen discapacidad. Sin embargo, recomienda establecer una comunicación clara. “Si la discapacidad es física, no habrá problema en que entiendan. Se les deben explicar con sencillez las partes de su cuerpo, sus derechos y cómo diferenciar lo correcto de lo incorrecto, por ejemplo, distinguir un cariño bien intencionado de un tocamiento inadecuado”.
Si la discapacidad es mental, también hay formas de transmitirles esta información. “Se pueden utilizar juegos y juguetes para enseñarles a identificar las partes de su cuerpo y a distinguir lo que está bien de lo que está mal. Con muñecos pueden aprender qué partes pueden recibir un cariño o estar expuestas y cuáles no. Si se les dice con precisión son perfectamente capaces de entender, pero a veces son los padres quienes se confunden por no contar con las herramientas adecuadas. En esos casos es recomendable apoyarse en profesionales capacitados”.
Más vale prevenir
La mejor arma contra el abuso sexual infantil es la prevención. “Además de la educación sexual, los padres también deben ganarse su confianza para que los pequeños se sientan respaldados y no oculten nada”.
“El abuso puede ocurrir por seducción –por ejemplo con dulces, regalos, premios– o sometimiento –amenazas, infundir miedo, violencia física o psicológica–. Si el niño es capaz de identificar lo que sucede y sabe que puede recurrir a sus padres, será mucho más fácil evitar el daño y alejarse de cualquier situación de riesgo”, enfatiza la especialista.
La supervisión es otra manera de prevenir. Siempre se debe saber dónde están los niños, con quién, vigilarlos sin caer en una sobreprotección e inculcarles que nada debe ser oculto ni secreto.
Consejos
1. Reconocer que puede suceder.
2. Prevenir: educar sexualmente a los niños, supervisarlos, tener una comunicación efectiva y transparente.
3. Contar con información y apoyarse en los recursos disponibles: recurrir a expertos, tomar cursos, leer e informarse.
“La prevención es una labor de padres, profesores y adultos cercanos. Con la disposición adecuada se puede evitar cualquier peligro”.
No hay que perder de vista que si bien este tema puede ser complicado de abordar, siempre será preferible tratarlo con apertura y transparencia para así evitar que se presente una situación dolorosa. Con respeto, honestidad y claridad, los papás y mamás pueden lograr establecer un puente entre ellos y sus hijos, donde la comunicación y confianza faciliten dialogar sobre éste y muchos otros temas que les permitirán construir una vida mejor.
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