La familia tiene un papel fundamental en la prevención del abuso sexual. La única manera de evitarlo es cambiar los valores culturales. Quien pretenda cambiar algo en el mundo debe empezar por su propia casa. Ése es el camino a seguir, hasta lograr que niños y niñas dejen de ser abusados sexualmente.
Sin dejar esa enorme responsabilidad solo a ellas/os; ya que somos las y los adultos responsables del cuido y protección a la niñez. Para sanar a un niño o niña del abuso sexual no sólo se necesita llevar inmediatamente a terapia; se trata de algo más amplio, que tiene que ver con la salud emocional de la persona que fue víctima y de la propia familia que va a vivir con esta historia.
El primer paso para la sanación tiene que ver con el respeto a la verdad. Cuando un niño o una niña nos dice que fue abusado/a, tenemos que creerles.
Así comienzan a entender que la culpa fue del otro, del abusador, y no suya. Esto es parte fundamental para la sanación. En familias donde el abuso se reproduce por generaciones, uno de los factores que alimenta la perpetuidad es la normalización de la violencia en todas sus formas.
Cuando creemos que esto que está haciendo mi padre o madre, mi tío o mi abuelo conmigo es normal, no hay nada que yo pueda hacer, ni siquiera aprender a cuestionarlo porque no tenemos herramientas para hacerlo.
Lo que no queremos entender, en términos de la violencia sexual contra niños y niñas, es que se ha normalizado y se ha convertido en un valor cultural tanto en las familias como en las instituciones del Estado.
Las personas, generalmente, creemos que la víctima de alguna manera tuvo una corresponsabilidad para ser abusada y que la familia, la madre, el padre, el tío, la abuela, la persona que no fue la abusadora, pero que estaba cerca, es cómplice, pero no siempre es así.
El machismo es otro valor cultural que se convierte en una tapadera de todas las formas de violencia, y mucho más del abuso sexual. El padre se considera con derechos sobre las hijas o, en muchos casos, las madres piensan que sus hijas preadolescentes sedujeron al padre o al padrastro y que el abuso es culpa de ellas. Recordemos que nos han impuesto que los valores de lo masculino se anteponen a todos los demás, a lo femenino y a la infancia. Si no detenemos el abuso sexual infantil, vamos a seguir perpetuando los valores de la violencia, del desamor, porque, en la medida en que se siga abusando sistemáticamente de niñas, niños y adolescentes, estás fomentando una sociedad en la que estas criaturas no creen en nadie, ni siquiera en sí mismas .
Creo que la única manera de detener este crimen es cambiando los valores culturales a través de la educación y la prevención. Hay que empezar en nuestra propia casa, continuar con las y los vecinos, luego en la comunidad, en la escuela, en el municipio, departamento y país, juntos y juntas.
Como intercesora legal he escuchado muchísimos casos en los que el abuso sexual fue cometido por un padrastro, un tío, por el abuelo, inclusive hasta por la madre. Hagamos conciencia y trabajemos para tartar de poner un alto a este abuso, la mayoría de víctimas son personas vulnerables que crecen confuses, les falta el amor, la comunicación y sufren de baja auto-estima personal. Hablemos con nuestros hijos, pasemos más tiempo con ellos, para que ellos se sientan amados, para que confien en ellos mismos y no sean víctimas fáciles de estos depredadores.
Si necesita ayuda, llámenos al (540) 371-5502 – Concilio Rappahannock contra el Asalto Sexual Rappahannock Council Against Sexual Assault, RCASA Fredericksburg, Virginia
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