viernes, 12 de agosto de 2011

EL MIEDO A DORMIR


Según los psicólogos, el miedo es producto emocional del cerebro. La lucha, la huida y la evasión del dolor es lo que produce miedo mayormente. Este sistema, EL MIEDO, revisa de manera constante, dándose el caso, por ejemplo, de cuando dormimos. Toda la información que se recibe a través de los sentidos puede controlar las emociones básicas, como el afecto y el miedo se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando esto ocurre lo que se siente es la sensación de miedo y ansiedad. Su respuesta puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización. Es interesante señalar que el miedo al daño físico provoca la misma reacción que el temor a un dolor psíquico.


Cuando se produce un miedo, por ejemplo, en el caso de dormir, sea por tener pesadillas o por consecuencia de un trauma, puede convertirse en una fobia con graves consecuencias para la persona. Puede provocarle realmente pánico dormir. En esta situación, la atención consciente queda fijada en el peligro, y si los síntomas fisiológicos, como el ritmo cardíaco o la presión sanguínea, son interpretados por el sujeto como una confirmación de la realidad de la amenaza, se produce una retroalimentación del miedo, que impide una ponderación del auténtico riesgo. Se hace lo posible por que no llegue el momento de dormir, se prolonga, se retarda, se evita a más no poder. Esto puede llevar a fobia. La atención del fóbico es incapaz de prestar atención a otra cosa.




Seguro que en más de una ocasión os habéis preguntado, ¿merece la pena vivir con miedo? ¿que obtengo de esto? ¿que puedo hacer para cambiarlo? ¿que elegimos, vivir en la impotencia o vivir en la plenitud?.




Considero que el miedo en estos casos es un mecanismo de defensa que se activa para protegernos cuando sentimos el peligro. El miedo limita e impide ser feliz. La capacidad para enfrentar el miedo depende de la fortaleza y actitud de cada persona para realizar los cambios y manejar el estrès ante el miedo. En muchas situaciones, quedamos paralizados cuando llega la hora de dormir y no se puede, no queremos dormir. La sensación de dormir les produce vulnerabilidad, desconfianza y no pueden dormir, no quieren.



El miedo puede condicionarnos, oprimirnos y hacernos creer en situaciones que no son reales, objetivas. Nuestra percepción de las cosas se altera y es dominada por el propio miedo que nos invade. Cuando pasamos situaciones extremas que nos provocan este miedo o debido a un trauma y seguimos con nuestra vida como si no hubiera pasado nada, ese miedo va creciendo y creciendo hasta que no puedes con él. ¿Qué pasa en estos casos? ¿cómo se sienten estas personas cuando llega la noche y sale su miedo?. Pues es una realidad tremenda mente dura. Su negación a dormir es tal que les provoca una tensión y ansiedad que se incrementa conforme transcurren las horas. La sensación de estar dormidos les asusta porque es cuando son más vulnerables y su miedo puede más que dejarse llevar por el descanso necesario. Cuando consiguen dormir un poco les abordan las pesadillas, que su cuerpo toma como reales, llevándoles a producir hasta dolor físico y despertares con gran angustia ante lo ocurrido.



Reflexiona y piensa, ¿cuántas veces en tu vida has sentido miedo y has dejado de realizar cosas que podían significar mucho?, ¿qué precio has pagado?, ¿cómo te sientes frente a eso?, ¿qué impacto ha tenido en tu crecimiento y en tu transformación personal?, ¿seguirás dejando pasar cosas, dejando de experimentar?, ¿dejarás seguir pasando la vida sin subirte a ella?.



No podemos dejar que los miedos nos dominen y condicionen como si de una cadena perpetua se tratase, no podemos alimentarnos de él y escondernos eternamente, ni vivir en un mundo de evasión sólo por temor, porque el cuerpo queda desquebrajado, divagando en dudas, disfrazando el descontento, sin ver que la única salida es hacerle frente. Sea cual sea nuestro miedo no podemos escondernos y mirar hacia otro lado, porque está ahí y crecerá de igual forma. Debemos ser fuertes ante él, simplemente haciéndole frente.



La mejor manera de superar el miedo es ENFRENTARLO, empezando poco a poco. Si se consigue ir afrontando los miedos de la vida cotidiana es como una gran cadena que vas desatando eslabón por eslabón. Empieza por ACTUAR, ten confianza en tí mismo, en que podemos y lo conseguiremos.


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