
Como sociedad tenemos la obligación de hacer frente a este hecho, comprometiéndonos en un marco de protección de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, salvaguardar su integridad emocional, física y social, promover el respeto a la corporalidad individual, visualizar la sexualidad como parte fundamental del desarrollo humano, generar oportunidades que permitan el desarrollo de competencias emocionales, enseñar normas de autocuidado y seguridad personal.
Resulta necesario tener mayor claridad sobre este tema, reconocer que el abuso sexual Infantil se da en todas las clases sociales y niveles socioculturales, que afecta considerablemente a sus víctimas, entender que existen conductas sexualmente inaceptables hacia los menores de edad, que hablar sobre el abuso sexual infantil o la sexualidad no siempre resulta fácil, que genera resistencia, cuestionamientos o señalamientos, olvidando que tenemos la obligación de formar en la prevención, denunciar, reconocer que un entendimiento errado de la sexualidad, promueve esta situación y que no exonera de la responsabilidad frente a la protección de los afectados.
No es suficiente saber que existen unidades especializadas en atender este delito, que se cuentan con Instituciones como el Icbf o la unidad de Caivas para atender este tipo de hechos, se requiere mejorar como personas, como padres de familia, esposos, educadores y ciudadanos. Comprender que mejorar las condiciones que rodean el desarrollo infantil, erradicar acciones, creencias o costumbres que impide el sano desarrollo de la infancia y el logro de la salud mental de las personas, hace posible erradicar este delito e impide que nuestra sociedad, se deshumaniza frente a este tema.
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