lunes, 31 de octubre de 2011

Toleran abuso sexual por presión social.


Un manto de silencio envuelve muchos casos de explotación y abuso sexual contra menores de edad, cometidos en el 90 por ciento de los casos por el padre, padrastro, abuelo, tío, hermano o primo de las víctimas por la presión social que sienten sus familiares.

"Socialmente es mal visto: '¿cómo voy a denunciar a mi pareja o a mi compañero o a mi marido o a mi hermano?', cuesta mucho trabajo", dijo Mayra Rosalinda Rojas Rosas, directora de la asociación civil Infancia Común.

"En el momento en que un niño se acerca y comenta lo que ocurrió, se minimiza el abuso".

De acuerdo con la especialista, los padres de las víctimas de abuso se atreven a hacer la denuncia cuando éste ha sido constante y violenta al niño.

El total de víctimas registradas durante 2010 y 2011 en el Distrito Federal es de mil 733 menores de edad, de acuerdo con estadísticas de la Procuraduría General de Justicia local (PGJDF).

De enero a diciembre del 2010, la PGJ capitalina registró 911 casos de abuso sexual a mujeres entre los 1 y 17 años de edad, mientras que el promedio de abuso contra varones fue de 179 denuncias.

Desde principios del 2011 hasta julio del presente año, la Procuraduría capitalina ha atendido 549 denuncias de abusos a niñas y 94 a niños.

"En más alto porcentaje sufren las niñas, estamos hablando de niñas entre 13 y 18 años, lo que aquí llaman adolescentes", dijo Rojas Rosas.

Un niño o adolescente que ha sido víctima de explotación o abuso sexual, al levantar su denuncia, debe narrar todo lo que pasó, además de que es sujeto a una evaluación médica y psicológica realizada por los peritos de la PGJDF para acreditar el delito, explicó Juana Camila Bautista, Fiscal de Delitos Sexuales.

"Lamentablemente, siempre ocurre cuando llegan aquí los padres, obviamente desesperados y lastimados por el conocimiento que tienen que los hijos han sufrido una agresión de esta naturaleza, que lo primero que hacen es ir con el probable responsable de la conducta y advertirle que lo van a denunciar", explicó.

Sin embargo, esta forma de proceder lejos de ayudar, complica las investigaciones porque el sospechoso puede darse a la fuga para sustraerse a la acción de la justicia, añadió Bautista.

En el caso de la explotación sexual, las principales víctimas de la trata de personas son niñas de entre 9 y 17 años.

"Las enganchan prometiéndoles una mejor vida y son sometidas a explotación una vez que están fuera de sus redes de contención social", observó Rojas Rosas.

Este delito, que ocurre en un ambiente clandestino, es difícil de perseguir porque implica a niñas invisibilizadas, en una situación de alta vulnerabilidad económica y social, en su mayoría de Veracruz, Chiapas y Oaxaca, explicó la titular de Infancia Común.

"El rango entre los 13 y 18 años, esas son las niñas que puedes ver afuera pero hay niñas más pequeñas dentro de los circuitos, sólo que esas no las ves", indicó la experta.

Entre el 2010 y lo que va del 2011, la PGJDF ha investigado 23 casos. 


Miguel Adame Vázquez.

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