Solamente los adultos podemos proteger a los niños del maltrato. Sea físico, verbal o sexual, los niños que nos rodean son blancos constantes, y en la mayoría de los casos el abuso es cometido por personas cercanas a los niños, padres, tíos, primos o maestros.
Para prevenir el abuso infantil no tienes que volverte paranoica ni sobreproteger a nadie, sólo platica a diario con tus hijos (sobrinos, primos, hijos de un amiga, etc.) y aprende a identificar las señales de alarma.
Focos de alarma generales
El niño cambia repentinamente su comportamiento y su desempeño en la escuela, tiene problemas de aprendizaje cuyas razones no son claras, está alerta constantemente como si se preparara para que algo malo pase, no cuenta con supervisión de sus padres, se queja demasiado, es perfeccionista o demasiado responsable o llega muy temprano a la escuela y no quiere ir a casa.
El padre no se preocupa por su hijo (no va a las juntas de padres o a los festivales), niega que el niño tenga problemas, pide al maestro que use métodos físicos de corrección, ve al niño como "malo" o sin valor o exige perfección académica.
Ambos dicen que no se caen bien, casi no tienen contacto visual o físico.
Aunque ninguna de estas señales es prueba fehaciente de que el niño es víctima de abuso, si alguna aparece repetidamente o combinada con otra, debes prestar más atención al caso para buscar más pruebas.
Focos de alarma específicos
Maltrato físico: El niño tiene heridas sin razones específicas, muestra moretones después de ausentarse de la escuela, llora cuando es hora de ir a casa o se encoge cuando algún adulto se le acerca. El padre no explica las heridas de su hijo, se expresa de forma negativa de su hijo, es muy estricto con el niño o fue víctima de abuso durante su infancia.
Abuso sexual: El niño no quiere cambiarse de ropa para la clase de deportes, se le dificulta caminar o sentarse, tiene conocimiento inusual o muy avanzado sobre sexo, se embaraza o adquiere una enfermedad de transmisión sexual (particularmente si es menor de 14 años) o huye de su casa. El padre es sobreprotector o limita la socialización de su hijo.
Maltrato emocional: El niño es demasiado agresivo o pasivo, se comporta como adulto (cuida a otros niños) o es demasiado infantil, no está suficientemente desarrollado física o emocionalmente, ha intentado suicidarse o no quiere a sus padres. culpa o hace menos a su hijo, no se preocupa por su bienestar o rechaza abiertamente al niño.
Técnicas de prevención
La primera línea de defensa está en casa. Habla todos los días con tus hijos, escúchalos y obsérvalos, infórmate sobre sus actividades diarias. Además, necesitas hablar claramente con tu hijo sobre la privacidad de sus cuerpos, ser específica y decirles que nadie puede tocarlos en ciertas áreas.
Es importante que tus hijos sepan que algunos adultos, incluyéndote a ti, a su papá, tíos, primos, maestros, etc., pueden equivocarse y querer tocarlos de manera incorrecta. Tienes que motivarlos a contarte si algo así ocurriera, y enseñarles que deben alejarse de cualquier situación de ese tipo y jamás mantenerla en secreto.
La prevención es fundamental, pero si el hecho ya ha ocurrido lo más importante es detectarlo para que las secuelas en la vida futura del niño se reduzcan al mínimo.
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