Percepción de violencia sexual
La violencia sexual en el hogar se exploró en la Consulta mediante dos preguntas.
Para los más pequeños se preguntó Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me piden que no lo cuente; para los otros dos rangos de edad la pregunta fue Tocan mi cuerpo contra mi voluntad y me siento mal.
El 10.5% de los niños y niñas de 6 a 9 contestó de manera afirmativa a la pregunta Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me piden que no lo cuente, dato que supera con mucho el 3.5% de respuestas afirmativas en la Consulta Infantil y Juvenil 2003 ante la pregunta Abusan de mi cuerpo. Aunque este porcentaje disminuye con la edad, se mantiene alto en ambos sexos ).
Los datos sobre la percepción de los niños y niñas de maltrato y abuso sexual son un llamado de atención a la sociedad en su conjunto y merece ser objeto de investigación a fondo, dada la complejidad del problema.
Respuestas afirmativas a la pregunta “Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me dicen
que no lo cuente” o “y me siento mal” (porcentaje)* La pregunta en el grupo de 6 a 9 fue “Yo siento que en mi casa tocan mi cuerpo y me dicen que no lo cuente”; para los de 10 a 12 y para los de 13 a 15 “Tocan mi cuerpo contra mi voluntad y me siento mal”.
Niñas Niños Consulta Infantil y Juvenil 2012
Percepción de violencia en la escuela
Se pregunta sobre tres formas de violencia escolar: maltrato, violencia entre escolares (bullying) y violencia sexual. El porcentaje más alto se refiere al maltrato, ya que 18.9% de las y los adolescentes de 13 a 15 años responde que su maestra(o) maltrata a alguien entre sus compañeras(os). En el Cuadro 10 se aprecia que existen diferencias en la percepción de la violencia escolar por tipo de escuela. Con excepción de ese aspecto, la violencia entre escolares en general es más alta que los otros dos tipos de violencia, sin embargo sólo alcanza el 17.8%, lo que contrasta con el 30.0% que reporta la Red Latinoamericana de Convivencia Escolar.
La percepción de la violencia sexual en la escuela es menor que en la familia y, además, disminuye con la edad. En el caso de violencia entre compañeras(os), el grupo que reporta más alto porcentaje es el de 10 a 12 años, ya que el 17.1% responde que en la escuela algunos compañeras(os) le acosan y le humillan. En el análisis por sexo, se advierte que la percepción de todas las formas de violencia escolar es más alta en los niños que en las niñas para todos los grupos de edad.
Tres de cada diez estudiantes de educación básica en México viven con un temor diariamente, pero no es a la muerte, la inseguridad o a algún secuestro. Es el miedo de tener que ingresar por estas puertas de lunes a viernes. Sin embargo, no les preocupa reprobar un examen o fallar en clases.
Su temor es a vivir otro día más, enfrentando la violencia a la que son sometidos por un acosador o "bully", un compañero de clase que mantiene algún tipo de maltrato físico, verbal o psicológico sobre él.
“Creo que el bullying ha existido siempre, es lo que antes llamábamos el típico gandalla, el que abusaba del otro, el que le robaba el lunch, el que empujaba, y crecimos con la idea de que así es y hay que aguantarse”, expresó Paloma Cobo, autora de "Bullying en México".
El bullying o acoso escolar fue documentado por primera vez en Noruega por Dan Olweus bajo encargo del Ministerio de Educación de aquel país en 1970.
“Esta idea, la situación de esta problemática se suscitó cuando un investigador noruego analizó por qué se suicidaban los adolescentes y entonces encontró que habían sido víctimas de maltrato en el transcurso de su vida escolar”, indicó Arturo Loredo Abdalá, director de la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado, del Instituto Nacional de Pediatría (INP).
A partir de entonces, el bullying ha sido documentado en varios países del mundo, entre ellos Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Australia y España.
En México el tema del bullying no ha sido abordado de manera formal, el primer antecedente de cifras sobre maltrato escolar infantil son las consultas juveniles e infantiles realizadas por el Instituto Federal Electoral (IFE) en los años 2000 y 2003.
32% de los menores de 15 años consultados afirmaron ser víctimas de maltrato en la escuela; más de 15% aseguró ser insultado y 13% dijo ser golpeado por sus compañeros.
Derivado de estos datos, el Instituto Nacional de Pediatría decidió iniciar un estudio serio y profundo sobre el tema. Sus conclusiones fueron presentadas a finales de 2008 y confirman
que el acoso entre alumnos está aumentando.
Lizbeth Flores, especialista en maltrato infantil del INP, dijo: “el 30% de la población se catalogó como víctima o como agresor, también un dato importante que encontramos es que la mayor parte de las agresiones se llevan a cabo en el aula, ellos la perciben en el aula”.
Las agresiones psicológicas son la principal forma de acoso escolar. Esto se debe a que el bully escoge a los compañeros con alguna debilidad o diferencia. Ser inteligente, usar lentes, la timidez o tener alguna otra característica de este tipo son suficientes para convertirse en víctima.
“En la escuela, el típico bullying que le llaman, que te agarran tus libros, te rompen tus útiles, te esconden tus cosas, todo eso si lo sufrí en la secundaria”, indicó Johnatan Granados, estudiante.
“Por ejemplo que tú estás en paz y llegan a molestarte, o te llegan a golpear, o sea es molesto”, subrayó Alejandro Rodríguez García, alumno del Programa Escuela Segura.-
Pero el bully no actúa solo, es el líder de un grupo que decide a quién se le puede o no molestar y hasta qué grado. Sin este grupo, el acosador no podría ejercer su poder.
“Hay un grupo que sigue al bully, que es lo que nosotros llamamos testigos y que juegan un papel muy importante, porque son finalmente los que le van a dar el reconocimiento que necesita el bully”, manifestó Paloma Cobo.
Estos testigos cada vez tienen un papel más activo en los maltratos, ya no simplemente se burlan del compañero agredido, sino que también forman redes de maltrato, principalmente exhibiendo sus actos por internet por medio del acoso virtual o ciberbullying.
Aquí, las agresiones pueden llegar a niveles muy elevados de violencia, no sólo física, sino verbal.
“Si de pronto tengo la posibilidad de ingresar en ese espacio sin fronteras que nos da el internet, por ejemplo, y aparecer en páginas como la jaula, injuriando, insultando, amenazando, exhibiendo a los demás, eso parece que les da un regocijo todavía mucho mayor y las agresiones son mucho más arteras”, comentó Romeo Tello, autor de "Bullying en México".
Es una paradoja, pero por lo general, el agresor suele tener más debilidades que aquellos a quienes agrede.
“El bully es un chavo normalmente inseguro, aunque a primera vista puede ser alguien muy seguro de sí, muy pagado de sí, es alguien inseguro, que tiene ciertas situaciones que no puede resolver, puede proceder de hogares violentos”, explicó Paloma Cobo.
Generalmente el bully ha sido relacionado con el género masculino. Sin embargo, estudios realizados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) sugieren que esta práctica se está ampliando entre las mujeres.
“Sino incluso las actitudes previolencia, las actitudes que pueden ser discriminatorias en una primera etapa, pero que posteriormente se transforman en una actitud de violencia, todo aquello que tiene que ver con lo que pudiéramos llamar una especie de bullying de género”, añadió Jorge Santibáñez, de la Unidad de Planeación y Evaluación de Política Educativa, de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
A partir de 2008 la SEP ha emprendido acciones tendientes a identificar y erradicar esta práctica de las aulas del país.
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