lunes, 26 de noviembre de 2012

COBARDE ES SU NOMBRE



Despertó sobresaltada, creyó haber oído un golpe seco. Sigilosamente, se sentó en la cama atemorizada, intentando escuchar... No era la primera vez que sucedía. En otra ocasión, se había despertado igual, oyendo a su madre sollozar a la vez que suplicaba un "por favor, por favor, no despiertes a los niños".

Aquella otra noche se levantó a ver lo que sucedía y al entrar en el salón, vio como papá castigaba con un cinturón a mamá, mientras ella, acurrucada en un rincón del suelo, intentaba cubrir el rostro con los brazos a la vez que le pedía: "por favor, por favor, no despiertes a los niños". Ninguno se dio cuenta de su presencia, asustada, corrió a esconderse bajo las mantas. Y a solas, lloró. Hasta que el sueño calmó su dolor.

A la mañana siguiente su madre la despertó como cada día, con un beso y una sonrisa. Desayunaron y les acompañó a su hermano y a ella a la escuela mientras les contaba cuentos de niños felices que llevaban otras vidas.

Nunca dijo a nadie nada, jamás comentó con alguien lo que aquella noche observó. Su padre seguía siendo el hombre bueno que cada noche les acostaba con un beso. Su madre, la mujer que cantaba feliz al planchar la colada...Si alguna vez lo recordaba, pensaba al instante que debió de haber sido una pesadilla, que su padre jamás sería capaz de comportarse como el animal salvaje que aquella noche golpeaba con rabia a su mamá.

Pero hoy, de nuevo un ruido sordo la despertó. Como aquella otra noche, se decidió a investigar qué sucedia. Con cautela, salió de su habitación intentando no despertar a su hermano menor. En la oscuridad del corredor se veía brillar la luz de la habitación de sus padres por la rendija de la puerta a medio abrir.

Escuchó la voz de papá, hablaba de manera pausada, pero no entendió nada de lo que decía...de pronto, oyó sus pasos hacia la puerta y atemorizada, pegó su espalda a la pared de una de las esquinas, mientras sentía sus piernas temblar. Su padre salió de la habitación, no la vió oculta entre las sombras. Como un loco se dirigió a la puerta de la calle y cerró tras de él con un enorme portazo.

Ella, se asomó con miedo a la habitación. El horror entró por sus ojos y estalló en su corazón. En el suelo, sobre un gran charco de sangre, su madre parecía una muñeca rota. De su pecho, sobresalía el mango de uno de los cuchillos de la cocina...

No pudo moverse, no pudo gritar, no pudo correr, no pudo llorar. 

No supo cuánto tiempo pasó ni qué sucedió, hasta que un policía la tomó en sus brazos y la sacó a la calle. Allí, su hermano pequeño la esperaba sollozando dentro de una ambulancia, no comprendió por qué era a ellos a quienes se llevaban los médicos, estaban equivocados, era a su mamá a quien debían curar....

Pero no pudo decirles nada, asustada, sólo pudo gritar.


Que este día deje de necesitar una conmemoración, 
porque ya no haya ni una sola víctima a quien apoyar, 
ni un solo cobarde a quien denunciar.
Mi solidaridad a todas las víctimas del maltrato.
Si conoces un maltrato, por favor, no te calles: ¡DENUNCIA!!

http://larebeldequenofui.blogspot.mx/2012/11/cobarde-es-su-nombre.html

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