Nunca había escrito acerca de mi experiencia, no me atrevía.He repetido muy pocas veces en voz alta que fui víctima de un abuso sexual. Es extraño como puedo recordar tan poco y al mismo tiempo tener esa sensación de tristeza intacta.
Era un amigo de mi hermano mayor. Creo que tenía 9 años y el 20. Era como de la familia, le tenían mucha confianza y estaba mucho tiempo en casa. Recuerdo una noche en la que mis padres estaban fuera y estábamos en mi habitación.Había dos camas, mi hermano estaba en una y yo en otra con él. No recuerdo como llegue allí. No recuerdo si yo le tenía aprecio. Pero recuerdo que hizo que lo masturbara y lo besara muchas veces. Buscaba hielo en la cocina y luego me besaba jugando. Yo no dije nada, no grite, no me queje...
Se convirtió en mi profesor de inglés por las tardes. Me daba clases en su casa, se escondía de su madre y al terminarsiempre me hacía lo mismo. También me tocaba, me sentaba en sus piernas y me hacía sentir cosas que me hacían sentir sucia. No sé por cuánto tiempo se mantuvo todo eso. Quería decirlo pero no sabía cómo. No me atreví sino hasta muchotiempo después. Como podía decirle a mi madre que permití que eso sucediera? Que no me queje… Me sentía manchaday avergonzada.
Esa mancha, ese secreto siempre me hizo sentirme diferente a los demás. Cuando ya no aguante más, lo conté a mi madre pero no busco ayuda para mí. No sé qué le conté, quizás no le dije suficiente y por eso lo ignoro y yo también lo hice. Yo acepte como mío ese sentimiento de asco, de rareza y de desadaptación. Fue como si me hubieran marcado un codigo de barra en el alma y aun pasado más de 15 años no puedoquitármelo. Aun no puedo tomar una siesta sola sin despertarme triste y desorientada. Me cuesta estar con un hombre sin sentir que me usa y que en cualquier momento me hará daño.
Como podía entender que a los 9 años sabía lo que era sentir placer, no saber el por qué, y al mismo sentirme sucia? Mi razonamiento era que había algo mal en mí.
Pasaron muchos años, estuve en terapia porque en mi adolescencia tenía muy mal carácter, tenía mucha ira. Llegue a tocar ese punto y pensé que el lograr hablarlo era suficiente. Llegue a sentir que había aceptado lo ocurridopero no dejaba de sentirme culpable porque no había opuestoninguna resistencia. Nunca pensé que mis actitudes y estados de ánimo se podían deber a eso. Pasado un tiempo decidí nodarle más importancia, dejar de pensarlo y así dolía menos.Hasta el punto de recordar tres imágenes y no más. Peronunca se fue por completo, el recuerdo y mi codigo de barras me acompaña todos los dias. Está ahí, tapado pero es muy probable que exista algo o alguien que lo haga detonar.
Tuve muchas relaciones que terminaron en desastre, algo enmí pedía ayuda, pedía atención y consuelo. Si tomaba una copa, algo se despertaba y empezaba a hablar de más o a pelear. Me mude de país y al verme sola me encontré con mucha oscuridad. Empecé a sentir mucha angustia, ansiedad y melancolía. Pero en ese momento aún no estaba preparada para dejar salir todo aquello así que seguí tapándolo a toda costa.
Me enferme de depresión endógena y bulimia nerviosa. Me obligue a controlar las actitudes que no entendía de mi misma, a hacer dieta para no comer de más y a hacer ejercicio sin importar los horarios. Descompense mi cuerpo al punto de tolerar algo que no fuera de dieta, me castigue muchas veces y fui muy mala conmigo misma. Estuve en terapia psiquiátrica por un año y logre superarlo. Aunque aún sigo sintiéndome muy pesada para avanzar.
Finalmente, ahora que puedo hablar de esto, hice algunas preguntas y supe que esa persona no solo me hizo daño a mí sino a otras niñas. Ahora sé que no pudo haber sido mi culpa, no pude haber hecho algo para atraerlo, era el quien estaba abusando.
Dentro de mí todavía hay una niña que se queja, la misma que calle por todos estos años. Siento que ahora la entiendo, no me pide venganza, sino que la tome en cuenta. Que no vuelva a quedarme callada y que la integre a mi vida sin sentir vergüenza.
Aun me queda camino por recorrer… pero estoy dispuesta a hacerlo porque después de todo, sigo sin fuerzas para rendirme…
Anónimo
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